El embajador de Ustra

Imagen: Elyeser Szturm
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Por Oswaldo Malatesta*

Con motivo del voto de Bolsonaro por el juicio político a Dilma, su hijo Eduardo estuvo a su lado. La votación llevó un homenaje a uno de los mayores torturadores que este país tuvo la desgracia de conocer, Carlos Alberto Brilhante Ustra. En mi opinión, la mención del asesino y torturador apenas se le salió de la cabeza a Jair, ya que no creo que tenga talento para semejante ofensa. Eduardo, como se puede ver en el video, repite las palabras de su padre como si ya supiera el contenido exacto del voto de antemano. Si no fue su idea, sin duda ya conocía el tenor exacto de la manifestación y parecía bastante emocionado por la situación. Entonces no es cuestión de poner palabras en la boca de Eduardo, estaban ahí, también salieron de ahí. En palabras de Bolsonaro, el homenajeado fue “el pavor de Dilma Rousseff”.

¿Miedo? Sería mejor utilizar el término “horror”. Pero no de Dilma. Ustra era un terrorista, un terrorista de Estado. El término “terrorismo de Estado” es utilizado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de los Estados Americanos (OEA) para designar acciones de la dictadura cívico-militar, como la Operación Cóndor, que se extendió por varios países de América Latina.

Pero esto no es nada nuevo para nadie. Eduardo ya posó con una remera homenajeando a la terrorista Ustra en los pasillos de la Cámara -incluso en referencia a la referida votación, en el texto del post que acompañó a la foto-. Como su padre, Eduardo luchó siempre contra las iniciativas que buscaban restaurar la memoria y la verdad sobre el período dictatorial brasileño (1964-1985). Respecto a la comisión que investigó a los desaparecidos de Araguaia, la postura de Bolsonaro fue compararla con perros en busca de huesos. A la familia tampoco le faltan elogios para otros dictadores latinoamericanos, como Pinochet y Stroessner.

Bueno, como dije, esto no es nada nuevo. Pero hay más, siempre hay más.

El régimen cívico-militar brasileño no solo torturó y asesinó a civiles brasileños. Según la Comisión Nacional de la Verdad, al menos 24 extranjeros fueron asesinados o desaparecidos. La mayoría, 11, eran argentinos. Los demás nacieron en Uruguay (3), Bolivia (1), España (1), Francia (1), Italia (2), Yugoslavia (1), Paraguay (1), Reino Unido (1), Siria (1) y Checoslovaquia (1).

Ante la entrada de Eduardo en las filas de la diplomacia brasileña, con su nombramiento en la embajada de Brasil en Washington, queda por ver si seguirá defendiendo los intereses privados de su familia y los intereses corporativos del mal militar que fue su padre, o si adoptará una posición compatible con el Estado brasileño, que admitió, aunque no en su totalidad, los crímenes cometidos por agentes del Estado durante el régimen militar.

Me imagino cómo reaccionaría Eduardo, en actividades con sus compañeros embajadores de otras nacionalidades, especialmente de países cuyos ciudadanos fueron víctimas del terrorismo de Estado practicado por Brilhante Ustra y tantos otros, ante las preguntas sobre el destino de tales ciudadanos muertos o desaparecidos. ¿Llamará perros a los embajadores porque están interesados ​​en encontrar huesos? ¿Dirá que la dictadura “no mató mucho”? ¿O gritará que Ustra vive, a diferencia de sus víctimas?

*Oswaldo Malatesta es científico social, especializado en relaciones internacionales

Referencias

Sobre las víctimas extranjeras del régimen militar, vid. https://midiacidada.org/o-terrorismo-do-estado-brasileiro-contra-os-estrangeiros-durante-a-ditadura-civil-militar-1964-1985/

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