marxismo y relaciones internacionales

Imagen: Javier González
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por CAIO BUGIATO*

Cinco proposiciones teóricas

Al menos cinco temas fueron desarrollados por la tradición intelectual marxista con relevancia para las Relaciones Internacionales y son nuestro objeto aquí (a) la expansión mundial del capitalismo, (b) el imperialismo, (c) la dependencia, (d) el Estado capitalista y (e) la revolución socialista. Como segundo objetivo, se indica una bibliografía no exhaustiva sobre estos y otros temas.[i]

Antes de abordarlos, es necesario discutir brevemente una concepción que permea los temas mencionados, la clase social, que es ontológicamente el agente social en la teoría marxista.

Indicaremos lo que consideramos más importante en esta concepción, ya que Marx y Engels no desarrollaron una teoría de las clases sociales, sino que dejaron nociones sobre el fenómeno.[ii] las cuales fueron apropiadas de diferentes maneras por las teorías marxistas.[iii] Es ampliamente conocido en las ciencias sociales y humanas que el marxismo identifica la contradicción fundamental de la sociedad moderna como el antagonismo entre dos grandes grupos sociales, la burguesía como clase dominante y explotadora y el proletariado como masa dominada y explotada. Lo que a veces se desconoce es que la clase social es un proceso de formación, es decir, no es un dato exclusivamente económico, sino el resultado de la movilización política y organización de los agentes sociales.

Sin embargo, este proceso de formación difiere entre estos grupos. Por un lado, en el modo de producción capitalista, la burguesía ya está formada como clase social, pues su proceso de formación de clase está entrelazado con el propio nacimiento, desarrollo y sostenimiento del capitalismo. La movilización y organización política de la burguesía -y sus fracciones- hace que viva en lucha constante (que puede revertirse en asociación y conciliación): contra las viejas clases dominantes, entre las distintas fracciones dentro de la propia burguesía, contra las burguesías de otros países y contra el proletariado. Por otro lado, el proletariado puede o no estar formado como clase, pasando por diferentes etapas de desarrollo.

La formación de la clase obrera es un proceso irregular, acumulativo, reversible, marcado por rupturas y saltos cualitativos. El proceso de formación del proletariado como clase es un camino más arduo que la formación de la clase burguesa, pero es el camino que lleva a los procesos revolucionarios.

Hecha esta consideración, veamos los cinco temas mencionados en el libro. marxismo y relaciones internacionales.

La expansión mundial del capitalismo[iv], o lo que Marx llamó formación del mercado mundial[V], significa que el modo de producción capitalista tiene una tendencia a extenderse por todo el mundo. Este modo de producción capitalista es, en definitiva, el proceso de acumulación de capital a través de las relaciones de explotación y dominación de la burguesía sobre el proletariado. Estas relaciones son legitimadas y legalizadas por el Estado capitalista, por el derecho burgués y por la cultura e ideología dominantes. La acumulación de capital va más allá de los espacios nacionales en busca de condiciones de mercado más ventajosas, lo que termina vinculando al mundo entero en un sistema económico transnacional y –como una especie de efecto colateral– instaurando este modo de producción en distintos lugares. Es importante decir que, dadas las peculiaridades de los lugares donde se instala, el capitalismo tiende a convertirse en el modo de producción dominante, sometiendo a otros modos a su dinámica o incluso eliminándolos. La creciente centralización de la propiedad, la producción, la riqueza y la población, paralela y concomitantemente, dio lugar a organizaciones políticas unitarias y centralizadas, los Estados nacionales. El advenimiento y funcionamiento del capitalismo implica un sistema transnacional, un mercado global, en el marco de nuevas formas de organización de la producción y, al mismo tiempo, un sistema interestatal, de Estados soberanos (algunos más soberanos que otros).[VI]). Esta articulación contradictoria entre las dimensiones global y nacional está en el origen de la modernidad capitalista y es la clave marxista para entender el sistema internacional, un sistema que podemos llamar capitalismo global.

Marx y Engels ya lo indicaron, pero el sistema internacional marcado por la distribución desigual del poder y la riqueza fue luego problematizado por la teoría marxista del imperialismo.[Vii] (e, igualmente y en relación con esto, por la teoría del desarrollo desigual y combinado[Viii]). La teoría del imperialismo investiga, en general, los procesos de acumulación de capital a escala mundial, en la denominada fase del capitalismo monopolista. Es decir, cuando las empresas capitalistas que antes competían en relativa igualdad en busca de ganancias (capitalismo competitivo) dan paso a grandes conglomerados empresariales (monopolio/capitalismo monopólico) que controlan diversos sectores de la economía nacional e internacional e interfieren directamente en el Estado. La teoría del imperialismo investiga específicamente la ubicación y la dinámica del fenómeno en el contexto de la división política del mundo en países centrales y periféricos. Esta dinámica consiste en la acumulación y exportación de capital desde los estados capitalistas centrales y sus burguesías hacia otros países centrales y periféricos, lo que implica explotación económica y conflictos políticos (también podemos hablar de subordinación ideológica). La acumulación y exportación de capital forman la base para la difusión y el mantenimiento del modo de producción capitalista en todo el mundo y la formación de la división política del capitalismo global en centro y periferia. La lucha política, sobre todo de las clases dominantes de los diferentes Estados, por implementar un desarrollo autónomo del capitalismo en los espacios nacionales es igualmente decisiva para la inserción internacional del país, ya que el imperialismo es una relación de poder. En este sentido, la teoría del imperialismo encuentra que la relación centro-periferia es de explotación y subordinación, pero admite –en sus distintas variantes dentro del marxismo– que las grandes potencias capitalistas pueden mantener relaciones de cooperación o de conflicto, que pueden ser las preludio de la guerra.

En un intenso diálogo con la teoría del imperialismo, la teoría marxista de la dependencia[Ex], originario de América Latina, aborda el desarrollo socioeconómico y político del capitalismo en la periferia del sistema internacional como un proceso condicionado por fuerzas extranjeras. En general, el problema señalado es la extracción de riqueza/excedente de los países periféricos por parte de los países centrales, llevándolos a empobrecerse e impidiéndoles alcanzar sus estándares de desarrollo capitalista. Históricamente, el colonialismo jugó un papel intenso en este proceso, al igual que el imperialismo en la actualidad. Fundamentalmente, la dependencia no es vista como una fase transitoria por la que deben pasar los países, sino como una condición estructural en el desarrollo desigual del capitalismo global.

Los mecanismos de extracción de riqueza son variados, como el comercio desigual, las remesas de utilidades al exterior, los pagos de los servicios de la deuda, la fuga de capitales, entre otros. Sin embargo, destacamos aquí que se establecen estructuras sociales peculiares en la periferia, en particular la formación de una fracción de la burguesía que está asociada con fuerzas extranjeras. Llamada a veces burguesía rendida, esta fracción de la clase dominante se moviliza y se organiza al servicio de intereses extranjeros en detrimento de la población desposeída, obteniendo incluso una parte de la extracción de riqueza que le permite ser catalogada como burguesía. La existencia y fortaleza de esta fracción son decisivas para el desarrollo autónomo del capitalismo en un país. Esto significa que cuanto mayor sea su fuerza en un estado nacional, más intensas serán las relaciones de dependencia. Por otra parte, su debilidad puede ser reflejo de cierto grado de desarrollo autónomo del capitalismo en un país, dirigido por fracciones de la burguesía nacional, coaliciones de clases nacionales o fuerzas estatales, y de inserción internacional relativamente independiente del Estado. Desarrollo e inserción que provocan fricciones con las potencias capitalistas, sin, sin embargo, romper la estructura global de dependencia. Esta perspectiva de redefinir los lazos de dependencia se vincula con las tesis de Cardoso y Faletto ([1970] 2004), quienes admiten que la dependencia implica desarrollo. La eliminación de esta fracción burguesa puede estar relacionada con un amplio proceso de cambio económico y político radical con vistas a la superación del capitalismo, destruyendo así las relaciones de dependencia. Esta perspectiva, según la cual los lazos de dependencia sólo pueden romperse de forma revolucionaria, está ligada a las tesis de Marini (1969).

Para el marxismo existe una institución que es clave en los procesos de expansión mundial del capitalismo, el imperialismo y la dependencia, además de jugar un papel fundamental en la revolución socialista: el Estado capitalista[X]. Esta, así como otras organizaciones políticas precapitalistas, es un factor de cohesión de una sociedad atravesada por la lucha de clases. El Estado es el factor de orden y regulador del equilibrio global del sistema social, cuyo fin es mantener la unidad de una sociedad, su funcionamiento y su reproducción. Contiene contradicciones sociales, que se pueden resumir en el antagonismo entre clases sociales. En definitiva, el Estado impide el aniquilamiento de las clases sociales, es decir, impide la destrucción de un país. Específicamente, el estado capitalista es la institución que organiza la dominación de clase burguesa. Las luchas permanentes de la burguesía la configuran como clase, proceso que se materializa con su inserción y transformación del Estado, perpetuándose como clase dominante. De esta manera, logra subordinar la política estatal a sus intereses. El Estado entonces establece y legitima la propiedad privada de los medios de producción, la explotación del trabajo asalariado y las demás condiciones necesarias para que el modo de producción capitalista se sustente, ya sea a través de la ideología, la ley o la violencia. De esta forma, además de organizar la dominación de la clase burguesa, el Estado corresponde a las relaciones de producción capitalistas, por lo que podemos llamarlo Estado capitalista o burgués. En el contexto de las relaciones internacionales, el Estado capitalista actúa como testaferro de la acumulación/exportación de capital (pero en ciertos momentos con relativa autonomía[Xi]), actuando como fuerza indispensable en los procesos mencionados anteriormente, a través de la diplomacia y/o la guerra. Cabe mencionar que la teoría marxista del Estado tiene una trayectoria intelectual secular, que se remonta a Hegel y encuentra un desarrollo sofisticado en autores contemporáneos.

Finalmente, la revolución socialista[Xii], o la transición socialista al modo de producción comunista. El marxismo presenta la contradicción entre el desarrollo de las fuerzas productivas (maquinaria, tecnología, etc.) y las actuales relaciones de producción (relación capital x trabajo) como el elemento generador de un desequilibrio sistémico que correspondería a la lucha de clases resolver. La transformación estructural del capitalismo tiene lugar cuando el desarrollo de las fuerzas productivas se ve truncado, y ya no estimulado, por las relaciones de producción existentes. En este contexto, las clases sociales como colectivos organizados y en lucha representan, por un lado, las relaciones de producción “caducadas”, luchando por la preservación de la estructura social vigente y, por otro, las fuerzas productivas en ascenso, luchando por cambio histórico. Este cambio, es decir, el proceso de revolución (transformación estructural de un modo de producción; salto catastrófico de un modo de producción a otro) es la agencia de un colectivo político que empieza a imprimir cambios previos en el Estado (factor de cohesión de la sociedad dividida en clases), es decir, una revolución política que pone en marcha la formación de un nuevo tipo de Estado, incluso antes de la revolución en la economía, el choque entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción[Xiii]. Es a través de la toma (pacífica o no) del Estado y del nuevo tipo de Estado dirigido por las clases trabajadoras que es posible resolver la contradicción capitalista entre las relaciones de producción y las fuerzas productivas. No se trata, por tanto, de ningún conflicto económico o político, sino de un enfrentamiento particular en una fase bien definida del proceso histórico, un período de revolución. Este proceso revolucionario no se limita al espacio nacional, sino que tiene una tendencia internacional. Es decir, así como el cosmopolitismo burgués tiende a transformar el mundo entero a su imagen y semejanza mediante la expansión de las relaciones capitalistas, el internacionalismo proletario -solidaridad y organización entre trabajadores de diferentes países- busca propagar la revolución.

Sobre el proceso de transición al comunismo, Marx, Engels y otros marxistas se abstuvieron de cualquier descripción detallada, ya que sus características estarían en el proceso histórico por venir.[Xiv]. Sin embargo, por un lado, tenían claro la lucha política que debía librar el proletariado organizado en clase. Por otro lado, no tenían dudas sobre el carácter internacional de la revolución, la cual, para triunfar, no podía darse aisladamente en un país, y lejos unos de otros, sino que sería obra de un conjunto decisivo de fuerzas sociales proletarias actuando simultáneamente en los Estados nacionales. El (impredecible) proceso de transición se configura como una destrucción creativa: al mismo tiempo que la agencia política a través del Estado elimina los elementos que preservan el modo de producción capitalista, desarrolla sus fuerzas productivas y crea nuevas relaciones de producción y sociedad, elementos de un modo de producción comunista.

Buscamos en este texto presentar los temas y/o teorías de manera que el orden de las exposiciones se convirtiera en un cuerpo teórico mínimamente articulado y coherente. De esta forma, quienes pretendan referirse a la teoría marxista ya pueden tener una idea sobre lo que deben tener en cuenta a la hora de realizar un análisis materialista-histórico. Esperamos que estas líneas aporten claridad sobre la riqueza del marxismo, aunque sea presentado de manera resumida, como teoría científica social para analizar las relaciones internacionales. Ciertamente siguiendo nuestros objetivos y el contenido del libro Marxismo y Relaciones Internacionales No abordamos aquí importantes teorías marxistas, como la teoría del desarrollo desigual y combinado, las teorías que tratan sobre la hegemonía, la supremacía y el imperio en todo el mundo, el neoliberalismo y el internacionalismo proletario. Sin embargo, otras contribuciones están por venir para llenar los vacíos de una empresa, en la que este libro es uno de los primeros pasos para pensar lo internacional desde una perspectiva marxista en Brasil. Una perspectiva que, siendo brasileña, también es latinoamericana, periférica e internacional.

* Caio Bugiato Profesor de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Federal Rural de Río de Janeiro (UFRRJ) y del Programa de Posgrado en Relaciones Internacionales de la UFABC.

Publicado originalmente en el blog. errante, la Internacional fuera de lugar [https://errante.blog/2021/10/20/cinco-proposicoes-teoricas-do-marxismo-para-as-relacoes-internacionais-por-caio-bugiato/].

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Notas


[i] Escribimos estas líneas referenciadas en el libro recién publicado Marxismo y Relaciones Internacionales (BUGIATO, 2021). Este libro fue concebido hace algunos años por estudiantes, profesores e investigadores de universidades brasileñas que se preguntaron, con cierta incomodidad, algo en común: ¿dónde está el marxismo en las Relaciones Internacionales (RI)? Nuestro principal objetivo con este texto es presentar, de manera sintética, al lector algunos temas y/o teorías que plantea el libro y, obviamente, hacer una invitación a la lectura.

El libro puede descargarse del sitio web de la editorial Phillos: https://phillosacademy.com/marxismo-e-relacoes-internacionais?fbclid=IwAR1NxtDoTqHVxOaQMftBs1p3XQuR30Up70uSKEdiubKcarmKeKvrj4eHUA4.

Las indicaciones de los capítulos del libro, así como otras indicaciones bibliográficas, que versan sobre un tema determinado, se pueden encontrar en las siguientes notas a pie de página.

[ii]Las nociones importantes están en el manifiesto Comunista (MARX y ENGELS, [1848] 2010), en la parte VII d' El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte(MARX, [1852], 2011b) y en el capítulo II, 5, de La miseria de la filosofía (MARX, [1847] 2017).

[iii] Nuestra indicación está de acuerdo con las definiciones de Nicos Poulantzas en Poder político y clases sociales ([1968] 1977) parte 1, capítulo 2, que se apartan de la concepción de Georg Lukács en Historia y conciencia de clase ([1923]2018), particularmente expuesto en el capítulo titulado conciencia de clase. Para Lukács, la clase ya es un hecho de la realidad y la adquisición de la conciencia de clase, como percepción de sus condiciones sociales y de la complejidad de la sociedad (totalidad histórica) y organización política para luchar por sus intereses, es un desarrollo espontáneo de las ideas colectivas. Sin embargo, sólo el proletariado podría conocer concretamente la totalidad histórica, ya que su situación de clase (explotación del trabajo asalariado) es la base de toda la existencia del capitalismo y conduciría a tal conocimiento. Para otras clases, como la pequeña burguesía, esto no sería posible, ya que tendrían una inserción residual en la estructura económica capitalista. La burguesía tampoco, ya que le interesaría perpetuar el presente y no enfrentar los problemas del capitalismo y su superación. El proletariado pasaría, con la adquisición de la conciencia de clase, de la clase en sí a la clase para sí, convirtiéndose en el sujeto histórico capaz de cuestionar y trascender la inmediatez falsificadora del capitalismo. Es un proceso muy similar al movimiento de la Idea en Fenomenología del Espíritu de Hegel (2014), en el que el protagonismo lo tienen las ideas.

[iv] El capítulo 1 del libro trata el tema, así como el capítulo 2, aunque parcialmente, cuando aborda un tema relacionado, el libre comercio. Otras nominaciones: Capítulo 3 del libro La política del cambio: globalización, ideología y críticatitulado El espectro de la globalización: sobre la forma y el contenido del Mercado Mundial (BONEFELD, 2000); las obras de Alex Fiuza de Mello, en particular el libro Modo mundial de producción y proceso civilizador(MELLO (2001); artículo de Franklin (2017)El mercado mundial en el pensamiento de Karl Marx (FRANKLIN, 2017); y el capítulo 16 del libro El renacimiento de Marx intitulado La globalización (JEONG, 2020).

[V]El artículo de Franklin (2017) reúne e indica pasajes sobre el mercado mundial dispersos a lo largo de la obra de Marx.

[VI] Sobre el ejercicio desigual de la soberanía entre Estados centrales y periféricos, indicamos el libro de Jaime Osório (2014), El Estado en el centro de la globalización.

[Vii] Los capítulos 3, 4 y 5 tratan este tema. Las teorías pioneras, en la época de la Primera Guerra Mundial, están en Vladimir Lenin ([1916] 1982), Nicolai Bukharin ([1915] 1986), Karl Kautsky ([1914] 2008) y Rosa Luxemburg ([1913] 1985). Las teorías posteriores a la Segunda Guerra Mundial están en Harry Magdoff ([1969] 1972; [1978] 1979), Ernest Mandel, (1967; [1970] 2009; [1972] 1982) y Nicos Poulantzas (1974; [1974] 1978). Las teorías contemporáneas se encuentran en Harvey (2004), Callinicos (2009), Panitch y Gindin (2012) y Wood (2014) Una síntesis de estos tres momentos se puede encontrar en el artículo Cooperación y conflicto imperialista: un debate teórico secular (BUGIATO y BERRINGER, 2021).

[Viii] Las reflexiones inaugurales sobre el desarrollo desigual y combinado fueron hechas por León Trotsky en la revolución permanente (TROTSKY, [1930] 1979), capítulos 1 y 2, y en Historia de la Revolución Rusa (TROTSKY, [1930] 1977), volumen 1, capítulo 1. Ernest Mandel buscó desarrollarlas en el artículo Las leyes del desarrollo desigual. (MANDEL, 1970) y en el libro capitalismo tardío (MANDEL [1972] 1982). Autores contemporáneos como Alex Callinicos, Justin Rosemberg, Sam Ashman y Alexander Anievas buscan llevar esta perspectiva a las Relaciones Internacionales. Sus estudios se pueden encontrar en los capítulos del libro Marxismo y política mundial: impugnando el capitalismo global, organizado por Anievas (2010).

[Ex] El capítulo 10 del libro trata sobre la adicción. Otros estudios de la autora de este capítulo, Maira Machado Bichir, nos ayudan a comprender la trayectoria intelectual, las tendencias y las convergencias y divergencias de los dependistas/autores (Andre Gunder Frank, Theotonio dos Santos, Vania Bambirra, Ruy Mauro Marini, Fernando Henrique Cardoso y Enzo Faletto, y otros). Ver su artículo, así como otros en el mismo dossier, Aportes de Ruy Mauro Marini al debate sobre el Estado en los países dependientes (BICHIR, 2018). Otros indicios: capítulos 1 y 2 de la Tesis de Habilitación de Angelita Matos Souza,Dependencia y gobiernos del PT(SOUZA, 2019); el libro Diálogos sobre desarrollo – volumen 1: Sobre la dependencia (KUFAKURINANI et al., 2017); y el libro de Theotonio dos Santos, Teoría de la dependencia: equilibrio y perspectivas (SANTOS, 2015), capítulos 1, 2 y 3.

[X] El capítulo 7 del libro trata de la teoría del Estado. A pesar de la ausencia de una teoría del Estado en Marx y Engels, el Estado ocupa un lugar importante en la manifiesto Comunista (MARX y ENGELS [1848] 2010) y principalmente en obras históricas: Luchas de clases en Francia de 1848 a 1850 (MARX, [1850] 2012a); El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte (MARX, [1852], 2011b); Es La Guerra Civil en Francia (MARX, 1871], 2011a). Codato y Perissinoto (2011) escriben sobre esto en El Estado como institución: una lectura de las "obras históricas" de Marx.Engels se dedicó al tema del Estado en Anti-Duhring (ENGELS, [1878] 2015) y El origen de la familia, la propiedad privada y el estado(ENGELS, [1884] 2019), especialmente en el Capítulo IX. Dos libros son esenciales para un estudio introductorio sobre el tema: Estado y teoría política (CARNOY, 1988) y Estado y marxismo: símbolo y medio de debates(THWAITES, 2007). Ambos libros trazan una trayectoria intelectual desde la teoría marxista del Estado, desde Marx y Engels, pasando por Lenin, Gramsci, Miliband, Poulantzas, entre otros, hasta autores contemporáneos. Entre estos, indicamos el artículo de Bob Jessop, Estrategia de acumulación, formas estatales y proyectos hegemónicos (JESSOP, 2007) y su libro El futuro del estado capitalista (JESSOP, 2002).Sobre el Estado en el pensamiento crítico latinoamericano: La cuestión del Estado en el pensamiento social crítico latinoamericano (MEJÍA y GRANATO, 2021).

[Xi] La relativa autonomía del Estado hace que, a pesar del dominio de la burguesía sobre él, en determinadas coyunturas, las políticas estatales puedan ir en contra de los intereses inmediatos de la clase dominante en su conjunto. Las medidas para aumentar los salarios y fortalecer la organización política de los trabajadores o las medidas diplomáticas para acercarse a un determinado Estado pueden desagradar a la burguesía. Sin embargo, se realizan como objetivos no inmediatos, con el fin de mantener tanto el equilibrio del sistema social atravesado por la lucha de clases como las condiciones necesarias para sostener la acumulación de capital y la burguesía como clase dominante. Sobre la autonomía relativa del Estado: Autonomía estatal y desarrollo en el capitalismo democrático (IONI, 2013).

[Xii]El capítulo 9 de Paulo Visentini trata de la revolución. Es importante mencionar su inspiración en Fred Halliday (cuyas referencias se encuentran en el propio capítulo) para abordar el tema. Halliday (1999) señala la ausencia de estudios sobre revoluciones en Relaciones Internacionales y sugiere herramientas para la reflexión teórica y la investigación empírica. Sobre los experimentos socialistas: Revoluciones y regímenes marxistas: rupturas, experiencias e impacto internacional (VISENTINI et al., 2013). Sobre la concepción de revolución (internacional) en Marx y Engels y en los marxistas: el libro de Hal Drapper y E. Haberkern ([1990] 2005), La teoría de la revolución de Karl Marx – volumen V: guerra y revolución y el capitulo Revolution de Löwy (2020) en el libro El renacimiento de Marx. Sobre el socialismo mundial: El socialismo mundial en el siglo XXI: nueva estructura, nuevos rasgos y nuevas tendencias (UIH, 2017).

[Xiii] Sobre este proceso ver: El papel de la política en la teoría marxista de la historia (BOITO JR, 2007). El libro que contiene este texto es recomendable para comprender la teoría política marxista. Sobre esto, véase también: Las opiniones de Marx sobre la política: una introducción (BUGIATO, 2018).

[Xiv] Pero hay una serie de pasajes de Marx y Engels sobre procesos revolucionarios que conducirían al fin del capitalismo. Muy conocidas son la sección II de la manifiesto Comunista (MARX y ENGELS, [1848] 2010) y las Glosas Marginales al Programa del Partido Obrero Alemán, sección I, de Crítica del programa Gotha (MARX, [1875] 2012b), en el que Marx señala la diferencia entre el socialismo, una sociedad de transición, y el comunismo, un nuevo modo de producción. En particular, una anotación sobre la ideología alemana (MARX y ENGELS [1845-1846] 2007) llama nuestra atención. Frente a la tendencia de expansión mundial del capitalismo, indican que el comunismo sólo sería viable como fenómeno mundial: “[…] la masa de solo trabajadores […] presupone la mercadomundial […]. El proletariado […] por lo tanto sólo puede existir históricamente en todo el mundo, así como el comunismo; su acción sólo puede tener lugar como una existencia “histórica-mundial”; existencia histórico-mundial de los individuos, es decir, existencia de los individuos directamente ligada a la historia del mundo (énfasis del autor, p. 39).

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