marxismo sin utopía

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por RICARDO MUSSÉ*

Consideraciones sobre el libro de Jacob Gorender

En muchos aspectos, marxismo sin utopía es un libro notable. A diferencia de lo que es habitual en la tradición del marxismo local, no busca adaptar las teorías de Marx y sus seguidores a la especificidad brasileña ni resaltar las singularidades de nuestra formación social (tema brillantemente abordado por Jacob Gorender en esclavitud colonial). Propone nada menos que actualizar el propio marxismo. Síntoma de madurez intelectual (del autor y del marxismo brasileño), pero también de lucidez frente a los impasses prácticos y teóricos tras el derrumbe del socialismo de Europa del Este y el ascenso del neoliberalismo.

La flexibilidad, implícita en el proyecto de revisión de las tesis marxistas teniendo en cuenta la situación actual del mundo, contrasta con el dogmatismo generalizado de los teóricos y militantes de izquierda y resulta inesperado (pese a su trayectoria heterodoxa) en un exmiembro de la Comité Central del Partido Comunista Brasileño. Tampoco es común –en un momento en que priman las expectativas cortoplacistas– la actitud de elaborar propuestas que ciertamente sólo pueden ser implementadas por las generaciones futuras.

Finalmente, el lector quedará sorprendido por la riqueza enciclopédica del libro. Se resumen, con claridad, didáctica y una asombrosa capacidad para resaltar lo esencial: (i) discusiones contemporáneas sobre temas como el desenvolvimiento del capitalismo en el siglo XX, (ii) la historia de la tradición marxista y del “socialismo real” . ”; (iii) la llamada globalización y todo lo que afecta el presente y futuro del mundo del trabajo; (iv) la situación actual de las clases, los partidos y el Estado, así como sus relaciones mutuas; (v) el debate sobre la pertinencia de la teoría de Marx sobre la extracción de plusvalía, la tendencia a la caída de la tasa media de ganancia y las crisis de sobreproducción; (vi) la cuestión de la transición y las características de la sociedad socialista, etc.

La construcción enciclopédica del libro nos ilustra sobre la variante del marxismo retomada por Jacob Gorender. La organización del legado de Marx como un sistema abierto, atento a las discusiones internas en diferentes campos del saber, fue la estrategia utilizada por Friedrich Engels para actualizar el materialismo histórico tras la muerte de Marx. En esta versión, denominada “socialismo científico”, salta a la vista la dicotomía ciencia/utopía presente en el título y repetida a lo largo del libro.

En lo que al método se refiere, Jacob Gorender está más cerca de Eduard Bernstein, discípulo de Engels que, tomando al pie de la letra la asociación entre marxismo y ciencia, no dudó en adoptar como hilo conductor la tesis de que “Marx se desvió de la disciplina ciencia y cedido a inclinaciones utópicas. La cercanía entre Eduard Bernstein y Jacob Gorender, sin embargo, es puramente formal. Como la convergencia entre teoría y práctica, método y política no es más que un ideal, Jacob Gorender supo retomar el lema del que Eduard Bernstein partió con la revisión del marxismo y, al mismo tiempo, rechazar perentoriamente el reformismo socialdemócrata propugnado por él Pero eso no significa que sea inmune, por ejemplo, a las críticas metodológicas que György Lukács dirigió a Eduard Bernstein en Historia y conciencia de clase, particularmente la ilusión de que la simple selección de hechos relevantes ya no contiene una interpretación.

Para Jacob Gorender, la fuente de los errores de Marx y del marxismo, un hecho fundamental que lo impulsa a revisar esta tradición, sería la constatación de que, contrariamente a lo que siempre se ha supuesto, “el proletariado es ontológicamente reformista”. Para corroborar lo que considera evidencia, recurre al artículo “Siglo marxista, siglo americano” de Giovanni Arrighi (en La ilusión del desarrollo, Voces) que destaca la escisión del marxismo en movimientos reformistas en el centro y revolucionarios en la semi-periferia del capitalismo.

Sin embargo, lo que preocupa a Giovanni Arrighi no es una definición del carácter ontológico de la clase obrera, sino sobre todo el hecho de que la desigualdad del sistema interestatal (entre los países del núcleo orgánico y los demás) parece haber determinado la acción de el proletariado con más fuerza que la meta socialista. Es decir, la clase obrera de las naciones centrales lucha por mantener la posición privilegiada de su país, mientras que los trabajadores de la periferia (erróneamente) ven en la revolución un medio para alcanzar el nivel de los países centrales.

Ante este dilema, no basta con proponer la sustitución de la fuerza social preponderante en el proceso revolucionario, como hizo Jacob Gorender cuando apostó sus fichas a los asalariados intelectuales (los llamados “cuellos blancos”). La existencia de un sistema interestatal estructurado jerárquicamente, inmune a los cambios, se ha convertido en un tema ineludible para cualquiera que quiera proponer cambios en la forma en que se organiza el mundo, sea o no marxista.

*Ricardo Musse Es profesor del Departamento de Sociología de la USP. Autor, entre otros libros, de Émile Durkheim: Hecho social y división del trabajo (Revuelve).

Versión modificada del artículo publicado en Folha de S. Pablo, el 6 de febrero de 2000 [http://www1.folha.uol.com.br/fsp/mais/fs0602200012.htm].

referencia


Jacob Gorender. marxismo sin utopía. São Paulo, Ática, 1999, 288 páginas.


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