por ANTONIO SIMPLICIO DE ALMEIDA NETO*
Mucho más allá del “aparato ideológico del Estado”, en la situación actual, como sabemos, la “educación” se ha convertido en sí misma en una mercancía que mueve un gran volumen de capital.
Tomemos una afirmación de André Chervel: “El problema de los fines de la escuela es ciertamente uno de los más complejos y sutiles a los que se enfrenta la historia de la educación. (…) El conjunto de estos fines confiere a la escuela su función educativa. Las materias escolares están en el centro de este dispositivo”.[i]
En distintos momentos históricos se observan las más diversas finalidades atribuidas a la escuela, tales como formación para el trabajo, formación moral y religiosa, socioeducativa, psicológica, cultural diversa, tutelar, cívica, etc. Todos son igualmente imperativos, con distintos niveles de prioridad, dependiendo de las disputas entre los grupos sociales que operan este intrincado juego.
Así observamos, por ejemplo, en São Paulo, entre otros estados, la creación de escuelas (públicas) cívico-militares dirigidas a “regiones de mayor vulnerabilidad”, con el objetivo de “enfrentar la violencia y promover una cultura de paz en el ambiente escolar”.[ii]. La receta es sencilla y práctica: por las clases peligrosas, los trabajadores precarios, la disciplina militar y el civismo. Asimismo, hay quienes defienden la educación religiosa (en las escuelas públicas y laicas) como una forma de cultivar los valores y la moral, sea lo que sea que eso signifique.
La información contenida en los documentos de la reciente reforma curricular de la educación básica – Base Curricular Común Nacional y Nueva Educación Secundaria – no deja dudas sobre los fines actuales atribuidos a la escuela por las clases dominantes en los intensos enfrentamientos establecidos, que simulan consensos: (a) entender que debe haber un currículo nacional, diluyendo las diferencias y especificidades locales; (b) la agrupación de componentes curriculares (¡distintos de las materias escolares!) por áreas de conocimiento en la escuela secundaria, desconociendo las diferencias epistemológicas de las ciencias de referencia.
(c) La exclusión de la asignatura de Historia de la Escuela Secundaria, inserta en el amplio y mal definido área de Ciencias Humanas y Sociales Aplicadas, un desorden que mezcla historia, sociología, filosofía y geografía; d) la adopción de un léxico pedagógico-empresarial, con la intención de inventar conceptos, como “proyecto de vida”, “emprendimiento” e “itinerarios formativos”, que apenas disfrazan los objetivos de una estricta formación profesional de los estudiantes provenientes del sector laboral precario. clase, el precariado, así como su autorresponsabilidad por el eventual éxito o fracaso de su propia trayectoria y e) la formación generalista de los docentes que actuarán en la educación básica.
Considerando que las clases dominantes no renuncian a la sólida formación de sus hijos (y de los profesores de sus hijos...), que en Brasil ocurre en escuelas privadas de élite y, en parte, en instituciones fuera del país, no es difícil ver quiénes está destinado a los fines mencionados anteriormente. Ahora, para la masa trabajadora precaria, que incluye sectores de la clase media ignorante, ciertos conocimientos se volvieron prescindibles, porque, seamos realistas, temas como el Renacimiento, el Período Vargas, los procesos de industrialización, la cultura indígena, africana y afrobrasileña y Historia, entre otras cosas, son absolutamente inútiles si el objetivo es formar individuos para satisfacer las demandas del mercado, ya sea como trabajadores precarios o como meros consumidores.
Es el juego jugado. Es el juego de disputas curriculares en el que distintos grupos sociales se mueven y actúan con las armas a su alcance. Es un juego de relaciones asimétricas que corresponde a la correlación de fuerzas en la sociedad, en el que intereses ocultos, reglas oscuras, trampas y… negocios$, muchos negocios$$…
Mucho más allá del “aparato ideológico del Estado”, en la situación actual, como sabemos, la “educación” se ha convertido en sí misma en una mercancía que mueve un gran volumen de capital (nacional y extranjero),[iii] con múltiples sucursales en escuelas privadas de educación básica (desde jardín de infantes hasta secundaria), sistemas educativos, franquicias, colegios y universidades privadas, cursos de formación docente, producción de material didáctico (libros de texto, folletos, juegos), consultorías, cursos de actualización y capacitación, preparatoria. cursos, escuelas de idiomas, plataformas y aplicaciones, canales de TV educativos, editoriales, etc.
En este juego se evidencia que la definición del currículo escolar, en sus múltiples vertientes, es un elemento central de la arquitectura empresarial. El caso de la reciente plataformatización de la educación por parte de los gobiernos de Paraná (Rato Jr./Feder) y São Paulo (Tarcísio/Feder) es el ejemplo más notorio e impactante de esta situación que azota a las escuelas públicas en la actualidad.
Así, si es correcta la premisa de que las materias escolares corresponden a los fines atribuidos a la escuela por la sociedad, como sostenía André Chervel, sólo cabe concluir que la materia Historia –además de la sociología, la filosofía y la geografía–, sus contenidos y su epistemología se han vuelto inútiles e innecesarios, lo que se verifica con su exclusión, pura y simplemente, o con el paso a las nuevas “disciplinas” ajenas antes mencionadas (proyecto de vida y emprendimiento).
No deja de sorprender, sin embargo, cuando se constata, no sin temor, que algunos educadores, investigadores e historiadores, incluidos los de la enseñanza de la Historia, capitulan con tanta facilidad ante los “nuevos” propósitos anunciados para la escuela, que resultan en la inutilidad sin precedentes del conocimiento histórico y del pensamiento crítico. Y ya se estan preparando seminarios web, talleres, seminarios, talleres, formación, en línea con el gusto novedoso del flamante mercado, para discutir los “desafíos en la renovación de la formación docente”. ¡Es el final, después de todo!
*Antonio Simplicio de Almeida Neto es profesor del Departamento de Historia de la Universidad Federal de São Paulo (UNIFESP). Autor, entre otros libros, de Representaciones utópicas en la enseñanza de la historia. (Ed. Unifesp). [https://amzn.to/4bYIdly]
Notas
[i] CHERVEL, André. Historia de las materias escolares: reflexiones sobre un campo de investigación. in Teoría y Educación. 2, 1990, págs. 187-188.
[ii] https://www.educacao.sp.gov.br/programa-escola-civico-militar-proposto-pelo-governo-e-aprovado-pela-alesp/
[iii] Llamo su atención sobre las cifras que cotizan en bolsa algunas de estas empresas de educación: https://expressaopopular.com.br/livraria/a-educacao-brasileira-na-bolsa-de-valores-impactos-da-pandemia-e-do-capital-disponivel-apenas-em-pdf/.
la tierra es redonda hay gracias a nuestros lectores y seguidores.
Ayúdanos a mantener esta idea en marcha.
CONTRIBUIR