El capitalismo es más industrial que nunca

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por HENRIQUE AMORIM & GUILHERME HENRIQUE GUILHERME*

La indicación de un capitalismo de plataforma industrial, en lugar de ser un intento de introducir un nuevo concepto o noción, pretende, en la práctica, señalar lo que se está reproduciendo, aunque sea de forma renovada.

1.

La inserción de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en la producción y la vida cotidiana dio lugar a teorías, especialmente en las décadas de 1980 y 1990, que sugerían que el “viejo” capitalismo industrial se había transformado en una sociedad postindustrial. En esta nueva sociedad, las contradicciones inherentes al capitalismo se habrían trasladado de la producción y el trabajo a otras áreas de la vida social.

Esta idea se basa en dos supuestos erróneos: el primero considera a la industria como un simple sinónimo de fábrica, lo que llevó a un grupo de autores[i] a la conclusión de que el capitalismo habría superado la producción fabril y, por tanto, el trabajo y la clase obrera habrían perdido su importancia política y social.

El segundo error radica en una comprensión limitada, muy presente entre los economistas, de que industrial sería sinónimo de sector secundario. A partir de la división por sectores de la economía, sector primario (agricultura), secundario (industria) y terciario (servicios), la industria quedaría restringida a la producción fabril.

La perspectiva postindustrial puede ser confrontada, en primer lugar, a partir de las referencias de Karl Marx sobre las formas iniciales de la industria capitalista en el campo, que él discute en el capítulo “La llamada acumulación primitiva” de La capital. Además, en otro punto de esta obra, cuando Marx analiza las metamorfosis y el ciclo del capital, vemos que el capital, considerado por el autor en su ciclo global como capital industrial, recibe este nombre precisamente para señalar que la forma industrial “abarca toda rama de la producción realizada de manera capitalista”. (Marx, 1985, pág. 41).[ii]

Partiendo de esta premisa conceptual, podemos entender que la industria va más allá de fábricas o sectores económicos específicos: lo industrial es una forma de producción. Más aún, la producción industrial es la forma central de producción en y para las sociedades capitalistas.

2.

La segunda confrontación con la perspectiva postindustrial se puede realizar al observar la presencia de formas estructurales de organización de la producción capitalista a lo largo de la historia. A partir de la división en clases sociales, la cooperación capitalista da lugar a la forma histórica capitalista de organización del trabajo. Es bajo la cooperación capitalista que se organiza la división social del trabajo específicamente capitalista: basada en el trabajo social combinado bajo el mando del capitalista.

Las plataformas digitales reproducen y amplían esta forma. En este contexto, se profundiza el proceso de externalización productiva, impulsado por la introducción de esta nueva fuerza productiva o plataformas digitales como “nueva maquinaria”. El trabajador colectivo, renovado bajo los principios de la cooperación capitalista, reproduce la estructura industrial-cooperativa al tiempo que profundiza la subordinación al capital, incorporando antiguas y nuevas prácticas de gestión del trabajo.

La explotación del trabajador colectivo se refuerza así a medida que el trabajo socialmente combinado se reorganiza en el espacio y el tiempo. El antiguo trabajo a destajo adquiere actualmente una nueva forma (Casilli, 2020; Gray; Suri, 2017) en una amplia gama de actividades: entrenamiento de sistemas de Inteligencia Artificial (Le Ludec et al, 2023); moderación de contenido de redes sociales; servicios de transporte y entrega de alimentos basados ​​en aplicaciones (Amorim & Moda, 2021); y actividades como generar seguidores para personas influyentes y producir desinformación (Grohmann; Corpus Ong, 2024).

Esta radicalización de la industria se desarrolla simultáneamente con la dispersión del trabajo (Harvey, 1992) en un doble sentido: en primer lugar, se produce una fragmentación más profunda del trabajo (división en tareas más pequeñas, microtareas, estandarización, guiones); y en segundo lugar, se produce un mantenimiento del control sobre el trabajador colectivo a través de internet, las TIC, los datos y los algoritmos como mecanismos para articular esta dispersión de trabajadores y tareas más pequeñas, configurando una nueva combinación entre trabajos cada vez más subdivididos.

La producción industrial contemporánea, con los procesos de externalización de la producción (outsourcing, desplazamiento global de los procesos productivos y, más recientemente, con la plataformización) mantuvo el control y centralizó aún más el poder sobre el trabajo, manteniendo relaciones jerárquicas con las empresas subcontratadas y, ahora, con los trabajadores de plataformas.

Esto impone exigencias estrictas tanto en cuanto a la calidad como a la cantidad de los bienes producidos o de los bienes y pasajeros entregados, a menudo con plazos más cortos y menos predecibles. Este acuerdo permitió a las empresas contratistas ampliar sus márgenes de ganancia y al mismo tiempo reducir progresivamente la cantidad de trabajo realizado dentro de sus propias instalaciones (Chan, Pun y Selden, 2019). 

Este proceso refleja sólo la punta del iceberg, la manifestación más reciente de la acumulación flexible (Harvey, 1992), que se caracteriza por la flexibilización productiva, el aumento del desempleo y la gestión del trabajo y de los trabajadores a través de mecanismos de participación y autorresponsabilidad. Así, la subcontratación se produce en múltiples dimensiones: dentro de las empresas, impactando las prácticas de contratación, los salarios y las horas de trabajo; y en sus relaciones externas, a través de una amplia externalización a nivel nacional y global (Tomasina, 2012).

3.

Capitalismo de plataforma industrial[iii] Se sustenta en estructuras que permanecen “ocultas”, ocultas bajo una narrativa que posiciona las plataformas y tecnologías digitales como las únicas alternativas al desarrollo social.[iv]. La externalización de procesos de producción es la forma fragmentaria y temprana de lo que hoy se conoce como plataformas digitales.

La combinación de tecnologías, globalización financiera y políticas neoliberales ha permitido al capitalismo descentralizar y dispersar aún más la producción y el trabajo. A través de estos mecanismos, el capital expandió las prácticas de externalización y reducción de costos, impulsadas por la plataformización del trabajo y la erosión sistemática de los derechos laborales.

Además, el capitalismo de plataforma industrial se basa en la división internacional del trabajo, que configura la organización socioeconómica específica de cada región e influye en su relación con la (des)protección laboral y el nivel de precariedad local. Esto significa que, si bien las plataformas digitales se basan en modelos similares en diferentes partes del mundo, exploran la forma en que los mercados laborales se estructuran históricamente al interior de cada formación social, con sus debilidades y desigualdades sociales específicas, resultando en la creación de una geopolítica de explotación del trabajo en las plataformas (Abílio, Amorim, Grohmann, 2021).

Al asumir tales debilidades y desigualdades sociales[V]El capitalismo de plataforma industrial crea la apariencia de un autómata tecnológico eficaz y eficiente, la punta del iceberg. iceberg, pero que se sustenta sobre una base de desigualdades, debilidades sociales y jurídicas que cristalizan procesos históricos de informalización y precariedad laboral.

En términos simples: ningún trabajador aceptaría transportar personas vía app, de un lugar a otro, 14 horas al día, si existieran alternativas laborales y laborales más dignas o si las empresas de apps, cuando estuvieran obligadas legalmente, pagaran a estos trabajadores por todo el tiempo que estuvieran a disposición de las plataformas. 

Como mencionamos, las plataformas digitales llevan las marcas estructurales de los procesos de acumulación y externalización flexibles, siendo una síntesis de estos procesos. A medida que se difunde la lógica de la plataforma, renueva las relaciones sociales de explotación cristalizadas históricamente desde la colonización y la Revolución Industrial. Algunos, en esta relación, son responsables de proporcionar las materias primas necesarias para construir las infraestructuras de la plataforma; otros para proporcionar datos para el análisis de Big Data; o incluso reclutando y organizando trabajadores para microtareas y capacitación en Inteligencia Artificial.

Si existe, en este sentido, una diversidad de capitalismos de plataforma en el mundo, como proponen algunos autores[VI], esta diversidad está determinada por la misma diversidad que marcó la génesis y formación de la producción industrial capitalista.[Vii]

Al enfatizar el aspecto industrial del capitalismo contemporáneo, queremos por tanto distanciarnos del selecto grupo de quienes sólo destacan las novedades de las transformaciones productivas y relegan sus elementos de permanencia a una importancia secundaria. En un contexto en el que las transformaciones son cada vez más rápidas, enfatizar lo que se reproduce en lo aparentemente nuevo parece ser un buen camino para el análisis crítico de la producción capitalista contemporánea en la que las plataformas digitales son piezas centrales.

En otras palabras, la idea de un capitalismo de plataforma industrial, si podemos resumirlo así, no opera en armonía con nociones aparentemente similares, como, por ejemplo, las de “sociedad de la fatiga”, “capitalismo de vigilancia” o “capitalismo cognitivo”. Por el contrario, busca resaltar los aspectos centrales (y constantes) de la producción capitalista mistificados por una estructura tecnológica fetichizada.

La indicación de un capitalismo de plataforma industrial, en lugar de ser un intento de introducir un nuevo concepto o noción, pretende, en la práctica, señalar lo que se está reproduciendo, aunque sea de forma renovada. En consecuencia, el análisis de las plataformas digitales se vuelve más complejo al aparecer como la parte más visible de un largo y recientemente acelerado proceso de externalización de los costos de producción que profundiza la forma industrial de la producción capitalista.

*Henrique Amorim es profesor de Sociología en la Unifesp.

*Guilherme Henrique Guilherme es estudiante de doctorado en Ciencias Sociales en la Unifesp.

Referencias


Abílio, LC (2021) Uberización: Manicuristas, mensajeros en motocicleta y la gestión de la supervivencia. En: MARQUES, Léa (ed.) Trayectorias de la informalidad en el Brasil contemporáneo. Nueva York, Nueva York: Routledge, 2021. 173-191.

Abilio, LC, Amorim, H. y Grohmann, R. (2021). Uberización y plataformización del trabajo en Brasil: conceptos, procesos y formas. Sociologías, 23, 26-56. https://doi.org/10.1590/15174522-116484

Amorim, H; Cardoso, A; Bridi, M. (2022) Capitalismo de plataforma industrial: externalizaciones, síntesis y resistencias. Cuaderno CRH, v. 35, pág. 1-15, 2022.

Amorim, H., Moda, F. (2021). Trabajo basado en aplicaciones: una síntesis de la intensificación del trabajo, la informalidad y la resistencia política en el contexto de la pandemia de COVID-19. Revista Trabajo, Política y Sociedad 6:105–24. doi: https://doi.org/10.29404/rtps-v6i10.834.

CAMPANA, Daniel. El advenimiento de la sociedad postindustrial: un intento de previsión social. Nueva York: Routledge, 1973.

Casilli, A. (2020) De la clase virtual a los trabajadores del clic: La transformación del trabajo en servicio en la era de las plataformas digitales. MATRICES, 14(1), Artículo 1. https://doi.org/10.11606/issn.1982-8160.v14i1p13-21

Castells, Manuel. 1999 La sociedad red. Sao Paulo: Paz y Tierra.

Chan, J., N. Pun, M. Selden. (2019) La política de la producción global: Apple, Foxconn y la nueva clase trabajadora china. Antunes, R (ed.) Riqueza y miseria del trabajo en Brasil IV: trabajo digital, autogestión y expropiación de la vida. São Paulo: Boitempo.

Gorz, A. (1982) Adiós a la clase trabajadora. Un ensayo sobre el socialismo postindustrial. Plutón Press.

Gray, M. L., Suri, S. (2017). Los humanos que trabajan detrás de la cortina de la IA. Harvard Business Review. https://hbr.org/2017/01/the-humans-working-behind-the-ai-curtain

Grohmann, R., Qiu, J. (2020). Contextualizando el trabajo en plataformas. Contraataque, 39(1). https://doi.org/10.22409/contracampo.v39i1.42260

HABERMAS, Jünger. Teoría de la Acción Comunicativa. Madrid: Taurus, 1987.

Harvey, D. (1992) Condición posmoderna: una investigación sobre los orígenes del cambio cultural. Nueva York: Oxford University Press.

Inglehart, Ronald. 1977 La revolución silenciosa. Princeton, Nueva Jersey: Princeton University Press.

Le Ludec, C., Cornet, M. y Casilli, AA (2023). El problema con la anotación. Trabajo humano y subcontratación entre Francia y Madagascar. Big Data y sociedad10 (2).  https://doi.org/10.1177/20539517231188723

Marx, K. (1985) O El Capital: Crítica de la Economía Política, Volumen II, Libro Dos. Sao Paulo: Nueva Cultura

Steinberg, M., Zhang, L. y Mukherjee, R. (2024). Capitalismos de plataforma y culturas de plataforma. Revista Internacional de Estudios Culturales, 1-9

Steinberg, M. (2022). Del capitalismo automovilístico al capitalismo de plataformas: el toyotismo como prehistoria de las plataformas digitales. Estudios de organización, 43(7), 1069-1090. https://doi.org/10.1177/01708406211030681

Surie, A., Sharma, L. V. (2019). El cambio climático, la pobreza agraria y el papel de los mercados laborales digitales: evidencia de Bengaluru, Karnataka. DECISION, 46(2), 127-138. https://doi.org/10.1007/s40622-019-00213-w

Tomasina, F (2012) Problemas en el mundo del trabajo y su impacto en la salud. Crisis financiera actual. Revista de Salud Pública, 14, 56-67.

Touraine, Alain. 1970 Sociedad postindustrial. Lisboa: Moraes Publishers.

Notas


[i] Es posible señalar como representantes de esta perspectiva, cada uno a su manera, por ejemplo, (BELL, 1973); (CASTELLS, 1999); (GORZ, 1982); (HABERMAS, 1987); (INGLEHART, 1977); y (TOURAINE, 1969).

[ii] Autores como los obreros italianos trabajaron la idea de la expansión fabril, apuntando al concepto de “fábrica social”. Nos damos cuenta, sin embargo, de que hay una intensificación de la producción industrial capitalista, sea material o inmaterial, tangible o intangible, de productos o servicios. Más aún, esta intensificación de lógica de producción industrial está presente de forma renovada en las plataformas digitales de trabajo.

[iii] La idea del capitalismo de plataforma industrial aparece por primera vez en: Amorim; Cardoso y Bridi (2022).

[iv] Steinberg (2022) ofrece un contrapunto convincente a estas tesis, rastreando los orígenes de las plataformas digitales hasta la industria automotriz, particularmente el Sistema de Producción de Toyota.

[V] Abílio (2021), por ejemplo, destaca cómo las características de precariedad prevalecientes en trabajos tradicionalmente dominados por mujeres se están extrapolando al trabajo en plataformas.

[VI] Steinberg et al (2024) proponen una lectura plural para abordar de manera integral los múltiples efectos de la plataformización y descentralizar a “Occidente” en las discusiones sobre plataformas. Destacan que los análisis centrados en Europa y Estados Unidos no consideran los diferentes roles de los Estados en relación con las plataformas. Centrándose en Asia, destacan la plataformización liderada por el Estado y las variadas relaciones entre el Estado, el mercado y las plataformas. En este sentido, la teoría, para estos autores, debería reflejar la diversidad de “capitalismos de plataforma realmente existentes”.

[Vii] Un ejemplo de cómo puede tomar forma este debate es la discusión en torno al “trabajo informal”, que destaca que, para la mayoría de los trabajadores del Sur Global, el “trabajo informal” es una parte estructurante de los mercados laborales, mucho antes del advenimiento de las plataformas (Grohmann y Qiu 2020; Abílio 2021; Surie y Sharma 2019).


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