por JOSÉ MACHADO MOITA NETO
La prensa occidental ha aprendido a interpretar los deseos geopolíticos dominantes simplemente cambiando la palabra presidente por dictador.
Al conectar prácticas discursivas con prácticas sociales, Norman Fairclough no recordaba la pregunta más filosófica que se hacían los niños en el pasado: ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? El contexto de tal pregunta no era académico, era presentar un dilema para aquellos que sabían que las gallinas ponen huevos y que las gallinas alguna vez nacieron de un huevo. Un cambio de contexto, seguido de un cambio semántico para ampliar el significado de huevo (cualquier huevo, incluidos los huevos de reptil), puede encontrar una respuesta en la teoría de la evolución. Un discurso tiene un ciclo de vida con etapas de producción, distribución y consumo. En todas las etapas hay una presencia directa o indirecta de prácticas sociales existentes o requeridas. Un discurso combate o refuerza tales prácticas sociales.
Cuando no está clara la interdependencia entre prácticas discursivas y prácticas sociales, podemos estar ante dos fenómenos diferentes: (a) se trata de una experimentación de forzar la creación de una práctica social a partir de una práctica discursiva intensa. La estrategia de asociar el fútbol con la bebida es un ejemplo exitoso de tal experimentación; (b) es un uso ideológico que ha perdido su nexo en la actualidad, pero que aún puede reactivarse haciendo el necesario cambio de contexto y la necesaria alteración semántica. Por ejemplo, el heroísmo de Leónidas, derrotado en la batalla de las Termópilas, recuerda que el motivo de tal lucha era contener el expansionismo persa. Sin embargo, no existe el mismo esfuerzo en hacer héroes en tantas otras luchas contra el expansionismo en el mundo.
Las transformaciones de derrotas en victorias o en heroísmo desmedido han anestesiado al público que ve en el cine o aprende en la escuela algunas narrativas verdaderamente surrealistas, si se las compara con las prácticas sociales o las estrategias geopolíticas implementadas. Estas prácticas discursivas son experimentos de dejar en el pasado lo que se observa en el presente o de traer al presente lo que no sucedió en el pasado. Ambos movimientos deben ser objeto de un análisis crítico del discurso para traer nuevas interpretaciones a hechos pasados que puedan determinar hechos actuales. Comprender los discursos así construidos es emprender un observatorio de acciones futuras.
En cualquier guerra, la primera y última batalla es sobre el imaginario colectivo de las partes. El seguimiento de las prácticas discursivas, en geopolítica, precede al de las acciones tácticas. La prensa occidental ha aprendido a interpretar los deseos geopolíticos dominantes simplemente cambiando la palabra presidente por dictador oa través de artículos periodísticos que muestran cuánto tiempo lleva el gobernante en el poder. Tales noticias no son mentiras, son verdades seleccionadas. Son discursos que omiten tantos otros regímenes totalitarios con apoyo estadounidense y británico, por ejemplo.
La gran cantidad de crímenes ambientales y la derrota en la guerra de Vietnam por parte de los EE. UU. se suavizaron en varias batallas victoriosas que se muestran en el cine. El discurso sobre las armas de destrucción masiva[i] y la satanización de Saddam Hussein como enemigo sentó las bases para el apoyo social a la guerra en Irak en los Estados Unidos y el Reino Unido. En ambos casos, solo una parte de la historia, la más conveniente en términos geopolíticos, fue difundida al público con intensidad. Solo se puede acceder a los detalles que equilibran las narrativas a través de la geopolítica crítica o la antigeopolítica.
La geopolítica crítica o la antigeopolítica dirán que existen otras narrativas actuales para varios conflictos que existen interna o externamente y que influyen en el destino de las naciones. La geopolítica crítica se centra en la práctica discursiva hegemónica para mostrar omisiones, mientras que la antigeopolítica se centra en presentar una práctica discursiva no hegemónica, voces que no han podido imponerse en el presente. Tanto la geopolítica crítica como la antigeopolítica articulan nuevos discursos o metadiscursos. Debido a que estamos en Brasil, conocemos una narrativa única y convergente de varios medios que favorecen la visión geopolítica hegemónica de los países de la OTAN. Cualquier visión diferente, incluso la de neutralidad, debe ser alimentada a través de una práctica discursiva a construir.
*José Machado Moita Neto es profesor jubilado de la Universidad Federal de Piauí (UFPI) e investigador de la UFDPar.
Nota
[i] https://www.bbc.com/portuguese/articles/c5158j6902mo
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