Nietzsche y las mujeres – figuras, imágenes y tipos femeninos

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por SCARLETT MARTON*

Introducción del autor del libro recién publicado

Durante mucho tiempo, las consideraciones de Nietzsche sobre la mujer fueron tomadas con cautela, bien por la misoginia que se creía presente en sus textos, bien por el antifeminismo que se pensaba que se manifestaba en ellos. No se intentó examinar las cuestiones teóricas que surgen de sus escritos, ni reflexionar sobre el lugar que ocupan en el conjunto de su obra. Parece que era mucho más prudente ignorar sus puntos de vista sobre las mujeres.

Entre los escasos estudiosos que tomaron en cuenta los comentarios del filósofo al respecto, hubo quienes, considerándolo un autor misógino, intentaron explicar de diferentes maneras sus observaciones aparentemente hostiles. También hubo quienes buscaron defender la idea de que no estaban a la altura de sus talentos o simplemente no tenían interés filosófico.[i]

En los últimos tiempos, los escritos feministas se han propuesto discutir las posiciones asumidas por Nietzsche respecto a la mujer; se sitúan principalmente en el contexto de estudios publicados en inglés. Investigar las posibles contribuciones del pensamiento nietzscheano a la teoría feminista y discutir cómo interpretar las observaciones de la filósofa sobre lo femenino, estos han sido los caminos adoptados.

En cuanto al primero, existen numerosos trabajos que buscan evaluar las ventajas y desventajas de utilizar los textos de Nietzsche para las cuestiones planteadas por el feminismo.2 Hay quienes defienden la idea de que tu escritura es femenina[ii] y que defiende la posición de que es antifeminista.[iii] También hay quienes sostienen que su pensamiento permite una relectura del canon filosófico en boga, canon que siempre ha mantenido a la mujer y lo femenino fuera de su horizonte de reflexión,[iv] y cualquiera que pretenda que la crítica radical que hace al racionalismo, al cientificismo, al positivismo, en definitiva, a la cultura occidental, debe extenderse a la sociedad patriarcal.[V] Pero esta nueva forma de mirar los discursos y prácticas patriarcales en nuestra sociedad terminó por llevar a cuestionar los discursos y prácticas feministas.[VI]

En nombre del feminismo o de la posmodernidad, se evoca con frecuencia el pensamiento nietzscheano, particularmente en Estados Unidos.[Vii] A pesar de la seriedad y rigor de estos escritos, hay casos en los que, en lugar de utilizar al filósofo como caja de herramientas para diagnosticar los valores de nuestro tiempo, acaban convirtiéndolo en un instrumento para corroborar posiciones teóricas o ideológicas ya establecidas. . Operan, en general, cortes arbitrarios en sus textos; recurren a ellas para apoyar ciertas concepciones del feminismo o incluso de la democracia. Adoptando un punto de vista demasiado específico, algunos escritos se centran en polémicas localizadas. Excesivamente marcados por el tiempo y el espacio en el que aparecen, en ocasiones responden a intereses concretos.

Es importante señalar que varios trabajos feministas toman como punto de partida, tanto en Inglaterra como en Estados Unidos, la lectura deconstructiva inaugurada por Derrida. En Espuelas: Estilos de Nietzsche,[Viii] En su libro publicado en 1978, el pensador francés hizo un uso metafórico de “mujer”, uso que inspiró varias obras. Siguiendo el rastro que abrió, Sarah Kofman y Luce Irigaray contribuyeron con sus estudios a que las lecturas feministas tomaran al filósofo como un valioso interlocutor.[Ex]

Bien es cierto que, en la década de 1890, Nietzsche parecía airear el siglo burgués que entonces llegaba a su fin, un siglo marcado por el moralismo victoriano y guillermo. Las traducciones de sus textos se publicaron en Francia,11 en Italia,[X] en Inglaterra.[Xi] Fueron las vanguardias literarias y artísticas y los movimientos de emancipación, generacionales o sociales e incluso nacionales, los primeros en quejarse de sus ideas. No solo en Alemania,[Xii] pero también en otros países europeos, se convirtió en el mentor intelectual de quienes lucharon por la liberación corporal y sexual, en particular de las mujeres. Apareciendo en los círculos libertarios cosmopolitas, apareció como un pensador iconoclasta, el destructor de ídolos y el demoledor de la moral tradicional, burguesa y cristiana.

Pero, ya a principios del siglo XX, sucede también que, moviéndose a veces en direcciones opuestas, las escritoras alertan sobre el carácter peligroso de los escritos del filósofo. Vale la pena recordar, por ejemplo, que Jane Michaux declara, en una conferencia titulada “Nietzsche. Tus pensamientos sobre el feminismo. Su moral”, que es “un enemigo” de las mujeres que quieren emanciparse.[Xiii] Y, unos años más tarde, Emilie Sirieyx de Villers deploró que la moda nietzscheana de principios del siglo XX llevara a las mujeres a olvidar sus deberes familiares en favor de un “egoísmo sobrehumano”.[Xiv]

También vale recordar que, en 1905, a propósito de las observaciones que se encuentran en el capítulo “La mujer y el niño”, del primer volumen de Humano, demasiado humano, Rémy de Gourmont escribe: "Los aforismos de Nietzsche sobre las mujeres forman la parte menos interesante de su obra".[Xv] Y poco después afirma: “Nietzsche conoce tan mal a las mujeres que él, el gran creador de ideas, de nuevas relaciones, se ve reducido a escribir, a la manera nietzscheana, lugares comunes”.[Xvi]

Si los primeros estudios sobre “Nietzsche y las mujeres” aparecieron en la década de 1930,[Xvii] 50 años después, volvían a haber muchos trabajos escritos por mujeres, con múltiples miradas y enfoques, sobre las reflexiones de Nietzsche sobre la mujer. Basta recordar que, prácticamente al mismo tiempo, Luce Irigaray, escritora, psicoanalista y feminista, por un lado, y Noëlle Hausmann, religiosa del Sagrado Corazón de María, por otro, trataron el tema.

Luce Irigaray lanza en 1981 el libro titulado Amante de Marina de Friedrich Nietzsche.[Xviii] Adoptando un modo personal de confrontar a la filósofa, compone una especie de nuevo lamento por Ariadna, compuesto por tres partes y 29 apartados, cuyos títulos subrayan claramente la distancia que toma en relación con las formas académicas de proceder. Persiguiendo el propósito de entablar una relación agonística con los hombres, interroga a Nietzsche sobre su propia obra, le explica qué significa el eterno retorno y le advierte sobre sus problemas en relación con las mujeres.

Noëlle Hausmann, por su parte, publicó en 1984 el estudio titulado Frédéric Nietzsche, Teresa de Lisieux: dos poéticas de la modernidad.[Xix] Entendiendo que, en la segunda mitad del siglo XIX, Thérèse de Lisieux y Friedrich Nietzsche experimentaron con la noche y la nada, quiere mostrar que sacaron de ello consecuencias opuestas. Aunque la imagen del niño fue decisiva para ambos, el filósofo y el santo lo vieron de manera diferente. Se consideraba que el niño era a la vez creador y resultado de su propio devenir; la otra comprendió que, durmiéndose llena de confianza en los brazos del Padre, traducía la experiencia original de Dios. Aunque aceptando el sufrimiento como tal, Nietzsche no estaría dispuesto a sufrir por otro; Teresa, por el contrario, viviría su existencia como don y sacrificio permanente al amor misericordioso de Dios.

Hasta el día de hoy, las reflexiones de la filósofa sobre la mujer plantean posiciones diferentes ya veces opuestas.[Xx] Esto es lo que demuestra claramente Angelika Schrober en su trabajo sobre la recepción del pensamiento nietzscheano en Francia.[xxi] Al examinar varios escritos de mujeres sobre Nietzsche, se pregunta si la mujer, ese "delicado animal doméstico" con su "garra de tigre bajo el guante", ese raro "pájaro" que debería permanecer enjaulado, tendría algo que decirle a Nietzsche. a él. Es precisamente uno de los problemas abordados por Renate Reschke. Reuniendo textos de mujeres, pero también de hombres, plantea la doble cuestión de saber si las mujeres constituyen un tema nietzscheano y si Nietzsche constituye un tema femenino.[xxii]

No son pocos los trabajos sobre las consideraciones de Nietzsche sobre la mujer. Sin embargo, en mi opinión, faltan las que se ocupan del marco filosófico en el que se basan. Es muy cierto que la tarea del comentarista que está dispuesto a examinarlos no es fácil.[xxiii] Constituyen una plétora que va desde los clichés hasta los análisis complejos y refinados de la condición humana, desde las escasas digresiones hasta las reflexiones que parten de una argumentación aserrada. A excepción de los primeros escritos, están presentes prácticamente en todos los cuerpo nietzscheano. Aparecen, por ejemplo, en un capítulo de Humano, demasiado humano, en una secuencia de párrafos del Libro Segundo de la ciencia gaia, en varios discursos de Así habló Zarathustra, en un grupo de aforismos de Más allá del bien y el mal, en varios pasajes del Crepúsculo de los ídolos.

Examinar las imágenes de mujeres que construye el filósofo y los roles que les asigna, preguntar cómo recurre a la tipología en sus análisis de las figuras femeninas, indagar sobre las personificaciones femeninas de entes abstractos que crea, indagar sobre las posiciones que adopta sobre las mujeres que quieren emanciparse, indagar en las razones que los llevan a combatir frontalmente a los intelectuales son los problemas que presiden mi investigación.

Debe quedar claro, desde el principio, que no es mi intención examinar el comportamiento de Nietzsche en relación con las mujeres con las que tuvo relaciones. Tampoco se trata de comparar sus reflexiones sobre la emancipación femenina y la forma en que trató a las mujeres emancipadas que encontró a lo largo de su vida. Las ambivalencias que me interesan son esencialmente las que se encuentran en sus propios escritos.

En este libro defiendo la tesis de que sus consideraciones sobre la mujer no tienen un lugar marginal en su obra; no se reducen a preferencias personales y, menos aún, a desviaciones ocasionales. Muy por el contrario, suscriben su empresa filosófica. Es por ello que intento relacionarlos con temas centrales de su pensamiento, como el perspectivismo y el experimentalismo, la crítica de la metafísica y la lucha contra el dogmatismo, la psicología y la tipología, los espíritus libres y los filósofos del futuro, la voluntad de la verdad y la idea de interpretación, el concepto de voluntad de poder y la noción de fuerza, el eterno retorno de lo mismo y la destino amor, “ideas modernas” y la decadencia.

A partir de una lectura inmanente de los textos del filósofo, tanto libros publicados como notas póstumas, siguiendo un orden cronológico, persigo el propósito de resaltar las estrategias a las que recurre para desmantelar sus trampas. Me propongo examinar las múltiples y variadas ambivalencias presentes en sus consideraciones: se refieren al comportamiento de las mujeres casadas frente a los espíritus libres, a las actitudes de las mujeres que aman hacia sus amantes, a los rasgos de las mujeres amadas de Zaratustra frente a los de las mujeres simplemente humano.

Y pretendo mostrar que, cuando se trata de mujeres que quieren emanciparse, Nietzsche no es ambivalente. Aún más mordaz será su crítica a las mujeres que pretenden expresarse públicamente sobre política o filosofía. En este punto, sus posiciones llevan la marca de exclusión que caracteriza a la modernidad.

*scarlett marton es profesor titular jubilado del Departamento de Filosofía de la USP y autor, entre otros libros, de Nietzsche, de las fuerzas cósmicas a los valores humanos (Editorial UFMG).

 

referencia


Scarlett Marton. Nietzsche y las mujeres: figuras, imágenes y tipos femeninos. Belo Horizonte, Auténtica, 2022, 220 páginas.

 

Notas


[i] Esta es, por ejemplo, la posición de Walter Kaufmann, quien afirma: “Los escritos de Nietzsche contienen muchos juicios demasiado humanos, especialmente sobre las mujeres, pero son filosóficamente irrelevantes; […] Los prejuicios de Nietzsche hacia las mujeres no tienen por qué preocupar al filósofo” (KAUFMANN, Walter. Nietzsche, filósofo, psicólogo, anticristo. 10th ed.

Nueva York: The World, 1965. pág. 84).

[ii] Véase KRELL, David Farrell. Aplazamientos: Mujer, Sensualidad y Muerte en Nietzsche. Bloomington: Prensa de la Universidad de Indiana, 1986. p. 10, donde se lee: “[Nietzsche] escribe con mano de mujer”.

[iii] Cf. SCHUTTE, Ofelia. Nietzsche sobre la diferencia de género: una crítica. Boletín informativo sobre feminismo y filosofía, v. 89, núm. 2, 1990, pág. 64, que dice: “[Nietzsche] sostiene lo que puede caracterizarse fundamentalmente como una posición antifeminista tanto sobre la diferencia de género como sobre la igualdad social y política”. Cf. también Más allá del nihilismo: Nietzsche sin máscaras. Chicago: Prensa de la Universidad de Chicago, 1984.

[iv] Véase OLIVER. Nietzsche mujeriego.

[V] Es lo que defiende Debra Bergoffen, por ejemplo, en su artículo “Sobre las ventajas y desventajas de Nietzsche para las mujeres” (In: DALERY, Arleen B.; SCOTT, Charles E. (editor). La cuestión del otro: ensayos de filosofía continental contemporánea. Nueva York: Universidad Estatal de Nueva York, 1989. p. 77).

[VI] Véase, por cierto, TAPPER, Marion. Resentimiento y poder: algunas reflexiones sobre prácticas feministas. In: PATTON, Paul (ed.). Nietzsche, Feminismo y Teoría Política. Londres: Routledge, 1993. pág. 130-143.

[Vii] Entre varias publicaciones que se mueven en esta dirección, cf. LORENA, Tamsin. Género, identidad y producción de sentido. Canto rodado: Westview Press, 1990; Owens, Craig. El discurso de los otros: feministas y posmodernismo. In: FOSTER, Hal. Cultura posmoderna. Londres: Pluto Press, 1985. p. 57-82.

[Viii] DERRIDA, Jacques. Éperons: les estilos de Nietzsche. París: Flammarion, 1978 [en portugués: Espuelas: los estilos de Nietzsche. Trans. Rafael Haddock-Lobo y Carla Rodrigues. Río de Janeiro: Nau, 2013].

[Ex] Adoptando diferentes perspectivas, varios autores también caminaron en esta dirección; pensó que las ideas de Nietzsche podrían ofrecer interesantes puntos de partida para la teoría feminista. Véase, por ejemplo, CLARK, Maudemarie. Misoginia de Nietzsche. In: Nietzsche sobre Ética y Política. Oxford: Oxford University Press, 2015. pág. 141-150. Al preguntarse por qué no se desarrolló una forma feminista de la filosofía de Nietzsche en el mundo académico angloamericano, Maudemarie Clark plantea dos hipótesis.

[X] Aparentemente, el primer libro que se tradujo en Italia fue Al di là del bene e del male: preludio de una filosofía dell'avvenire (Trad. Edmondo Weisel. Turín: Fratelli Bocca, 1898). La segunda edición apareció en 1902 y la tercera en 1907. Le siguió Così parlò Zarathustra: un libro para todos y para todos (Trad. Edmondo Weizel. Turín: Fratelli Bocca, 1899). La segunda edición se publicó en 1906; el tercero, en 1910; el cuarto, en 1915; el quinto, en 1921. Desde el cambio de siglo, aparecieron varios otros: ciencia de gaia (Trans. Antonio Cippico. Turín: Fratelli Bocca, 1901); la segunda edición apareció en 1905; el tercero, en 1921; Ecce homo: ven si te diviertes si lo eres (Trad. Adolfo Oberdofer. Turín: Fratelli Bocca, 1910).

[Xi] En Inglaterra hubo Las obras de Friedrich Nietzsche en once volúmenes, editado por Alexander Tille (Londres: Henry & Co., 1896-1909. 11 v.).

[Xii] Para una discusión sobre la recepción positiva de las ideas de Nietzsche por parte del feminismo alemán temprano, cf. TOMÁS, R. Hinton. Nietzsche en la política y la sociedad alemanas, 1890-1918. Manchester: University Press, 1983. pág. 80-95.

[Xiii] MICHAUX, Jane. Nietzsche. Ses idées sur le feminisme. Sa moral. París: Henri Charles Lavauzelle éditeur militaire, 1909. Conferencia pronunciada el 18 de febrero de 1909 en el Salon International de la Femme Française.

[Xiv] VILLIERS, Emilie Sirieyx de. La Faillité du surhomme et la psychologie de Nietzsche. París: Nilsson, 1920. pág. 102.

[Xv] GOURMONT, Rémy. Paseos literarios. París: Mercure de France, 1922.

  1. 89. El pasaje citado está tomado de un texto titulado “Nietzsche et l'amour”, que data de 1905 y se incluye en esta colección.

[Xvi] GOURMONT. paseos literarios, P. 93.

[Xvii] Un caso particular es el libro publicado por Elisabeth Förster-Nietzsche, Friedrich Nietzsche y die Frauen seiner Zeit (München: CH Beck, 1935).

[Xviii] IRIGARAY, Luce. El amante marino de Friedrich Nietzsche. París: Minuit, 1980.

[Xix] HAUSMANN, Noelle. Frédéric Nietzsche, Thérèse de Lisieux: dos poesías de la modernidad. París: Beauchesne, 1984.

[Xx] Véase, por ejemplo, DIETHE, Carol. Mujeres de Nietzsche: más allá del látigo. Berlín: Walter de Gruyter, 1996 (Monographien und Texte zur Nietzsche-Forschung, 31); LEIS, Mario. Frauen a Nietzsche. Hamburgo: Rowohlt Taschenbuch Verlag, 2000.

[xxi] SCHOBER, Angélica. La Réception de Nietzsche en France: écrits de femmes. In: LE RIDER, Jacques (ed.). Nietzsche: ciento y de recepción en Francia. París:

Ediciones Suger, 1999. p. 147-162.

[xxii] RESCHKE, Renate (Ed.). Señora: ein Nietzschethema? Nietzsche: ein Frauenthema?. Berlín: Akademie Verlag, 2012. (Nietzscheforschung, B. 19.)

[xxiii] Si “Nietzsche y las mujeres” es un tema que hoy llama la atención de los estudiosos, “Nietzsche y los hombres” bien podría constituir otro.

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