Mazel Tov Baudelaire

Willem de Kooning, Mujer, (1949/50).
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por Ari Marcelo Solón*

La conexión judía con el concepto de "alegoría" de Walter Benjamin.

Los amantes de las prostitutas
Sont heureux, dispos et repus;
Por lo que puedo hace meses no me rompí
Pour avoir étreint des nuées.
C'est grace aux astres nonpareils,
Bastante au fond du ciel flamboyant,
¿En qué mes consumes ahora?
Que des souvenirs de soleils.
En vano j'ai voulu de l'espace
Trouver la fin et le milieu;
Sous je ne sais quel oil de feu
Je sens mon aile qui se casse;
Et brûlé par l'amour du beau,
Je n'aurai pas l'honneur sublime
De donner mon nom à l'abîme
que me había servido de tombeau.
(Charles Baudelaire, Las flores del mal)

Finalmente descubrí la conexión judía con la alegoría de Benjamín. Con motivo del centenario de Baudelaire, descubrí que la alegoría es el lamento judío.

“Las putas, las drogas” es la alegoría de la decadencia del capitalismo avanzado. Con una pequeña posibilidad de redención. ¿No es esta la tipología de Auerbach? ¿No es esta la alegoría de Divina Comedia de Dante? ¿No es esta la justicia de Job del análisis de Scholem? Sí, pero es más judío ya que Benjamin adoptó la dialéctica hegeliano-marxista en la crítica y subversión del capitalismo.

Incluso Scholem no llegó tan lejos en su Cabalá y sus símbolos, porque su dialéctica hegeliana permanece oculta y no tan explícita como en Benjamin. Auerbach, el amigo de Benjamin, está en la misma página: hace una concesión entre la justicia de los Viejo Testamento y alegoría subversiva.

Los malos dramas barrocos alemanes -y no el bueno, el español- califican la alegoría de lamento, mortificación, muerte. Pero con una “leyenda” moderna. No la tragedia griega, sino el mal drama barroco católico se acerca al lamento judío de Job, Isaías y Jeremías. El buen dramaturgo católico Lope de Vega es muy dogmático y medieval, y no anticipa la subversión de la modernidad.

En hebreo llamamos a los libros de lamentos "kinot”. Scholem ha escrito extensamente sobre la justicia de Biblia, pero fue Benjamin en su concepción de la alegoría marxista contra el capitalismo quien consumó la idea. Este es el camino de la alegoría: comienza en el libro de las lamentaciones, va a Dante, Auerbach, Scholem y Benjamin en su alegorismo baudeleriano. Los románticos se equivocaron al enfatizar la verdad de los símbolos y la fantasmagoría de la alegoría, pero Benjamin, en virtud del legado de los profetas, subvirtió esta dicotomía. Vio en las "afinidades electivas" de Goethe que la verdad estaba escondida y no expuesta dogmáticamente como en la verdad de la Iglesia. Cien años después de Baudelaire, “los drogadictos, las prostitutas, los trabajadores” siguen siendo víctimas de la injusticia del capitalismo porque nadie escucha el grito judío.

*Ari Marcelo Solón es profesor de la Facultad de Derecho de la USP. Autor, entre otros, de libros, Caminos de la filosofía y la ciencia del derecho: conexión alemana en el desarrollo de la justicia (prismas).

 

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