El advenimiento de una biocivilización

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por LEONARDO BOFF*

La economía, la política y la cultura deben estar al servicio de mantener y expandir las virtualidades presentes en todas las formas de vida

Voy directo al grano: dentro del paradigma civilizatorio actual, de la modernidad, ¿es posible otra agenda o estamos tocando sus límites infranqueables y tenemos que buscar otro paradigma civilizatorio si queremos seguir viviendo en este planeta?

Mi respuesta está inspirada en tres declaraciones de gran autoridad.

el primero es de Carta de la Tierra, asumida por la UNESCO en 2003. Su frase inicial adquiere tonos apocalípticos: “Nos enfrentamos a un momento crítico en la historia de la Tierra, en un momento en que la humanidad debe elegir su futuro… Nuestra opción es: formar una alianza global para cuidar el la Tierra y entre nosotros, o arriesgarnos a nuestra destrucción y la destrucción de la diversidad de la vida” (Preámbulo).

La segunda declaración severa proviene del Papa Francisco en la encíclica Todos hermanos (2020): “estamos en el mismo barco, nadie se salva, o nos salvamos todos o nadie se salva” (n. 32).

La tercera afirmación proviene del gran historiador Eric Hobsbawn en su conocida obra la era de los extremos (1994) en su frase final: “No sabemos adónde vamos. Sin embargo, una cosa es segura. Si la humanidad quiere tener un futuro aceptable, no puede ser extendiendo el pasado o el presente. Si tratamos de construir el tercer milenio sobre esta base, fracasaremos. Y el precio del fracaso, es decir, la alternativa para cambiar la sociedad es la oscuridad” (p. 562).

En otras palabras: nuestra forma de habitar la Tierra, que nos trajo innegables ventajas, ha llegado a su fin. Todos los semáforos se pusieron en rojo. Construimos el principio de la autodestrucción, siendo capaces de exterminar toda forma de vida con armas químicas, biológicas y nucleares de múltiples maneras diferentes. La tecnociencia que nos hizo llegar a los límites extremos de apoyo en el planeta Tierra (El sobregiro de la tierra) no puede, por sí solo, como ha demostrado el Covid-19, salvarnos. Podemos limarle los dientes al lobo pensando que delirantemente le hemos quitado su voracidad. Pero esto no está en los dientes, sino en tu naturaleza.

Por lo tanto, tenemos que abandonar el barco y avanzar más allá de una nueva agenda mundial. Hemos llegado al final del camino. Tenemos que abrir uno diferente. De lo contrario, como dijo Sigmund Bauman en su última entrevista antes de morir: “nos uniremos a la procesión de los que se dirigen hacia su propia tumba”. Nos vemos obligados, si queremos vivir, a recrearnos y reinventar un nuevo paradigma de civilización.

 

Dos paradigmas: desde dominus y el hermano

Veo en ese momento la confrontación entre dos paradigmas: el paradigma de dominus y el paradigma de hermano. En otra formulación: el paradigma de conquista, expresión de la voluntad de poder como dominación, formulada por los padres fundadores de la modernidad con René Descartes, Isaac Newton, Francis Bacon, dominación de todo, de los pueblos, como en América, África y Asia, dominación de clases, de la naturaleza, de la vida y el dominio de la materia hasta en su última expresión energética por el bosón de Higgs.

El ser humano (maître y poseedor de Descartes) no se siente parte de la naturaleza, sino su dueño y señor (dominus) quien en palabras de Francis Bacon “debe torturar a la naturaleza como el torturador hace a su víctima hasta que ella entregue todos sus secretos”. Es el fundador del método científico moderno, que todavía prevalece en la actualidad.

Este paradigma entiende la Tierra como un mero resolución extensa y sin propósito, transformado en un tesoro de recursos, considerados infinitos, que permiten un crecimiento/desarrollo infinito. Sucede que hoy sabemos científicamente que un planeta finito no soporta un proyecto infinito. Esta es la gran crisis del sistema del capital como modo de producción y del neoliberalismo como su expresión política.

El otro paradigma es el de Frater: el hermano y la hermana de todos los seres humanos entre sí y los hermanos y hermanas de todos los demás seres de la naturaleza. Todos los seres vivos tienen, como demostraron Dawson y Crick en la década de 1950, los mismos 20 aminoácidos y 4 bases nitrogenadas, partiendo de la célula más original que surgió hace 3,8 millones de años, pasando por los dinosaurios y llegando a los humanos. Es por esto que la Carta de la Tierra dice y el Papa Francisco lo enfatiza fuertemente en sus dos encíclicas ecológicas, Laudato Si: Sobre el cuidado de nuestra casa común (2015) cada uno Todos hermanos (2020): un vínculo de fraternidad nos une a todos, “al Hermano Sol, a la Hermana Luna, al Hermano Río ya la Madre Tierra” (LS n. 92; Preámbulo CT). El ser humano se siente parte de la naturaleza y tiene el mismo origen que todos los demás seres, “el humus” (la tierra fértil) de donde homo, como masculino y femenino, masculino y femenino.

Si en el primer paradigma el conquista y dominación (paradigma de Alexandre Magno y Hernán Cortés), el segundo muestra el cuidado y la corresponsabilidad de todos con todos (paradigma de Francisco de Asís y Madre Teresa de Calcuta).

Representando figurativamente podemos decir: el paradigma de dominus es el puño cerrado el que somete y domina. El paradigma de Frater es la mano extendida que se entrelaza con otras manos para la caricia y el cuidado esencial de todas las cosas.

El paradigma de dominus es dominante y está en el origen de nuestras muchas crisis y en todos los ámbitos. El paradigma de Frater es naciente y representa el mayor anhelo de la humanidad, especialmente de esas grandes mayorías dominadas sin piedad, marginadas y condenadas a morir antes de tiempo. Pero tiene la fuerza de una semilla. Como en toda semilla, en ella están presentes las raíces, el tronco, las ramas, las hojas, las flores y los frutos.

Por eso la esperanza pasa por él, como principio más que con virtudes, como esa energía indomable que proyecta siempre nuevos sueños, nuevas utopías y nuevos mundos, es decir, nos hace caminar en dirección a nuevas formas de habitar la Tierra, de producir, de distribuir los frutos de la naturaleza y del trabajo, de consumir y de organizar relaciones fraternas y fraternales entre los humanos y con los demás seres de la naturaleza.

 

Cruzando un paradigma de dominus al paradigma de Frater

Sé que aquí está el espinoso problema de la transición de un paradigma al otro. Se hará procedimentalmente, teniendo un pie en el viejo paradigma de dominio/conquista porque debemos garantizar nuestra subsistencia y un pie más en el nuevo paradigma de hermano/cuidado para inaugurarlo desde abajo. Aquí se deben discutir varios supuestos, pero no es el momento de hacerlo. Pero una cosa podemos avanzar: trabajar el territorio, el biorregionalismo, el nuevo paradigma del frater/cuidado puede ser implementado regionalmente de manera sostenible, ya que tiene la capacidad de incluir a todos y generar más equidad social y equilibrio ambiental.

Nuestro gran reto es este: cómo pasar de una sociedad capitalista sobreproducción de bienes materiales a un sociedad de apoyo de toda vida, con valores humano-espirituales, intangibles como el amor, la solidaridad, la compasión, la justa medida, el respeto y el cuidado, especialmente por los más vulnerables.

 

El advenimiento de una biocivilización

Esta nueva civilización tiene un nombre: es una biocivilización, en el que la centralidad la ocupa la vida en toda su diversidad, pero especialmente la vida humana personal y colectiva. La economía, la política y la cultura están al servicio de mantener y expandir las virtualidades presentes en todas las formas de vida.

El futuro de la vida en la Tierra y el destino de nuestra civilización está en nuestras manos. Tenemos poco tiempo para hacer las transformaciones necesarias, pues ya hemos entrado en la nueva fase de la Tierra, su creciente calentamiento. Hay una falta de conciencia suficiente entre los jefes de estado sobre las emergencias ecológicas y todavía es muy raro entre la humanidad en su conjunto.[ 1 ]

*Leonardo Boff Es teólogo y filósofo. Autor, entre otros libros, de Habitar la Tierra: ¿Cuál es el camino hacia la fraternidad universal? (Vozes).

 

Nota


[1] Se organizó un grupo internacional que propuso “otra agenda mundial para la vida libre”. La primera sesión se llevó a cabo el 5 de mayo de 2022. Cada participante (alrededor de 20 en total, pero no todos participaron) tuvo de 10 a 15 minutos para presentar su punto de vista sobre el tema. El articulador fue el conocido economista italiano, trabajando en la Comunidad Europea, en Bruselas. El propósito básico es cómo democratizar el conocimiento científico que refuerce la búsqueda de una agenda que apunte a liberar la vida. Presento aquí mi breve presentación, hecha en francés, con las ideas que he propuesto y defendido en otros escritos. Hasta ahora, aparentemente, la nueva agenda sigue dentro del viejo paradigma (la burbuja dominante), sin plantear la cuestión de la profunda crisis que ha provocado este paradigma, el de la modernidad tecnocientífica, y que está poniendo en riesgo el futuro. de nuestra vida y de nuestra civilización. De ahí la oportunidad de exponer claramente mi posición crítica y de total descreimiento de las virtualidades de este paradigma de liberación de la vida, que la está destruyendo con bastante rapidez.

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