El retiro del globo

Imagen: Grupo de Acción
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por ANDRÉ FLORES PENHA VALLE*

El retroceso de Globo en la cobertura del 29M no debe entenderse como una ruptura efectiva con el bolsonarismo

En menos de 48 horas, Rede Globo cambió de posición frente al movimiento de masas que salió a la calle el 29 de mayo para luchar contra la política económica y de salud del gobierno. El intento inicial de invisibilizar las protestas fue abandonado el lunes (31 de mayo), cuando el periodista Pedro Dória y el presentador Luciano Huck hicieron público, a través de twitter, defender el uso de la bandera verdeamarilla en las próximas manifestaciones, en oposición a las banderas rojas que simbolizan los movimientos populares y de izquierda.

El Jornal Nacional, que el sábado había dedicado apenas cuatro minutos de su agenda a informar sobre las protestas, destacando negativamente las aglomeraciones, emitió un nuevo reportaje, con una duración aproximada de diez minutos, destacando positivamente el uso de mascarillas, la consigna de juicio político, la masividad de las manifestaciones y sus repercusiones en el IPC Covid-19 en el Congreso Nacional. Por otro lado, omitió las banderas claramente antineoliberales, oponiéndose a las privatizaciones, contra la austeridad fiscal y en defensa de las protecciones sociales y laborales.

¿Qué significa este cambio de posicionamiento? ¿Cómo puede influir en el desarrollo de la lucha de masas?

El retiro como anticipación

A pesar de su oposición al manejo negacionista de la pandemia, la Rede Globo, que actúa como vocera de la burguesía financiera asociada al capital internacional (ubicada en la Av. Faria Lima), es una de las primeras partidarias del programa de reforma neoliberal que ha sido implementado por del gobierno, como la reforma de las pensiones, la independencia del Banco Central, la apertura de las líneas aéreas al capital extranjero, la privatización de Eletrobras y Correos, y la reforma administrativa.

A esta fracción burguesa le interesa mantener a raya a un gobierno que no controla directamente, como garantía de la ejecución de la política económica. El desgaste del gobierno es funcional para que los partidos del “centrão” y del gran capital, cada uno con sus propios objetivos y medios, puedan tomar medidas que sirvan a sus intereses, como la distribución de enmiendas parlamentarias y cargos en el ejecutivo, en el caso del “centrão”, o privatizaciones y desregulaciones laborales, en el caso del gran capital.

Esta unidad tensa y conflictiva se da porque el bolsonarismo no es una representación orgánica del gran capital o del capital financiero, sino un movimiento reaccionario de las clases medias y la pequeña burguesía, que persigue objetivos específicos que eventualmente chocan con los intereses inmediatos de las clases dominantes.

Además del negacionismo y la inestabilidad política permanente, el conflicto entre el bolsonarismo y el capital financiero se expresa cuando el gobierno intenta ampliar su apoyo entre las clases populares y choca con el techo de gasto, cuando las pautas consuetudinarias comprometen el avance de las reformas neoliberales en el país. Congreso Nacional, o cuando la política de precios de Petrobras opone los intereses de los camioneros a los intereses de los accionistas de la empresa estatal.

En este sentido, la retirada de Globo no debe entenderse como una ruptura efectiva con el bolsonarismo. Las quejas que presenta la emisora ​​son secundarias al apoyo a las medidas preparadas por el Ministerio de Economía. El intento inicial de invisibilizar las manifestaciones, contrastando con la cobertura dirigida a las protestas de la derecha en el período reciente, cuando las publicitó ostensiblemente y puso a disposición su agenda diaria para cubrir los hechos, indica que su preferencia es preservar al gobierno y silencia a la izquierda. , no tomes una postura consecuente para aislarte.

Pero dado el potencial de crecimiento de las manifestaciones callejeras, que sorprendieron las expectativas más optimistas y atrajeron a miles de personas el sábado pasado, la retirada de Globo indica un movimiento de anticipación del movimiento de masas, con el objetivo de cuestionar el contenido de las manifestaciones y neutralizar su anti- dimensión neoliberal.

A juzgar por la cobertura interesada de las protestas, que escondió las consignas y banderas contra las privatizaciones, contra el recorte de los gastos públicos y contra la reforma administrativa, Globo debería buscar restringir su contenido político y enfatizar solo las medidas estrictamente necesarias para la normalización de la actividad económica. , como la vacunación masiva, además de aprovechar el movimiento para presionar al gobierno por reformas neoliberales.

Una lección de 2013

El grupo monopolista realiza un repliegue similar al que tuvo lugar durante las manifestaciones de junio de 2013, cuando abandonó el discurso de criminalización de las protestas callejeras y pasó a disputar el contenido de las reivindicaciones, pasando de contrabando el discurso del combate a la corrupción y la ausencia de límites. a la actuación del Ministerio Público (contra la PEC 37).

En ese contexto, la masificación inesperada y el culto a la espontaneidad por parte de los movimientos que habían convocado a las protestas facilitó su dispersión y la difusión de agendas conservadoras entre los manifestantes. La negación de la política, que se reflejó en la ausencia de una instancia legítima para organizar las protestas y un programa de demandas bien definido, permitió que la prensa mayoritaria hiciera su propia convocatoria e infiltrara pancartas derechistas en las calles.

Contrariamente a lo que dice cierto análisis conspiranoico, que atribuye a las manifestaciones de 2013 un carácter conservador y golpista desde su origen, las jornadas de junio comenzaron con un programa progresista (contra el aumento de tarifas, mayores inversiones en salud y educación) y fueron convocados por los movimientos populares, siendo capturados por la derecha sólo cuando su crecimiento y horizontalismo abrieron un vacío de liderazgo en el movimiento de masas.

Y contrariamente a lo que dice cierto análisis idealista, que fetichiza el método de lucha (acción directa) y de organización (horizontalidad) en detrimento del contenido político de las manifestaciones, fue la derecha y la extrema derecha las que lograron el equilibrio político en 2013, ya que las masas reaccionarias que salieron a las calles nunca las abandonaron, actuando como fuerza principal del golpe de 2016 y evolucionando como un movimiento neofascista.

El discurso de una supuesta “reinvención de la política” enmascara que la izquierda y el movimiento popular perdieron las calles y desde entonces acumulan derrotas. Tal suposición simplemente ignora los resultados políticos y la contribución de la espontaneidad y el horizontalismo a la entrada en escena de las fuerzas conservadoras. Esto es particularmente grave cuando la oposición burguesa vuelve a dar señales con la intención de disputar, con todo su aparato de propaganda y comunicación profesional, la dirección política del movimiento de masas.

Por la construcción de la 'Campaña Nacional Fuera Bolsonaro'

La izquierda y el movimiento popular deben evitar pulverizar iniciativas y prácticas divisorias frente a un gobierno neofascista y la competencia de la derecha por el contenido de las manifestaciones. Cualquier contradicción entre fuerzas populares es secundaria en la lucha contra el bolsonarismo y el neoliberalismo.

De esta forma, es preocupante la coincidencia de convocatorias apócrifas con el repliegue señalado por la Rede Globo, que vuelve a presentar los riesgos de dispersión y confiscación de manifestaciones por parte de las fuerzas de derecha. La lección de 2013 puede ser útil para evitar que se repitan los mismos errores que nos llevaron a la derrota en aquella ocasión.

La 'Campaña Nacional Fuera de Bolsonaro', que organizó las manifestaciones del día 29 y reúne a las principales organizaciones del país, debe ser reconocida como la única instancia legítima de articulación de esta lucha, capaz de cobijar a las diferentes corrientes políticas y garantizar la unidad de acción, a través del método democrático de toma de decisiones por mayoría.

Las convocatorias y asambleas paralelas, que no son más que una forma antidemocrática de imponer una línea política a las protestas, no deben ser aceptadas por quienes pretenden dar una lucha consecuente y decidida contra el gobierno. Es necesario confiar en la capacidad de convencimiento y respetar el esfuerzo unitario si se quiere influir de verdad en quienes salen a la calle.

Andre Flores Peña Valle es candidato a doctor en Ciencias Políticas por la Unicamp.

 

 

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