El pavo de Navidad

Imagen: Cualquier carril
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por LUIZ MARQUÉS*

El gobierno es chantajeado con cinismo ante los ojos de los medios corporativos, lo que no convierte el incidente en un escándalo político-mediático.

La colección organizada por Flávio Moreira da Costa, Los 100 mejores cuentos humorísticos de la literatura universal, trae un memorable escrito del romano de origen judío Alberto Moravia (1907-1990), “El pavo de Navidad”. En él, el tradicional pájaro, en lugar de ir “a la olla”, se convierte en el aspirante a yerno de la cena, encarnando las características de un hombre mediocre y pícaro. Con “sus historias de fiestas, entretenimientos, viajes, éxitos mundanos” madre e hija se alegran entonces. Su facilidad entre las clases adineradas halaga a las primeras y fascina a las segundas.

Curcio, el personaje central de la narración, es el candidato escéptico a suegro. Se desahoga cuando el pavo se va. "Era hora de dejar de lado a estos hombres elegantes, sofisticados y esnobs, que esconden muchos engaños bajo su arrogancia". Curcio, que luchó duramente toda su vida, “no se sentía inferior a ningún pavo del mundo”. Pero el de pecho inflado y aire señorial pronto se instala en la casa.

“Bonito yerno”, refunfuña el anciano. “Acepto un hombre sencillo, trabajador, pero un pavo”. El tiempo pasa, la propuesta de matrimonio no llega a pesar de que los novios disfrutan de intimidad. El pavo propone a la joven que se escape con él, muy lejos. Cansado de dilaciones y mentiras, el hijo consiente.

No hay nada que hacer, es mayor de edad, dice la policía. Y el secreto sale a la luz: el impostor está casado y tiene hijos. Exige una compensación para devolverle a su hija deshonrada; un estafador. Curcio jura que ya no se dejará engañar “por las falsas apariencias y las palabras vacías de un pavo, sea aristocrático o plebeyo”. Así, se supone, el pájaro regresa a la olla para cumplir su función en la celebración de Cristo.

El cuento de Alberto Moravia sirve como metáfora de las relaciones que se establecen entre el Presidente de la República, en el rol alegórico de Curcio; el Ministro de Hacienda, en casa de su madre; el ministro del Tribunal Supremo, en el de su hija; y el jefe de la Cámara Federal, en Perú. El escenario se refiere a las trampas para distorsionar un pacto de republicanización en las oficinas de Brasilia, ante “enmiendas secretas”. Véase el ilustrativo e instructivo reportaje sobre Arthur Lira, en “El hombre que dice 'dou' no da” (Piauí, 05/12/2024). Por ahora, el patrón de un semipresidencialismo ocasional muestra astucia.

La política como

La historia comienza cuando Flávio Dino suspende las absurdas e imponentes enmiendas de Pix. Se distribuyeron miles de millones de reales sin que nadie supiera quién los había solicitado y para qué. La derecha adinerada –un pleonasmo– hace de la política un negocio que hace sonrojar a un fraile de vidriera. En opinión del periodista Breno Pires: “Arthur Lira acusa al Supremo Tribunal Federal de no cumplir con el acuerdo de publicación de enmiendas parlamentarias. Pero lo que sucede es todo lo contrario”. No es sorprendente.

Lo que está sub judice Son el clientelismo político y los corrales electorales los que actúan como ancla de las desigualdades. Nadie explica por qué, en los últimos tres años, 26 enmiendas por valor de R$ 90 millones aterrizaron en una empresa de juegos electrónicos de Goiás. iceberg de fraude y mala gestión de Michel Temer y Jair Bolsonaro, que dejaron un rastro de sabotaje contra el trabajo, los bienes del Estado y los valores del Estado democrático de derecho. “Nunca hubo tal desorden institucional con tanto dinero público, en tan pocos años”, denuncia con valentía y celo el ex gobernador de Maranhão y actual ministro del STF.

El 20 de agosto se firma una nota conjunta entre las potencias. Predica que las enmiendas de las comisiones temáticas del Congreso estarían “destinadas a proyectos de interés nacional o regional, definidos por un acuerdo entre el Legislativo y el Ejecutivo”. Las modificaciones estatales estarían “destinadas a estructurar proyectos en cada estado y en el Distrito Federal, de acuerdo con la definición de bancada, quedando prohibida la individualización”. Se aprueba la Ley Complementaria 210, con las nuevas normas. Brasil está vivo.

Flávio Dino libera el pago con algunas condiciones para garantizar una mayor equidad en la ejecución de los recursos del Tesoro. Sin embargo, la ley sancionada transfiere prerrogativas de la comisión a dirigentes de los partidos que, por la naturaleza del cargo, son cercanos al presidente de la “Casa do Povo” y no prevé la identificación del diputado y senador que solicitan el traslado a la líder del partido. Las nubes se ciernen sobre lo acordado, en letra pequeña. La indecencia salía por una puerta y regresaba por otra.

El pez gordo simuló concertación ante las pruebas de fraude; violó el acuerdo; y ahora planea venganza. En represalia, amenaza el paquete fiscal de Fernando Haddad que, a su vez, bloquea la apreciación del salario mínimo y crea barreras al otorgamiento de Beneficios de Pago Continuo, que benefician a los sectores sociales más vulnerables. Las medidas responden a exigencias irrazonables de las finanzas, en contradicción con el proyecto de un país más justo e igualitario. Indica una capitulación al capital financiero. La frase de Otto von Bismarck (“Salchichas y leyes, es mejor que la gente no sepa cómo se hacen”) no encaja con la transparencia propugnada por los progresistas.

La política como droga.

La prensa neoliberal admite: “Al ser un atajo hacia las reelecciones, la ola de enmiendas produjo una droga política altamente adictiva. Tu usuario necesita cada vez más recursos, tu abstinencia podría costarte tu carrera. De ahí el compromiso desesperado de la Cámara y el Senado por mantener el constante y creciente flujo de droga electoral”, dice un dirigente del Foro Mundial de Editores (!?) Marcelo Rech (Cero horas, 6 y 7/12/2024). Pero la crítica es una incómoda huida de gallina; cerca del suelo.

El gobierno es chantajeado con cinismo ante los ojos de los medios corporativos, lo que no convierte el incidente en un escándalo político-mediático. Los ladrones son tratados como pacientes irresponsables de sus acciones. Los medios intentan salvar su sucia reputación con tópicos. No vigilan a los partidarios del dogma neoliberal. Sin la tapa de alcantarilla, las criaturas subterráneas se sitúan por encima de la Constitución. La gobernanza tambalea en el Parlamento, cuya mayoría se comporta descaradamente cuando se centra en las arcas de la nación; R$ 869,3 mil millones ya han sido raspados por el rentismo, de los cuales R$ 111,6 mil millones quedaron libres de impuestos sólo en el mes de octubre. Un pequeño recorte del 1% en la tasa de interés del Banco Central ahorraría R$ 55,2 mil millones en gasto público. eso, el Globo escondido de los crédulos.

arturo lira y caterva representan una barrera fisiológica a la democracia, ya que reproducen la lógica del “hombre cordial” que prioriza y privilegia el círculo familiar y de amistad, negándose a someterse al consenso acordado para legislar y gobernar los bienes comunes. El patrimonialismo también guía la mentalidad de las élites, de rapacidad. De ahí la oportuna sugerencia del poeta: “Revisa la cuenta: / Eres tú quien la paga. / Pon el dedo en cada entrega. / Pregunta: ¿Cómo aparece esto aquí? / Tienes que tomar la iniciativa.”

Además, la Fiscalía General sostiene que el proyecto de ley es suficiente, basado en el realismo maquiavélico de la “verdad efectiva de las cosas” (la verdadera eficacia de las cosas). Es decir, en el “análisis concreto de la realidad concreta”, dada la correlación de fuerzas. El precio de negociación es el costo más bajo, de parte a parte. Los medallones saben el poder que tienen; el gobierno necesita votos para aprobar políticas sociales. El Ejecutivo y el Legislativo buscan un compromiso recíproco. Si el Poder Judicial rechaza el pedido de la AGU, tiene más autonomía para resolver el conflicto.

La militancia de izquierda sabe que avanza entre las piedras del atraso, hacia la socialización de una nueva concepción de sociedad. Ya sabes que la disputa política no es una película épica con final explosivo; En democracia, es una serie de corrientes con varias temporadas y terminando con un suspiro de alivio. Sabe que la situación exige la acumulación de energía y la organización del bloque histórico-político.

Pero también sabe que es necesaria la empatía con el sufrimiento de la población. La lucha contra la crisis social y ambiental junto con el fortalecimiento de los Brics revitalizan los movimientos por el cambio. Que el sueño brasileño no tenga sorpresas y, el buitre, no sustituya al tradicional pavo navideño.

* Luis Marqués es profesor de ciencia política en la UFRGS. Fue secretario de Estado de Cultura de Rio Grande do Sul durante el gobierno de Olívio Dutra.


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