El aborto en el periodismo brasileño

Imagen: Mariana Montrazi
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Por SANDRA BITENCOURT*

Los medios de comunicación están más apegados a sus intereses mercantiles y de clase que a su misión de promover la democracia

“¿Soportarías quedarte un poco más (con el embarazo)?” pregunta la jueza Joana Ribeiro Zimmer, del Distrito de Tijucas, en Santa Catarina, a una niña de apenas 10 años, víctima de un embarazo producto de una violación. El planteamiento del magistrado fue revelado por el sitio web El intercepto, generó conmoción y fue noticia en el país y en la prensa internacional. Ningún accidente

La sucesión de violaciones que sufrió la niña provocó una ola de críticas, compasión y posicionamientos de todo tipo. El caso reavivó acaloradas discusiones en las redes, revelando fallas y tergiversaciones de información de autoridades y profesionales que deberían formar una red de protección. También condujo a la investigación del sabotaje y desvío de las instituciones de salud y justicia y, además, demostró cuán elocuente ha sido la ausencia del periodismo en la propuesta y aporte más amplio de este debate.

Días después de aquel trágico suceso, otros titulares traerían el tema del aborto en periódicos de todo el mundo. Esta vez, la Corte Suprema de los Estados Unidos tomaría una decisión para recordarles a todos que los derechos reproductivos de las mujeres deben salvaguardarse de forma permanente. El retroceso legal se remonta a 50 años atrás, cuando en 1970 una camarera de Dallas, Norma McCorvey, bajo el seudónimo de Jane Roe, demandó a Henry Wade, fiscal de la ciudad de Texas, para exigir su derecho a abortar en ese estado. Tres años más tarde, la Corte Suprema falló por siete votos contra dos, apoyada por la enmienda de privacidad, a favor de Roe. La decisión le llegó tarde a ella, que entregó en adopción a la hija que dio a luz, pero garantizó el derecho a miles de mujeres durante las próximas cinco décadas.

La disputa por los derechos reproductivos de las mujeres, sin embargo, siempre ha sido amarga y lejos de ser pacífica. Otra mujer, Lynn Fitch, fiscal general del estado estadounidense de Mississippi, en septiembre del año pasado presentaría una respuesta de su estado al caso Roe. vs Vadear. La decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos fue revocar la ley federal que garantizaba el derecho de las mujeres a abortar legalmente en el país, esto en el año de gracia 2022.

El protagonismo de estas mujeres – Joana, Norma y Lynn – posicionadas en diferentes campos ideológicos, con diferentes responsabilidades, promotoras o portadoras de derechos, ayuda a comprender cuán paradójico es este tema tan sensible, se presta a distintas estrategias discursivas, al mismo tiempo que se configura como una agenda segregadora de la sociedad y unificadora de grupos activistas y religiosos. Es bastante habitual cuando se quiere avanzar en el examen del tema que se defienda tratar el aborto no sólo como una decisión personal, sino como un problema de salud pública. O señalar que no se trata de una elección guiada por creencias religiosas, sino de un derecho reproductivo, o incluso que no debe ser una cuestión ideológica, sino una cuestión de ordenamiento jurídico. Se trata de todo juntos. Incluso el discurso progresista necesita encontrar puentes y reconocer percepciones delicadas en un tema sensible, con doble moral y cargado de apelaciones de todo tipo.

Es fundamental entender que las controversias sobre el cuerpo, la sexualidad y los derechos reproductivos son temas de alta complejidad y experimentan nuevas fronteras al llevar a la discusión pública temas antes considerados íntimos y sus consecuencias políticas. En 2013 defendí la tesis La programación del aborto en la campaña presidencial brasileña de 2010: reverberación estratégica y silenciamiento entre prensa, redes sociales y candidatos. En este trabajo de investigación observo que, en todo el mundo, la discusión sobre la despenalización del aborto y temas relacionados que tienen que ver con los derechos sexuales y reproductivos se caracteriza por una marcada división política y cultural, que profundiza los desacuerdos y dificulta el debate. La trayectoria de las propuestas legislativas, la cobertura mediática y la movilización por el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos que otorgan autonomía a las mujeres revelan un conjunto de contradicciones caracterizadas por una práctica generalizada y, al mismo tiempo, la dificultad de llevar a la escena pública las propuestas de despenalización. , debido a los costos políticos que impone la defensa de tal discusión.

“La influencia de los líderes religiosos en el bloqueo de la inclusión del tema en la agenda pública, la tradición de tolerar la práctica mientras permanezca en silencio, y la consiguiente dificultad de los grupos militantes pro-aborto para disputar el tema con la opinión pública como un factor de la autonomía de las mujeres Las mujeres, aún bajo argumentos de salud pública y democracia, son factores que hacen de este tema una polémica con el potencial de desequilibrar la discusión durante una campaña electoral y revelar las dificultades para ampliar el debate, incluso con un nuevo espacio de información y comunicación moldeada por los nuevos dispositivos tecnológicos en internet”, dice un extracto de la obra.

El curso de mi investigación mostró cómo la apropiación estratégica del tema es habitual para desgastar a candidatos progresistas y unificar grupos más conservadores en torno a agendas aduaneras. El sentimiento es que nunca seremos lo suficientemente maduros como sociedad para hablar de un problema que causa muertes maternas y criminaliza a las mujeres. Casos como el de la niña que fue violada dos veces en Santa Catarina pueden ayudarnos a comprender que tal vez la sociedad encuentre pertinente conocer más y reflexionar sobre el tema.

Investigación reciente del instituto Datafolha divulgada por el diario Folha de S. Pablo señala que la porción de la población que dice estar de acuerdo con la restricción total de la interrupción del embarazo en el país se redujo del 41% en 2018 al 32%. Se aumenta del 34% al 39% el número de personas que están de acuerdo con la afirmación de que la ley debe permanecer como está. Actualmente, el aborto está penalizado en el país, con excepción de los casos de violación, riesgo para la madre y anencefalia del feto por decisión del STF. Hay propuestas y militancias para prevenir todo tipo de casos.

Y es conocida la actuación inhóspita de las instituciones que deberían garantizar el acceso al procedimiento en los casos previstos por la ley. Todavía hay mucha confusión y desorientación acerca de los trámites y procedimientos. El propio Ministerio de Salud difundió un manual contrario a la política del aborto legal. A principios de este mes, el ministro Edson Fachin, del Supremo Tribunal Federal (STF), fijó un plazo para que el gobierno se manifestara. Es relator de una demanda interpuesta por cuatro entidades de salud contra iniciativas gubernamentales relacionadas con el tema. El ginecólogo Raphael Câmara Medeiros Parente, designado como Secretario de Atención Primaria de Salud del Ministerio de Salud, sostuvo que “el aborto ilegal no es un problema de salud pública”. Las entidades denuncian que el manual ignora la ley brasileña y dice que todo procedimiento es un delito con algunas exclusiones de ilegalidad.

El Ministerio de Salud, por su parte, asegura que la interrupción del embarazo en estos casos solo puede ocurrir hasta la semana 22 y que, luego de este período, se produce el parto prematuro. Si el máximo órgano de salud del país orienta de manera confusa, tergiversando datos técnicos y creando trabas para casos que se ajustan a las normas vigentes, si los principios religiosos reemplazan la promoción de políticas públicas, si los partidos y candidatos más progresistas temen abordar el tema y guardar silencio frente al uso estratégico para desgastar a los opositores, si las redes sociales digitales funcionan como un locus de desinformación, ¿quién debe proponer, mediar e informar el debate público? Periodismo, sin duda.

 

La prensa y la cobertura del tema

El periodismo asume sus funciones como sistema experto e instancia de verificación de la verdad de manera aún más necesaria, considerando el entorno conversacional derivado de las conexiones digitales. El sujeto actual se define menos por una identidad y más por identificaciones (Hall, 2006). Un cambio estructural que fragmenta elementos culturales de clase, género, religión, etnia, raza y nacionalidad. Parece que, de hecho, la persona contemporánea es eminentemente relacional. Aun así, más que exponerse a las ideas del otro, está dispuesto a convencer sobre sus puntos de vista y buscar zonas de confort en comunidades de igual pensamiento.

El periodismo es el campo que puede contribuir con autoridad, ética y técnica en problemas de alta indagación. Si bien el entorno digital ofrece una amplia variedad de versiones, las fuentes institucionales organizadas y profesionalizadas siguen siendo las que tienen más acceso a medios de comunicación, constituyendo un soporte importante para las relaciones de poder establecidas, aspecto destacado por Tuchman (1983). Con esta premisa, el autor se plantea la cuestión de saber en qué medida los medios de comunicación son un agente de legitimación del orden existente. O el cambio y la promoción.

Observar si los medios cubren conceptual y contextualmente los temas controvertidos que interesan a la sociedad es una buena medida para verificar esta cuestión. La cobertura periodística de temas tabú como el aborto y temas afines que involucran el concepto de familia constituye un campo de polémicas y divergencias permanentes que no tienen una conducta bien definida por parte de la prensa, lo que lleva a suponer que las diversas audiencias y perspectivas involucradas son no contemplados por igual.

Los intereses políticos, religiosos y científicos acaban por ampliar el número de grupos de presión con diferentes posiciones, complejizando y, no pocas veces, silenciando el debate. En la tesis defendida por mí y citada en este texto, la cobertura de prensa fue uno de los análisis realizados para identificar el desempeño de la prensa en las correlaciones entre votantes y candidatos al abordar un tema controvertido como el aborto.

Se seleccionaron para el análisis tres diarios de circulación nacional: Folha de São Paulo (PSF), estado de Sao Paulo (ESP) y El Globo (GLB). Los tres vehículos elegidos fueron también los que presentaron el mayor volumen de textos publicados sobre el aborto, considerando la campaña en su conjunto y el período de corte del análisis, entre el 29 de septiembre y el 31 de octubre, es decir, vísperas de la 1ª vuelta a la 2ª vuelta de las elecciones de 2010. Durante este período, la base de datos estaba compuesta por los tres periódicos, con un total de 269 textos referentes al tema del aborto, distribuidos de la siguiente manera: 112 publicados en Folha de São Paulo, 70 textos en el Estado de São Paulo y 87 publicaciones en el diario O Globo. Folha y Globo utilizaron la palabra “aborto” en sus titulares en aproximadamente el 30% de los textos.

Los títulos deben anunciar y resumir la información y convencer al lector de que el sesgo presentado es importante, además de atraerlo a leer y “vender” la importancia del texto. Es decir, es un indicativo de prominencia para el tema. ya el Estadão poner “aborto” en los titulares en el 41% de los textos. La mayoría de los textos, más del 70%, se clasificaron como de género informativo (nota, reportaje y noticia), frente al 30% de género de opinión. Esta distinción tiene el propósito de caracterizar la estrategia discursiva presente en la cobertura, evidenciando la combinación de informaciones y opiniones que los diarios reservan en sus espacios, en el tratamiento del tema. ¿Es la prensa un actor decidido a participar en la formación de opinión en el proceso electoral y con qué recursos lo hace?

En resumen, los tres diarios registraron frecuencias similares en la reverberación del tema del aborto en fechas específicas, entre el 05 y el 10 de octubre. El Globo, FSP e ESP también publicaron editoriales sobre el tema del aborto en la campaña. Todos concentraron su opinión, análisis y publicación de reportajes sobre el tema al inicio de la segunda vuelta, analizando que el uso del aborto contribuyó a impedir la victoria de Dilma Rousseff en la primera etapa. Esta repercusión mantuvo el debate en torno al tema, alimentó conversaciones en las redes sociales e interfirió en la estrategia discursiva de los candidatos y en las acciones de búsqueda y mantenimiento de alianzas con grupos religiosos.

La frecuencia del tema en sintonía con las acciones y movimientos políticos en las redes sociales indica correspondencia entre las agendas y el papel de la prensa en el mantenimiento de la visibilidad del tema, alimentando las redes sociales e interfiriendo con el silencio de los candidatos. La intensidad de los artículos en momentos puntuales de la elección demuestra el aporte periodístico para mantener la agenda en el repertorio de campaña. Aunque en los editoriales los diarios condenan el uso del tema guiado por representaciones morales y religiosas y critican a los candidatos por abordar el tema de la misma manera, los propios vehículos propiciaron la discusión en este ángulo.

De hecho, articularon una cobertura informativa con reportajes que no buscaban profundizar en el tema recurriendo a datos y estudios con sesgo de salud pública. La única excepción en toda la cobertura fue un reportaje del diario Folha de São Paulo que abordó el tema de manera más completa, con reflexiones y encuestas sobre la práctica que conduce a la muerte de miles de mujeres brasileñas. La cobertura del movimiento político y partidista en torno al tema, las encuestas en torno a las acciones y declaraciones de los candidatos, sirvieron para alimentar conversaciones en las redes sociales, producir y compartir videos y mantener, al menos por un período estratégico de definición de tácticas de la segunda vuelta, el aborto como el tema más importante en el debate electoral de esa elección. En este año electoral, ¿cómo será? ¿Cubrirá el periodismo el marco moral, religioso e ideológico? ¿O podrías empezar reportando, discutiendo, debatiendo, ampliando puntos de vista, ofreciendo datos y demostrando ejemplos?

El caso de la niña de Santa Catarina revelado por el periodismo brasileño ocupa las páginas de Newsweek, New York Post, ABC News, Correo diario, portal Independiente, dijo que el caso generó críticas e indignación generalizadas, calificó la actuación de la justicia y apostó a que el asunto volverá a las cuestiones del debate electoral. ¿Qué posición debe tomar el periodismo esta vez? Ante el hambre, la muerte, la violencia y el desmantelamiento, ¿la aprehensión de tan difícil tema puede prescindir de un debate serio, informado y consecuente? Los artículos detallados sobre resultados positivos concretos en la protección e incluso la reducción de esta práctica, que siempre es devastadora para las mujeres, podrían ser un buen camino a seguir. Problematizar el hecho de que muchos defiendan un derecho apenas se ha cometido otra vulneración (es decir, ¿solo se puede abortar si ya se ha vulnerado antes?) sería una obligación de quienes necesitan narrar el mundo y ayudar a construir opiniones.

Es principalmente gracias a la actividad periodística que se pueden conocer casos de vulneración de derechos y, también, reclamar para su protección. Corresponde al periodismo, principalmente por su peso con la opinión pública, denunciar y reivindicar los derechos, las amenazas democráticas y sus obstáculos. La última década en nuestro país, sin embargo, muestra las sombras que no cesan de ensombrecer la normalidad democrática con un desempeño errático y dudoso de los principales medios de comunicación. Hubo una ruptura con el pacto político y social de la constitución de 1988, con desacato a las cláusulas constitucionales y acciones oportunistas que generan desequilibrio republicano y retrocesos políticos en todos los ámbitos.

El ambiente actual de sellar e impedir el debate a varios niveles, de comunicación pública deformada en áreas vitales, de regímenes discutibles corrompidos y negados, tuvo en varios momentos la complicidad de los medios de referencia, más acostumbrados a sus intereses mercantiles y de clase que a sus misión de promover la democracia. Quizá tocar fondo y el hecho de que también se haya convertido en blanco del aniquilamiento político sean estímulo suficiente para que juegue un papel aún más relevante en tiempos oscuros.

Haz tus apuestas. Los horrores no cesan fácilmente y nunca dejan de asombrarnos.

*Sandra Bitencourt es periodista, doctora en comunicación e información por la UFRGS, directora de comunicación del Instituto Novos Paradigmas (INP).

 

Referencias


HALL, Estuardo. La identidad cultural en la posmodernidad. San Pablo, DP&A, 2006.

TUCHMAN, Gaye. La producción de la noticia. Estudio sobre la construcción de la realidad.. Barcelona, ​​Gustavo Gili, 1983.

 

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