El concepto de “relaciones de fuerza” en Gramsci

Gino Severini (1883–1966), Volando sobre Reims, 1915.
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por JALDES MENESES*

La importancia del concepto de relaciones de poder para la comprensión del conjunto teórico gramsciano

El más inspirado en Lenin de todos los conceptos filosóficos y políticos originales de Gramsci es el concepto historicista (o realista) absoluto de las "relaciones de fuerza". En Gramsci, el uso (y no el abuso) del concepto de relaciones de fuerza superó el uso estrictamente político. Llegado a modo de andar polémica altisonante, al territorio de la historia y la filosofía. Durante mucho tiempo, la verdadera axialidad política y filosófica de las relaciones de poder fue subestimada en la gigantesca fortuna crítica de los intérpretes del filósofo revolucionario italiano.

¿Qué tontería es esta? ¿Tiene algo que ver la tradición filosófica y política de Marx, Engels, Lenin y una inmensa galería de autores con el viejo historicismo alemán, plural y conservador, que relativizaba y diluía la historia en las diferencias culturales de las civilizaciones? En cierta medida, Marx y Engels, ya en el texto fundacional de la teoría materialista de la historia – La ideología alemana -, perdonen el juego de palabras, fundaron una teoría historicista de la historia alternativa al historicismo conservador cuando escribieron que, más allá de la consagrada diferencia entre “ciencias naturales” y “sociedad”, “conocemos una sola ciencia, la ciencia de la historia”. La frase no es ni naturalista ni positivista.

Básicamente, contiene avant la lettre, el mismo sentido del historicismo absoluto (o realista) de Gramsci. Incluso una simple hermenéutica percibe, en este caso, que la historia ya no es relativa a la cultura, sino a la historia misma. Por lo tanto, no tiene gracia la admiración de Marx y Engels por Charles Darwin, el genio que historizó las ciencias naturales. El vínculo entre Marx y Darwin lo explica Engels nada menos que en la oración fúnebre en el funeral de Marx en términos de "Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana". Por eso –permítanme otra nota biográfica– Marx optó por enviar uno de los primeros ejemplares del Primer Libro del Capital al naturalista británico, quien, desde lo alto de su nobleza, ciertamente no se dignó leer los garabatos de un desconocido. exilio alemán.

¿Por dónde empezar a desentrañar la maraña de temas complejos, incluso herméticos para los no iniciados, abordados en los dos primeros párrafos? En resumen, Gramsci formuló un análisis de las relaciones de fuerza. Subyace y sustenta subterráneamente todo el conjunto de la reflexión carcelaria del autor comunista. La exposición de este análisis, en el cuadernos de prisión, se encuentra en la nota número 17 del Cuaderno 13, titulada Análisis de situaciones: relaciones de poder (Gramsci, 2000 CC13: 36-46).

A primera vista, este análisis parece componer sólo un método de análisis de la coyuntura política. Nada más engañoso. La ambición de Gramsci es mucho mayor. Inmersos en el tema de las relaciones de fuerza, se incluyen núcleos temáticos mucho más amplios, en especial la gran cuestión de toda teoría social. La teoría social debe estudiar la realidad como segunda naturaleza o valor cultural. ¿Estudiar la sociedad transponiendo/adaptando los métodos de las ciencias naturales? ¿O formular una metodología histórico-política (algunos prefieren la encantadora expresión ontología) adecuada a los fenómenos sociales?

Escribe Gramsci (2000 C13V3: 40): “a menudo se lee, en los relatos históricos, la expresión genérica: relaciones de fuerza favorables, desfavorables a tal o cual tendencia. Así, en abstracto, esta formulación no explica nada o casi nada, ya que lo que se hace no es más que repetir el hecho que hay que explicar, presentándolo una vez como hecho y otra vez como ley abstracta y como explicación. Por lo tanto, el error teórico consiste en presentar un principio de investigación e interpretación como 'causa histórica'”.

Algunos no se dan cuenta de que, en el caso de analizar una situación en la que se trata del arreglo de diferentes relaciones de poder, es fundamental discernir, antes de presentar el hecho y reproducirlo como una relación de poder favorable o desfavorable (ejemplo: algunos autores describen la hecho de una crisis económica del capitalismo, de carácter cíclico, sin más, como relación de fuerza favorable al desmantelamiento del sistema), la “varios tiempos y grados” (Gramsci, 2000 C13V3: 40) intrínseca en la composición de las diversas relaciones de poder.

Según Gramsci (2000 C13V3: 40-46), existen tres “momentos” o “grados” de una relación de fuerzas dada:

1 – La relación de poder inmediatamente desvinculada de la estructura social objetiva (demografía, grado de desarrollo de las fuerzas productivas, etc.). En este caso, la relación de poder se puede explicar en términos cuantitativos, casi como una radiografía (número de habitantes en una determinada ciudad, número de establecimientos comerciales en la misma ciudad, etc.).

2- La relación de poder de contenido político, pertinente al grado de conciencia y organización de las clases de una determinada sociedad. Gramsci divide este momento en varios grados. El primero, lo llama económico-corporativo (cuando una determinada profesión o rama de actividad siente la necesidad de organizarse como grupo profesional o empresarial). Entonces, aún en las mallas del econo-corporativismo, el grupo siente la necesidad de compactar las demás profesiones o grupos empresariales, para actuar en el ámbito de una clase y no sólo en el de un grupo social restringido. Como concluye Gramsci (41), “la cuestión del Estado ya se plantea en este momento, pero sólo en el campo de la obtención de la igualdad política y jurídica con los grupos dominantes (…)”. Luego sigue un tercer momento, el de la universalización, cuando “se adquiere la conciencia de que los propios intereses corporativos, en su desarrollo actual y futuro, superan el círculo corporativo, de un grupo meramente económico, y pueden y deben convertirse en intereses de otros”. grupos subordinados. Esta es la fase más estrictamente política, que marca el paso (...) de la estructura a la esfera de las superestructuras complejas”.

3 – El momento de la relación de fuerza militar, de acción inmediata, fulminante, en un escenario histórico concreto. Gramsci también divide esta relación en dos grados: uno militar, en sentido estricto (técnico-militar), y otro político-militar, en el que el segundo grado subordina al primero, de lo contrario se caería en una ilusión militarista, en capacidad ( limitada) resolución de conflictos mediante el predominio absoluto de la fuerza. Como argumenta Gramsci (2000 C13V3: 43): “A lo largo de la historia, estos dos grados han presentado una gran variedad de combinaciones. Un ejemplo típico, que puede servir como demostración limitante, es el de la relación de opresión militar de un Estado sobre una nación que pretende alcanzar su independencia estatal. La relación no es precisamente militar, sino político-militar: en efecto, este tipo de opresión sería inexplicable sin el estado de desintegración social del pueblo oprimido y la pasividad de su mayoría”.

Dado que el pensamiento de Gramsci es sistemático bajo una envoltura fragmentaria, en este sentido, el análisis de las relaciones de poder es uno de los fundamentos de esta sistematicidad. Tome el ejemplo de Notebook 22 (americanismo y fordismo). Cualquiera que se tome la molestia de leer con atención la arquitectura de este texto verá que sigue estrictamente los elementos de “análisis de las relaciones de poder” contenidos en la nota 17 del Cuaderno 13 (Análisis de situación: relaciones de poder).

Considero que el concepto de relaciones de poder es fundamental para comprender el conjunto teórico de Gramsci, principalmente porque es una pieza decisiva para comprender el método de investigación de Gramsci. Sólo entrando en el laboratorio categórico de Gramsci es posible evaluar todo el alcance epistemológico y metodológico expresado en este concepto, a saber: las cuestiones de la filosofía, de la concepción del mundo (ideología), están también totalmente plagadas de relaciones de fuerza.

La pregunta requiere profundizar, en el sentido de buscar el núcleo de este eje político, desde el cual Gramsci aborda la totalidad de la vida social. Durante algún tiempo, Gramsci fue presentado como un “teórico de las superestructuras” –con énfasis en la superestructura política–, en contraposición al “economicismo”, dominante en la tradición marxista de la II y III Internacional. La versión no es ingenua. Al considerar a Gramsci como un teórico de las superestructuras, se puede operar, al mismo tiempo, con una versión politizada de Gramsci, separando economía y política, estructura y superestructura.

No está mal decir que la política es el punto focal de modo de andar de Gramsci. ¿Que significa eso? La fundamentación sistemática de este foco en la política debe buscarse en el ámbito de teorización que llamo análisis de las relaciones de poder, ya que la adecuada consideración de este análisis permite unificar en un solo movimiento de múltiples determinaciones política y economía, estructura y superestructura, escapando así de los escollos del economicismo y del politicismo (así como de esa verdadera perversión de la ciencia que es el cientificismo, es decir , la religión positivista de la ciencia).

La frase más conocida Cuadernos de prisiones es la de que “todo es político”, incluida la filosofía y la historia – “todo es político, incluida la filosofía o las filosofías, y la única filosofía es la 'historia en acción', es decir, la vida misma” (Gramsci, 1999 C7V1 : 246) .

Sin embargo, si “todo es política”, la respuesta a la pregunta no se encontrará simplemente en el análisis de circuito cerrado de la práctica y las instituciones políticas, en el modelo de la ciencia política. corriente principal. Véase a continuación, por cierto, el principal ejemplo del análisis de las relaciones de fuerza, derivado e implícito de/en la lectura que hace Gramsci de una de las piedras más cantadas de la teoría global de la historia de Marx (lamentablemente asumida como dogma por los diámetro; odiado sin más reflexión por los posmarxistas), el conocido Prefacio de 1859 a Introducción a la Crítica de la Economía Política (Marx). Pues bien, Gramsci (1999 C11V.1: 140), en un intento de operar una síntesis, digamos, historicista (o realista) absoluta, reduce, para empezar y nunca para terminar la conversación, a dos axiomas – de hecho, siguiendo tal y cuál es la letra de la “reducción” marxista enunciada en el famoso prefacio – nada menos que la historia universal de los modos de producción. Así, existen dos relaciones básicas de poder de los modos de producción en la historia y entre ellos en un mismo período histórico: “1) La humanidad sólo se plantea siempre tareas que puede resolver; la tarea misma sólo surge cuando las condiciones materiales para su resolución ya existen o, al menos, ya están en proceso de existir; 2) Una formación social no desaparece antes de que se hayan desarrollado todas las fuerzas productivas que todavía contiene; y nuevas y superiores relaciones de producción no toman su lugar antes de que las condiciones materiales para la existencia de estas nuevas relaciones se hayan generado ya en el seno de la vieja sociedad – estas proposiciones deberían haber sido analizadas en toda su importancia y consecuencias. Sólo sobre esta base es posible eliminar cualquier mecanismo y cualquier rastro de superstición 'milagrosa'; sólo en él debe situarse el problema de la formación de grupos políticos activos y, en última instancia, también el problema del papel de las grandes personalidades en la historia”.

Gramsci nunca se aparta de este análisis (incluso cuando el tema no es la política, sino la filosofía y la historia), es precisamente lo que tiene el poder de dar sistematicidad a su reflexión. Imitando el áspero vocabulario de ese marxista extraordinario, Poulantzas: el análisis de las relaciones de poder es el marco de modo de andar gramosciano.

*Jaldés Meneses Es profesor del Departamento de Historia de la UFPB.

referencia


Las citas de Cuadernos de la prisión de Gramsci son de los seis volúmenes de la edición brasileña, publicados por la Editora Civilização Brasileira, traducidos por Carlos Nelson Coutinho, Marco Aurélio Nogueira y Luiz Sérgio Henriques.

 

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