por WALNICE NOGUEIRA GALVÃO*
Comentarios sobre el cine y la literatura producidos en el Nordeste
A principios de este año, la Cinemateca Brasileira realizó el ciclo Nordestern: explosión al estilo brasileño, con películas de ficción, documentales, largometrajes y cortometrajes, acompañado de dos mesas redondas.
Se exhibieron algunas de las obras maestras del arte, como El dragón del mal contra el Guerrero Sagrado (pero no Dios y el Diablo en la Tierra del Sol), por Glauber Rocha. Tampoco eran rarezas como Lámpara, el único documento visual existente sobre el gran líder del cangaço, 11 preciosos minutos filmados por Benjamin Abraão, hoy depositados en el Instituto Joaquim Nabuco, en Recife.
No faltó el padre de todos, de perenne influencia, el célebre el cangaceiro, de Lima Barreto, a mayor gloria premiada en Cannes. Rosemberg Cariry y Wolney de Oliveira, dos maestros del género, estuvieron presentes con, respectivamente, Corisco y Dadá e Los últimos cangaceiros. Entre los históricos, aún quedaban memoria cangaço, de Paulo Gil Soares, pionero de esos 11 minutos incrustados y, en un estilo más moderno, danza fragante, lectura humorística que nos llegó desde Pernambuco. Para colmo, uno muy reciente: sertanía, el testamento de un gran especialista, Geraldo Sarno. Dirigió, entre muchos otros, un clásico, el corto viramundo, entrevistando a migrantes del noreste en São Paulo.
Y, con este excelente criterio de selección, la exposición contó con la premiada Bacurau. La única ausencia que lamentar es la de la adaptación más perfecta de Guimarães Rosa jamás vista, la película de Roberto Santos La hora y el turno de Augusto Matraga. Tal vez también los de vidas secas e los fusiles
Fue una alegría ver cómo la Cinemateca Brasileira logró sobrevivir, a duras penas, a través de una inundación y un incendio, a la furia aniquiladora del gobierno anterior. La institución, como su nombre lo indica, es de ámbito federal, y no ha escapado a designios siniestros, como no lo han hecho tantas otras. Entre ellos el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Educación, el Museo Nacional y algunos otros museos, Casa de Rui Barbosa, Funarte, Fundación Palmares, Capes, Cnpq, Funai, Ibama, Inpe, universidades federales... No duele recordar que la USP, la Unicamp, la Unesp, la Fapesp y el Museo Ipiranga solo se salvaron porque eran estatales y no federales.
Ahora, Cinemateca destaca la relevancia de noreste, una parte integral de la imaginación del sertão, y no solo en las películas.
No hay libros más importantes que los sertones por Euclides da Cunha, Gran interior: caminos por Guimarães Rosa, vidas secas de Graciliano Ramos y la poesía de João Cabral de Melo Neto (Muerte y vida Severina, educación por piedra etc)
No hay cantante popular más importante que Luiz Gonzaga, bardo del sertão, que dedicó su vida y su arte al tema, identificándose con un nuevo género musical, el baião, y promoviendo el baile xaxado. Y más sonidos de la caatinga, como el aboio y la dicción especial del ciego que canta al compás de la ganzá, que integra en sus composiciones.
Pero hay una base histórica para todo este complejo simbólico. Es la gran migración del Nordeste hacia el Sur, donde los nordestinos vinieron a trabajar, resultando en la industrialización de São Paulo y la verticalización de la ciudad.
El éxodo se inicia en la década de 1930, cuando, según el Censo del IBGE, el panorama demográfico pasa por una doble inflexión hacia la urbanización, con migración del campo para las ciudades (en todo el país) y del Norte para el Sur.
Nunca está de más recordar que trajo consecuencias inesperadas. Tal concentración del proletariado llevó a la creación de sindicatos fuertes, que terminaron creando un partido y llevando uno propio, de forma inédita en Brasil y en el mundo, a la Presidencia de la República.
Es en esta misma década que aparece el “Romance de 1930”, del cual son exponentes los ya mencionados Graciliano Ramos, José Lins do Rego, Rachel de Queiroz, Jorge Amado y otros. Surge con tal vigor que se vuelve hegemónico durante medio siglo, obra de nordestinos que hablan de nororiental y de nororientales. Nuevo en el panorama brasileño es la tónica en la denuncia social: desigualdades, hambre, sequía, racismo, etc.
Como nadie ignora, las consecuencias de la gran migración están lejos de agotarse.
*Walnice Nogueira Galvão es profesor emérito de la FFLCH de la USP. Autor, entre otros libros, de Leer y releer (Sesc\Ouro sobre azul).
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