por LUIS FELIPE MIGUEL*
No son sólo las mentiras las que amenazan la democracia. Control sobre los comportamientos también. Sin ciudadanos autónomos no es capaz de sobrevivir
1.
Elon Musk decidió pasar al ataque. Amenaza con ignorar las decisiones de los tribunales brasileños sobre Twitter (al que sólo llama “X”). Dice que perderá dinero, pero que los "principios" son más importantes.
Pretendemos creer. Al igual que las otras voces de extrema derecha de las que Elon Musk se ha convertido en líder, se habla mucho de principios, pero si miras un poco puedes encontrar la verdadera motivación: el dinero.
El periodista Luís Nassif sumó los puntos. Agentes de la Fundación Lemann en el MEC elaboraron un aviso sobre la informatización de las escuelas con requisitos aleatorios que sólo el Starlink de Elon Musk podía cumplir.
Jorge Paulo Lemann, el saqueador de Lojas Americanas y líder, como decía Luís Nassif, de un curioso grupo de multimillonarios que entran “sólo con recomendaciones, no con dinero”, está interesado en hacer negocios con Jorge Paulo Lemann, Elon Musk. Por eso me gusta.
Pero el esquema se filtró y el MEC rectificó el aviso, eliminando la broma que beneficiaba a Starlink. Es por eso que Jorge Paulo Lemann, Elon Musk, está enojado y decidió contraatacar.
La única duda es si los ataques se combinaron con el bolsonarismo o si (lo que es más probable) el multimillonario decidió por su cuenta, sabiendo que la extrema derecha local le seguiría de oído.
2.
La reacción de Elon Musk es otro de los riesgos que genera el hecho de que organizaciones monopólicas, privadas, extranjeras y con ánimo de lucro se hayan convertido en el gran escenario en el que se desarrolla el debate público.
El multimillonario nacido en Sudáfrica destaca por sus modales desenfrenados y de niño mimado. Asiste a reuniones de negocios en estado de ebriedad, responde a tweets con emojis de caca, es un experto en bravuconadas, traumatiza a sus hijos nombrándolos de manera extraña (“X Æ A-12”, “Exa Dark Sideræl”, “Techno Mechanicus Tau”). Pero Mark Zuckerberg y Larry Page, por nombrar sólo dos ejemplos, son igualmente depredadores y perjudiciales para la democracia.
Las plataformas sociodigitales son experimentos de modulación masiva del comportamiento. No importan las consecuencias en términos de calidad del debate público, seguridad y salud mental (especialmente de niños y jóvenes), sostenibilidad ambiental o preservación de derechos: lo que quieren es ganancias y poder.
La doctrina liberal de la libertad de expresión, que aún hoy informa muchas de nuestras expectativas, incluía dos supuestos que ahora están erosionados.
La primera es que sería posible actuar como si, por regla general, los oradores actuaran de buena fe. Esto ya no es sostenible en un entorno de mentiras descaradas difundidas a un ritmo industrial.
La segunda es que el debate abierto promovería el triunfo de posiciones más sólidas, mejor fundamentadas y con mayor apego a la realidad.
Por lo tanto, gran parte de las críticas al antiguo sistema de medios corporativos apuntaban a ampliar la pluralidad de voces, de modo que diferentes intereses sociales pudieran competir con mayor igualdad en la esfera pública.
La comunicación guetizada de las plataformas, con sus “burbujas” independientes, cambia completamente la situación.
Es necesario tener criterios lo más claros posible sobre la línea divisoria entre contenidos legítimos e ilegítimos. La solución no es dejar todo al criterio de Alexandre de Moraes –ni, mucho menos, de Elon Musk o Mark Zuckerberg–.
Pero eso no es suficiente. También es necesario regular el funcionamiento de los algoritmos y regular el modelo de negocio de las plataformas, para reducir su imperio sobre los usuarios.
No son sólo las mentiras las que amenazan la democracia. Control sobre los comportamientos también. Sin ciudadanos autónomos, no puede sobrevivir.
*Luis Felipe Miguel Es profesor del Instituto de Ciencias Políticas de la UnB. Autor, entre otros libros, de Democracia en la periferia capitalista: impasses en Brasil (auténtico). Elhttps://amzn.to/45NRwS2]
Publicado originalmente en las redes sociales del autor.
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