por VERA LÚCIA FOLLAIN DE FIGUEIREDO*
Prefacio al libro Sergio Scargel
En 1995, Umberto Eco actuó en Columbia Uiversity, una conferencia titulada “Fascismo eterno”, cuyo tema fue la posibilidad del regreso del fascismo en circunstancias históricas distintas a aquellas en las que surgió, en la Italia de la primera mitad del siglo XX. Para discutir esta hipótesis, comencé describiendo las características contradictorias del fascismo de Mussolini, destacando la dificultad de asociar el término con un sistema coherente de ideas, ya que el fascismo no sería una ideología monolítica: más bien, sería un collage de diversos políticos y Tendencias políticas, filosóficas, una confusión estructurada, que, sin embargo, desde el punto de vista emocional, estaba firmemente articulada a algunos arquetipos.
Umberto Eco también recordó que, si bien los regímenes políticos pueden ser derrocados y sus ideologías deslegitimadas, detrás de ellos y de su ideología siempre hay una forma de pensar y de sentir, una serie de hábitos culturales, una nebulosa de instintos oscuros. Considerando que el término fascista se adapta a todo, porque es posible eliminar uno o más aspectos de un régimen fascista y siempre seguirá siendo reconocido como fascista, Umberto Eco presenta a continuación una lista de características típicas de lo que llamó “ur- fascismo o fascismo eterno”: concepto creado para abarcar el fascismo en sus diferentes versiones, sin ampliar excesivamente el nombre, hasta el punto de vaciarlo de significado.
Son estas ideas del semiólogo italiano las que sirven de punto de partida para el libro. Fascismo infinito, en la realidad y la ficción: cómo la literatura ha presentado el fascismo en los últimos 100 años, cuyo origen se encuentra en la tesis de maestría de Sergio Schargel Maia de Menezes, premiada por la Asociación Brasileña de Literatura Comparada (Premio Dirce Côrtes Riedel a la mejor disertación del bienio 2020-2021).
Investigador en sintonía con las teorías políticas contemporáneas y también un excelente lector de ficción literaria, Sergio Schargel pone en diálogo estos dos campos, comparando, sin superposiciones simplistas, el urfascismo en la política de la realidad y las apariciones de los urfascismos en la literatura, con el objetivo mayor de pensar en las tensiones políticas de nuestro tiempo. Al igual que Umberto Eco, Sergio Schargel también se sintió movido, durante el desarrollo de su investigación, por la sospecha de que el fascismo, o si queremos, el urfascismo, todavía nos rodea, a veces bajo las formas más inocentes, y que es nuestro deber desenmascararlo.
Después de todo, como él mismo nos informa, Freedom House, una institución estadounidense, informó de 2019 como el decimocuarto año consecutivo de recesión democrática global, con el surgimiento de movimientos antidemocráticos, que, al menos para algunos científicos sociales, podrían considerarse nuevos. versiones del fascismo, a pesar de la complejidad del contexto geopolítico contemporáneo.
Coincidiendo con el pensamiento de Primo Levi, para quien “cada época tiene su propio fascismo”, Sergio Schargel no comparte la convicción de que el fascismo sería un movimiento históricamente anticuado y, por tanto, no tendría la oportunidad de volver al protagonismo en el plano político. escena. Para él, el fascismo, como metodología del poder, sería una explotación del resentimiento, que requeriría que las crisis crecieran: “la crisis alimenta este resentimiento, lo aumenta exponencialmente. En tiempos de prosperidad, el urfascismo permanece latente. Pero, en las crisis, puede despertar con toda su fuerza”, afirma el autor.
Fascismo infinito, en la realidad y la ficción: cómo la literatura ha presentado el fascismo en los últimos 100 años no sólo lleva al lector a diferenciar términos de uso actual como autoritarismo, populismo, totalitarismo, conservadurismo, sino también a reflexionar sobre la forma en que las ideologías se entrelazan y los fenómenos políticos latentes se reinventan. De ahí el paso fluido y fluido al campo de la retórica, la guerra de los relatos y la ficción, como recurso para discutir un posible retorno del fascismo en la actualidad, al mismo tiempo que contempla la inserción de este tema en la esfera del arte.
Recordando cuánto la política debe a la retórica, Sergio tiende un puente entre la reflexión sobre los métodos del fascismo y su representación en la literatura de ficción, que también intentó dar diferentes formas e imágenes al urfascismo. El subgénero de la distopía, o utopía negativa, es el responsable de gran parte de estas representaciones, como se ve, por ejemplo, en la novela 1984, de George Orwell, estrenada en 1949, pero que, sintomáticamente, volvió a la lista de los más vendidos a principios del siglo XXI: interés reavivado, según Sergio Schargel, por el ascenso global de gobiernos autoritarios reales. Para el autor, “en la era de la posverdad, en la que los límites entre realidad y ficción son cada vez más borrosos, la literatura –y la literatura política en particular– está impregnada de realidad, volviéndose a veces más creíble que la realidad misma”.
Entre varias obras de ficción cubiertas, incluidas una película y una serie de televisión, se eligieron dos novelas como objetos centrales de análisis: No sucederá aquí del estadounidense Sinclair Lewis, estrenada en 1936 y reestrenada en 2017, en Brasil, y El esta de vuelta, de Timur Vermes, publicado en 2012, en Alemania, dos años antes de la creación de AfD, partido de extrema derecha que actualmente constituye el tercer partido más grande en la cámara alemana. El esta de vuelta, que fue adaptada al cine por David Wnendt (Alemania, 2015), retoma la idea omnipresente, incluso en el propio título, en No sucederá aquí.
Ambos trabajan con la negación de que el fascismo pueda repetirse o aparecer en otro lugar. Los mesías urfascistas, personajes de los libros analizados, utilizan, como destaca Sergio Schargel, discursos similares –que además coinciden con los discursos de sus homólogos políticos reales– presentándose como simples demócratas. La lectura de las dos obras busca comprender lo que el autor llama una estética de la destrucción, destacando, en cada una, el formato utilizado para escenificar la metodología fascista del poder.
En el contexto del Brasil actual, en el que una investigación realizada en la Unicamp, por la antropóloga Adriana Dias, identificó un total de al menos 334 células neonazis activas en el país, Fascismo infinito, en la realidad y la ficción: cómo la literatura ha presentado el fascismo en los últimos 100 años constituye una reflexión muy actual, contribuyendo a ampliar el horizonte de la crítica en el campo del arte y la política.
Aunque, como sabemos, la retórica fascista utilizó metáforas, como, por ejemplo, la de “escultor de la nación italiana” para designar a Mussolini, cuyo trabajo de esculpir a las masas permitiría, desde el punto de vista de sus correligionarios, para elevarlo a la En el campo del arte, las tensiones entre la libertad de creación y la metodología del poder fascista siempre han sido irreductibles.
Por tanto, el libro que el lector tiene entre manos termina con una parábola, trayendo a Pasolini y Didi-Huberman con sus respectivos estudios sobre las luciérnagas antifascistas y el papel del arte, especialmente el arte político, en la resistencia al urfascismo. Sergio Schargel reitera así su convicción en la importancia de la literatura como herramienta para crear conciencia y resistir la oscuridad del antiintelectualismo urfascista.
*Vera Lucía Follain de Figueiredo Es profesor de Comunicación en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (PUC-Rio). Autor, entre otros libros, de Equilibrando la ficción: narrativa, vida cotidiana y política. (Relicario).
referencia
Sergio Schargel. Fascismo infinito, en la realidad y la ficción: cómo la literatura ha presentado el fascismo en los últimos cien años. Porto Alegre, Bestiario/Clase, 2022, 198 páginas. Disponível aquí.
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