por CICLAMIO L. BARRETO*
El analfabeto científico es como el analfabeto político: gente capaz de servidumbre voluntaria, de elegir representantes anticientíficos, sin preparación, subordinados a los poderosos; gente sumisa a los especuladores oportunistas
El peor analfabeto es el analfabeto científico.
No le interesa la información científica.
Por cierto, es del tipo que probablemente nunca ha admirado un cielo estrellado, ni tiene la menor idea de lo que es un átomo o una galaxia.
No concibe la idea de que la luz tenga una velocidad, más aún siendo finita.
La Segunda Ley de la Termodinámica, enunciada en el siglo XIX y tema tratado en Enem, no forma parte de su intelecto.
Nunca trata de elaborar una explicación a un hecho científico, aunque no tenga la menor condición para ello.
En la escuela siempre decía que la ciencia no le serviría de nada en la vida, justificándose así no aprendiendo nada.
No le importa que la ciencia sea la base de toda tecnología y ni siquiera se da cuenta de este hecho asombroso.
Desprecia las explicaciones científicas de los fenómenos cotidianos.
Ignora que la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades requieren conocimientos científicos, siendo completamente irracional frente a las vacunas.
Argumenta que la tierra es plana, que no tiene más de 6 años y que la ley de la gravedad no explica nada.
Quizás seas del tipo que todavía está seguro de que el Sol es el centro del Universo.
Tiene una atracción irresistible por una diversidad de temas de pseudociencia, desde la astrología hasta la curación cuántica.
Se declara aficionado irrestricto e incondicional a la medicina alternativa y al creacionismo, cuando no al espiritismo científico.
Cada vez que alguien le habla de la evolución biológica, responde que es solo una teoría, como si supiera lo que es una teoría científica.
Su “biología” lo lleva al racismo biológico oa la psiquiatría biológica.
Su idea sobre la química es que es un instrumento para propagar el mal.
El analfabeto científico es tan falto de inteligencia que se enorgullece y saca pecho diciendo que odia la ciencia y desprecia la educación.
El imbécil no sabe que de su ignorancia científica nace el subdesarrollo del país, la prostitución, el menor abandonado, el anciano maltratado, el drogadicto, la deshonra del medio ambiente, los prejuicios de género, raza, condición social, etc. ., las fake news y el peor de todos los bandoleros, que son políticos torcidos, canallas, corruptos y lacayos de inescrupulosos empresarios nacionales y multinacionales, cuyas actividades conducen al agotamiento de los recursos, y cuyo mayor interés es la remisión de utilidades al exterior .
El analfabeto científico es como el analfabeto político: gente capaz de servidumbre voluntaria, de elegir representantes anticientíficos, sin preparación, subordinados a los poderosos; gente sumisa a los especuladores oportunistas y, quién sabe, también a los veteranos criminales impunes, ellos también analfabetos científicos.
*Ciclamio L. Barreto Profesor del Departamento de Física de la Universidad Federal de Rio Grande do Norte.
Texto inspirado en “El analfabeto político” de Bertolt Brecht
Publicado originalmente en la revista Física en la Escuela, Vol.17, No.2, 2019 pág. 5.