el candidato a presidente

Imagen: Alexey Demidov
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por UBIRATAN POR PAULA SANTOS*

Aceptar los límites de la democracia liberal nos llevará, en el mejor de los casos, a participar en el viejo pacto de las élites

El presidente de la República, Jair Bolsonaro, realiza una exitosa campaña para seguir siendo visto por la población, entre quienes lo eligieron en 2018 y otros a los que intenta atraer para recuperar la pérdida entre quienes se dieron cuenta, mientras viven las penurias de su mala gestión. , la farsa montada al servicio de las élites. Una campaña para seguir (a pesar de sus alianzas previamente criticadas y las travesuras diarias de su entorno familiar y del grupo de asalto que organizó al poder) para ser visto como el rebelde antisistema, el que quiere hacer cosas y el llamado establecimiento no lo permite, que acorta la vida de los camioneros y al mismo tiempo denuncia los aumentos abusivos practicados por Petrobras, y contra la inflación, contra el desempleo, contra las altas tasas de interés, contra el mal servicio del INSS, como si él no era el dueño del bolígrafo Bic que nombra y destituye a los responsables de todas estas políticas en curso en el país. El candidato presidencial goza de mayor apoyo entre los más ricos, donde tiene más eco su discurso antipolítico combinado con la práctica del neoliberalismo, caracterizado por la reducción progresiva de derechos, los bajos salarios, la concentración de ingresos y bienes y el empeoramiento de la vida de las personas. porque a estos sectores siempre les ha importado el tema democrático, son sus privilegios los que más cuentan.

Se equivocan los que pierden el tiempo con manifestaciones, sin gente, bajo el lema Fora Bolsonaro. Nuestro trabajo, la acción debe buscar esclarecer, dar voz y mover al pueblo, para que en las elecciones de octubre Bolsonaro y su proyecto político, económico y de país tengan una derrota sustantiva.

Un kilo de tomate a R$ 14,00, tiene responsable – Jair Bolsonaro.

Los precios del alcohol, la gasolina y el diésel en las alturas son los responsables: su nombre es Jair Bolsonaro.

El precio del cilindro de gas, que supera los R$ 100,00, es responsable del nombre de Jair Bolsonaro y el bono de gas, recientemente aprobado, fue por iniciativa del diputado Carlos Zaratini, del PT, y no de Bolsonaro, así como del BRL 600,00 de ayuda de emergencia en el primer año de la pandemia, el doble de lo que quería Bolsonaro, fue una iniciativa de la oposición.

La inflación que se come el salario del trabajador, que cada semana compra menos, tiene una causa -responde al nombre de Jair Bolsonaro-.

Un kilo de carne cara, arroz y frijoles, en un país con el rebaño más grande del mundo, con vastas tierras para sembrar, lleva la firma responsable de Jair Bolsonaro.

Medio kilo de café que cuesta R$ 18,00 en el país que es el principal productor de café del mundo, tiene un responsable – su nombre es Jair Bolsonaro.

Los más de 30 millones de brasileños infectados y los más de 660 muertos por Covid-19 son los responsables: Jair Messias Bolsonaro.

Los que se guían por el buen mocismo se equivocan, para suavizar el programa, las demandas del pueblo, como engañar a las clases dominantes; estos se quitan los calcetines sin quitarse los zapatos. Así, es necesario dejar claro lo que queremos y de qué lado estamos, que somos el bloque de fuerzas antisistema, pero para ello no basta con golpearse el pecho, es necesario afirmar que: somos vamos a fortalecer el SUS público y gratuito para ofrecer atención de salud de calidad y accesible para todos, para eso vamos a invertir para duplicar los recursos para la salud pública, para el SUS; vamos a tomar medidas para generar empleo asequible para todos, con la formalización del trabajo, con derechos que garanticen una vida digna y una vejez sustentada; que los jóvenes tengan acceso a la educación sin pagar y que puedan y deban soñar con un futuro mejor que el que les estamos ofreciendo hasta ahora; que no aceptemos la colusión de los ricos, los multimillonarios, con Jair Bolsonaro, para mantener altas las tasas de interés, en un país donde la inflación no tiene que ver con el exceso de demanda, la gente está comprando menos y no más, entonces no compre esta política que implantó Bolsonaro en la economía y en el Banco Central.

Fortalezcamos la agricultura que produce alimentos para los brasileños y pueda ayudar a alimentar al mundo; Vamos a practicar otra política en Petrobras, donde sus accionistas privados no se enriquezcan a costa de empeorar la vida de la población. Estamos comprometidos con los derechos de las personas, contra la violencia, por la igualdad de derechos para todos, sin distinción de raza y género.

Nuestra amplia política de alianzas debe estar anclada en compromisos firmes e ineludibles para acabar con la vida miserable de los pobres, darles dignidad, orgullo, que levanten la cabeza; con el futuro de los jóvenes que se construye en el presente, con la atención inmediata a los mayores y sus familias. No debemos ceder a la inmediatez que nos confunde, que nos iguala en la fosa común, que viene estimulando, en todo el mundo y en Brasil, la antipolítica al servicio de las clases dominantes. Aceptar los lamentados por destacados líderes de partidos aliados, expresados ​​el 19/04/2022, en el diario Valor económico, que el programa venga al centro, reflejando la composición con el vicepresidente, es contribuir a la derrota, no solo electoral, sino como proyecto de cambio que necesita el país al servicio de la población.

Es necesario entender que la democracia con vaciamiento progresivo de su sustancia (empleo, salario, medios de transporte al trabajo, vivienda adecuada, escuela y salud accesibles y buenas, acceso a tener y expresarse culturalmente) como viene ocurriendo en el mundo y por aquí no, ha llevado a las masas populares a su desvalorización. Aceptar los límites de la democracia liberal, cada vez más constreñida, como hacen los intelectuales con vida, que descartan ideas y programas para derrotar a Bolsonaro, es una limitación de entrada que nos llevará, en el mejor de los casos, a participar del viejo pacto de las élites, que “ Todo debe cambiar para que todo quede como está” como bien lo expresó GT Lampedusa, un tema tan querido por el pensador y revolucionario italiano Antonio Gramsci.

Es bueno tener una buena lectura de cómo fue la segunda vuelta de las elecciones en Chile y cómo Mélenchon casi llega a la segunda vuelta en Francia, con los caminos elegidos para sus campañas. Se necesita más pan pan y queso queso. Si hemos sido incapaces de construir más fuerza política y arraigo social para estar mejor representados en las candidaturas de varios estados y, de ser así, también podríamos haber tenido una mejor solución para componer la boleta de Lula, hagamos del proceso electoral un momento de lucha, de gastar tus zapatos, tu voz y tu energía para que juntos construyamos otro camino para el país y su gente. No hay posibilidad de esperar milagros del “Príncipe”, no estamos en el momento de los Medici o Luis XIV, ahora tenemos a Elon Musk, Bezos, Zuckerberg, el Viejo “Armani” de Havan. Basta de ombligos, de perder el tiempo con hechos decididos, el momento es ahora, salgamos a la calle, organicemos encuentros los domingos en las plazas, cada uno con sus sillitas y bancas en reuniones/asambleas abiertas para disputar nuestro programa con el pueblo . La lucha.

*Ubiratan de Paula Santos, médico, es profesor de la Facultad de Medicina de la USP.

 

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