Nota sobre la crisis del sindicalismo

Imagen: Paul Nash (1933)
Whatsapp
Facebook
Twitter
Instagram
Telegram

por PIMIENTO ALEXANDRE MARINHO*

Avances, contradicciones y vacíos en el lugar teórico del sindicalismo en la obra de Althusser

En las últimas décadas, las relaciones laborales en el capitalismo han sufrido varias transformaciones. Junto con esto, existe una fuerte evidencia de una crisis en el sindicalismo en todo el mundo, al menos en el sindicalismo tal como lo conocemos. Las tasas de sindicalización y el número de huelgas han disminuido, en general, a pesar de las importantes diferencias regionales. Tales temas no solo han reorientado las agendas de investigación y los estudios laborales globales, sino que no sería exagerado decir que este es uno de los principales desafíos políticos contemporáneos.

A nuestro juicio, Louis Althusser ostenta poderes teóricos y políticos que aún están vigentes y que nos pueden ayudar en estos temas. Pero en su aportación también hay muchas carencias que corregir y desarrollar. Ahora bien, entre las diversas aristas que dejan los apuntes de investigación sobre los Aparatos Ideológicos de Estado (AIE), el locus teórico del sindicalismo es una de las más expresivas.

Por tanto, nuestro objetivo será rescatar los avances, contradicciones y lagunas de este concepto (AIE Sindical) en la obra de Althusser (1977, 1978, 1999), aprovechando también algunos aportes de Bernard Edelman. Incluiremos aquí el póstumo Que justo? (ALTHUSSER, 2018), que trae reflexiones sugerentes sobre la lucha sindical. Las principales preguntas que pretendemos responder a partir de estas lecturas son: ¿cómo contribuye el sistema de aparatos sindicales a la reproducción y transformación de las relaciones de producción? ¿Bajo qué prácticas y bases materiales se sustenta? ¿Y cómo atraviesa la lucha de clases este sistema y su historia? Finalmente, y no menos importante: ¿qué pautas políticas imprime el marxismo a la militancia sindical?

 

Lucha de clases, legalización y el aparato ideológico del estado sindical

Al tratar con los aparatos ideológicos del estado sindical, Althusser se propone la tarea de resolver un problema aparentemente irresoluble: cómo este instrumento de la lucha de clase proletaria, así como los Partidos Comunistas, pueden ser entendidos como “piezas” de un Estado burgués, la ayuda en la reproducción de las relaciones de producción?

Em Acerca de la reproducción, la lucha de clases es el punto de partida y de finalización de esta teoría, a nuestro modo de ver. Es recurriendo a ella que Althusser logra disolver las aparentes paradojas que plantea el tema de las AIE sindicales y políticas. Esta lucha de clases, recuerda el autor, no existe sólo dentro de los aparatos ideológicos del Estado, contra toda acusación de funcionalismo, sino que “supera infinitamente todas las formas jurídicas a través de las cuales también puede expresarse” (ALTHUSSER, 1999, p. 128). ).

En otras palabras, abordar el origen y la existencia de la AIE sindical y política requiere ir más allá del terreno del derecho, más allá de las formas legalizadas que asumen y se limitan estos aparatos ideológicos del Estado (ALTHUSSER, 1999, p. 129). Es necesario reconocer y analizar “la más violenta lucha de clases [que] se libra ininterrumpidamente, aunque de manera sorda y no visible desde el exterior, por no estar consagrada por la legalidad existente, en todo momento del ejercicio de la producción y mucho más allá de esa práctica” (ALTHUSSER, 1999, p. 130).

La existencia de estos extraños aparatos ideológicos de Estado se explicaría, entonces, por la violenta, continua y múltiple lucha de clases previa y “externa” de las formas/aparatos jurídicos. La “consagración” por la ley, o su legalización, debe entenderse, ante todo, como un logro, una imposición y una realización de esta lucha proletaria y su ideología.

Y aquí vamos un paso más allá. Esta consagración por ley no deja de tener efectos. Tampoco anula la lucha de clases. Ella es un movimiento más en este juego. Eso es porque, y aquí hay una sorprendente analogía con Edelman, toda legalización tiene un precio. De un logro puede surgir una derrota. Las formas legales imponen límites y “presionan” a estas organizaciones para que funcionen realmente como piezas en la reproducción de las relaciones de producción, en la dominación burguesa. La ideología proletaria, existente al inicio del proceso, puede convertirse en reformismo, según Althusser, desviándose (a través del cretinismo parlamentario, economicismo…) y, finalmente, siendo derrotada internamente por esta forma jurídica/ideología dominante (ALTHUSSER, 1999, p. . 123).

Y aquí la lucha de clases aparece en la línea de meta. Fue ahí, de este lado, al inicio de la formación de estos aparatos ideológicos de Estado. Y está ahí, más allá de los límites de las formas jurídicas, garantizando también la existencia de estos aparatos ideológicos de Estado como instrumentos de facto de la lucha proletaria por la toma del Poder del Estado y el desmantelamiento de los aparatos de Estado. ¿Y quién está en este lado exterior de la lucha de clases? Althusser ahora nombra: las masas. Volveremos sobre este punto en el siguiente apartado, pero, de nuevo, nos encontramos ante una nueva aproximación con Edelman (2016): más allá de la ley, la clase obrera legalizada, están las masas, las hordas, el “hecho”.

Veamos ahora rápidamente cuál es, a nuestro juicio, una de las principales limitaciones de este texto de Althusser en cuanto al funcionamiento de este aparato. Al centrarse en una lectura muy general del sindicalismo, centrada en los problemas políticos, no se detiene en este dispositivo en sí. En un tramo rápido avanza en ese punto, pero muy poco profundo. Reconoce que el sindicalismo no es un fenómeno sólo del proletariado. Otras clases, e incluso la burguesía, crean organizaciones que defienden los “intereses de la profesión”, por ejemplo. Y he aquí uno de los principales elementos de interpelación de una posible subideología gremial: el corporativismo. Esta ideología tiene incluso una compleja historia “precapitalista”, en la que Althusser no se detiene.

Nos atreveríamos a decir que una categoría o profesión podría entenderse, en la propia teoría althusseriana, como un sujeto que desafía a los trabajadores o miembros de esa profesión/categoría a defender sus intereses empresariales, participar en sus asambleas y elecciones, reconocerse en la dirección sindical , etc. Tales prácticas sindicales encuentran una burocracia, en fin (EDELMAN, 2016, p. 111), que se entiende superior a la base, y normalmente tiene su cotidiano marcado por prácticas gerenciales, inclusive. Y los sindicatos proletarios, reconoce el propio Althusser, están en compañía de los sindicatos de otras clases, en una especie de sistema y, podríamos añadir, bajo una fuerte presión para funcionar de la misma manera que los demás.

Y hablando de interpelación ideológica, el aspecto represivo, aunque secundario a los aparatos ideológicos del estado unión, parece olvidado por Althusser. En Edelman podemos identificar mejor los dispositivos represivos que los aparatos ideológicos del estado de unión traen en su propia forma. Y cómo estos dispositivos son cruciales para el funcionamiento de este aparato y su sub-ideología. Según el jurista, la legalización también significa más exposición, en el sentido de aprehensible por la clase y el poder burgueses. El poder jurídico del capital se impone también en la forma de hacer visibles –y por eso mismo dialogables, cooptables, pero también punibles, “penalmente imputables”– a los proletarios en lucha. El sindicato AIE sirve, objetivamente, para filtrar las masas, imponiendo la necesidad de representarlas en formas legales. Legalizar es existir para la ley, exponerse al campo enemigo.

A nuestro modo de ver, Edelman, en este punto, puede ser complementario de Althusser en el análisis de los aparatos ideológicos del estado unión. No sólo en el sentido de una mayor comprensión de cómo actúa y cuestiona el derecho laboral al sindicato AIE, sino también alertando sobre el hecho de que los peligros de las formas jurídicas pueden ser mayores de lo imaginado (y de hecho lo fueron): “la burguesía intentó – y, en cierto modo, logró – negar a las masas toda palabra y toda existencia fuera de la legalidad” (EDELMAN, 2016, p. 111).

 

Lucha económica, lucha política, militancia comunista e iniciativas de masas

Em Que justo?, al discutir el “nivel de conciencia” de las masas trabajadoras, su límite teórico, la metodología correcta para escucharlas y actuar con ellas, Althusser (2018, p. 36-37) afirma “la primacía de las masas sobre las clases, y la primacía de las masas y las clases sobre las organizaciones de lucha de clases, sobre el sindicato y sobre el partido”. Recordemos que la lucha de clases “externa”, en el Acerca de la reproducción, es la base decisiva para la lucha de clases en formas legales (y sus “logros”). Es esta esfera decisiva de la lucha de clases la que jerarquiza y genera primacía en la lucha marxista. La subordinación a la lucha de clases de masas (ALTHUSSER, 1999, p. 136), alcanza así el nivel de principio político.

A partir de ahí, Althusser redescubre la supuesta tesis marxista de relegar la lucha económica a un segundo plano (ALTHUSSER, 1999, p. 142). El autor reconoce que un proceso revolucionario sólo puede darse en la fusión y unidad entre las luchas económicas y políticas del proletariado, y el poder del Estado es el factor decisivo para la victoria del proceso, pero es la lucha de clases económica la que ataca “directamente la base material de la existencia del capitalismo, por tanto, de la sociedad burguesa y de la dominación política de la burguesía” (ALTHUSSER, 1999, p. 150).

La lucha política es la que puede dirigir el proceso revolucionario, pero sólo sobre la base de la lucha de clases económica, que necesita ser “realizada diariamente, incansablemente, en profundidad y con línea justa” (ALTHUSSER, 1999, p. 154). ), “en los más mínimos detalles” (ALTHUSSER, 1999, p. 157). Bajo las exigencias materiales que se construye la política comunista (ALTHUSSER, 1999, p. 155). Y sólo centrándose en ellos las masas “aceptarán” el liderazgo comunista (ALTHUSSER, 1999, p. 156).

Considerando la lucha económica como la base material de la lucha de clases, y la centralidad de la lucha de clases fuera de las formas legales, en el terreno de las masas y sus demandas concretas, Althusser arroja luz sobre los pilares de una teoría de la dirección política y la militancia comunistas, incluso en los aparatos ideológicos del estado unionista.

En sus escritos sobre la “crisis del marxismo”, anuncia la posibilidad de otras organizaciones de lucha económica no sindicales que pudieran actuar a nivel de masas. Y, curiosamente, esto abre lagunas en el diagnóstico de Edelman sobre la corrosión de la lucha proletaria a través de la representación sindical. Ahora, Althusser lanza así bases para revertir la subordinación de las masas a los aparatos del Estado, tratando de afinar el principio comunista.

En un texto de 1977, en una crítica al Partido Comunista Francés, aborda la consigna “unión del pueblo” en oposición a “unión de la izquierda” (partidos y sindicatos). Hablar de la unidad del pueblo sería: “Decirle [a las masas populares], aunque sea como una sugerencia, que tendrán que organizarse, autónomamente, en formas originales, en empresas, en barrios urbanos y en pueblos, en torno a temas de trabajo y condiciones de vida, temas de vivienda, educación, salud, transporte, medio ambiente, etc.; para definir y defender sus demandas, primero para preparar el establecimiento de un estado revolucionario, luego para mantenerlo, estimularlo y, al mismo tiempo, obligarlo a 'desaparecer'. Tales organizaciones de masas, que nadie puede definir de antemano y por las masas, ya existen o se buscan en Italia, España y Portugal, donde juegan un papel importante a pesar de todas las dificultades”. Althusser afirma explícitamente una multiplicidad de demandas “económicas” que van más allá de la lucha y organización propiamente gremial.

Ya en un texto de 1978, Althusser da más indicios sobre estas formas originarias de las masas: “cómo se pueden establecer relaciones con el movimiento de masas que, trascendiendo la distinción tradicional entre sindicato y partido, permita el desarrollo de iniciativas entre el pueblo, que generalmente no encajan en la división entre las esferas económica y política (incluso “sumadas”)? Porque estamos asistiendo a más y más movimientos de masas del pueblo que surgen por sí mismos, fuera de los sindicatos y partidos, trayendo – o siendo capaces de traer – algo indispensable para la lucha”.

A nuestro modo de ver, Althusser no se engañaba a sí mismo con una espontaneidad ingenua, sino que subrayaba el principio de lo que antes hemos llamado militancia y dirección comunista. Esta dirección no es vanguardista, ya que quiere conectarse con las masas. No es espontaneidad, pues supone la necesidad de dirigir el proceso. Pero este proceso sólo es posible a través de una línea de masas, en el sentido maoísta del término.

 

Consideraciones finales

Hemos visto que, para Louis Althusser, fue la lucha de clases fuera de los aparatos estatales, la lucha más allá del nivel legal, lo que hizo posible la legalización del sindicalismo, su constitución como un aparato ideológico reconocido. Este pasaje presenta varios riesgos políticos para la lucha proletaria, una advertencia mejor desarrollada en el trabajo de Edelman, incluso centrándose en los aspectos represivos del sindicato AIE, ignorados por Althusser. La superación de estos riesgos está relacionada con la defensa de la ideología proletaria en estos aparatos y la construcción de un uso puramente táctico e instrumental del derecho. Ambas prácticas son posibles a través de una conexión a esa lucha de clases externa a las formas legales y políticas revolucionarias.

Esta política revolucionaria, según Althusser, tiene como principios la primacía de las masas y la lucha económica como base de la lucha política. Son estos principios los que deben guiar la acción y el liderazgo comunista, incluso en los sindicatos, en su opinión.

Es importante señalar que, en Louis Althusser, tanto el análisis del fenómeno sindical como la propuesta de acción en él se alejan de cualquier dogmatismo o esquematismo. Ahora bien, es la coyuntura de la lucha de clases, el verdadero movimiento de masas que crea posibilidades o no para la lucha revolucionaria. Por lo tanto, depende de los comunistas aplicar sus principios y construir alternativas concretas en cada momento histórico, en cada formación social específica, alternativas hoy que tal vez no impliquen el retorno del sindicalismo como lo conocemos.

*Pimienta Alexandre Marinho Magíster en Sociología por la Universidad de Brasilia (UnB).

Referencias


ALTHUSSER, Luis. Sobre el XXII Congreso del Partido Comunista. 1977. Disponible en: https://www.marxists.org/reference/archive/althusser/1977/22nd-congress.htm

_________. acerca de la reproducción. Petrópolis, Voces, 1999.

_________. La crisis del marxismo. marxismo hoy. 1978. Disponible en http://banmarchive.org.uk/collections/mt/pdf/07_78_215.pdf

_________. Que justo? París: PUF, 2018.

EDELMAN, Bernardo. La legalización de la clase obrera. São Paulo: Boitempo, 2016.

O el sitio la tierra es redonda existe gracias a nuestros lectores y seguidores. Ayúdanos a mantener esta idea en marcha.
Haga clic aquí para ver cómo

Ver todos los artículos de

10 LO MÁS LEÍDO EN LOS ÚLTIMOS 7 DÍAS

Ver todos los artículos de

BUSQUEDA

Buscar

Temas

NUEVAS PUBLICACIONES

Suscríbete a nuestro boletín de noticias!
Recibe un resumen de artículos

directo a tu correo electrónico!