por LUIZ MARQUÉS*
Los significados de la vicepresidencia en Brasil y la batalla político-electoral de este año
Política, ideología, economía.
Las disputas en la sociedad se refieren a tres esferas: la política, la ideología y la economía. En general, las listas de partidos en elecciones mayoritarias combinan dos de ellos, o fracciones de clase dentro de uno. La dupla Tancredo Neves/José Sarney tuvo una arcada esencialmente política en la transición a gobiernos civiles, luego del oscurantismo que duró veintiún años (1964-1985). El dúo Collor de Mello / Itamar Franco, en la apertura de la década de 1990, fue un invento tejido en un oligopolio mediático, reconoció Roberto Marinho, para instaurar una tercera vía reactiva a la posibilidad de candidatos de izquierda (Leonel Brizola o Lula da Silva ) ascendiendo a la Presidencia. Se plantó entonces la semilla del neoliberalismo, es decir, el sueño de un estado mínimo para los pobres y un estado máximo para los ricos.
Con el acusación Del “cazador de maharajás”, tomó el relevo Itamar, patrocinó el Plan Real para acabar con la hiperinflación y catapultó a Fernando Henrique Cardoso. Se postuló para presidente por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). Su diputado era Marco Maciel, un intelectual del Partido del Frente Liberal (PFL), miembro de la Alianza para la Renovación Nacional (ARENA), partido oficial de la dictadura militar. FHC encarnaba la política; Maciel estaba seguro de que la economía se prepararía para la modernización neoliberal.
La composición híbrida desplegó la bandera de la conciliación para exorcizar el miedo a los conflictos “revanchistas” en la redemocratización. La Nueva República, nacida de la “Constitución Ciudadana”, promulgada por Ulises Guimarães que presidió los trabajos de la Asamblea Nacional Constituyente (1987-1988), dio frutos para bien y para mal. La dinámica ultraliberal fue la tónica del gobierno de FHC, el sociólogo atónito ante la globalización neocolonial.
Lula, el fundador del Partido de los Trabajadores (PT, 1980) con extracción del movimiento obrero, retomó –no obstante, con cambio de signo– la regimentación interclasista con el nombramiento del empresario industrial José Alencar, afiliado al Partido Liberal (PL , 2002) como diputado y el Partido Republicano Brasileño (PRB, 2005). De manera simbólica, la articulación alió a los sectores populares y al capital productivo, que genera empleos y distribuye ingresos, contra la racionalidad que imprime la hegemonía de las finanzas, que sólo genera desgracias.
La composición entrelazaba la política y la economía. La presencia de Luiz Fernando Furlan en el Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, Roberto Rodrigues en el Ministerio de Agricultura y Henrique Meirelles en el Banco Central sellaron una colaboración de clases para, en el escenario improbable, proyectar una sociedad incluyente, la integración latinoamericana y la los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica): el paso inicial hacia la multipolaridad beneficiosa para frenar la dominación imperialista del poderoso hermano del Norte.
Dilma Rousseff, “miembro” (Dicionário Houaiss) fundadora del Partido Democrático del Trabajo (PDT, 1979), cambió su nombre (PT, 2001) en el legendario gobierno de Olívio Dutra / Miguel Rossetto en Rio Grande do Sul. La primera mujer elegida “presidenta” (léase Machado de Assis) tuvo como suplente a un eminente dirigente del Movimiento Democrático Brasileño (MDB), Michel Temer, para asegurar el apoyo fisiológico del partido. En 2010 obtuvo el mayor número de senadores (21) y un importante contingente de diputados (79), mientras que el PT logró una agradecida representación en el Senado (14) y el mayor grupo en la Cámara (88). En 2013, a raíz de las manifestaciones masivas de resentimiento que suscitó el tsunami del antiPTismo, surfeado en la secuencia por el neofascismo, la situación se deterioró. Se sentía como una “tormenta en el paraíso”. Rápidamente, la buena aprobación del directivo en la silla presidencial se desplomó del 55% al 31%. Su popularidad se le escapó entre los dedos.
La muerte de la nueva república
En 2014, a pesar de mantener la bancada más grande del Senado, el MDB perdió senadores (2) y diputados (13) en la Cámara. El PT, por su parte, sufrió un desfalco de senadores (2) y diputados (19), lo que debilitó la base gubernamental bajo el fuego feroz de los procedimientos judiciales y la lawfare vitaminado por los medios de comunicación (Rede Globo, en particular). La composición Rousseff/Temer no agitó el pacto de clases a la FHC o Lula, diferencias aparte. Enredada en la maraña de cabildos para garantizar la gobernabilidad, en el Legislativo, se sumergió en la política.
No paró el afán de romper con el politica milenaria, en el enfrentamiento a las tasas de interés bancarias abusivas y, por supuesto, a la corrupción. Cuando la Policía Federal acusó a agentes de los órganos de la administración central, Dilma los exoneró. Reiterada con ministro del Trabajo Carlos Lupi (PDT), por supuestas irregularidades en convenios con Organizaciones No Gubernamentales (ONG). Pero la actitud se debió menos a una estrategia institucional y social, y más al ímpetu voluntarista: la cara oculta de la política. La “limpieza” fue elogiada.
Lástima que los cínicos aplausos de la prensa no llegaron acompañados de movilizaciones para apoyar iniciativas a favor de la reforma política. En medio de la crisis desatada, en la que las exenciones fiscales para estimular la producción no conducían a inversiones, la designación del monetarista Joaquim Levy en el Ministerio de Hacienda agravó la falta de dirección y aplomo. El cambio programático reemplazó la política por el economicismo, en el sombrío horizonte de las autoridades. Era la contraseña involuntaria para abrir la cloaca de traiciones y ratas. Eliseu Padilha, ministro de Aviación Civil, fue el primer emedebista en saltar del barco, confirmando el dicho portugués. “Ahora en los partidos se ve poco”, diría João Cabral. El discurso antipolítico ganó fuerza (“todos iguales, no me representan”).
En la Edad Media, la política no gozaba de autonomía respecto de la religión. Correspondió al florentino Maquiavelo separar la moralidad de las acciones públicas (vida activa) de la moralidad de los individuos en privado (vida contemplativa). En la Edad Contemporánea, el desafío es liberar a la política del encarcelamiento que representa el Congreso Nacional, que debilita la política. La política necesita de las calles y plazas públicas para legitimarse; encerrado en cuatro paredes, se debilita. La economía, por su parte, no puede pensarse al margen de la política y la ideología, como una técnica neutral para navegar en mares agitados. Bajo fuertes nubes, la identidad del gobierno se derrumbó y los militantes fueron empujados a un estado de catatonía. El diputado decorativo se transformaría en el Brutus que siempre fue, quitándose los guantes de la hipocresía.
Corroído por la codicia regional y sin un programa propio para el país, al mayordomo de palacio le quedaron dos alternativas: arrodillarse y orar por el electo “nacionaldesarrollista”, o consumar el golpe de 2016 para permitir el ingreso al Planalto de la plataforma derrotada. Palacio por la parte de atrás, por Aécio Neves (el playboy que no aprendió de su abuelo), bajo la etiqueta falso “Puente al Futuro”. Un puente al desempleo y el hambre, la violación de los derechos laborales/de seguridad social y la destrucción de bienes públicos, comenzando por el Presal y la Amazonía. Agregue a la lista el absurdo "límite de gastos".
Ya sea con la política desvinculada de la ideología y la economía, o con la economía aislada de la ideología y la política, el zigzag del politicismo en el Legislativo y del economicismo en el fiscalista lecciones de un “Chicago gays” actuaron como boomerangs contra la nación, en manos de estafadores de rentas al servicio del rentismo. La Nueva República murió. El Centrão ganó poder para controlar el Presupuesto de la Unión y el Ejecutivo, con el consentimiento de las clases burguesas, que estamparon en la sala una foto en marco dorado de Eduardo Cunha, su héroe favorito macunaímico. Scum es el nombre condensado de las “élites fuera de lugar”.
Viagra penetra en la historia
La designación de un alto militar -para variar, de rara luz- a la suplente de Jair Bolsonaro también está sujeta a interpretación, bajo el telón de fondo de las categorías analíticas en pantalla. En este caso, la política marcha en consonancia con la ideología, en una inflexión autoritaria y totalitaria. No ser enclaustrados y acomodados en un vértice del Estado democrático de derecho, como es el Parlamento, sino servir de cuartel nostálgico a un régimen antiliberal “que llamar suyo”, y ávido de una kit con un manual de tortura, salmón, filetes, picanhas, prótesis de pene hinchables, botox y 35 pastillas de viagra. Un naufragio.
El diputado del generalato, que ve en la sociedad la imagen de una tropa temerosa de la jerarquía, no tiene reparos en jurar lealtad a un poder con vínculos clandestinos con los milicianos. No tiene respeto por la democracia y no tiene idea de los intereses nacionales en el escenario internacional, donde es un paria. Tampoco cultiva valores republicanos. “No puedo tomar mi Viagra, ¿eh?”, preguntó la chica. Hamilton Mourão, en el escándalo que suscitó memes desmoralizador Sí se puede, pero no con resoplido público. Ve a la farmacia, recógelo y paga.
Todos bendecidos por pastores del evangelio de la prosperidad, asiduos al Fondo Nacional de Fomento de la Educación (FNDE). No se sabe qué es peor, imágenes profanas en la Biblia o sobornos en oro. Todo bajo la mirada del Ministerio de Defensa, a cargo del general Braga Neto, fiel escudero de Coisa Ruim; ambos bajo sospecha de negligencia administrativa.
En retrospectiva, el diputado formado en la escuela de Ludwig Von Mises encarnó el liberalismo del mercado y las privatizaciones, con la restauración del orden conservador y el modelo de gestión neoliberal del Consenso de Washington. El diputado empresarial vinculado a la producción textil, junto al exponente de las asambleas proletarias en el estadio Vila Euclides, ensayaron una adaptación del Estado de Bienestar Social en el país, en la línea de la Europa Occidental en la posguerra. El diputado con nariz de zorro, asiduo del gallinero metafórico de la derecha tradicional en Porto de Santos, por no sentirse cómodo con las uñas cortadas, apuñaló la institucionalidad para desencadenar el proceso de recolonización de la “patria sustraída”, en expresión de Chico Buarque.
La pregunta es: ¿el histórico miembro del PSDB Geraldo Alckmin quiere decir lo que, hoy, afiliado al Partido Socialista Brasileño (PSB) y destinado como vicepresidente en la empresa de Lula? La respuesta pasa por el “Frente por la Democracia” para rescatar a Brasil de la hecatombe a la que fue arrojado por el odio a los enormes logros apalancados en los gobiernos progresistas (2003-2016).
Primo del ex Vicepresidente de la República José Maria Alckmin (1964-1967) y sobrino del ex Ministro del Supremo Tribunal Federal (STF) Rodrigues Alckmin (1972-1978), quien cumplió cuatro mandatos como gobernador en São Paulo, estado Responsable por el 31,8% del PIB brasileño, el ex tucán transita con aplomo por la élite autóctona. Alckmin ayudaría a resolver los desacuerdos dentro de las normas constitucionales. Esta es la opinión reflejada en la curiosa decisión tomada. En la película premiada, ¡Adios Lenin!, dirigida por Wolfgang Becker, un personaje enferma, cae en coma y no presencia el derrumbe del comunismo. Por analogía, ya despiertos, quién creería que hubo una concertación capaz de unificar a Lula/Alckmin en una sola boleta. Al final de la película, al hacer un balance de los hechos, sorpresa, la Sra. Kremer sufre otro ataque al corazón, y esta vez no puede resistir. Mucha calma al airear las noticias.
Comités Populares de Lucha
En la hipótesis más optimista, se trata de un plan de vuelo con un piloto (social-popular) y un copiloto (neoliberal arrepentido, quizás) para sumar dotes conciliadoras. El destino: reponer la política bajo el signo de la palabra que apunta a la paz en una sociedad fracturada, para evitar el estallido desenfrenado de violencia que penetró en el tejido sociocultural. Sería injusto simplificar la insólita expedición de la concordia, insinuando que se reduce a vendas en conciencias atormentadas por el sentimiento de culpa. Secuela de la desventura de los que, como el diario El Estadão, en duda entre un profesor con currículum democrático y un fascista con currículum satánico, optó por votar por el enviado de las tinieblas en el fatídico 2018. Además, es alentador que la revista Carta Capital recoger las firmas de los migrantes.
El barco va. En reunión con sindicalistas, Lula nombró al nuevo “compañero” para coordinar la derogación de la reforma laboral legada por el gobierno misógino, al impedir al guerrero de “corazón rebelde”. La atención se centra en reorganizar el patrón de acumulación y en las relaciones generosas entre capital y trabajo. En ese sentido, las esferas de la política y la economía se unen para rescatar a la ciudadanía y superar una situación defensiva, con sindicatos debilitados, desmovilizados y materialmente rotos.
Entre la “ética de la convicción” y la “ética de la responsabilidad”, para evocar la división propuesta por Max Weber, prevaleció la tesis de que había que ir despacio con la litera. Dos pesos, dos medidas. El primero se mueve por puros principios, sin importar las consecuencias. El segundo está obligado a considerar el equilibrio de tácticas durante la disputa para anticipar la resistencia que acecha, lo que no implica disociar la lucha contra el bolsonarismo de la lucha contra el neoliberalismo. Luchas entrelazadas orgánicamente, en el sacrificio cotidiano.
Ernest Mandel pidió cuidado al utilizar el concepto de “fascismo” para caracterizar la gobernabilidad, por las implicaciones que de ello se derivan para la definición de una política de alianzas. El estilo fascista de un gobernante no necesariamente engloba el conjunto de acciones prácticas de su gobierno, por ser repugnante y retrógrado. No se debe hacer borrón y cuenta nueva de las caleidoscópicas combinaciones posibles entre neoconservadurismo, neofascismo y neoliberalismo en diferentes carteras ministeriales. El arco de alianzas se extendió en proporción al diseño que fusionó el bolsonarismo social (neofascista, resentido, violento, ignorante), el gobierno actual (corrupto, oscurantista, egoísta, antinacional) y Bolsonaro (racista, sexista, genocida). , nazi). La unificación del horror exige el estado de excepción.
La correlación de fuerzas existente en la sociedad quizás no requería tal elasticidad aliancista. En cualquier caso, la evaluación de las corrientes a la izquierda quienes abogaron por expandir el diálogo con el centro del espectro político, incluyendo a la derecha, dio la línea para ser operado. Los datos han sido publicados. Corresponde a los progresistas organizar la victoria del pueblo con la difusión de “comités de lucha popular”, diseminados desde Oiapoque hasta Chuí. Los que confían en Lula, confían en la combatividad de la férrea militancia del PT y nunca se rinden. Si te sirve de consuelo, nadie dijo que el camino a la utopía era una línea recta rodeada de bellas almas. Los desacuerdos han quedado atrás; Se buscan argumentos para llevar a cabo la campaña.
Afirmaciones como “No es el momento de quejarse. ¿Es o no es democracia” (Xico Sá) desafían a la intelectualidad de clase media que considera la libertad de expresión / rechazo a la censura y la derechos humanos como pétreas cláusulas de sociabilidad. Pero eso no es suficiente para ampliar la base de votantes del campo popular-democrático. Es estratégico alternar el énfasis en la esfera de la política con el énfasis en la esfera de la economía. Las sentencias perentorias “Quien ataca mucho a Alckmin no está defendiendo a la clase obrera” (Joaquim de Carvalho) sirven para diagnosticar la mala fe de los litigantes. Pero no aceptan las críticas de un Gregório Duvivier, ilustrado con refinado humor en el Noticias de Greg, que dan voz a los indignados por el “sistema”.
La batalla político-electoral
Con tolerancia a los análisis discordantes ya la diversidad de opiniones sobre el momento, para convencer a los invitados en los lugares de residencia, trabajo, estudio y ocio, es necesario metabolizar la novedad. Argumentar por qué la democracia participativa califica la existencia de “todos”. Explique cómo el espíritu de rebelión, canalizado hacia el objetivo correcto, puede detener el ataque de la barbarie al derecho de las personas a la felicidad. Proyectando el sueño de la socialización bajo el prisma del humanismo y no discriminación.
La amenaza de hordas en posesión de armas facilitadas por las “medidas provisionales”, del capitán indisciplinado, hacen que el contexto actual se asemeje al de la redemocratización en el afán de tranquilidad. La opción preferida de los dueños del casino financiero, que aprovechan los tropiezos del desgobierno, es por el desvergonzado adorador del coronel Brilhante Ustra. Tales segmentos quieren “la liquidación de los movimientos progresistas y de izquierda, así como de las instituciones liberales”, acusa Flávio HC Casimiro, en Tragedia y farsa (Fundación Rosa Luxemburgo) & expresión popular). Las intenciones de las encuestas telefónicas, metodológicamente poco fiables porque no reflejan el universo de votantes, suenan melódicas a los financieros porque propagan el aumento de los porcentajes pro Bolsonaro. Por otro lado, la manipulación de la información instiga a la población a mirar hacia el abismo – lo que devuelve la mirada, provocaría a Nietzsche. En este balancín, las expectativas suben y bajan.
En la cima de la cadena alimenticia capitalista, la solidaridad y la empatía se dan por sentadas. Prestidigitación con los números, por el contrario, como un oficio auspicioso de la astucia. En el reino del dinero-mercancía, la dinámica de la financiarización convierte la especulación y la cosificación en virtudes, con su picadora de carne y sus países. En la lógica de Wall Street, la realidad se convierte en ficción, la mentira en verdad y viceversa. En pos-verdad, el espectáculo da paso al hiperindividualismo, al “yo soberano”. Cincuenta tonos de gris frecuentan el entorno urbano y rural, fallando los colores de la libertad y la igualdad, en la televisión y en las redes sociales de internet. La masacre es diaria. Tener un estómago para soportar la sobredosis.
Nunca ha sido tan importante hablar cara a cara con amigos y conocidos para recuperar el color de la alegría y el compañerismo. O cara a cara, con precauciones de protocolo, es el antiviral que protege de la alienación, enciende la imaginación socialista, recarga la energía de los camaradas, resuelve el enigma, reconstruye la audacia y avanza. Ir y ganar colectivamente.
Recordemos el derrumbe del juez parcial que torpedeó a las grandes ingenierías brasileñas, rivales de EE.UU. en la competencia por el mercado global, y la burla del fiscal que intentó llevar R$ 2,5 mil millones, sustraídos de Petrobrás, al Juzgado 13 Federal de Curitiba en recompensa por la ayuda secreta y servil al Departamento de Justicia de los Estados Unidos, ayuda a elevar la autoestima de la multitud que realizó, tarde, los señuelos. Bueno, si hasta la Procuraduría General de la República (PGR), el Ministerio de Justicia y el STF hicieron el ridículo. Aristóteles se equivocó cuando afirmó que “la ley no tiene pasiones, que se encuentra en todo hombre”. El filósofo ignoró las villanías de Lava Jato, cuyos crímenes contra la patria quedan impunes.
La erosión de la unipolaridad ejercida por EE.UU. lleva a la urgencia de saquear las riquezas del mundo, a expensas de las clases trabajadoras y del medio ambiente, acelerando la explotación, atacando la esperanza, sofocando la insumisión, silenciando la revuelta. Como en el poema de Drummond: “Esta es la hora de las divisas, / la hora de los cortados. Manos viajando sin brazos. // ¿Guerra, verdad, flores? / La oscuridad se extiende pero no elimina la estrella / y el aire de la noche es estrictamente necesario / para seguir y seguimos”. Este es nuestro momento.
* Luis Marqués es profesor de ciencia política en la UFRGS. Fue secretario de Estado de Cultura de Rio Grande do Sul durante el gobierno de Olívio Dutra.