imperialismo contemporáneo

Imagen: Tuur Tisseghem
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por VALERIA LOPES RIBEIRO*

Sobre el imperialismo moderno, las guerras y un nuevo orden mundial

O avanço militar russo em território ucraniano e a iminência de um possível conflito aberto entre Estados Unidos, Europa e Rússia vem despertando intensos debates entre os que se debruçam sobre o estudo das relações internacionais, entre representantes de movimentos e partidos de esquerda e entre o público en general. La coyuntura ha generado distintas interpretaciones y ha ido sacando a relucir conceptos y categorías, como el de imperialismo.

En el debate sobre el imperialismo, un tema importante me parece que es el cuidado en darle historicidad al concepto. ¿Qué es el imperialismo hoy, después de más de un siglo desde sus formulaciones teóricas clásicas, como las de Lenin,[i] ¿por ejemplo? ¿En qué medida el concepto nos ayuda a comprender el mundo actual?

Según John Bellamy Foster (2005)[ii] para pensar en el imperialismo de ayer y de hoy, es necesario entender que no es simplemente una política, que resulta de la acción de grupos poderosos que toman el Estado para imponer sus propios intereses por la vía militar. El imperialismo es una realidad sistemática que surge de la naturaleza misma del desarrollo capitalista.

A partir de las formulaciones clásicas sobre el imperialismo a principios del siglo XX, el debate avanzó. En la post-Segunda Guerra Mundial, autores como Henry Magdoff,[iii] por ejemplo, profundizaron la investigación sobre el imperialismo de su época, enfatizando la centralidad del capitalismo monopolista que se consolidaba en ese momento y su amplia vinculación con las disputas entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

Luego del final de la Guerra Fría, la victoria de los Estados Unidos y el fin de la Unión Soviética, el capitalismo sufre varias transformaciones, como la revolución tecnológica, la financiarización y la internacionalización productiva. Tales cambios están imponiendo nuevos desafíos de análisis al imperialismo. El debate continúa, hasta el día de hoy, a pesar de que la doctrina liberal se ha esforzado en la década de 90 por pintar un mundo “globalizado”, en el que se tambalearía la fuerza misma de los Estados, lo que descartaría la funcionalidad del concepto de imperialismo.

Tal como la realidad se impone, justo a principios del siglo XXI, la Guerra contra el Terror emprendida por Estados Unidos y la continuidad de su proyecto de expansión militar contribuyeron, entre otros elementos, a reajustar el debate sobre el imperialismo. Varios autores analizarán el imperialismo del siglo XXI a partir de la investigación de las transformaciones del capitalismo y la continuidad de las disputas entre Estados, incluso en el contexto de un mundo “globalizado” y de las grandes corporaciones.

Autores como David Harvey,[iv] Leo Panitch y Sam Gindin,[V] Alex Callínicos,[VI] elena madera,[Vii] John Smith[Viii] y varios otros se han centrado en las formas de manifestación concreta del imperialismo hoy, cada una a su manera y con importantes divergencias. Este desafío analítico es fundamental, pues significa comprender el propio capitalismo en su forma actual, sus manifestaciones concretas e históricas, aunque, al final, volvamos a darnos cuenta de la vigencia e importancia de las formulaciones de Lenin y, por supuesto, de las clásicas de Marx.

Siempre ponderando las divergencias presentes en estos más recientes aportes teóricos, me parece posible extraer algunas características sobre el imperialismo de nuestros días, tales como: la hegemonía incontestado de los Estados Unidos, un Estado que logró reunir en torno suyo una fuerza militar, capacidad económica y monetaria sin precedentes en el sistema internacional. Este Estado viene operando activamente tras el final de la Guerra Fría a través de la difusión de su capital, de sus empresas, ya través de una política, la neoliberal, pero también a través de guerras, golpes de estado y sanciones. La hegemonía norteamericana es un hecho fundamental y una marca del imperialismo hoy, sin la cual es imposible entender cualquier movimiento y conflicto entre estados.

Así, sobre la expansión militar de Estados Unidos tras el fin de la Guerra Fría, Moniz Bandeira[Ex] señala que, “[…] en 1995, cuando la Casa Blanca presionó al Congreso para acelerar el proyecto de expansión de la OTAN a los países de Europa Central y del Este, es decir, a las fronteras de Rusia, Theodore C. Sorensen, ex asesor y amigo del presidente John F. Kennedy (1961–1963), publicó un artículo asertivo en The Washington Post contra la política exterior del presidente Bill Clinton, señalando que era “difícil imaginar una decisión más provocativa tomada con menos consulta y consideración por las consecuencias”. Esta iniciativa, en el sentido de incorporar a los países de Europa del Este a la OTAN, violó los compromisos asumidos por el presidente George HW Bush con el presidente Mikhail S. Gorbachiov, cuando se reunificó Alemania. Así, el 2 de febrero de 1997, el embajador George F. Kennan, artífice de la estrategia de contención de la Unión Soviética, advirtió sabiamente que “expandir la OTAN sería el error más fatídico de la política estadounidense en toda la era posterior a la guerra fría.

Esta gestión del mundo perpetrada por EEUU, con un fuerte contenido bélico, pero también monetario y económico, condujo a la profundización de las desigualdades en todo el mundo ya la división, aún presente, entre países ricos y países pobres.

Pero para entender el imperialismo hoy, es necesario entender que la consolidación y expansión de los Estados Unidos se dio en medio y conectado a varias transformaciones, como la instauración de un capitalismo financiarizado, que avanza en busca de espacios de valorización, sometiendo a los Estados Nacionales y socavando cualquier posibilidad de políticas pro-desarrollo. Además, experimentamos la existencia de grandes corporaciones transnacionales (principalmente norteamericanas y europeas), que mueven su capital por el mundo periférico, en busca de mano de obra barata para la producción de bienes, en lo que John Smith, por ejemplo, llamará global. arbitraje laboral.

También es necesario considerar que vivimos bajo procesos de acumulación por desposesión, en términos de David Harvey, que abren espacios para la acumulación, en un contexto de sobreacumulación del capitalismo. Esto implica procesos de privatización y explotación de los recursos naturales por parte de empresas y países de todo el mundo.

Así, el imperialismo actual también se caracteriza por la expansión de la acumulación de capital, a través de empresas transnacionales conectadas a sus respectivos Estados Nacionales, principalmente norteamericano y europeo, pero no solo. Este tema es central para un análisis crítico de la reciente escalada de conflictos interestatales. El concepto de imperialismo todavía ayuda mucho en este sentido.

El imperialismo hoy también debe ser analizado a la luz de que en medio de sus propias transformaciones y contradicciones materiales, y a pesar del permanente ejercicio de la hegemonía norteamericana, ha visto surgir en las últimas décadas a otros países que han logrado avanzar, como Rusia y China. Este avance, cada uno a su manera, confronta la hegemonía estadounidense y reemplaza nuevas contradicciones, aunque estos Estados no tengan poder económico, bélico, tecnológico y desempeño externo comparable al de Estados Unidos, como se explicó anteriormente.

Rusia resurgió de los escombros del fin de la Unión Soviética, avanzando en la recuperación de la capacidad del Estado para dinamizar la economía, en un contexto de mejora del comercio exterior, que le permitió modernizar su aparato militar y su economía nacional.

En el caso de China, observamos un movimiento de ascensión económica expresiva, a través del mantenimiento de la centralidad del Estado en el manejo de la economía, a pesar de la amplia apertura económica y las reformas pro mercado. El país se benefició de los procesos de transnacionalización productiva, integrándose al capitalismo internacional, modernizando su industria y ha venido disputando un espacio en el campo productivo y tecnológico que hasta entonces estaba controlado por las potencias occidentales y principalmente por Estados Unidos.

La acción de EE.UU. para fortalecer su posición en territorio europeo a través de la expansión de la OTAN también puede verse como una afirmación de su poder en un escenario de avance de China en torno a las disputas entre ambos países por el comercio, el control de recursos naturales estratégicos y tecnologías, así como así como espacios para la acumulación de capital. Este me parece otro tema clave para entender las disputas que estamos viviendo.

Bueno, en base a este panorama del imperialismo actual, y los graves hechos que se han venido dando con el avance militar ruso hacia Ucrania, ¿podríamos decir que estamos viviendo una guerra interimperialista? No, al menos en términos de cómo se ha desarrollado este tipo de conflicto en el pasado. Y no sin antes matizar lo que es el imperialismo hoy.

Es imposible discutir el avance ruso sin tener en cuenta el papel hegemónico de Estados Unidos y la dimensión actual del poder estadounidense. Ese poder me parece haber alterado sustancialmente la posición y las capacidades de cada estado nación. En la propia región europea, la forma en que EE.UU. no respetó los acuerdos de no expansión de la OTAN, o la injerencia en el proceso político ucraniano que condujo al golpe de Estado de 2014 en ese país son una demostración de este poder. La capacidad monetaria para aplicar sanciones, relacionada con la hegemonía del patrón dólar flexible, es otra demostración.

Son los Estados Unidos (y en cierta medida los estados europeos más ricos) los que más se benefician de las nuevas formas de apropiación del valor global, en el contexto del imperialismo actual, a través del accionar de sus empresas transnacionales, que controlan y se apropian del valor global. productivo, y mediante la expansión del capital financiero.

En este contexto, la idea de disputas interimperialistas necesita matizarse frente a las transformaciones del capitalismo contemporáneo. Pero esto no significa el fin de las disputas entre estados, todo lo contrario. Argumentar la centralidad del imperialismo estadounidense no significa decir que otros países no se enfrentarán a este poder, de hecho, este es exactamente el punto en el que parece que nos encontramos ahora.

Rusia, aunque actúa en un marco de imperialismo marcado por la afirmación de los Estados Unidos, no está fuera del sistema capitalista ni propone otra forma de organización social. Actúa como un estado capitalista, dentro de un orden capitalista, buscando mantener las condiciones estructurales de su economía y sociedad. En ese sentido, actúa recurriendo a la violencia en la invasión de Ucrania, como hemos visto en las últimas semanas, para resistir sí, y para enfrentarse al imperio americano, pero también para sostener su economía nacional.

En este sentido, no debemos apoyar a Rusia y la invasión militar de Ucrania. Debemos reivindicar el fin de la guerra y la salida diplomática. Así como debemos exigir el fin de la expansión de la OTAN y la acción imperialista de EE.UU. en el mundo.

A principios de febrero de 2022, pocas semanas antes de la invasión rusa de Ucrania, Rusia y China publicaron una Declaración Conjunta[X] en el que afirman su asociación a niveles superiores. Algunos pasajes de este documento son interesantes para que reflexionemos sobre la reciente acción militar rusa y lo que puede constituir un nuevo orden mundial.

Además del compromiso de construir la amistad y la cooperación sin límites, el documento trae la propuesta de construir un mundo donde se defienda la democracia, pero cada pueblo debe decidir con qué método y qué tipo de democracia se va a construir. No habría un modelo único y ningún país podría decidir e imponer un tipo de democracia. El extracto representa un claro contrapunto a la forma en que Estados Unidos ha estado actuando internacionalmente.

Otros extractos también son bastante ilustrativos de lo que estamos observando: “Las partes se oponen a una mayor ampliación de la OTAN y piden a la Alianza del Atlántico Norte que abandone sus enfoques ideológicos de la Guerra Fría, respete la soberanía, la seguridad y los intereses de otros países, la diversidad de sus antecedentes civilizatorios, culturales e históricos y tener una actitud objetiva hacia el desarrollo pacífico de otros Estados”.

Se nota que los dos países están alineados, ya sea desde el punto de vista más amplio, en defensa de lo que puede llegar a constituirse como un nuevo orden mundial, opuesto al orden estadounidense, o en el tema específico de la oposición a la ampliación de la OTAN. La posición actual de China en la ONU de abstenerse de votar resoluciones que condenan la guerra en Ucrania es esclarecedora a este respecto.

¿Entonces estaríamos observando el establecimiento de un nuevo orden mundial? ¿Qué tipo de nuevo orden se establecerá, más allá de la idea de multilateralismo que aparece en los discursos?

Estas son preguntas fundamentales, aunque difíciles de responder. En el documento de asociación, Rusia y China presentan la defensa del sistema internacional y el orden mundial basado en el derecho internacional. Pero al invadir el territorio de Ucrania, por ejemplo, Rusia no respeta el derecho internacional, demostrando actuar de manera similar a las economías capitalistas occidentales, aunque tengamos que ubicar estas acciones en el contexto del imperialismo estadounidense.

Y desde el punto de vista de China, ¿qué esperar? Si bien el país reclama la construcción de un modelo socialista, China se integra al sistema capitalista, reproduciendo contradicciones internas propias del capitalismo y actuando también hacia el exterior a través de procesos también contradictorios, propios de los emprendidos por los países occidentales, como la exportación de capital. con vistas a la compra de activos estratégicos en países periféricos; la importación extensiva de productos primarios, a través de la explotación de recursos naturales y minerales, con impactos en la primarización de las economías periféricas y amplios impactos ambientales; la expansión del mecanismo de endeudamiento vía préstamos en países periféricos, principalmente más recientemente en el contexto de la Cinturón y Iniciativa de la Ruta.

Como señala Lee[Xi] analizando la presencia del capital chino en África, “si bien el capital estatal chino, con su peculiar lógica de acumulación, organización productiva y carácter distintivo administración, ofrece más espacio para la negociación, China no muestra interés, intención o capacidad para desafiar o reemplazar la infraestructura institucional existente del capitalismo del siglo XXI”.

Ciertamente, un nuevo orden mundial, de existir, se construirá sobre nuevas bases institucionales, parcialmente distintas del orden actual. Sin embargo, la forma en que han venido actuando los países que desafían el orden vigente parece demostrar la continuidad estructural de las relaciones sociales de producción capitalistas. Mientras estas relaciones persistan, también persistirán las relaciones de poder y las disputas entre los estados nacionales, así como las contradicciones y desigualdades entre las naciones.

* Valeria Lopes Ribeiro Profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal del ABC (UFABC).

 

Notas


[i] LENIN, Vladimir Illich. El imperialismo, la etapa superior del capitalismo: ensayo popular. São Paulo: Expresión Popular, 2012

[ii] FOSTER, John Bellamy. La nueva era del imperialismo. Revisión mensual. http://resistir.info/mreview/nova_era_do_imperialismo.html

[iii] MAGDOFF, Harry. La era del imperialismo. Libros en rústica del lector moderno. Nueva York y Londres. 1969

[iv] HARVEY, David. El Nuevo Imperialismo. São Paulo: Loyola, 2005

[V] PANITCH, L.; GINDÍN, S. La creación del capitalismo global, la economía política del imperio estadounidense. Nueva York: Verso, 2012. 464p.

[VI] Calinicas, Alex. Imperialismo y Economía Política Global (2009)

[Vii] MADERA, Elena M. El imperio del capital. São Paulo: Boitempo, 2014.

[Viii] Smith, J. El imperialismo en el siglo XXI: globalización, superexplotación y crisis final del capitalismo. Nueva York: Monthly Review Press, 2016

[Ex] BANDEIRA, Moniz. desorden mundial (2016).

[X] https://pcdob.org.br/noticias/em-documento-historico-russia-e-china-anunciam-alianca-ilimitada/

[Xi] LEE, CK El espectro de la China global: política, trabajo e inversión extranjera en África. chicago; Londres: Prensa de la Universidad de Chicago, 2017.

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