El poder de las teorías.

James Ensor, La intriga, 1890
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por JOSUÉ PEREIRA DA SILVA*

Extracto, seleccionado por el autor, del libro recién publicado

Teoría crítica es la expresión comúnmente utilizada para referirse a la producción teórica del grupo de intelectuales vinculados al Instituto de Investigaciones Sociales [Institut für Sozialforschung], de Frankfurt, Alemania; y por eso también se la conoce como Escuela de Frankfurt. El Instituto de Investigaciones Sociales, concebido por Felix Weil, se creó oficialmente en 1923 y tuvo como primer director a Carl Grünberg.

Carl Grünberg dirigió el Instituto hasta 1929, cuando dimitió por motivos de salud y fue sustituido por Max Horkheimer. Fue durante la gestión de este último que la producción teórica de sus miembros pasó a denominarse teoría crítica. Entre estos intelectuales, además del propio Max Horkheimer, destacan Theodor Adorno, Friedrich Pollock, Herbert Marcuse, Leo Lowenthal, Franz Neumann, Otto Kirchheimer y Walter Benjamin. Al asumir el cargo de director, Max Horkheimer anuncia, en el texto de su conferencia inaugural, la intención de desarrollar un programa de investigación interdisciplinario, inspirado en el paradigma de economía política de Karl Marx.

La interdisciplinariedad –ya manifestada en la composición del Instituto, que incluía, entre sus principales miembros, a filósofos, críticos literarios, sociólogos, psicólogos, economistas y politólogos– significó, para Max Horkheimer, la colaboración entre diversas disciplinas especializadas, encabezadas por la filosofía, en un esfuerzo conjunto y articulado de comprensión crítica de la totalidad social.

Sin embargo, todavía a principios de los años 1930, debido al ascenso de los nazis al poder en 1933, y la consiguiente migración de Max Horkheimer y sus colaboradores a los Estados Unidos, el Instituto fue trasladado a Nueva York, donde permaneció hasta 1949, cuando fecha en la que su director regresó a Alemania. Fue, por tanto, durante el período del exilio cuando se elaboró ​​la esencia de lo que hoy se conoce como Teoría Crítica.

El concepto de teoría crítica.

La expresión teoría crítica fue utilizada por Max Horkheimer en el texto “Teoría tradicional y teoría crítica”, publicado en 1937 en la revista Zeitschrift para la Forschung Social, revista oficial del Instituto. En él Max Horkheimer define la Teoría Crítica.

El concepto de teoría crítica es, sin embargo, más antiguo y deriva de la filosofía crítica kantiana y de la crítica marxista de la ideología, combinando así los dos significados de la palabra crítica.Kritik, en lengua alemana]. Es decir, por un lado, la crítica significa poner a prueba la legitimidad del conocimiento, realizada por la fuerza de la razón (Kant), y, por otro lado, la crítica es la intervención de la razón en la realidad sociohistórica, es decir, la reflexión negativa, negación (Jóvenes hegelianos).

Max Horkheimer define la teoría crítica de forma indirecta, a diferencia de lo que él llama teoría tradicional. Para él, este último consiste en un conjunto de proposiciones generales interconectadas y formalmente especificadas, para ser utilizadas en la explicación y predicción de fenómenos en un área de estudio determinada.

Esta concepción de la teoría, formulada según el modelo de las ciencias exactas o naturales, destaca sobre todo por su énfasis en la dimensión cognitiva, desconociendo en gran medida el contexto del que emergen, se prueban y se aplican las teorías. Así concebido, aparece como un aparato conceptual general que, independientemente del contexto, puede ser aplicado a cualquier objeto, en cualquier área del conocimiento, por cualquier persona entrenada en sus principios y métodos. A medida que las sociedades humanas se reproducen a través de un proceso constante de asimilación de la naturaleza, estas actividades cognitivas pueden garantizar que su autorreproducción sea más segura y eficiente.

Pero, para Max Horkheimer, existe otro tipo posible de actividad cognitiva que no apunta a la mera reproducción de la sociedad en su forma actual o a la asimilación más eficiente de la naturaleza; es decir, una actividad cognitiva que, por el contrario, se vuelca hacia el cambio radical de la sociedad existente, con la intención de hacerla sustantivamente más racional.

Esta otra forma de actividad cognitiva es la Teoría Crítica, definida como una forma de pensar inherentemente oposicionista cuyo interés es la emancipación humana. Históricamente específica y centrada en una sociedad particular que impide esta emancipación, la teoría crítica es inherentemente negativa de esa sociedad y depende de una concepción objetiva y sustantiva de la razón para oponerse a la teoría tradicional que descansa en un concepto subjetivo y formal de razón.

El método de la crítica inmanente

Su método de análisis es el de la crítica interna o inmanente. Esta opción metodológica, de origen hegeliano,[i] tal vez sea el principal rasgo distintivo de la teoría crítica de la concepción tradicional de la teoría. Armada de un concepto de razón sustantiva con un fuerte componente normativo, la teoría crítica se opone al pensamiento positivista, cuyos principales postulados, en lugar de contribuir a revelar los mecanismos del funcionamiento de la sociedad, contribuyen en realidad a su cosificación.

Uno de los mejores ejemplos de la aplicación de este método de crítica inmanente es el libro Dialéctica de la Ilustración, de Max Horkheimer y Theodor Adorno[ii]. Aunque muchos intérpretes ven este libro como un ejercicio especulativo de filosofía de la historia, no deja de ser una crítica inmanente de la Ilustración. La crítica es inmanente o interna precisamente porque, para sus autores, no se trata pura y simplemente de rechazar la Ilustración, sino de introducir una dimensión de autocrítica que pueda hacerla más ilustrada, más racional.

No se trata, por tanto, de una crítica externa, hecha por alguien que se imagina fuera del campo de la Ilustración; Se trata más bien de una crítica de dos pensadores que se consideran parte integrante de esta tradición, pero que no están satisfechos con los caminos seguidos por la Ilustración debido a su utilización por la ciencia positivista y por los poderes establecidos, que la transformaron en instrumento. de dominación del hombre y la naturaleza.

Max Horkheimer y Theodor Adorno interpretan la historia humana como la dialéctica de la Ilustración. Pero para ellos, la Ilustración es tanto una teoría, que especifica un conjunto de principios y objetivos para la sociedad, como la sociedad misma que resulta de la aplicación de esa teoría. Como teoría, su opuesto es el mito; como resultado social de esta teoría, su opuesto es la barbarie. El objeto del libro de Max Horkheimer y Theodor Adorno es, por tanto, la relación entre la Ilustración y su opuesto; aunque, al ser ejercicios de filosofía de la historia, su énfasis está en la ilustración como teoría.

El desarrollo de la teoría crítica.

Pero la teoría crítica, en el sentido de los teóricos de Frankfurt, también se distingue de las corrientes más ortodoxas del marxismo principalmente por su énfasis en temas culturales. Si bien su punto de partida es la crítica a la economía política de Marx, la producción teórica de los principales miembros de la primera generación de la Escuela de Frankfurt expresa, en cierto modo, una reacción al determinismo económico de las versiones más ortodoxas del marxismo que prevalecieron en el siglo XIX. II y III Internacionales.

Así, frente a una supuesta determinación unilateral de la dimensión económica sobre el conjunto social, los análisis desarrollados por los frankfurtianos sugieren una relativa autonomía de las esferas cultural y política. Esto no significa, sin embargo, un abandono de la economía política, sino más bien una relativización de su determinación y, en consecuencia, un enriquecimiento del análisis de la totalidad social incorporando a la teoría aportaciones de otros autores como Weber y Freud, además de a un retorno a Hegel.

Esta apertura a otras corrientes teóricas, que Max Horkheimer llamaría tradicionales, se profundiza, especialmente en la obra de Jürgen Habermas, principal miembro de la segunda generación. El punto central de la crítica de Jürgen Habermas a la primera generación de frankfurtianos reside en un supuesto apego de estos últimos al llamado paradigma del trabajo y/o a la filosofía del sujeto.

A pesar del énfasis en los aspectos culturales y del enriquecimiento del enfoque al incorporar otras corrientes teóricas, Max Horkheimer y Theodor Adorno continuaron, en la concepción de Jürgen Habermas, ligados a la filosofía marxista del trabajo y también a una concepción estrecha de la racionalidad como racionalidad instrumental, un legado de los escritos de Max Weber. Para Jürgen Habermas, esto habría impedido a sus predecesores encontrar una solución teóricamente positiva a los dilemas de la modernidad, llevándolos a confundir modernidad con capitalismo. tout court. Es en este sentido que la teoría de Jürgen Habermas supone un cambio de paradigma en la teoría crítica.

Aunque partiendo de la misma problemática planteada por Horkheimer en los años 1930, Habermas elabora una teoría de la acción comunicativa basada en la filosofía del lenguaje, promoviendo así un giro intersubjetivista en la teoría crítica. Con ello, su versión de la teoría crítica logra distinguir dos conceptos de racionalidad (teleológica y comunicativa), lo que le permite reinterpretar la sociedad moderna a partir de la tensión entre dos lógicas distintas, una guiada por la racionalidad teleológica y la otra por la racionalidad comunicativa.

A partir de esta concepción bidimensional de la racionalidad, elabora tanto una nueva interpretación de la modernidad, caracterizada por la tensión entre las dos formas de racionalidad, como un concepto bidimensional de la sociedad formada por dos esferas: mundo de vida y sistema. Equipado con esta teoría, cuya forma desarrollada se presenta en su libro. Teoría de la acción comunicativa,[iii] también puede elaborar una teoría discursiva de la democracia, para la cual son fundamentales los conceptos de derecho, sociedad civil y esfera pública, lo que no parecía formar parte de las preocupaciones de Horkheimer, Adorno y Marcuse.

Su teoría de la modernidad es, por tanto, menos pesimista que la elaborada por Horkheimer y Adorno en Dialéctica de la Ilustración. Pero esto, además de contribuir a ampliar el concepto mismo de Teoría Crítica, también contribuyó a acercar aún más la Teoría Crítica a lo que Horkheimer llamó teoría tradicional. Por esta razón, algunos autores contemporáneos incluso cuestionan la pertinencia actual de la distinción entre teoría crítica y teoría tradicional.

El paso de la primera a la segunda generación, o más precisamente de Dialéctica de la Ilustración a Teoría de la acción comunicativa, también puede describirse como un cambio de una concepción de la teoría basada en una filosofía del sujeto a una concepción basada en una teoría de la intersubjetividad. Para Axel Honneth, considerado el principal representante de una tercera generación de teoría crítica, si, por un lado, el cambio de paradigma operado por Jürgen Habermas liberó a la teoría crítica de las cadenas del paradigma de la producción, el paso de la producción a la comunicación también significó una pérdida de anclaje de la teoría en la experiencia de los sujetos oprimidos, ya que el lenguaje, base de la teoría habermasiana, logra proporcionar a lo sumo los medios formales para negociar condiciones de posibilidad, pero no constituye un punto de referencia desde el cual se pueda iniciar un conflicto sobre cuestiones de fondo.

Por tanto, aunque comparte con Jürgen Habermas la misma concepción de una teoría intersubjetivista, Axel Honneth propone, como alternativa a la versión habermasiana, que la teoría social crítica se reconstruya a partir de una reapropiación del concepto hegeliano de “lucha por el reconocimiento”. La teoría del reconocimiento de Axel Honneth, elaborada en el libro Lucha por el reconocimiento,[iv] se basa en una tipología tripartita de reconocimiento intersubjetivo formada por el amor, el derecho y la solidaridad y parte de nociones intuitivas de justicia, por lo que es considerado por su autor como más apropiado para abordar la gramática de las luchas sociales.

* Josué Pereira da Silva es profesor jubilado de la Unicamp. Autor, entre otros libros, de Sociología crítica y la crisis de la izquierda (intermedio).

referencia


Josué Pereira da Silva. El poder de las teorías.. São Paulo, Intermeios, 2023, 212 páginas.

Notas


[i] Sobre el origen hegeliano del concepto de crítica inmanente, véase Seyla Benhabib, Crítica, norma y utopía. Un estudio de los fundamentos de la teoría crítica (Nueva York, Columbia University Press, 1986).

[ii] Theodor W. Adorno y Max Horkheimer, Dialéctica de la Ilustración. fragmentos filosóficos (Río de Janeiro, Zahar Editor, 1985), traducción de Guido Antonio de Almeida.

[iii] Jürgen Habermas, Teoría de la acción comunicativa, 2 volúmenes (São Paulo, Martins Fontes, 2012), traducido por Paulo Astor Soethe (v.1) y Flávio Beno Siebeneichler (v.2).

[iv] Axel Honnet, Lucha por el reconocimiento. La gramática moral de los conflictos sociales. (São Paulo, Editora 34, 2003), traducción de Luiz Repa.


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