por CAIO BUGIATO*
La “doctrina” de guerra hasta el final de la cumbre de Washington se materializó en la incursión ucraniana en territorio ruso, en la provincia de Kursk
1.
he insistido en dos tesis sobre la OTAN. En primer lugar, es una organización internacional político-militar expansionista, no defensiva. Dentro de Europa, su número de miembros aumentó de 12 en 1949 a 32 en 2024 y fuera del Viejo Continente, sus programas de asociación llegan actualmente a un centenar de países de todo el mundo. Además, históricamente la OTAN ha presionado a sus miembros para que inviertan el 2% del PIB en defensa, cifra alcanzada por 23 de ellos.
En segundo lugar, su objetivo principal no es garantizar la defensa de sus firmantes, sino más bien impedir el surgimiento y demoler cualquier forma de potencia no alineada, capaz de competir o representar una amenaza para la supremacía estadounidense, principalmente y para sus socios europeos más pequeños. Este fue el caso de la URSS en el siglo XX y de sus principales operaciones militares (fuera de Europa) en Yugoslavia, Afganistán y Libia. Su organización y objetivo tienen detrás la dinámica misma de la expansión del modo de producción capitalista (neoliberal) –generador de una cadena occidental imperialista– y la destrucción de los obstáculos a ello.
Los discursos y documentos de la OTAN llevan una especie de cláusula ideológica a la hora de afirmar el compromiso de defender valores como la democracia, las libertades individuales y el respeto a la ley. Ahora bien, son principios abstractos que no especifican contenidos –¿qué tipo de democracia?; ¿qué libertades individuales?; ¿Cuál es la naturaleza de este derecho? – y se dejan a la interpretación. Son principios identificados con el Liberalismo, que normaliza el capitalismo como un estado natural de la vida humana, en el que la democracia liberal y la economía de mercado son instituciones superiores, la libertad está dirigida a los individuos de las clases dominantes y la ley es la desigualitaria que favorece sus actividades. .
Además, estos principios, cuando se aplicaran en las relaciones internacionales, supuestamente darían como resultado la armonía y la paz cuando todos los estados los siguieran, lo que formaría un sistema cooperativo y estable. Para que este sistema no se vea amenazado por Estados que no lo siguen, sería necesario llevarlos hasta ellos, a menudo mediante guerras “justas”.
2.
La última cumbre de la OTAN con motivo de su 75º aniversario, celebrada en Washington entre el 9 y el 11 de julio de 2024, no se desvió de esta línea política. Sus declaraciones finales, Declaración de la Cumbre de Washington e Declaración del Consejo OTAN-Ucrania dar la bienvenida a los nuevos miembros Finlandia y Suecia y destacar la continuidad de sus programas de asociación global: Asociaciones para la Paz, Diálogo Mediterráneo e Iniciativa de Cooperación de Estambul.
(Re)establecer a Rusia como principal amenaza y otros enemigos como Bielorrusia, China, Irán y Corea del Norte:
“La invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia ha destrozado la paz y la estabilidad en el área euroatlántica y ha socavado gravemente la seguridad global. Rusia sigue siendo la amenaza más importante y directa a la seguridad de los aliados. (…) Las acciones desestabilizadoras de Irán están afectando la seguridad euroatlántica. Las ambiciones declaradas y las políticas coercitivas de la República Popular China (RPC) continúan desafiando nuestros intereses, seguridad y valores. La asociación estratégica cada vez más profunda entre Rusia y la República Popular China y sus intentos de socavar y remodelar el orden internacional basado en reglas, que se refuerzan mutuamente, son motivo de profunda preocupación”.
Además, elogian el aumento de la capacidad militar de la Organización y destacan su potencia nuclear:
“La disuasión nuclear es la piedra angular de la seguridad de la Alianza. El propósito fundamental de la capacidad nuclear de la OTAN es preservar la paz, prevenir la coerción y disuadir la agresión. Mientras existan armas nucleares, la OTAN seguirá siendo una alianza nuclear”.
Y se comprometen a la integración de Ucrania en la OTAN y a una ayuda militar, humanitaria y financiera de 40 millones de euros al año. Como han dicho otros analistas, tales documentos pueden leerse como una verdadera declaración de guerra, en un momento en que la superioridad rusa en el campo de batalla es evidente.
El fracaso de la contraofensiva ucraniana a finales del año pasado fomentó la desconfianza y una reducción de la ayuda por parte de los estadounidenses, como se muestra en el gráfico siguiente. Sin embargo, el avance ruso revivió los esfuerzos occidentales (entre los que se encuentra la cumbre de Washington), también en el campo de batalla, como se muestra en el mapa siguiente.
Ayuda militar, humanitaria y financiera europea y estadounidense a Ucrania
![](https://dpp.cce.myftpupload.com/wp-content/uploads/2024/08/caio1.png)
Ataque ucraniano en territorio ruso
![](https://dpp.cce.myftpupload.com/wp-content/uploads/2024/08/caio2.png)
La “doctrina” de la guerra hasta el final de la cumbre de Washington –que tiene a los ucranianos en primera línea– se materializó en la incursión ucraniana en territorio ruso, en la provincia de Kursk. A principios de agosto de 2024, el gobernador de Kursk admitió que una zona de 12 kilómetros de largo y 40 kilómetros de ancho, con 28 ciudades, estaba bajo control de Kiev. Según los informes, las fuerzas ucranianas avanzaron hacia las ciudades de Nikolayevo-Daryino y Oleshnya.
La región rusa se encuentra bajo estado de emergencia, se han desplegado tropas y se han reforzado las medidas de seguridad alrededor de una planta nuclear. Los analistas occidentales son optimistas y dicen que la incursión es un punto de inflexión en la guerra. Considerando el fracaso de la contraofensiva y los problemas de las fuerzas armadas ucranianas ante toda la ayuda de la OTAN, esta incursión no es sólo un intento de desviar esfuerzos del principal frente de batalla, sino que es la propia OTAN en Rusia, la Es la primera vez que tropas extranjeras entran en territorio ruso desde la Segunda Guerra Mundial.
* Caio Bugiato es profesor de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la UFRRJ y del Programa de Postgrado en Relaciones Internacionales de la UFABC.
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