por PAULO SERGIO PINHEIRO*
Los recién estrenados audios del STM revelan con insospechada claridad los crímenes de la dictadura para las jóvenes generaciones
El general Mourão sigue siendo el mismo, aquel que fue exonerado del Comando Militar Sur por la presidenta Dilma Rousseff, en 2015, por conmemorar el golpe de 1964 que instauró la dictadura en Brasil. Hasta que intentó diferenciarse de su presidente, pero no pudo. Recién ahora, consultado sobre una investigación por tortura, respondió: “¿Descubrir qué? Los chicos ya están muertos, hombre. [risa]. ¿Traerás a los chicos de la tumba de vuelta?
Lamentablemente, los oficiales superiores de las fuerzas armadas brasileñas, con algunas excepciones notables, están en la misma sintonía que el vicepresidente. Baste recordar la deplorable declaración conjunta del actual Ministro de Defensa y los tres comandantes militares que dirigieron la dictadura militar –con un montón de violaciones impunes y crímenes de lesa humanidad– como un “hito histórico de la evolución política” en Brasil.
En lugar de esta visión disimuladora y edulcorada de la dictadura, luego del proyecto Brasil: Nunca Mais (1985), creado bajo el compromiso del añorado cardenal Dom Paulo y del pastor Jaime Wright, y de toda la lucha de los familiares de los políticos desaparecidos, ya no cabía duda alguna sobre la culpabilidad de la dictadura por aquellas violaciones. En la misma dirección, la ley sobre desapariciones políticas y reparación a sus familiares, de 1995, al inicio del gobierno de Fernando Henrique, establecía que los delitos comunes cometidos por agentes del gobierno durante la dictadura, como las desapariciones, eran responsabilidad de los brasileños. Estado y, por tanto, objeto de reparación a los familiares de las víctimas.
A pesar de este reconocimiento, se mantiene vigente el alcance de la Ley de Amnistía para los casos de tortura y delitos comunes cometidos por civiles y agentes del Estado durante la dictadura militar (1964-1985). A pesar de la decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de haber declarado nula la amnistía en Brasil, por tratarse de una autoamnistía para los agentes de la dictadura, consagrando su impunidad.
En 2014, el informe de la Comisión Nacional de la Verdad (CNV) demostró que la tortura y otros delitos no eran abusos cometidos por una “tigrada” autónoma. Pero se refirieron a la cadena de mando que partía de los generales, presidentes y ministros militares, llegando hasta los operadores de la tortura. El Coronel Ustra, uno de los principales torturadores, celebrado por el actual Presidente de la República, se sentó en el despacho del Ministro del Ejército como muchos de sus colegas. Después del gobierno golpista de Michel Temer, y en el actual gobierno, el informe de la CNV y sus recomendaciones fueron tirados a la basura.
Por todo ello, es destacable la investigación realizada por el profesor e historiador Carlos Fico, de la Universidad Federal de Río de Janeiro, quien gracias al Supremo Tribunal Federal tiene acceso a 10 horas de grabaciones de audio de juicios entre 1975 y 1985. ., en el Tribunal Superior de Justicia (STM). Contrariamente al chiste del general Mourão, es vital escuchar las voces de aquellos miembros del STM, como el almirante Julio de Sá Bierrenbach y los generales Rodrigo Otávio Jordão Ramos y Augusto Fragoso, que creyeron en las denuncias de tortura contra presos políticos durante la dictadura. .
Estos audios revelan con insospechada claridad los crímenes de la dictadura para las jóvenes generaciones, permiten reabrir investigaciones y condenan la lamentable celebración de la tortura por parte del jefe de la nación brasileña.
*Paulo Sergio Pinheiro es profesor jubilado de ciencias políticas de la USP; ex Ministro de Derechos Humanos; Relator Especial de la ONU sobre Siria y miembro de la Comisión Arns. Autor, entre otros libros, de Estrategias de la ilusión: la revolución mundial y Brasil, 1922-1935 (Compañía de Letras).