¿Quiénes conforman el “partido”, la “parte” orgánica que procesa el conjunto de intereses de las élites rentistas-burguesas en el país?
Por Tarso Genro*
“Introduzco en la poesía\ La palabra diarrea\ No por la palabra fría\Sino por lo que siembra\\ (...) En el diccionario es una mera palabra abstracta.\ Más que una palabra, la diarrea\ es una arma que hiere y mata\ que mata más que un cuchillo, \ más que una bala de fusil\ hombre, mujer y niño en el interior de Brasil\\(...) Y sobre todo hay que\ trabajar con seguridad\ dentro de cada hombre\ a cambiar el arma del hambre\ por el arma de la esperanza.”
Este poema de Ferreira Gullar, “La bomba sucia”, zumbaba en la memoria como un relámpago cortante en las noches de peste y muerte, que se extendían por el país demente. El poema de Gullar toca las cuerdas del alma generosa y nos hace pensar que ese poder, en la poesía, es el mismo que irradia elecciones para decidir quién muere y quién vive, como si la sociedad tuviera una puerta siempre abierta a un campo de ejecución de "sobras". en el capitalismo en crisis.
El viernes 17 de abril, una conversación pública vía Internet con Benedito Tadeu, Miguel Nicolelis y Fernando Moraes me explicaron, con la inteligencia de estos compañeros de mundo, por qué tarareaba el poema de Gullar. Es necesario introducir en el debate –aunque parezca una extraña obsesión– la palabra “fiesta” no como palabra fría, sino por lo que siembra. Pienso que sin ella los tiempos del cólera serán peores después de los tiempos de la peste, porque seremos demasiado débiles para cambiar el arma de la muerte por el arma de la esperanza.
Introduciendo la palabra “fiesta”, viene la pregunta. ¿Cuál es el “partido” que nos domina y logra contraerse y expandirse –descomponerse internamente y reconstruirse– sin perder su organicidad básica, dadas las cuestiones coyunturales que debe enfrentar? ¿Cuál es el “partido” que logra la unidad férrea en temas clave, como mantener el poder del capital financiero sobre la política nacional y llevar a cabo reformas ultraliberales?
Ciertamente ya no es el “partido tipo”, que se constituyó explícitamente en la legalidad democrática, ligado a un programa formal, para cautivar a grupos y sectores sociales que los hacen mayoritarios en las competencias electorales, con sus alianzas y conveniencias.
El partido “dominante” de las clases dominantes, hoy, es ese complejo de intereses en red – comunicacional y virtual – que concibió para volver al origen de la palabra partido. El Partido como “parte” de la sociedad que se relaciona con las “verdades” políticas y los intereses materiales visibles, lo que hoy vuelve irrelevantes los partidos institucionales-legales. Se convierten en meros canales de acceso al conjunto de instituciones, clases y sectores de clase, que pueden ser hegemonizados, movilizados o abandonados, según sus conveniencias de poder.
El mayor o menor éxito de los partidos formales -conservadores, de derecha o meramente oportunistas- depende de la recepción de este “partido” -orgánicamente articulado dentro de la legalidad vigente- que tiene una capacidad de dirección superior como órgano de gobierno ideológico, sobre la los propios partidos institucionales, cuyas direcciones devienen pura formalidad, a partir del clientelismo interno de las ya viejas organizaciones políticas del siglo XX.
¿Quiénes conforman este “partido”, una “parte” orgánica que procesa el conjunto de intereses de las élites rentistas-burguesas en el país? ¿Y cómo organiza su Comité Central -que se opone a los partidos democráticos, de izquierda o de centro-izquierda- que mantiene sus viejas formas de hacer política dentro de una mínima tradición republicana? Pienso que su composición es atípica dentro de la tradición política de la modernidad y sus relaciones de mando y ejecución están integradas por “nodos” de relación horizontal, cuya idea común para posibilitar un nuevo ciclo de acumulación es la destrucción del Estado Social.
Sus miembros más poderosos son los siguientes: la baronía del oligopolio mediático, fracciones de los partidos tradicionales, fuertes líderes de empresarios locales y globales -articulados con intelectuales de la élite conservadora- dotados de enorme poder económico y comunicacional; parlamentarios vinculados al neoliberalismo, think tanks” grupos religiosos fundamentalistas nacionales e internacionales, ramificándose en varias organizaciones de la sociedad civil y partidos. Forman la red de poder que el “partido de nuevo tipo” de dominación global, que en la era del capital financiero anula a los estados y maneja sus crisis.
La agenda política de este “bloque” se procesa dentro del oligopolio de las comunicaciones que se disputan entre sí influencias sobre el poder político –como lo están haciendo actualmente– manteniendo e induciendo la irrenunciable agenda de “reformas”. La estabilidad de esta agenda, cuyo mantenimiento es la “ley de bronce” para salir de la crisis después de la tormenta, es lo que aún hoy mantiene a Bolsonaro en el poder. Su mandato es rehén de ese “partido orgánico de dominación ultraliberal”, que se vio obligado a crearlo, con su política necrófila al contraer un compromiso con las reformas que antes deploraba.
El “partido” moderno, orgánico y plural de la dominación –que se expande y se contrae según la coyuntura económica– tiene su Comité Central. Esto ata los nodos de redes políticas y culturales contradictorias, en cuanto a las agendas que deben jugarse con prioridad y al mismo tiempo bloquea las posibilidades de reparto republicano del poder. Esto sólo debería estar abierto a quienes se identifican con el reformismo ultraliberal y no se atreven a ensayar nuevas salidas para Brasil, fuera de los esquemas primarios de Hayek y Friedmann.
Su keinesianismo ocasional pretende dar solidez a una solución liberal-rentista que no duda (después de la tormenta y después de deshacerse del grupo fascista que ayudó a prosperar) -no duda- en destruir el Estado Social. Los partidos de izquierda y centroizquierda, laboristas, socialdemócratas y comunistas, incluso los sectores democráticos de centro -en nombre del humanismo universal- deben formar un frente amplio por la defensa de la salud y la democracia en el país. Pero también deben ser conscientes de que sus propuestas programáticas necesitan actualizarse y que sus formas de relacionamiento social –sus discursos en busca de nuevas utopías y su visión de la estructura de clases de la sociedad– ya no tienen la fuerza que tenían.
El mundo del trabajo sigue siendo la base de la emancipación humana y de cualquier proyecto democrático moderno, pero las formas de organización de la producción, las transformaciones tecnológicas y culturales y los modos de injerencia en la formación de la conciencia social son diferentes a lo que vivimos en el pasado. . No en vano el poder político actual logró llevar a cabo una fuerte reforma laboral con una brutal extorsión de derechos, sin poner nada “protector” en su lugar, con la total complacencia de las clases trabajadoras dormidas en sus Sindicatos.
Al partido orgánico del rentismo liberal, horizontal y descentralizado, pronto recentralizado (dependiendo de la disputa en curso) los partidos de izquierda -del socialismo, de la socialdemocracia, del republicanismo democrático- deben oponer no solo puntos concretos contra el coronavirus , pero también, para después de la crisis, un programa mínimo de unidad contra el fascismo y un programa económico para salvar la economía, en defensa del empleo, la soberanía y la democracia.
Para ello, debemos tomar el ejemplo organizativo de los enemigos del Estado Social y de las libertades democráticas: iniciar la formación de una macro-red-partidaria, en la que cada organización política no pierda sus características, sino que pase a operar -en cada escenario crítico de la disputa – de manera combinada y armoniosa. Es hora de utilizar el poder de convocatoria de nuestros principales líderes para formar una nueva mayoría política en defensa de Brasil. Introduzco, por tanto, la palabra “partido”, para que pensemos la esperanza con nuevas formas de organización y complicidad humanística, ante el desastre social que nos azota y la muerte física y política que nos espera.
*tarso-en-ley fue Gobernador del Estado de Rio Grande do Sul, Alcalde de Porto Alegre, Ministro de Justicia, Ministro de Educación y Ministro de Relaciones Institucionales de Brasil