por FLAVIO AGUIAR*
Los ataques de Donald Trump podrían llevar a Europa al naufragio geopolítico
Empecemos por el principio. Europa es considerada y leída como la cuna de la llamada cultura y civilización occidental, desde los tiempos de la antigua Grecia y Roma.
Uno de los derivados contemporáneos de estos conceptos fue el Bloque Occidental, creado tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, liderado por Estados Unidos e integrado por sus aliados de Europa Occidental, Canadá y, en su lejanía, países como Australia, Nueva Zelanda, la nacionalista China (Taiwán) y, en cierta medida, incluso el antiguo enemigo Japón.
El bloque occidental se enfrentó al mundo comunista, formado por la extinta Unión Soviética (URSS) y sus satélites del Este de Europa, la República Popular China, Vietnam del Norte, que acabó incorporando a su hermano del sur en 1975, Cuba a partir de 1959, y algunos otros países comunistas, como la extinta Yugoslavia, Rumania y Albania, que no eran satélites de la URSS. Los demás países, en América Latina, África, Asia y Oceanía, eran “zonas en disputa”, con fuerzas políticas inclinándose hacia uno u otro lado.
Este bloque occidental tenía y tiene un brazo armado, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que se enfrentó al Pacto de Varsovia, liderado por la URSS. Con su extinción en 1991, el bloque occidental expandió su influencia a Europa del Este.
La OTAN ha ampliado el ámbito de su acción, convirtiéndose en una especie de fuerza policial activa en conflictos como los de los Balcanes europeos, el Norte de África e incluso Oriente Medio. Finalmente, comenzó a apuntar a la Federación Rusa, que heredó de la URSS el arsenal nuclear más grande del mundo.
Emergencia de la Unión Europea
En el plano económico, el Bloque también empezó a enfrentarse al creciente poder de la China comunista y su influencia a escala global. Al mismo tiempo, Europa vio surgir y expandirse la Unión Europea, bajo el liderazgo de países de Europa occidental como Alemania, Francia e Italia, una promesa de paz y prosperidad en un continente martirizado y destruido por dos guerras mundiales en el siglo XX.
La tarjeta de presentación del bloque occidental incluía el régimen capitalista, la democracia electoral, la libertad cultural y las costumbres sociales y, a menudo, la protección económica de la socialdemocracia europea. Es cierto que esta carta no siempre correspondió a la realidad, dado que Estados Unidos y sus aliados a menudo patrocinaron, apoyaron o coexistieron cómodamente con dictaduras sanguinarias en América Latina, África, Asia y Oceanía.
Más recientemente, Estados Unidos y sus aliados han intensificado su apoyo al gobierno ucraniano contra la invasión rusa.
Sino Reunión del viernes en la Oficina Oval Fue una demostración de cómo el Bloque está cambiando su naturaleza, por decir lo menos. Ya no tiene líder; tiene un jefe, Donald Trump, asesorado por un capataz, JD Vance. Señalando con el dedo, el jefe dicta lo que sus antiguos aliados, ahora súbditos, deben o no pensar, sentir y hacer. De ellos depende bajar el oído y obedecer las órdenes.
¿Sorpresa? No tanto. Al fin y al cabo, ese jefe se ha comportado como los antiguos reyes europeos en la época de las grandes navegaciones. Quieren anexar territorios, comprarlos u ocuparlos, nombrar y renombrar accidentes geográficos, Crear complejos turísticos de lujo en zonas baldías por medio de sus auxiliares, como en Gaza, y ahora obtienen concesiones comerciales y económicas mediante la explotación de las tierras raras de Ucrania como pago por los servicios militares que le prestan.
En cuanto a Volodimir Zelenski, quedó colgado de la brocha gorda de la guerra que destruye su país, con promesas de apoyo de una Unión Europea debilitada, acosada por su extrema derecha alimentada por una de las grandes tecnológicas, la de Elon Musk, que apoya al nuevo monarca absoluto de Washington. Una Unión que corre el riesgo de ahogarse en el torbellino de la irrelevancia geopolítica.
Éste es el nuevo “diseño” que proyecta el monarca absoluto de la Casa Blanca para el viejo bloque occidental, que podría convertirse en algo parecido al corralito donde un ahora expresidente, además autoritario, solía predicar a sus seguidores y creyentes.
* Flavio Aguiar, periodista y escritor, es profesor jubilado de literatura brasileña en la USP. Autor, entre otros libros, de Crónicas del mundo al revés (boitempo). Elhttps://amzn.to/48UDikx]
Publicado originalmente en la sección “El mundo ahora”, De Radio Francia Internacional (Brasil)
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