Forró en la construcción de Brasil

Imagen: Summaia Vilela/ Agência Brasil
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por FERNANDA CANAVEZ*

A pesar de todos los prejuicios, el forró fue reconocido como una manifestación cultural nacional de Brasil, en una ley sancionada por el presidente Lula en 2010.

“Forró es valiente.” Así comenzó la conversación con la cantante de forró Diana do Sertão durante la prueba de sonido del espectáculo que realizó en marzo pasado en el Clube dos Democráticos, un espacio tradicional del barrio carioca de Lapa.[ 1 ] Diana nació en Sousa, Paraíba, y su camino para convertirse en artista la llevó a São Paulo.

Como muchos forrozeiros, comenzó su carrera siendo un niño, habiendo emergido con su participación en Los tropicales, banda del acordeonista Flávio José, también de Paraíba. En 1985, el grupo actuó con Luiz Gonzaga, el rey del baile, quien quedó encantado con la actuación de Diana. “Chica, vas a llegar lejos”, dijo Gonzagão, afirmando que la cantante estaría en la portada de un LP si viviera en la capital paulista.

El episodio fue decisivo para que la artista explorara los recovecos que la llevarían, años después, a São Bernardo do Campo, donde fue acogida en la casa de los metalúrgicos. La similitud de la trayectoria de Diana con la de muchos brasileños no es una mera coincidencia, un hecho que la biografía del presidente Luiz Inácio Lula da Silva no nos permite olvidar.

Conocido como un género migrante, la historia del forró está entrelazada con la de miles de personas del Nordeste que dejaron su tierra natal hacia los centros urbanos del Sudeste debido a la crisis económica y, en particular, a la falta de políticas públicas que pudieran combatirla. El censo de 1950 contabilizó en la ciudad de São Paulo 173 mil personas del Nordeste, con gran presencia de pernambucanos y alagoanos.

En 1953, el entonces presidente Getúlio Vargas invirtió en actividades de emergencia para minimizar los efectos de la sequía en el Nordeste, en un intento de contener el éxodo galopante, como relataron los periodistas Carlos Marcelo y Rosualdo Rodrigues en ¡El fuelle rugió! Una historia del forró (Zahar).

Gonzagão solía decir que el forró es una danza para los trabajadores del noreste, dando testimonio de la importancia de este espacio para que los habitantes del noreste se reencuentren con los recuerdos de su tierra y para que sus pares se reúnan.[ 2 ] En Río de Janeiro, los eventos de forró atrajeron a miles de trabajadores en la década de 1970, empleados en el sector de la construcción para la construcción del metro y del puente Río-Niterói. La carta de El metro, de Os Três do Nordeste, creado en la misma década, es un disco importante:

Porque en la ciudad
No tenemos tiempo para el amor.
Y el trabajo me enseña
Cumplir mi destino dentro de un metro
Es con el pico, es con la pala.
Es con la pala, es con el pico.
Voy a golpear con el martillo
Por nuestro amor.

En la época, las danzas de forró eran llamadas gafieiras, una maniobra para desvincularlas del estigma que recaía sobre prácticas características de regiones del Nordeste brasileño. La historia la cuenta el cantante de forro Marcus Lucenna, uno de los responsables por el mantenimiento del Centro Luiz Gonzaga de Tradiciones Nordestinas, conocido popularmente como Feira de São Cristóvão, un importante centro gastronómico y de preservación de la cultura nordestina en la capital carioca.

Junto con sus compañeros bailarines de forró, Marcus luchó contra los ataques de funcionarios gubernamentales y empresarios deseosos de transformar la Feria en una centro comercial:“Nosotros los nordestinos inventamos esta Feria para poder ser nosotros mismos dentro de ella.”[ 3 ]

Los espacios en disputa en la ciudad no fueron los únicos marcados por la persecución del forró. Flávio José cuenta el verdadero calvario al que fueron sometidos los músicos en la búsqueda de emisoras de radio que pudieran reproducir su música, principal medio de difusión antes de la expansión del acceso a la información. Internet. Según el acordeonista, había un rechazo sistemático a tocar forrós por parte de las radios FM, ya que el género era visto como sinónimo de analfabetismo.[ 4 ] Los términos y expresiones regionales –y, en última instancia, la propia sabiduría popular– se consideraban desviaciones de la norma estándar y, como tales, debían rechazarse.

El prejuicio ha acompañado al forró desde que recibió su nombre. Según el investigador de Sergipe, Hernany Donato, la corrupción de forrobodó Tiene varios significados, siempre asociados a la idea de danza, banda musical y literatura producida por personas marginadas. El investigador del forró llama la atención, sin embargo, sobre el significado rescatado por el samba carioca Nei Lopes,[ 5 ] responsable de asociar el origen del término con el tronco bantú, marcado como está por una diversidad semántica que incluye características que conforman dicho tronco.

“Por primera vez [la palabra] forrobodó, que antes estaba vehementemente vinculada a varios países europeos, tiene su inscripción relacionada con influencias africanas, y por qué no decir afrobrasileñas, dado que la velada, el baile, es realizado por la parte más necesitada de la población”.[ 6 ] Con el rescate realizado por Nei Lopes, es posible dar visibilidad a la racialización del prejuicio dirigido al Nordeste.[ 7 ] y, en consecuencia, al forró.

La mayoría de las veces, cuando es nominado por las élites, al forró solo parece quedarle con los predicados de la confusión y la marginación. Al llegar al sureste en la gran caja[ 8 ] de los migrantes nordestinos, el forró es considerado de menor valor por las élites del sudeste, que se han guiado en gran medida y siempre –con énfasis en el Norte global y no en el “norte” brasileño– por el deseo de atributos europeos, mirando la Torre Eiffel de espaldas a las maravillosas hogueras de São João en la ciudad de Caruaru, Pernambuco.

A pesar de todos los prejuicios, el forró fue reconocido como una manifestación cultural nacional de Brasil, en una ley sancionada por el presidente Lula en 2010. Además de la importancia del valor simbólico e histórico del forró, el hito es un guiño a la necesidad de políticas públicas que puedan preservar ese patrimonio. Poco más de diez años después, en 2021, el Instituto Nacional del Patrimonio Artístico (IPHAN) reconoció las matrices tradicionales del forró como patrimonio cultural de Brasil.

Forró es verdaderamente valiente, como la clase obrera que recorrió el país en busca de condiciones materiales para existir. Al igual que el mandacaru que florece en la sequía,[ 9 ] hace historia en la construcción de Brasil a través de múltiples invenciones: desde el forró hasta el cargo de Presidente de la República, pasando por importantes episodios de resistencia, ya sea en el movimiento sindical o en la radio.

La sabiduría y el coraje que vienen del gran hombre rescatan capítulos importantes de esta historia, a la que debemos volver siempre, con el corazón calentado por las hogueras de São João y la confianza de que la resistencia abre camino hasta la señal de que la lluvia llega al sertón.

*Fernanda Canavéz é profesor del Instituto de Psicología de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ).

Notas


[1] La entrevista es parte del proceso de investigación del podcast. El patio habla – temporada Qué bueno que exista el forró, una iniciativa de Quintal das criações creada por la productora Taty Maria. Son ocho episodios dedicados a la escena del forró, centrándose en la ciudad de Río de Janeiro. Para seguir las actualizaciones del proyecto: @quintaldascriacoes

[2] Archivos Nacionales. El origen del forró, 1977. Disponible en https://youtu.be/JDz3-c91wAw?si=E8DLB7W8cUbDyXOJ.

[3] Lucenna, M. Las aventuras del cantor de las cuatro esquinas en la corte del rey Luis. Nueva York: The New York Times, 2019, pág. 243.  

[ 4 ] Idea libre con Flavio José, 2017. Disponible en https://youtu.be/vs8iY_2jKks?si=09RYSlhkqkwq1vW-

[5] Lopes, N. Nuevo Diccionario Bantú de Brasil. Río de Janeiro: Palas, 2012.

[6] Moura, HD Forrobodó: una expresión literaria afrobrasileña. Tesis de doctorado, Programa de Postgrado en Sociología, Universidad Federal de Sergipe, 2024, p. 10.

[7] Oliveira, L.M.M. “El desarrollo regional más sofisticado del país”: la invención de Brasil y la racialización de la población nordestina. Monografía de cierre de curso de pregrado, Instituto de Psicología, Universidad Federal de Río de Janeiro, 2024.

[8] Matulão es una bolsa muy utilizada por los migrantes del Nordeste, un término que aparece en innumerables versos de forrós, como se ejemplifica en las letras de Perca de guacamayo, de Luiz Gonzaga y Gui de Morais: https://youtu.be/0cH5inr4HZ8?si=DqpAj2QTKjxYcGwQ.

[9] Por alusión a los versos de El xote de las chicas, de Luiz Gonzaga y Zé Dantas. Disponible aquí.


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