por JOHN KENNEDY FERREIRA*
En Brasil no hubo una línea evolutiva que partiera de la radicalización de los ideales de libertad e igualdad hacia el socialismo utópico, como ocurrió en Europa e incluso en otros países latinoamericanos.
La difusión de las ideas socialistas en Brasil es completamente diferente en relación a otros países del subcontinente. Estos países realizaron Revoluciones de Independencia, hubo instauraciones de Estados Republicanos, alteraciones y cambios en las instituciones.
El proceso brasileño ocurre de manera diferente, aquí las instituciones eran prácticamente las mismas que en la colonia y la ausencia de un comercio e industria desarrollados dejó un vacío en las relaciones sociales. Es decir, es un país agrario donde la mano de obra es esclava y al mismo tiempo, hay una clase dirigente consciente de su papel histórico y de las dificultades de su presente.
Brasil es independiente desde 1822 bajo la fórmula de un gobierno imperial guiado por una oligarquía culta penetrada por la masonería, presentando históricamente una combinación muy adecuada para el desarrollo de nuevas ideas de “reforma social” de tipo científico. Estas minorías, por definición liberadas de la ideología tradicionalista, son conscientes del atraso de la sudebilidad del país y, en definitiva, de su ineludible implicación en los grandes puentes europeos, antes que Portugal o Inglaterra. (…) El “proyecto social” del saintsimonismo, especialmente en la versión protagonizada por constructores y administradores ferroviarios como Cichel Chevalier y Prosper Enfantín, banqueros del Péreire y otros empresarios y economistas, partidarios de la expansión del orden económico de la sociedad, de la eficacia del Estado, que necesariamente debe encontrar eco en las más altas esferas de la economía y política brasileña (VÉASE apud RAMA, 1996, p.LV).
Hay una diferencia entre el pensamiento socialista en Brasil y otros países vecinos, aquí no hubo una línea evolutiva que partiera de la radicalización de los ideales de libertad e igualdad hacia el Socialismo Utópico, como ocurrió en Europa e incluso en otros países latinoamericanos. Aquí la realidad fue completamente diferente, cuando las ideas socialistas “llegaron” a Brasil, en los años cuarenta del siglo XIX, se encontraron con una situación sui generis: la ausencia de una burguesía como clase social distinta y muy poco trabajo libre. El comercio y la artesanía, aunque con pequeñas diferencias regionales, siguieron siendo muy limitados. Además, incluso allí predominaba el trabajo esclavo,
Un capataz, un carpintero, un carpintero, un herrero, un albañil, un dirigente, en fin, de cualquiera de estas profesiones, en lugar de contratar trabajadores libres, compra negros y los instruye (…) por lo tanto, era en las clases medias gente urbana –profesionales liberales, burócratas e incluso estadistas– que las ideas socialistas, como todas las ideas nuevas que venían del exterior, encontrarían una base para su difusión, pero que en sí mismas no representaban ninguna clase social. concreto. (LEONIDIO, 2009, p.99-100)
Por lo tanto, la naturalización del discurso socialista en Brasil se producirá de manera diferente al discurso que predominó en Europa, especialmente en la revolución de 1848, donde hubo un encuentro entre socialismo, democracia y republicanismo y que fue la razón del encantamiento de los socialistas utópicos en otros países de América Latina.
Entre los pioneros del socialismo en Brasil se destacan los médicos franceses Jean Maurice Faivre y Jean Benoit Mure, ambos discípulos de Charles Fourier. Faivre, nacido en 1795 en Francia, se licenció en Medicina en 1825 donde entró en contacto con las ideas de Saint-Simon y Charles Fourier, convirtiéndose en seguidor de este último. Brasil en 1826 es un país recién independizado, Faivre, comienza a trabajar en el ejército y pronto es destinado al Hospital da Corte y todavía figura como uno de los cinco fundadores de la Academia Imperial de Medicina. En la década de 1840, valiéndose de sus relaciones en la Corte y con la emperatriz Tereza Cristina, de quien era médico privado, obtuvo fondos para financiar un falansterio en plena selva de la provincia de São Paulo (hoy Paraná) en 1847. El Falansterio Teresa Cristina a orillas del río Ivaí. El núcleo inicial estaba formado por 25 familias y otras procedían de Francia. (MANFREDINI, 2013).
Faivre imaginó que si se refugiaba en la jungla, junto con sus seguidores, desarrollando una vida libre e igualitaria, estaría a salvo de las desigualdades –especialmente las morales– que habían plagado el mundo de las ciudades. (Ídem 2013). La Colonia presentó como una de sus señas de identidad la prohibición de la esclavitud, cuarenta años antes de su abolición en Brasil. Faivre distribuyó tierras y ayudó a saldar deudas.
En los primeros años, la Colonia mostró algunos avances con la producción de rapadura y aguardiente, y construyó una alfarería. Pero el aislamiento hizo que las familias abandonaran gradualmente a Teresa Cristina y en 1858, víctima de unas fiebres, Faivre murió y la Colonia pronto terminó. El presidente de la provincia de Paraná nunca deja de elogiar la acción pionera y la rectitud moral y política de Faivre como ejemplo de hombre puro y dedicado a una causa. (MANFREDINO, 2013)
La otra experiencia ocurrió con el Dr. Jean Benoit Mure, un médico que llegó a Brasil en 1841. Aquí su misión fue convencer a la conservadora Corte brasileña para que le diera la estructura para construir un falansterio en Brasil. Después de algunos años de trabajo, junto con el Brigadeiro Machado Oliveira, logró conseguir un terreno en la región de Sai, en Santa Catarina, para construir su falansterio. (QUEIROZ, 1990, p10).
Para ello, trae un grupo de colonos de Francia que pronto se dividen entre los dos líderes; el primero de mure y el segundo de Michel Derrion. Quien fundó otro falansterio en la región Palmital. El hecho es que ambos intentos fracasaron en la década de 1840, impulsados por luchas internas e intereses privados que desafiaron el dogma de Charles Fourier de construir el Paraíso en la Tierra. (QUEIROZ, 1990, p. 11)
A pesar del fracaso, Mure continuó publicitando el fourierismo y el socialismo a través de su periódico “Socialismo da Província” y logró que la construcción de un nuevo falansterio fuera aprobada por la conservadora Corte Imperial, lo que fue aclamado por el periódico de Mure (LEONÍDIO, 2009, p104).
Brasil es el primer país donde el gobierno acoge y protege incluso la ciencia social, ¡el fourierismo! ¡El gobierno brasileño es el primero en aportar ideas sociales con la ayuda de su legislación! Hace cuatro años, según las cámaras, el gobierno autorizó la formación de un falansterio; hoy un ilustre senador del Imperio, colocándose a la vanguardia del progreso social de su país, acaba de obtener de Su Majestad Imperial el decreto que publicamos a continuación y de cuya ejecución se puede fechar una nueva era de verdadera prosperidad (El Socialista de la Provincia de Río de Enero, 06/08/1845).
Se creía que, con el benévolo apoyo del emperador Don Pedro II, Brasil sería el primer país donde se haría realidad la concepción falansteriana de Fourier. El “ilustre senador” a quien se refiere la cita es Nicolau Pereira de Campos Vergueiro y el “falansterio”, la Sociedade Família Industrial de Ibicaba cerca de Limeira, en el interior de São Paulo.” (LEONÍDIO, ídem 104)
Leonídio llama la atención sobre la relación conservadora entre las ideas socialistas y su naturalización en Brasil. Salvo el primer experimento llevado a cabo por Faivre, en ningún momento se cuestionó la esclavitud, la propiedad y la monarquía ni se publicitaron las ideas republicanas, democráticas e igualitarias. (LEONÍDIO, ídem pág. 105)
Cabe destacar también que la primera vez que se mencione el socialismo en el país será a través del periódico “O Globo”, periódico filosófico, literario, industrial y científico, fundado en 1844 por A. Guimarães, que presenta las ideas del El socialismo francés como antídoto contra la anarquía urbana, como medio para construir nuevas colonias agrícolas y ocupar tierras ociosas.
El mismo periódico se preocupa por tranquilizar a sus lectores informándoles que el pensamiento de Fourier es una manera de combatir las ideas revolucionarias en boga en Europa y también de impedir que la miseria y la pobreza se extiendan por las ciudades brasileñas. (LEONÍDIO, ídem p101)
En Pernambuco aparecieron varios periódicos que difundieron ideas socialistas, tanto Carlos Rama como Leonidío destacan la presencia de José Ignácio Abreu e Lima como un importante socialista brasileño. Era hijo de un revolucionario de 1817 que se exilió en Estados Unidos y luego se unió a Simón Bolívar. Abreu e Lima, participó en el Ejército Bolivariano, habiendo actuado en varios combates, destacándose con heroísmo y siendo licenciado con el grado de General. Por su parte, su hijo, inspirado en la obra del abad Félicité, Robert de LaMennais escribió su libro “Socialismo”, considerado por Rama como la obra sudamericana sobre socialismo más importante de aquella época. En esta obra demuestra conocimiento de las obras de Saint Simon, Fourier y Proudhon. (RAMA, 1996, pág. XLIX).
La presencia del ingeniero francés Louís Léger Vauthier, como jefe de Obras Públicas de Pernambuco, denota también la introducción de ideas socialistas vinculadas a Fourier en esa región. Vauthier promoverá el socialismo a través de círculos de discusión y también colaborará en el periódico “O Progresso” de su amigo y compañero socialista Antônio Pedro Figueiredo.
Antonio Pedro Figueiredo fue un importante intelectual, el primero en resaltar la necesidad de un reparto de tierras en el país. Esta división era un tanto fantasiosa e imaginaba más una voluntad distributiva que una legislación. Figueiredo estudió el curso de filosofía socialista francesa de Víctor Cousin y comenzó a defender y difundir las ideas socialistas a través del periódico “O Progresso”.
Con un acercamiento más cercano a la situación brasileña, Borges Fonseca fue el más radical de los pensadores socialistas, defendió la República y publicó en sus distintos periódicos ideas que abarcaban desde el fin del Imperio hasta reformas en su seno. En sus ideas destacan el derecho al sufragio universal y el derecho al trabajo. Borges Fonseca e Inácio Bento Loyola incluso hicieron tímidas defensas del fin de la esclavitud. (QUEIROZ, 1990, p.13).
Cabe señalar que las primeras ideas socialistas brasileñas quedaron cautivas de los límites y contradicciones que les impuso el contexto brasileño –profundamente conservador–. Se vieron limitados a la realidad y expresaron un conservadurismo que tendía a sobrevalorar la jerarquía, por encima de la Libertad y la Igualdad entre los hombres, para mostrar una verdadera obsesión por el orden, antes y por encima de cualquier ideal de progreso y reforma. Propuso articularse con las ideas modernas, pero sin llevarlas nunca hasta sus últimas consecuencias, sino adaptándolas e imponiéndoles límites tales que casi nada quedara de ellas. Sea como fuere, las ideas del socialismo utópico tuvieron su paso por el Brasil colonial, al igual que las del liberalismo.
Al final de su obra, Leonídío nos da una demostración de los límites expresados por los pioneros del socialismo utópico brasileño, adaptados a las reglas, siempre dialogando con jerarquías, sin tener presencia en las actividades sociales y movimientos políticos que existían a gran escala. escala en esta primera mitad del siglo XIX.
Destaca también la preocupación utópica por una sociedad, pero lo que esto implicaba conciliar los intereses de las oligarquías en el mantenimiento de la Esclavitud y la Monarquía. A su manera, las políticas utópicas respondieron a parte de los deseos de las clases dominantes de la época, de combatir la ociosidad que crecía en las ciudades brasileñas, especialmente en Río de Janeiro.
Sus propuestas de organización colectiva en el campo fueron bien recibidas por los círculos de poder dominante y expresaron aún más las preocupaciones de estos círculos en la formulación de proyectos alternativos para la ocupación del vasto y vacío territorio brasileño a través de colonias agrícolas, que ampliarían la ocupación defensiva del el territorio nacional, como también eliminar los grupos marginales que poblaban las ciudades, más que construir un nuevo proyecto social.
La legitimación de una jerarquía de razas y clases parecía natural en el discurso socialista. Esta fue la opinión de Abreu e Lima y también de Albuquerque e Melo en el periódico “A Verdade” 1848
No podemos dejar de tener esclavos (…) por eso la igualdad que proclama la República no puede ser entre nosotros para los esclavos, y quien quiera un gobierno republicano en Brasil no puede querer acabar con la Esclavitud, porque eso será lo mismo que aniquilar la república (LEONIDIO , ídem p.114)
Lo interesante de comparar es que en Chile, Uruguay y Argentina las manifestaciones socialistas apuntaron a la superación del pasado colonial y establecieron como presupuestos la República y la Democracia, inspiradas en la Revolución de 1848. En Brasil, las ideas socialistas se acomodaron al Imperio y fueron parte del discurso de la orden, ya sean las colonias de falanstro o la Colonia Cecília, de inspiración anarquista, fundada en Palmeira, con la ayuda inicial del Imperio en 1890, por Giovanni Rossi.
*John Kennedy Ferreira Profesor de Sociología de la Universidad Federal de Maranhão (UFMA).
Bibliografía
ABRAMSON, Pierre-Luc. Utopías sociales en América Latina en el siglo XIX. México: Fondo de Cultura Económica, 1999.
LEONIDIO A (2009). Las ideas del socialismo utópico en Brasil. Revista Electrónica Cadernos de Historia, vol. VIII, año 4, n° 2, diciembre de 2009. www.ichs.ufop.br/cadernosdehistoria
MANFREDINI, Luis. http://www.vermelho.org.br/coluna.php?id_coluna_texto=5112&id_coluna=66
QUEIROZ, Mauricio Vinhas de. Fourier y Brasil. En Revista de Historia. N° 122. 1990
RAMA, Carlos M. Utopismo socialista (1830-1893). Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1987.66 Estudios Iberoamericanos, Porto Alegre, v. 36, núm. 1, pág. 48-66, enero/junio. 2010
* JOHN KENNEDY FERREIRA Profesor de Sociología – DESOC- UFMA
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