Nota sobre el escenario político en Portugal

Imagen: Antonio A. Costa
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por CARLOS CESAR*

Carta del presidente del Partido Socialista Portugués al exministro Tarso Genro

Querido amigo Tarso Genro

Gracias por tu último mensaje.

Hemos recibido buenas noticias sobre las perspectivas de las elecciones presidenciales en Brasil y sobre el entusiasmo que rodea la candidatura de Lula. ¡Que así sea!

Creo que la mayoría de la gente, particularmente en Portugal, sigue este proceso con gran interés. Bolsonaro pasó rápidamente de causar cierta perplejidad a, simultáneamente, despertar mucho rechazo, preocupación e incluso indignación.

He observado la acumulación de casos y bloqueos que acentúa su presidencia. Los más afectados siempre serán los brasileños que viven en este inmenso Brasil. Sin embargo, un país como Brasil, por más frecuentes y dañinas que sean las crisis que atraviesa a lo largo del tiempo, siempre es más relevante de lo que representa dentro de sus fronteras físicas. Su importancia para la relación euroamericana y para las relaciones internacionales, en múltiples dimensiones, es muy significativa. No es extraño, por lo tanto, que siempre que hablo con otros amigos o políticos, es decir, europeos, a menudo me preguntan, antes de buscar saber sobre Portugal, cómo creo que evolucionarán las cosas en Brasil. Estoy transmitiendo mi esperanza, siempre actualizada por las opiniones que recibo y leo en los textos que Tarso Genro ha publicado con su habitual discernimiento.

En verdad, también nos encontramos en una fase muy delicada de la vida política portuguesa, tras la disolución del parlamento, por el Presidente de la República, que obliga a la celebración de elecciones legislativas ya el 30 de octubre.

Todavía estamos confundidos por la situación creada en torno a la falta de acuerdo para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2022. Se dice, y me parece que tiene razón, que no todo el mundo quería elecciones -salvo la extrema derecha-. , que aspira a aumentar, aunque sea de forma residual, su voto y representación parlamentaria. El PS verá, pensamos, consolidar o reforzar su voto, pero se supone que es probable que no haya un cambio electoral muy destacado o que determine otras formas de cooperación interpartidaria.

Una cosa es cierta: seamos o no grandes entusiastas de la solución que en estos últimos seis años ha garantizado la gobernabilidad y la estabilidad, contando el PS con el apoyo necesario de los partidos de su izquierda, lo cierto es que los resultados de este ciclo , tan cruelmente afectados por la crisis de la pandemia, son muy positivos y, en algunos casos, inéditos en los indicadores económicos y sociales portugueses de este siglo.

Las profecías de los partidos de derecha sobre bloqueos, retrocesos y desconfianzas internas y externas fueron ejemplarmente contradichas por las realidades que hemos enfrentado en estos últimos seis años.

No quiero aburrirlos con descripciones muy contables, pero no puedo resistirme a mencionar varios casos que nos permiten una lectura más real e innegable de este período que vivimos en Portugal, ya que, en 2015, tuvimos, por primera vez, un gobierno apoyado por los partidos ecologistas y de izquierda.

Desde el principio demostramos que es posible hacer crecer la economía e invertir en la lucha contra las desigualdades sociales sin comprometer la sostenibilidad presupuestaria y la imagen del país ante los acreedores y los responsables de la toma de decisiones y los reguladores europeos. De hecho, en 2019 logramos incluso el primer superávit presupuestario de la democracia portuguesa y los costes de emisión de deuda pública se mantuvieron en mínimos históricos, incluso durante la pandemia y muy por debajo de 2015.

Estas precauciones presupuestarias no impidieron, como dije, una evolución económica que fue, para la derecha, una importante derrota política y, para la credibilidad de Portugal, una ganancia. La economía portuguesa creció a un nivel superior a la media de la UE en 2016, 2017, 2018 y 2019 y retomaremos este camino en 2022. Es una trayectoria de convergencia que ocurre, por primera vez, en los últimos 20 años.

Creció y se consolidó la confianza interna y externa en Portugal, concretamente por parte de los inversores, que la derecha afirmaba estar comprometida con el apoyo al gobierno del PS de los partidos de su izquierda. Por ejemplo, en el primer semestre de este año registramos un máximo histórico de inversión empresarial, la autonomía financiera de las empresas también está en máximos históricos y, una vez más, la inversión extranjera contratada este año superó los registros de 2018 y 2019. tasa de desempleo entre 2015 y 2021 se redujo a cerca de la mitad y la población ocupada es mucho mayor que cuando asumió el gobierno del PS, así como los empleos con contratos indefinidos.

La confianza se consolidó en aspectos correlacionados y esenciales: un ejemplo más, respecto a 2015, fue el aumento de 22 años en la garantía de sostenibilidad de la Seguridad Social.

A la peor derecha no le pudo ir peor, en relación a las empresas y al paro, por los aumentos del salario mínimo nacional, que en 2022 habrá subido un 40% con respecto a 2015. No sólo la derecha se equivocó, sino que, con con el apoyo de toda la izquierda, en una medida que se impuso en nombre de la dignidad de los trabajadores, se produjeron estos aumentos. Aun así, los partidos de izquierda del PS seguían queriendo más, pero eso iría más allá, a nuestro juicio, de la necesaria gradualidad. Por cierto, el ingreso mensual neto promedio de la población ocupada ha crecido de manera muy significativa.

Entre 2015 y 2020 se logró sacar a 700 personas de una situación de riesgo de pobreza o exclusión social. Como resultado de las políticas adoptadas, la tasa de pobreza y exclusión social se encuentra ahora por debajo de la media tanto de la Unión Europea como de la Zona Euro.

Mi querido Tarso

No quiero cansarlos con más indicadores, pero vale la pena hablar de ellos, sobre todo cuando se han hecho tantos intentos de satanizar la solución portuguesa liderada por Antonio Costa.

De todos modos, este camino positivo ahora está suspendido, en vista de las elecciones anticipadas, pero mostró virtualidades y muchos resultados. No sé si Brasil seguirá un camino equivalente, pero lo que puedo decir es que, si lo hace y mientras se justifique y dure -y si las partes conservan la sensatez esencial y el entendimiento mutuo- podría tener similares frutos progresivos, tanto más que muchas de las limitaciones de las normas europeas a las que estamos sujetos en Portugal no se aplican en Brasil.

A ver… cómo van las cosas a ambos lados del Atlántico. Estoy dando noticias.

Un abrazo para ti y los tuyos.

* Carlos César Presidente del Partido Socialista de Portugal.

 

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