por GABRIEL TELES*
La relación directa entre el movimiento estudiantil y la dinámica de las luchas de clases en la sociedad capitalista
El presente trabajo tiene como objetivo un breve análisis de la relación entre el movimiento estudiantil y la dinámica de la lucha de clases dentro de los conflictos de la sociedad capitalista. Se trata de percibir el movimiento estudiantil desde su base social y su relación con las luchas entre clases sociales dentro del capitalismo. Por ello, buscamos responder a la siguiente pregunta: ¿cuál es el impacto de la lucha de clases al interior del movimiento estudiantil, especialmente en su composición social y en la constitución de una hegemonía interna?
El presente trabajo, por tanto, tiene el siguiente itinerario: (1) presentación de un análisis crítico de la discusión sobre el movimiento estudiantil; (2) presentación de la concepción marxista del movimiento estudiantil; (3) la relación entre movimiento estudiantil, clases sociales y lucha de clases. La discusión aquí realizada es expresión de un resultado parcial de una investigación más amplia, que se ocupa del análisis marxista del movimiento estudiantil a nivel teórico, ya iniciado en otros trabajos.
Movimiento estudiantil: la disputa por su sentido
El movimiento estudiantil se presenta, en el panorama contradictorio de la sociedad capitalista, como uno de los movimientos sociales más importantes en la oportunidad de transformación social. Desde este ángulo, las experiencias de lucha y resistencia de los estudiantes se convierten en objeto de debates e interpretaciones sobre su significado histórico y su potencial transformador y/o conservador. Así, el movimiento estudiantil está lleno de diferentes interpretaciones y enfoques teórico-metodológicos, que buscan dilucidar e implementar el proceso analítico. Por ello, es imposible considerar la existencia de una sola “interpretación” o “explicación” del movimiento estudiantil.
Lo que revela todo este abanico de enfoques diferentes sobre las movilizaciones del movimiento estudiantil, entre otros elementos, es la perspectiva social y política de la que parte un investigador. Hay una batalla sobre lo que podría ser el término "movimiento estudiantil". Es lo que Mikhail Bakhtin (2009) denomina la lucha de clases en torno al cartel. Los fenómenos/seres existen independientemente de la conciencia que los seres humanos tengan sobre ellos. Cuando hay una percepción de este fenómeno/ser, es decir, cuando hay conciencia, entonces los definimos o conceptualizamos para expresar su significado. En este sentido, el movimiento estudiantil (ser) existe, independientemente de la idea que tengamos de él (signo).
En definitiva, esta diversidad existente es producto de la lucha de clases, donde la perspectiva de clase juega un papel importante que deriva en una elección teórica y metodológica. De esta manera, se analizó el movimiento estudiantil bajo diferentes pilares interpretativos. Podemos estructurar estos análisis en dos grandes enfoques: generacional (FEUER, 1969; ALTABACH, 1967) y clasista (MARTINS FILHO, 1987; FORACCHI, 1965; FORACCHI, 1977; FORACCHI, 1969).
El enfoque generacional se ancla en un análisis que se centra en el carácter generacional del movimiento estudiantil, vinculándolo especialmente a las discusiones juveniles en general. Se trata de pensar el movimiento estudiantil como un movimiento esencialmente juvenil, donde las discusiones giran en torno a la rebeldía juvenil, sus aspectos culturales, formas de ser, etc. Generalmente, en este enfoque, el conflicto y las movilizaciones que se generan dentro de la condición de estudiante no son vistos desde la perspectiva y vinculados a conflictos más generales de la sociedad (como la lucha de clases), sino por cuestiones específicas, aisladas de otras determinaciones de la sociedad. totalidad de las relaciones sociales en la sociedad capitalista.
Desde esta perspectiva, se pierden de vista las múltiples determinaciones del fenómeno estudiado y se crean modelos analíticos que no pueden revelar la realidad concreta. Además, otro problema de análisis es vincular la base del movimiento estudiantil directamente a la juventud. No todo movimiento juvenil está vinculado a las condiciones y agendas estudiantiles, y no todos los miembros del movimiento estudiantil son de origen juvenil (DOS ANJOS & TELES, 2019). Así, la base social del movimiento estudiantil son los estudiantes (más adelante profundizaremos en este tema).
El enfoque clasista en el análisis del movimiento estudiantil avanza en el sentido de afirmar que la base social del movimiento estudiantil tiene una composición de clase. Así, los conflictos y movilizaciones de este movimiento social están vinculados a los conflictos y movilizaciones de la sociedad en general. Sin embargo, gran parte de la literatura sobre el enfoque clasista del movimiento estudiantil, especialmente la investigación brasileña, relega al movimiento estudiantil como esencialmente un movimiento de “clase media” y/o derivado de la pequeña burguesía (FORACCHI, 1977; COIMBRA, 1981; POERNER , 2004; ALBUQUERQUE, 1977). Es un esencialismo que no se corresponde con la realidad.
Marialice Foracchi en su libro clásico El estudiante y la transformación de la sociedad brasileña, por ejemplo, demuestra los vínculos entre el estudiante universitario y su clase de origen, la clase media. Esta conexión entre los estudiantes y la clase media se da a través de las relaciones familiares (que expresan lazos de dependencia y mantenimiento) y las relaciones de producción derivadas del sostenimiento del núcleo familiar. La autora, que avanza en muchos aspectos de la condición de estudiante, especialmente en la transformación de los jóvenes en estudiantes, cae en el esencialismo, relegando la condición de estudiante de su tiempo como esencia de la condición de estudiante en general a nivel conceptual. En su época, sin duda, la llamada “clase media” podía comprender a casi todos los estudiantes universitarios, pero este elemento no debe trasplantarse al análisis teórico y abstracto.[i] sobre el movimiento estudiantil.
En síntesis, tanto el enfoque generacional como el clasista, a pesar de sus elementos que aportan al análisis del movimiento estudiantil, no logran avanzar en el análisis conceptual del movimiento estudiantil. En nuestra perspectiva, la concepción marxista del movimiento estudiantil logra desprenderse de los límites de los planteamientos antes señalados y avanzar en la discusión. Esto es lo que pondremos brevemente en el próximo tema.
Elementos para una concepción marxista del movimiento estudiantil
La concepción marxista del movimiento estudiantil presupone una concepción marxista del movimiento social y de la sociedad en general. En este sentido, a la luz del método dialéctico, es imposible analizar el movimiento estudiantil al margen de la sociedad y sus determinaciones. Así, si es cierto que este movimiento puede caracterizarse como una totalidad, es igualmente cierto que se inserta en una totalidad mayor que es la sociedad capitalista (TELES, 2018). Así, entendemos el movimiento social como una movilización de grupos sociales (JENSEN, 2014) derivada de determinadas situaciones sociales que generan insatisfacción social, sentido de pertenencia y objetivos determinados.[ii] (VIANA, 2016; TELES, 2017).
El movimiento estudiantil contempla todos estos elementos y es, por tanto, un movimiento social específico. El grupo social básico del movimiento estudiantil es, por supuesto, los estudiantes. Es su situación social específica (condición de estudiante) la que genera este grupo social, caracterizándose como grupo situacional. Sin embargo, es necesario que los estudiantes estén insatisfechos con su situación, percibiéndola colectivamente y movilizándola en función de determinados objetivos.
Así, la condición de estudiante produce una variedad de formas de insatisfacción social, especialmente las que giran en torno al espacio escuela/universidad, como la precariedad de la asistencia al estudiante, la relación docente/alumno, la falta de infraestructura en la escuela/universidad, etc. además de otras situaciones específicas de los subgrupos que forman los estudiantes.
El sentido de pertenencia dentro de los estudiantes se ve facilitado por el hecho de que pasan la mayor parte de sus días en el mismo lugar, el espacio de la escuela/universidad. Así, este espacio es el lugar donde se desarrolla el proceso de aprendizaje desde las instituciones escolares, pero también es un espacio de socialización, de intercambio de experiencias entre los estudiantes. La toma de conciencia y percepción de sus insatisfacciones sólo puede ser subsanada desde su colectividad, como un problema no del alumnado individual, sino del colectivo estudiantil en su conjunto. Si estos estudiantes se movilizan a partir de un objetivo, entonces tendremos un movimiento estudiantil.
En resumen, entendemos el movimiento estudiantil como un movimiento social específico que expresa la movilización de los estudiantes derivada de su condición de estudiantes.
Este movimiento está constituido por el grupo social estudiantil, el cual se articula a través de reivindicaciones referidas al ámbito educativo.[iii].
Estos son los elementos fundamentales de una discusión marxista sobre la conceptualización y definición del movimiento estudiantil. Hay, por supuesto, otras determinaciones, que pueden verse en Sánchez (2000), Bringel (2009), Cohn-Bendit (1981), Guimarães (2011), entre otros autores.
Habiendo ya evidenciado nuestro concepto de movimiento estudiantil, nos resta saber cómo se da la relación entre este movimiento estudiantil y la dinámica de la lucha de clases dentro de la sociedad capitalista.
Movimiento estudiantil y lucha de clases.
Uno de los pilares del análisis histórico de la humanidad, basado en el marxismo, es la idea de que la lucha de clases es el motor de la historia. Marx y Engels, en manifiesto Comunista ya se ha dicho: “La historia de todas las sociedades existentes hasta hoy es la historia de las luchas de clases” (MARX & ENGELS, 2010, P. 40). Así, la dinámica de este particular conflicto social adquiere gran importancia analítica, ya que las transformaciones societarias impregnan las luchas de clases sociales ubicadas en una determinada sociedad y tienen consecuencias para otras relaciones sociales, como los conflictos de grupos de movimientos sociales.
Aquí entendemos las clases sociales en el sentido marxista, es decir, como un conjunto de individuos que tienen una determinada forma de vida, intereses y luchas en común frente a otras clases sociales a partir de una determinada actividad establecida en la división social del trabajo, derivada de la forma de trabajar producción dominante (MARX, 2010; MARX, 1986; MARX & ENGELS, 1992; VIANA, 2012).
La dinámica de las luchas de clases tiene consecuencias directas para el movimiento estudiantil, y la forma en que plantearemos esta relación se basará en dos elementos: la composición de clase del movimiento estudiantil y la hegemonía dentro de él.
La base social del movimiento estudiantil, como ya hemos mencionado, son los estudiantes, que no son homogéneos. Un estudiante tiene una determinada pertenencia de clase, ya que se le puede vincular con la burguesía, el proletariado, el campesinado, etc. Desde este ángulo, el movimiento estudiantil es esencialmente un movimiento policlasista (excepto algunas ramas de este movimiento que pueden presentar tendencias monoclasistas). Este elemento tendrá profundas consecuencias en sus movilizaciones, objetivos, etc., ya que una determinada pertenencia de clase genera diferentes formas de actuar en el mundo, acceso a bienes, recursos, una determinada forma cultural, etc. Así, la composición de clase del movimiento estudiantil refleja la pertenencia de clase de los individuos que lo componen.
Otro elemento, igualmente importante, es la hegemonía dentro del movimiento estudiantil. Hegemonía entendida como validez cultural, que se refiere a lo predominante desde el punto de vista de las representaciones, cultura, valores, etc., dentro de una determinada comunidad (MARÍAS, 1955; MACHADO NETO, 1968; VIANA, 2016)[iv]. Así, cuando nos referimos a la hegemonía en el movimiento estudiantil, estamos hablando de lo que prevalece en su dinámica movilizadora. Además de estos temas, también es necesario explicar que analizar la composición de clase del movimiento estudiantil y examinar su posición de clase son aspectos diferentes del proceso analítico.
Desde este ángulo, asimilando estos aspectos (composición de clase y hegemonía) podemos ver que el movimiento estudiantil tiene varias ramificaciones (organizaciones, subgrupos, manifestaciones, etc.) y tendencias (orientaciones políticas basadas en ideologías, doctrinas, teoría, etc.) en su dinámica. Por eso podemos ver una multiplicidad de expresiones dentro del movimiento estudiantil, algunas de ellas antagónicas entre sí.
Pero, ¿cuál es la relación entre composición social y hegemonía? Nildo Viana, al tratar los movimientos sociales a nivel teórico, nos ayuda a comprender esta cuestión en el análisis concreto del movimiento estudiantil: “Cuando la composición social del movimiento social o de una determinada rama es de clases desfavorecidas, tiende a tener especificidades y elementos más contradictorios cuando se somete a la hegemonía burguesa. Cuando la composición social es marcadamente de clases privilegiadas, entonces la hegemonía burguesa tiende a reinar sin mayores contradicciones, salvo en ciertas ramificaciones. Pero existen divergencias en ambos casos y en todos los sentidos, que sólo los análisis de casos concretos pueden resolver. Es posible, por ejemplo, que sectores de un movimiento social cuya composición social sea predominantemente de clases desfavorecidas rompan con toda contradicción y se adhieran plenamente a la hegemonía burguesa oa la hegemonía proletaria. Asimismo, lo mismo puede ocurrir en el caso de un movimiento social cuya composición social sea de clases privilegiadas (especialmente en la clase menos integrada dentro de él, la intelectualidad), lo cual es más común cuando hay un auge de las luchas sociales, especialmente la luchas obreras” (VIANA, 2016, p. 57-58).
Dicho esto, podemos avanzar en la reflexión sobre los tipos de movimiento estudiantil existentes, teniendo en cuenta tanto su composición de clase como su hegemonía. En este sentido, existen tres variantes del movimiento estudiantil: el movimiento estudiantil conservador, reformista y revolucionario.
El movimiento estudiantil conservador expresa la hegemonía burguesa en sí mismo, contribuyendo a la reproducción de la sociedad a partir de objetivos estudiantiles específicos. Ejemplos: jóvenes estudiantes nazis en Alemania, estudiantes demócratas cristianos en Brasil, etc. Su acción está generalmente articulada con el ala reaccionaria del bloque dominante. En tiempos de estabilización de las dinámicas de acumulación de capital, el movimiento estudiantil conservador tiene poca adherencia o resonancia política dentro de los conflictos estudiantiles. Es en momentos de crisis del capitalismo, en la intensificación y radicalización de los conflictos sociales, que esta corriente emerge con mayor fuerza y número, expresando la reacción de las clases sociales altas vinculadas al bloque dominante.
Asociadas a doctrinas, ideologías y representaciones que expresan objetivos reaccionarios, asumen diferentes formas según cada caso específico, como variantes conservadoras, fascistas, liberal-conservadoras, neonazis, etc. Tales objetivos apuntan a la lucha contra las organizaciones estudiantiles radicales y revolucionarias, la búsqueda de la hegemonía conservadora dentro del grupo estudiantil (usando el discurso moral, creación de enemigos imaginarios, etc.), la articulación con otros movimientos sociales de tendencia conservadora, entre otras reivindicaciones. .
La relación del movimiento estudiantil conservador con el Estado dependerá de la composición política que asuma el control estatal. Si el gobierno está vinculado a partidos de izquierda (progresistas), la relación es de combate y denuncia. Si son gobiernos vinculados a partidos de derecha, la relación es de alianza y defensa. Un ejemplo concreto de este último caso es la historia y el desarrollo de la juventud estudiantil de Hitler. Inicialmente fue una organización juvenil y estudiantil paramilitar que apoyó el surgimiento del partido nazi en Alemania.
Con la toma del poder por Hitler, la juventud estudiantil hitleriana se convirtió en política de Estado, convirtiéndose a partir de 1933 en una organización vinculada al Ministerio de Educación y fomentada por el Estado en general y por la institución escolar/universitaria en particular, levantando alrededor de dos millones de estudiantes al final del primer año de dominio nazi. En 1939, la afiliación a esta organización se hizo obligatoria en toda Alemania, lo que la llevó a alcanzar la sorprendente cifra de 5 millones de miembros (MONTEIRO, 2013). Tal organización movilizadora, en este momento, se metamorfosea, volviéndose autónoma, perdiendo su vínculo con el movimiento estudiantil y convirtiéndose en una auténtica organización burocrática directamente vinculada al Estado.
El movimiento estudiantil reformista (o progresista) expresa su ambigüedad entre hegemonía burguesa y burocrática, luchando por reformas específicas tanto en materia de educación en particular como de aquellas que afectan a la sociedad en general. Por su amplia composición social y la dinámica interna de los conflictos estudiantiles, es la variante con mayor número de organizaciones, corrientes, individuos movilizados, etc. La determinación fundamental del movimiento estudiantil reformista es su relación y su reivindicación frente al Estado.
La movilización de las más variadas tendencias dentro del movimiento estudiantil reformista está ligada a reformas sociales, cambios en las políticas educativas, más fondos para la educación y la investigación, cambios legislativos, etc. Así, las ramas del movimiento estudiantil reformista están casi siempre vinculadas al bloque progresista, hegemonizado por partidos políticos de izquierda o por jóvenes vinculados a estos mismos partidos. Por su amplitud, este tipo de movimiento estudiantil tiene varias tendencias, que van desde las más moderadas hasta sus alas extremistas, que supuestamente pretenden la transformación radical de la sociedad.
Un ejemplo nacional de movimiento estudiantil reformista es la Unión Nacional de Estudiantes (UNE), que hemos analizado en otros trabajos (TELES, 2019a; MAIA & TELES, 2016). Hegemónicamente, desde su fundación, su directorio ha estado vinculado a partidos políticos de “izquierda”, “reformistas” (salvo algunos mandatos en los años 50 y 60) y nunca ha buscado romper con la legalidad estatal. La UNE, especialmente desde la redemocratización del país a fines de la década de 1980, siempre ha estado integrada y articulada con el bloque progresista, especialmente con los sectores electoralmente más competitivos: el Partido Comunista de Brasil (PCdoB) y el Partido de los Trabajadores ( PT). Desde la década de 1980, estos dos partidos políticos han hegemonizado a la UNE, creando un aparato que ha durado más de 30 años. Así, hasta 2002, siempre se consolidaron como oposición al gobierno federal. Pero es a partir de 2003, cuando parte del bloque progresista logra llegar al poder federal que se produce una metamorfosis: de oposición al gobierno se convierte en situación a sus medidas.
De esta manera, la UNE en los gobiernos del PT significó, dentro del movimiento estudiantil, la movilización por la modernización del capitalismo subalterno brasileño. El elemento que explica la movilización de esta entidad contra los gobiernos neoliberales de Collor de Mello (1990-1992) y Fernando Henrique Cardoso (1994-2002), mientras defiende el gobierno de Luís Inácio Lula da Silva, es la composición del directorio de la UNE , dotada de partidos políticos, en especial del PCdoB, que constituía el gobierno federal.
Los objetivos reales de esta entidad, materializados en sus diversas movilizaciones y reclamos, significaron el mantenimiento de las medidas neoliberales no solo en las políticas educativas (principalmente ProUni y REUNI), sino en toda la sociedad brasileña implementadas por el gobierno Lula (TELES, 2019b) y posteriormente a El gobierno de Dilma. El proceso de simulación-disimulo fue la estrategia más utilizada por la UNE para ofuscar sus principales intereses, presentándolos como intereses de los estudiantes en general.
Finalmente, el movimiento estudiantil revolucionario, por el peso de la hegemonía burguesa en la sociedad, es marginado y periférico al expresar la hegemonía proletaria, articulando demandas estudiantiles específicas con el tema de la transformación social revolucionaria. Una hegemonía de movimientos sociales revolucionarios se vuelve rara en la sociedad capitalista debido a su carácter revolucionario; de ahí que su hegemonía sólo aparezca en momentos de radicalización de la lucha de clases, articulada, generalmente, al movimiento obrero en la etapa autónoma o autogestionaria de sus luchas.[V].
Aquí, para evitar dudas o malas interpretaciones, nos referimos a la hegemonía dentro del movimiento estudiantil, y no a la posibilidad de su existencia o mantenimiento. Desde este ángulo, si bien no hay hegemonía de la variedad revolucionaria del movimiento estudiantil, existen ramas revolucionarias, a pesar de su pequeño número en tiempos no revolucionarios.
El elemento fundamental de esta variedad es la oportunidad de transformación radical de la sociedad y, por tanto, de la propia condición de estudiante. El objetivo revolucionario dentro de las demandas estudiantiles requiere la articulación con el proletariado revolucionario, la clase social que tiene la posibilidad y el potencial de transformar la sociedad en su conjunto debido a su posición en la división social del trabajo. Así, las reivindicaciones específicas del grupo estudiantil se relacionan con las reivindicaciones universales de emancipación humana a través de la revolución proletaria. Por sus objetivos y reivindicaciones, el movimiento estudiantil revolucionario tiene una orientación antiestatista hacia el Estado y es blanco de la represión en sus movilizaciones en general.
El ejemplo más conocido y radical de esta variedad fue la rebelión estudiantil en Francia, especialmente en la ciudad de París, en 1968 (BRAGA & VIANA, 2019). Mayo de 68 en Francia se convirtió en la expresión más profunda y radical de todas las luchas que tuvieron lugar a fines de la década de 60, una época de crisis de acumulación del modo de producción capitalista y de mayor contestación de la sociedad por parte de varios sectores de las clases bajas. y los movimientos sociales (especialmente el movimiento estudiantil).
En este contexto, el movimiento estudiantil francés se radicalizó en sus luchas contra la precaria reorganización de la educación en el país (Plan Fouchet), cuya calidad de la enseñanza se deterioró y se hizo difícil mantener la condición de estudiante. Las calles se toman, las universidades se ocupan en general y se profundizan los conflictos generales en Francia, la aglutinación de nuevos sectores de la sociedad civil y la radicalización de determinados sectores del movimiento obrero francés, que realizó la mayor huelga general del historia del país.[VI]. La alianza obrero-estudiante fue fundamental para crear un clima prerrevolucionario en Francia en ese momento, posibilitando la realización del proyecto de autogestión (proceso revolucionario) y la posibilidad de relaciones capitalistas tanto en términos de relaciones de producción como dentro de otras relaciones sociales. .[Vii].
Por cuestiones de espacio no podemos desarrollar y profundizar cada característica en cuanto a composición de clase y movimiento estudiantil, lo cual dejaremos para otro trabajo aún en desarrollo. Pero estos elementos son suficientes para demostrar la complejidad y multiplicidad del movimiento estudiantil y su relación con las luchas de clases.
Ultimas palabras
La discusión expresada en este texto apuntaba a la importancia y relación directa entre el movimiento estudiantil y la dinámica de las luchas de clases en la sociedad capitalista. Se trata de una agenda de investigación que, con el debido desarrollo y profundización, contribuirá al esclarecimiento de este fenómeno social a la luz del marxismo.
Nuestro aporte aquí fue demostrar no sólo la relación entre el movimiento estudiantil y la lucha de clases, sino cómo se sumergen y se enmarcan los objetivos, reivindicaciones, formas de organización y demás relaciones sociales (Estado, sociedad civil, etc.) de este movimiento social específico. forman parte del paisaje contradictorio de la sociedad capitalista cuya dinámica de lucha de clases es fundamental.
*Gabriel Teles es doctorando en sociología por la Universidad de São Paulo (USP). Autor, entre otros libros, del Análisis marxista de los movimientos sociales (Edições Redelp).
Publicado originalmente en la revista despierta, vol. 6; norteo. 06.
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Notas
[i] Entendemos aquí abstracción en el sentido de Marx, es decir, como una capacidad de abstracción en el análisis de los fenómenos sociales (MARX, 2013)
[ii] La discusión sobre cada elemento y concepto de esta discusión se puede ver de manera original en Viana (2016) y comentada por Teles (2017).
[iii] La relación con temas relacionados con la Educación puede ser directa o indirecta. Así, se vuelve explicable ciertas ramificaciones del movimiento estudiantil para luchar por la aprobación de leyes que van más allá de la cuestión estudiantil o la destrucción de la sociedad capitalista que genera la propia condición estudiantil. Esto se deriva de la perspectiva política y los objetivos que plantea cada caso concreto para algunas ramas de este movimiento.
[iv] La idea de hegemonía en estos autores, a pesar de algunas similitudes, es diferente a la propuesta por Gramsci (1982) que sería “liderazgo moral e intelectual” de una determinada colectividad.
[V] Para una discusión de las etapas de las luchas del movimiento obrero, ver cf. JENSÉN, 2014.
[VI] “La entrada del movimiento obrero al conflicto se produjo a partir de una huelga general de 24 horas, impulsada por las centrales sindicales francesas y encabezada fundamentalmente por la CGT (Confederación General del Trabajo), entre los días 13 y 14 de mayo, constreñida por el estudiante de la erupción. Sin embargo, a pesar de que las centrales sindicales reforzaron la idea de que se trataba de una huelga de un día (y esto lo aclararemos en los próximos temas), lo que se vio fue una huelga generalizada y simultánea, con ocupaciones de fábricas nunca antes vistas en francés. historia. Independientemente de los sindicatos, los trabajadores comenzaron a ocupar fábricas, cruzarse de brazos en huelgas y mantener contacto directo con estudiantes que buscan una alianza con ellos” (TELES, 2018).
[Vii] Para mayor análisis e información sobre la rebelión estudiantil de mayo de 1968, cf. BRAGA Y VIANA, 2019; TELES, 2018; BERNARDO, 2008; GREGOIRE & PERLMAN, 2018; MADERAS, 2016; SOLIDARIDAD, 2006.