por MICHAEL LOWY*
Comunistas y marxistas acudieron al Vaticano con las manos abiertas, junto con sus amigos cristianos
En 2014, el Papa Bergoglio se reunió con Alexis Tsipras y Walter Baier (exsecretario del Partido Comunista de Austria), representantes de la izquierda europea, y con Franz Kronreif, del movimiento cristiano. Hogares, que apuesta desde hace años por el diálogo con la cultura laica, contemplado por el Concilio Vaticano II. Con el acuerdo del Pontífice, a partir de esta fecha se inició un proceso de diálogo entre marxistas, representados por la red de fundaciones de la izquierda europea. ¡transformar! y cristianos, representados principalmente por el movimiento Hogares.
Se creó una Asociación, DIALOP, que organizó varios seminarios de diálogo en el Centro Universitario Sofia do Movimento. Hogares, en Loppiano (Italia), una Universidad de Verano en la isla de Syros (Grecia) y una declaración común escrita por Michael Brie y Benni Callebaut, firmada por decenas de personas de ambas tendencias.
Finalmente, el 10 de enero de 2024, el Papa Francisco recibió en audiencia privada a una delegación de este diálogo, compuesta por siete personalidades vinculadas al movimiento. Hogares (como Franz Kronreif y Luisa Sello) y ocho marxistas vinculados a la red transformar! europa, entre ellos Walter Baier, actual presidente del Partido de Izquierda Europea, Cornelia Hildebrandt, de la Fundación Rosa Luxemburgo de Berlín, José Manuel Pureza, del Bloque de Izquierda Portugués, y el autor de esta nota. Baier y Kronreif le dieron a Francisco un pequeño regalo: un libro con fotografías de los pueblos indígenas, los guardianes de los bosques y de nuestra Casa Común, la Madre Tierra.
El Pontífice leyó un saludo dirigido a los presentes, en el que expresó su apoyo al diálogo entre marxistas y cristianos, no sin hacer un gesto irónico que significa "difícil, ¿no?". El diálogo es posible porque ambos buscan “la promoción del bien común”. Dirigiéndose a ambos grupos, hizo un llamamiento sorprendente utilizando una expresión propia de su país natal: «Los argentinos decimos no te enfades, “no os desaniméis”. Esta es también mi invitación para vosotros. No os desaniméis, no os abandonéis, no dejéis de soñar por un mundo mejor”.
Citando textualmente los grandes valores de la Revolución Francesa, añadió: "Innumerables veces durante los últimos años, grandes sueños de libertad e igualdad, dignidad y fraternidad, que reflejan el propio sueño de Dios, han producido avances y progreso". El Papa argentino sugirió a los participantes tres actitudes: romper con esquemas, cuidar de los menos favorecidos y luchar contra la corrupción respetando la ley.
Respecto a la segunda sugerencia, afirmó un principio que sin duda corresponde al espíritu inconformista de su pontificado: «La medida de una civilización se puede ver en la forma en que trata a los más vulnerables: los pobres, los desempleados, los sin techo, los inmigrantes. , los explotados y todos aquellos a quienes la cultura del descarte convierte en escoria. Una política verdaderamente al servicio de la humanidad no puede estar dictada por mecanismos financieros y de mercado».
La solidaridad, insistió, “no es sólo una virtud moral, sino también una exigencia de justicia” que implica “cambios radicales de perspectiva”. Quienes asumen este compromiso, afirmó Francisco, son “poetas sociales”, porque “ponen su creatividad al servicio de la sociedad, para hacerla más humana y más fraterna”.
A la lectura de este saludo siguió una conversación informal entre el Papa y los participantes, en la que se abordaron temas como la posición de las mujeres en la Iglesia –“ellas ya dirigen la Curia”, afirmó el Pontífice–, la mortífera industria armamentista, la lucha por la paz y el drama de los inmigrantes rechazados, «quizás el mayor drama de la Europa actual». No hubo protocolo en este encuentro, donde no faltaron los momentos de humor, ironía y autoironía. Al despedirse personalmente de cada participante en el encuentro, Francisco repartió a todos un rosario y un libro, fratelino, publicada por la editorial (de tradición comunista) Feltrinelli, que cuenta la odisea de un joven inmigrante africano procedente de Guinea, Ibrahim Balde, que logró, tras mucha lucha y sufrimiento, llegar a España. La elección de este libro es un gesto significativo, que ilustra la convergencia entre el Vaticano, los Focolares y los marxistas en la defensa de los derechos de los inmigrantes.
La secretaría vaticana había propuesto una reunión de veinte minutos, pero finalmente fueron más de cuarenta. la agencia oficial Noticias del Vaticano informó el encuentro, que provocó, como era de esperarse, airadas reacciones de sectores religiosos ultraconservadores, especialmente en Estados Unidos. Se trata sin duda de un encuentro histórico, tanto desde el punto de vista de los marxistas como del propio Vaticano.
Una antigua canción comunista italiana contenía el siguiente verso: “Bandiera Rossa, al Vaticano, con bomba en mano, con bomba en mano! ». Esta vez, los comunistas y marxistas acudieron al Vaticano con las manos abiertas, junto con sus amigos cristianos.
*Michae Lowy es director de investigación en sociología en Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS). Autor, entre otros libros, de Marx, ese desconocido (boitempo). Elhttps://amzn.to/3FaMmEe]
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