por JORGE LUIZ SOUTO MAYOR*
Es necesario afrontar el reto de formular pensamientos que superen el cálculo del pragmatismo político inmediato
Considerando que muchos dijeron estar sorprendidos por los actos terroristas del 08 de enero de 2023 que atacaron las instalaciones de las tres Potencias y confrontaron las instituciones democráticas brasileñas; y viendo la enorme, necesaria y oportuna reacción de indignación suscitada contra estos mismos hechos, es oportuno recordar que, en efecto, nos encontramos ante un proceso histórico cuyo curso hace tiempo que se inició, o que, aunque miremos la completud de la historia de Brasil, nunca fue, de hecho, interrumpida; un proceso que permea incluso la ausencia de una reacción igualitaria al genocidio ocurrido durante la pandemia.
Sólo esta visión más amplia de los actos terroristas nos permitirá extraer lecciones y orientar una acción que sea efectivamente capaz de legarnos un futuro en otra dirección. De lo contrario, aunque sea con unas cuantas virutas, seguiremos el mismo camino, estimulando la irracionalidad y las bases sociales y económicas que de ella se alimentan.
En concreto, experimentamos, por así decirlo, la acumulación de: (a) la ausencia de una verdadera voluntad de promover un enfrentamiento efectivo de los problemas estructurales y humanos brasileños, siempre perseguidos como estábamos por la lógica del mal menor y por el chantaje del poder económico multinacional; (b) cambios de épocas históricas sin cortes más profundos, haciendo, por ejemplo, estructuras, incluso jurídicas, esclavistas, antirrepublicanas y antidemocráticas, persisten vigentes en nuestra realidad, las cuales, admitidas y aplicadas en supuesta defensa del orden, dotar, en un proceso lingüístico de una comparación aunque extraña, noción de plausibilidad lógica al conservadurismo que, aun, haciéndose la víctima, llega al estadio de una especie de “fascismo ilustrado”; (c) un intento recurrente de alcanzar un ambiente de estabilidad política y social a través de la conciliación con las fuerzas que sólo existen a causa de las desigualdades, la explotación y la opresión y que, así, se legitiman y perpetúan.
En este contexto de percepciones históricas de los factores que militan en contra de los avances sociales, especialmente cuando tenemos en cuenta lo ocurrido el 08 de enero, es importante recordar la forma hostil en que actúan las fuerzas policiales cuando el tema es manifestación social para la preservación de vida, el mejoramiento de las condiciones sociales y humanas y la conquista, realización o preservación de los derechos!
Es necesario, pues, afrontar el reto de formular pensamientos que superen el cálculo del pragmatismo político inmediato, que, rivalizando con el fascismo, lo naturalice y, tantas veces, genere inercia, con aires de “cautela”, “consideración”” y “razonabilidad”.
En efecto, desde antes de las elecciones, el aún candidato Jair Bolsonaro había defendido expresamente cómo, a través del armamento y la difusión de la contracultura, se llevaría a cabo el proceso de destrucción de la democracia y todo el aparato legal de protección de los derechos sociales y humanos. a favor de servir los intereses del poder económico internacional y su alianza con pequeños sectores de la clase dominante interna.
En el período de la pandemia, con la puesta en práctica de este folleto, incluso a través de la divulgación pública diaria de discursos destinados a producir una inversión racional y lógica de la realidad, se promovió un auténtico genocidio que afectó, sobre todo, a la población periférica, económicamente excluida o sobreexplotados y, casi en su totalidad, negros.
Sin embargo, prevaleciendo los mencionados cúmulos históricos, lo que se vio fue una ausencia total de una efectiva reacción institucional frente a las atrocidades y violencias cometidas e, incluso, desde el cálculo de la oportunidad política, que casi siempre se representa con la expresión “no es el momento oportuno”, se instauró una suerte de impunidad admitida. Además, ni siquiera el aprendizaje sobre el valor de la vida y del trabajo humano quedó integrado en nuestra cultura. Por cierto, comparando la indignación que se siente por la criminal destrucción del patrimonio físico de los edificios de los Poderes de la República con la que se produjo ante 700 muertos, en gran parte fruto de un auténtico asesinato institucionalizado, es urgente preguntarse cuánto, después de todo, consideramos que vale una vida.
También vimos la fuerte reconciliación de la racionalidad progresista con las grandes corporaciones que se apropiaron económicamente de la “ciencia” y con los agentes de las fuerzas dominantes que sobreviven del sufrimiento humano.
Dicho esto, creo que es bastante pertinente releer dos pequeñas obras de ficción escritas en marzo de 2021,[ 1 ] que retratan medidas de futuro que, sin embargo, se requieren en el momento presente y no en 2026 y 2031, como se propugna, porque, ante la precipitación del proceso histórico, o se reacciona efectiva y completamente ahora o sólo nos quedará entrar historia como una generación que no supo afrontar los retos de su tiempo!
*Jorge Luis Souto Maior. es profesor de derecho laboral en la Facultad de Derecho de la USP y presidente de la Asociación Americana de Juristas – AAJ-Rama Brasil. Autor, entre otros libros, de Daño moral en las relaciones laborales (Editores de estudio).
Nota
[ 1 ] https://www.jorgesoutomaior.com/blog/uma-noticia-vinda-do-futuro.
https://www.jorgesoutomaior.com/blog/nova-noticia-vinda-do-futuro
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