por WESLEY SOUSA*
Pensamientos sobre el Libro de György Lukács
“El tiempo oxida la espada más afilada” (Walter Scott).
La defensa del realismo que hace György Lukács en las décadas de 30 y 40 es amplia y compleja. Esta defensa, la mayoría de las veces, va acompañada de adjetivos repetitivos: “clasicista”, “antivanguardista” y “antimodernista”. Sin embargo, basta un análisis para demostrar que la relevancia de su defensa del realismo no debe reducirse a los adjetivos postulados. Un ataque comprensible, pero no menos problemático. En el tema del “antifascismo” en la cultura y las artes, consideremos no sólo un debate estético de los años 1930, en el que nombres como: Ernst Bloch, Walter Benjamin, Bertolt Brecht, Theodor Adorno, la escritora Anna Seghers, etc. estaban involucrados. (Machado, 2016).
En el reciente libro publicado por Arlenice Silva, titulado Estética de la resistencia: la autonomía del arte en el joven Lukács (Boitempo), cuyo problema central radica en la investigación profunda sobre la estética de la juventud (1908-1918), afirma que existe una “comprensión de las artes y la reiterada afirmación de que todas las artes son equivalentes en el efecto producido, el El joven Lukács”, aunque cercano a las formulaciones de los románticos –especialmente el acercamiento a Schelling–, “se atreve a deducir un principio universal y formal para la filosofía de la historia del arte, que es el principio del estilo (Estilo), deducida de la idea atemporal de la obra, pero anclada en la realidad histórica” (Silva, 2021, p. 378). Aquí podemos ver la importancia continua del elemento de historicidad en la teoría estética lukácsiana que permanece.
Revisa el libro la novela historica (1936) puede servir como ayuda para pensar la actualidad, donde habla de la resistencia al neofascismo y a los movimientos de extrema derecha, y permite observar algunas preguntas: (i) ¿puede el arte adquirir una estética “antifascista”? ¿contenido? (ii) ¿Es el arte también un producto de la intrincada relación entre la “autonomía del arte” y el “compromiso político”? Finalmente, dado el contexto actual en el que vivimos, el avance del imperialismo económico, el poder político de la extrema derecha y el discurso neofascista, también sería cuestión de investigar, según los argumentos de György Lukács. , si existe un papel o función de la estética, de la cual el arte es objeto, desde la perspectiva de la lucha antifascista. Navegando por la historicidad de los géneros literarios, György Lukács establece la relación entre la “autonomía del arte” y su “partidismo”. Como puede ver, el problema es profundo.
Em la novela historica vemos la intención objetiva de uso respecto de las categorías poéticas (drama, épica y lírica) –una cierta continuidad de El alma y las formas. (1911) y teoría del romance(1916), sus reconocidas obras “juveniles”. Su análisis es histórico-filosófico de estas categorías estéticas. En la dimensión teórica de la madurez, la obra representa la primera obra importante de la década de 1930 (Tertuliano, 2008). La “novela histórica” está ligada, a grandes rasgos, a un tipo narrativo que György Lukács concibe, dentro de límites, el fenómeno de la totalidad épica, a través de un par relacional en la totalidad literaria entre la épica y el drama.
Con una influencia notablemente hegeliana, los problemas de la forma novedosa adquieren nuevos contornos con las contradicciones sociales y la referencia conceptual concreta en los estudios literarios. Como sostiene Ana Cotrim, en su trabajo titulado Literatura y realismo en György Lukács, el período de los años 30 es conocido por su “giro hacia el realismo”, es decir, “la determinación central del realismo, la acción, ya está tematizada […] y las diferentes formas en que emerge en los textos de este período muestran que se trata de un proceso no lineal” de cuestiones estéticas y culturales. La doble distancia (vanguardia y “realismo socialista”) lo colocó en un camino inverso, que lo conduciría hacia el siglo XIX y el realismo (Cotrim, 2016, p. 115-6).
En este contexto, la suposición de György Lukács es que el fascismo no fue un simple fenómeno de “demencia colectiva”, o una convulsión de histeria pasajera en una sociedad enferma; o, incluso, alguna anomalía en el metabolismo del capital, pero era una realidad que echaba profundas raíces en la estructura de la sociedad burguesa, en la que está presente su desarrollo “extensivo” e “intensivo” en cultura. El libro de György Lukács se circunscribe al contexto de la lucha contra el nazifascismo y la Guerra Civil española, así como a los debates sobre el arte de vanguardia y el arte proletario o socialista, que unieron Moscú con Berlín a través de esta ruta literaria.[i]
Al mismo tiempo, György Lukács se alejó del “realismo socialista” –tesis exitosa en el Primer Congreso de Escritores Soviéticos en 1934– y de las tendencias formalistas presentes en el curso de la literatura centroeuropea, que va del naturalismo al surrealismo, pasando por a través del expresionismo. Aquí surge la pregunta: ¿por qué, en ese contexto, te centras en la estética, en el entrelazamiento entre arte y cultura, como presupuesto para denunciar la crisis de una época? El problema que surge aquí es el de la idolatría del ser humano promedio y la manipulación de la vida cotidiana, cuya base social objetiva consolidó un “campo preparatorio” para el advenimiento del nazifascismo.
En 1932, György Lukács escribió el ensayo “¿Tendencia o partidismo?” En él advierte que no se trata sólo de “una cuestión terminológica”. De hecho, la oposición entre “arte puro” y “arte de tendencia” revela que la esencia burguesa de las concepciones es un falso dilema. Por lo tanto, “muestra que las profundas aprehensiones de las fuerzas impulsoras de la sociedad en el pensamiento burgués tienen lugar a pesar de su necesaria falsa conciencia” (Cotrim, 2016, p. 187). Para György Lukács, en este aspecto, el “arte de tendencia” que se manifiesta en la literatura adquiere una “'tendencia' [que] podría oponerse subjetivamente a la realidad retratada de manera moralizadora y predicadora, lo que significaba aportar un elemento extraño a la realidad. retrato literario” (Lukács, 1981). En contraste con esto, escribe lo siguiente: “El practicismo defiende precisamente la posición que adquiere el conocimiento posible y la representación del proceso global como una totalidad sintéticamente aprehendida de sus fuerzas motrices, como la reproducción constante e intensificada de las contradicciones dialécticas. que le dan origen. Esta objetividad, sin embargo, depende de una definición correcta – dialéctica – de la relación entre subjetividad y objetividad, el factor subjetivo y el desarrollo objetivo y la unidad dialéctica de la teoría y la práctica” (Lukács, 1981, p. 42).
En resumen, el argumento de György Lukács se construye en torno al argumento de que la literatura producida por el escritor se presenta como una posibilidad de aprehensión de la realidad, es decir, que no se limita a las determinaciones inmediatas que la clase impone al artista en su subjetividad. El “partidismo” es, por tanto, la forma de captar la realidad, porque este partidismo no es una simple posición personal en el aspecto productivo, sino que tiene que ver con la riqueza -la dimensión humanista- que, engendrada en el entorno social, compone internamente el trabajo. artístico. Es por esto que el partidismo no es una simple posición personal en el aspecto productivo, sino que tiene que ver con la riqueza compositiva de la obra artística y su inserción en el entorno social. De esta manera, el partidismo se opone al pseudoproblema del “arte por el arte” y del “arte de tendencia”, ya que “la aprehensión artística y la configuración de la realidad no requieren como condición ni conducen necesariamente a una ruptura radical con el modelo burgués”. clase y adhesión a la perspectiva proletaria” (Cotrim, 2016, p. 189).
Un ejemplo de esto aparece muy claramente en Goethe y su tiempo [Goethe y el tiempo del Sena], un libro compuesto por ensayos escritos durante este período en la década de 1930 (publicado después de la Segunda Guerra Mundial). En una visión más panorámica construida en el ensayo sobre Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister, György Lukács capta el movimiento partidista en el escritor alemán. Antes de ser “anticapitalista” o “socialista” (lo que no tendría sentido histórico), György Lukács sostiene que, en Goethe, hay una transición en la literatura entre los siglos XVIII y XIX. Para György Lukács habría un desarrollo humanista en la novela formativa, especialmente en Los años de aprendizaje, porque las vicisitudes que enfrentan los personajes son, entre otras cosas, las de afrontar la nueva cultura burguesa.
Em Los años de aprendizaje [por Wilhelm Meister], la exposición y crítica de las distintas clases y los tipos que las representan parten siempre de este punto de vista central. Por esta razón, la crítica a la burguesía no es sólo una crítica a la estrechez de miras y la estrechez propiamente alemana, sino al mismo tiempo también a la división capitalista del trabajo, [...] al desgarramiento del hombre por esta división del trabajo. laboral (Lukács, 2021, p. 64).
La acusación relativamente común sobre la teoría de György Lukács se refiere a la que dice que sus concepciones estéticas tienen “preferencias” por las obras del siglo XIX (especialmente las literarias), culminando en el rechazo del modernismo y las vanguardias. Las “opciones” de nuestro autor no son un rechazo “conservador”, ni simplemente un cómodo camino teórico, como se puede ver. De hecho, las cuestiones aquí son sumarias y van desde la oposición entre racionalismo e irracionalismo, hasta la constitución del Frente Popular Antifascista, en el puente establecido en un intento de burlar a la burocracia soviética. Por lo tanto, abarcan cuestiones tanto estéticas como políticas, pero sin que una se superponga a la otra.
Para Carlos Machado, en Un capítulo sobre la modernidad estética: el debate sobre el expresionismo, György Lukács “aparece en el debate cultural de la emigración democrática y de izquierda (antifascista) como un político [intelectual 'activo'] de la cultura original”, y que durante su emigración sus “intervenciones en el ámbito de la política La discusión sobre la cultura va acompañada de una teorización sistemática, es decir, regresa a sus proyectos juveniles para fundar una estética autónoma” (Machado, 2016, p. 23). Una investigación más detallada que surge de la teoría estética de György Lukács en la fase marxista es que para él el arte no es simplemente una herramienta epistemológica; su valor principal tampoco es la “utilidad social” inmediata. A su entender, el arte es la “autoconciencia” humana y “la memoria de la humanidad” que va más allá del tiempo mismo de la creación (Kiràlyfalvi, 1975).
Repensando el papel de la literatura humanista del período revolucionario burgués, el filósofo húngaro consolida su noción de “realismo”, basado no en reglas formales, sino en un tipo de práctica artístico-literaria. Para György Lukács, la obra artística gana su relativa autonomía sin que su contenido creativo se pierda en medio de las imposiciones subjetivas de sus creadores. La dificultad es pensar en un realismo que vaya más allá de las dimensiones formales de la subjetividad creativa. La literatura, por ejemplo, desde el punto de vista del filósofo, que no comienza con el hombre concreto con sus propias contradicciones internas, sino que, por el contrario, “decora” a sus personajes con los rasgos relativamente abstractos de la imagen de un gran conflicto social actual para el mundo literario. y las configuraciones poéticas, de hecho, no es un realismo ni puede consolidarse en la lucha efectiva contra las cosificaciones de las que emerge (Kiràlyflavi, 1975, p. 143).
Por otra parte, no se trataría de un caso de “clasicismo” por parte del filósofo. En palabras de Guido Oldrini: “Por un lado, [a Lukács] le preocupa que un concepto de militancia ampliamente utilizado en política no acabe devaluando las cuestiones ideológico-culturales; por otro lado, que las cuestiones ideológico-culturales no se pierdan en un limbo desconectado de las luchas de clases” (Oldrini, 2017, p. 430). Así, al filósofo le interesaba el sentido de reconocimiento de que la ideología y la praxis política deben crear para la cultura la eficacia concreta de su papel inherente sin superar ni dinamitar la especificidad de los elementos artísticos; y, en este caso, tampoco se olvida el condicionamiento ideológico que sufren la cultura y las artes como resultado de la posición y las elecciones de clase. Estos elementos van en contra de la corriente de la “literatura de tendencias”, descrita en la novela historica, como “sociología vulgar”, es decir, marxismo estalinizado:
En el debate sobre la novela histórica en la Unión Soviética en 1934, aparecieron teorías sociológicas vulgares cuyo contenido era en esencia la separación completa entre la historia y el presente. Una corriente consideraba la novela histórica una “ciencia de rudimentos” y, por tanto, no veía absolutamente nada en la historia que pudiera ejercer una influencia viva en el presente (Lukács, 2011, p. 290).
Según el intérprete Nicolás Tertuliano, “la presencia, en la composición de las novelas históricas, de la perspectiva que exigen los valores morales populares le parece indispensable, como la única capaz de darles las dimensiones estéticas de densidad y profundidad” que preludiaban ( Tertuliano, 2008, p.186). György Lukács analizó, en la novela historica, con cierto nivel de optimismo, el carácter transicional de la forma literaria, confiado en una verdadera asimilación del espíritu democrático y revolucionario que permitiera la integración, en la materia estética, de la “expresión de la vida popular”. En otras palabras, la riqueza literaria de la novela histórica se debe a la amplitud histórica de los conflictos y dilemas sociales sin la trágica “grandeza” de uno u otro de otra clase.
En definitiva, en estas breves palabras sostenemos que György Lukács no intentó crear un “modelo” de crítica que no entendiera el movimiento del objeto (Lukács, 1993). Antes de dar respuestas definitivas a las preguntas que planteamos sobre la relación entre “autonomía del arte”, “compromiso artístico” y “antifascismo” en la cultura burguesa, intentamos detenernos en la idea de un papel o función del arte: una Una especie de “estética antifascista” – que proporcionaría un diagnóstico crítico del presente como punto de llegada.
Las palabras de Peter Bürger son apropiadas en este caso. Para él, tanto Theodor Adorno como György Lukács defendieron, de manera diferente e incluso antagónica, la “autonomía del arte”. Sin embargo, mientras “la obra logra organizarse en torno al compromiso, su tendencia política enfrenta un nuevo peligro: el de la neutralización por parte de la institución del arte. […] La institución del arte neutraliza el contenido político de obras particulares” (Bürger, 1993, p. 151).
Sin embargo, en una forma provocativa de decirlo, dos de nuestros ejemplos son relevantes para comprender los dos frentes del combate lukácsiano: Bacurau (2019) – limitado al “arte de tendencia” – no sobrevive tierra en trance (1967), de Glauber Rocha, y, del mismo modo que torto arado (Itamar Vieira Jr.), un modelo esquemático típico del zhdanovismo soviético, no sobrevivirá vidas secas, de Graciliano Ramos.[ii]
Si no es posible dar aquí respuestas definitivas, al menos es aceptable que las acusaciones formuladas al filósofo al principio se consideren limitadas. Antes de ser un “antivanguardia”, o un “antimoderno”, el supuesto “clasicismo” de Lukács es, ante todo, la defensa del auténtico realismo para la reconfiguración humanista hacia su emancipación, que pasa por la antivanguardia, o un “antimoderno”. lucha fascista a nivel de cultura (Lukács, 2011; Lukács, 2021).
citando la novela historica: “La novela histórica, como poderosa arma artística en la defensa del progreso humano, tiene la gran tarea de restablecer las fuerzas motrices de la historia humana y despertarlas al presente. Fue lo que hizo la novela histórica clásica. La novela histórica de los humanistas antifascistas se propone, desde el punto de vista del contenido, la misma tarea. También defiende los principios del progreso humano contra la calumnia y la distorsión, contra los intentos fascistas de destruirlos” (Lukács, 2011, p. 385).
¿Cómo podemos concebir estos supuestos para pensar la crítica de arte y literatura en el contexto actual? Después de breves comentarios sobre el contexto seleccionado, diría que las observaciones de György Lukács sobre condiciones históricas particulares (y en nuestro caso periféricas) nos permiten reconocer otros logros del realismo artístico y literario. Lo que nos lleva a considerar problemas estéticos también propios de nuestro tiempo y a dar prioridad a la investigación concreta en cada caso, el contenido crítico de György Lukács no será prescindible. La investigación sobre el pensamiento estético de György Lukács continúa y en algunos puntos de la teoría se requiere su revisión crítica.
Aquí la reinterpretación de la novela historica, con un trasfondo crítico del fascismo (en este caso lukácsiano), es resaltar cómo los “hombres mediocres” llegan a la literatura no como héroes, sino como participantes de un proceso social del que son producto (en la cultura burguesa). Estos son los elementos más “típicos” de las construcciones de personajes y narrativas de los cuales se pueden extraer las características de una sociedad determinada. En resumen, si queremos conocer el “espíritu de los tiempos” de una sociedad determinada o de un tiempo histórico específico, debemos entonces mirar a sus individuos y sus relaciones recíprocas. La novela es la forma en que la sociedad burguesa se configura como una determinada particularidad artística (por eso es su forma épica).
Finalmente, ¿cuáles son las pautas para hablar hoy de “estética antifascista”? Más que eso, ¿cómo podemos entender ahora los fenómenos artísticos sin sofocar la creación estética del “compromiso” ni, por otro lado, desacoplar el arte de la lucha de clases y el imperialismo (cuyo motor político es el liberalismo)? ¿En la producción artística (literaria, en este caso) sería suficiente una asimilación frente a la figuración cosificada de lo social, que llevaría a la creación del aspecto residual efectivo de la “vida popular”? O, si queremos decir algo sobre el antifascismo, ¿la pregunta va en contra de la crítica del fetichismo en la cultura burguesa en su conjunto? Sea como sea, la novela historica de György Lukács, a pesar de sus predicciones equivocadas, hizo una profunda contribución a los estudios literarios y culturales.
*Wesley Sousa enEstudia Filosofía en la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC)..
referencia
György Lukács. la novela historica. Traducción: Rubens Enderle. Presentación: Arlenice Silva. São Paulo, Boitempo, 2011, 440 páginas. https://amzn.to/46gNwd2
Bibliografía
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COTRIM, Ana. Literatura y realismo en la estética de György Lukács. Prefacio Miguel Vedda. Porto Alegre: Zouk, 2016.
KIRÀLYFALVI, Béla. La estética de György Lukács. Nueva Jersey: Prensa de la Universidad de Princeton, 1975.
LUKÁCS, György. “¿Tendencia o partidismo?. In. Ensayos sobre el realismo. Editado y presentado por Rodney Livingstone, traducido por David Fernbach. Massachusetts: MIT Press, 1981, pág. 33-44.
LUKÁCS, György. Realistas alemanes en el siglo XIX.. Traducido Jeremy Gaines y Paul Keast. Editado con una introducción y notas de Rodney Livingstone. Massachusetts: MIT Press, 1993.
LUKÁCS, György. Goethe y su tiempo. Traducido por Nélio Schneider, Ronaldo Fortes. Reseña de Ronaldo Fortes y José Paulo Netto. São Paulo: Boitempo, 2021 [Edición española. Traducción Manuel Sacristán. Barcelona/México: Grijalbo, 1968].
MACHADO, Carlos Eduardo Jordán. Un capítulo de la historia de la modernidad estética: el debate sobre el expresionismo. San Pablo: UNESP, 2014.
OLDRINI, Guido. György Lukács y los problemas del marxismo en el siglo XX. Traducido por Mariana Andrade. Maceió: Coletivo Veredas, 2017.
SILVA, Arlenice. Estética de la resistencia: la autonomía del arte en el joven Lukács. São Paulo: Boitempo, 2021.
TERTULIANO, Nicolás. La novela histórica. In. Georg Lukács: etapas de su pensamiento estético. Traducido por Renira Lisboa Lima. São Paulo: UNESP, 2008, pág. 167-187.
Notas
[i] Ciertamente, los argumentos críticos de Lukács respecto de la vanguardia y el “realismo socialista” son distintos, pero no corresponde aquí explicarlos exhaustivamente.
[ii] Para una mejor discusión sobre el tema, ver: REZENDE, Claudinei. Canon de la pseudoizquierda identitaria: ensayo sobre Crooked Plough. En prensa. Anuario Lukács, 2022. Sobre el “realismo socialista” (jdanovismo).
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