el país devastado

Clara Figueiredo, serie_ Brasilia_ hongos y simulacros, explanada, 2018
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por JOSÉ DIRCEU*

El escenario no es propicio, pero si queremos vencer esta mala gestión, esta tragedia humanitaria y nacional, tenemos que unirnos a toda costa.

El golpe jurídico-parlamentario que rompió el pacto constitucional de 1988, pacto político y social, sigue asolando el país. Se exponen las entrañas de Lava Jato y se confiesa la tutela militar nada menos que del general Villas Bôas, garante de la victoria de Jair Bolsonaro. Y las revelaciones siguen ocurriendo sin que se manifiesten los demócratas ocasionales, la derecha liberal que sólo es oposición cuando sus intereses están amenazados.

Lava Jato y el Ejército aseguraron la victoria del candidato a dictador y los partidos que lo apoyaron y hoy dicen oponerse al carácter autoritario, oscurantista, negacionista y fundamentalista religioso están en crisis. La implosión del PSDB-DEM, el desenmascaramiento de su apoyo, bochornoso es cierto, al capitán son vísceras podridas como las de Lava Jato. La contundente victoria de Arthur Lira dejó al descubierto un PSDB dividido con una mayoría a favor de la moderación, por boca de su nuevo delfín, Eduardo Leite. La moderación se reafirmó, como si el país no se encaminara hacia el abismo, ante la entrega de todo tipo de armas y municiones por parte de Bolsonaro a sus simpatizantes.

En el DEM, tenemos un minué de ACM Neto entrando avergonzado, comportándose como un niño al que sorprendieron haciendo bromas y mintiendo descaradamente. El MDB totalmente oficialista en el Senado, salvo las excepciones habituales, guarda silencio tras la derrota de Baleia Rossi y las traiciones del PSDB y el DEM. Estos partidos se presentan como oposición liberal democrática, partidarios de la agenda económica del gobierno, pero no de su sesgo autoritario ni de sus políticas ambientales, exteriores, educativas, científicas y culturales y, particularmente, frente a la pandemia.

La victoria de Lira va más allá de la Mesa de la Cámara de Diputados, que ya es mucho para la simple aprobación de la llamada independencia del BC, arrancó el 2022. El año 2021 será decisivo para definir cómo se construirá el ajedrez hasta las elecciones presidenciales. .

todo dividido

El centroderecha en crisis está dividido, Bolsonaro y Centrão cooptan a gran parte de sus congresistas y, sobre todo, imponen su agenda y su discurso. Buscan consolidar una base social y electoral con su prédica conservadora y liberal, por mucho que les asuste el carácter autoritario, incluso fascista, de Bolsonaro y su entorno. El cálculo es de interés de clase, para evitar girar a la izquierda por todos los medios, para escapar de la agenda de reformas sociales y estructurales, la distribución del ingreso, la riqueza y los bienes. Para ello, son fundamentales medidas como la independencia del BC, que renuncia a la soberanía del país sobre su moneda, tipo de cambio y desarrollo; el desmantelamiento del Estado nacional, las empresas estatales y los bancos públicos; la apertura radical de la economía y su desregulación, cuando el mundo se mueve en sentido contrario. Este giro del PSDB y el DEM tendrá consecuencias, ya que estos partidos, más el MDB, representan una porción del electorado de centroderecha no bolsonarista que no aceptará esta posición y deberá buscar una alternativa.

Las izquierdas viven su laberinto, con varios candidatos, lo cual es legítimo y normal en un sistema de 2 vueltas. Se enfrentan a disidentes en su propio campo y con la tentación de una alianza con los liberales, ya sea Ciro Gomes con el DEM, o Orlando Silva y Tabata Amaral con Luciano Huck, renuncia explícita a una alternativa de centroizquierda defendida por el PT. Todavía es pronto para saber cómo evolucionará esta lucha política, porque en cada partido hay amplios sectores a favor y en contra de esta rendición. Lo único seguro es que todo dependerá de lo que suceda este año y de nuestra capacidad de lucha y oposición y de conquistar el apoyo popular para ser una alternativa a esta hegemonía derechista que ganó las municipales de 2016, las generales de 2018 y ahora , de nuevo, los municipios.

Escenario de crisis

Vamos rumbo a un 1er semestre de desempleo, una pandemia creciente sin vacunación universal y el riesgo de inflación, sin asistencia. El escenario es de crisis social y política sin descartar una explosión social. La política del gobierno solo agrava esta situación, no hay signos de políticas de crecimiento, empleo y renta, simplemente “reformas” como si trajeran comida barata, empleo y paz para la mayoría de los brasileños y brasileñas. Así, no se descarta, a pesar de la gran mayoría en su contra en la Cámara y en el Senado, el Fora Bolsonaro, su juicio político.

El Supremo ya no es capaz de mantener la injusta e ilegal condena de Lula y el PT también vive su momento de decisiones en la búsqueda de una amplia alianza de izquierda que evite una 2da vuelta entre Bolsonaro y la derecha liberal liderada por la alianza PSDB-DEM .MDB. Por el momento, todos están divididos o aún en proceso de definición y con disputas internas sobre qué hacer, ya sea la coalición de centro-derecha o de centro-izquierda.

En el campo de la izquierda, Ciro y el PDT tienen trazado su camino. Guilherme Boulos, ante la ausencia de Lula como candidato legítimo, va camino de ser candidato, habiendo ya nombrado un gobierno paralelo, un gabinete en la sombra. En el frente PSB-PC do B, la propuesta de una alianza está sobre la mesa desde hace tiempo, ya sea con Rodrigo Maia y su disidencia demócrata o con Luciano Huck, o con ambos. Lula decidió, ante la imposibilidad de ser candidato, poner el nombre de Fernando Haddad como candidato legítimo y viable.

Vivimos un momento en que la tarea opositora y la construcción de una alternativa al actual gobierno recaen sobre los hombros del centroizquierda, ante la fragilidad, división y adhesión de los partidos de centroderecha. Corremos el riesgo de la reelección de Bolsonaro si no somos capaces de unir a la izquierda y convencer a amplios sectores democráticos de votar por una alternativa de centroizquierda, si no en la 1ª, en la 2ª vuelta. El riesgo es que, divididos, no vayamos a la 2ª vuelta y entreguemos una victoria a la extrema derecha o tengamos que optar, en la 2ª vuelta, por el mal menor que supone la continuidad del desmantelamiento del Estado nacional y la desconstitucion de los derechos politicos y humanos, social de los trabajadores

El escenario no es favorable, pero si queremos vencer esta mala gestión, esta tragedia humanitaria y nacional, tenemos que unirnos a toda costa. De lo contrario, traicionaremos nuestro legado y las generaciones futuras. O que nos divide não é programa de governo ou as alternativas à rendição de nossas elites à dependência externa, sua vocação e herança autoritária, sua cegueira frente às profundas desigualdades sociais, sua defesa de privilégios e da concentração do patrimônio, renda e riqueza nacional em tus manos. Lo que nos divide es nuestra propia incapacidad política para ver la realidad que nos impone la unidad de todas las fuerzas democráticas, nacionalistas y progresistas.

* José Dirceu fue Ministro de la Casa Civil en el primer gobierno de Lula. Autor, entre otros libros, de Memorias (Generación editorial).

Publicado originalmente en el sitio web Power360.

 

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