por MICHEL GOULART DA SILVA*
Más de un siglo después, la Comuna de París sigue siendo no sólo una inspiración sino un ejemplo para que los trabajadores actúen contra el orden burgués y construyan su propio poder.
Al referirse a la Comuna de París, Karl Marx afirmó que “ésta fue la primera revolución en la que la clase obrera fue reconocida abiertamente como la única clase capaz de iniciativa social”.[i] Este pasaje se encuentra en guerra civil en francia, texto escrito poco después de la masacre de esta experiencia fundamental del gobierno proletario, en Francia, entre el 18 de marzo y el 28 de mayo de 1871.
Escrito originalmente como “Tercer Mensaje del Consejo General de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT)”, el texto de Marx, un hito en el análisis de la lucha de clases, muestra el proceso de la revolución y la política de los revolucionarios en relación al Estado. El texto de Marx retrata simultáneamente la breve existencia de la Comuna de París, que duró 72 días, y un llamado a la acción de la clase obrera francesa contra la represión llevada a cabo por las fuerzas militares de la burguesía.
Karl Marx realiza un denso análisis histórico y político del proceso. Uno de los aspectos que destaca en su análisis es hasta qué punto el Estado aún conserva restos del Antiguo Régimen. Según Marx, “el poder estatal centralizado, con sus órganos omnipresentes, con su ejército permanente, su policía, su burocracia, su clero y su magistratura –órganos concebidos según un plan de división sistemática y jerárquica del trabajo– tiene su origen en los tiempos de la monarquía absoluta y sirvió a la naciente sociedad burguesa como un arma poderosa en su lucha contra el feudalismo. Su desarrollo, sin embargo, quedó obstaculizado por todo tipo de restos medievales, por derechos señoriales, privilegios locales, monopolios municipales y corporativos y códigos provinciales”.[ii]
Marx mostró la connivencia de la burguesía con estos restos feudales y la necesidad de superar los órganos de represión estatal, lo que sólo podía hacerse mediante la organización de los trabajadores armados. Marx dijo: “París pudo resistir sólo porque, como resultado del asedio, se deshizo del ejército y lo reemplazó por una Guardia Nacional, cuyo contingente principal estaba formado por obreros. Este hecho ahora tenía que transformarse en una institución duradera. Por eso el primer decreto de la Comuna ordenó la supresión del ejército permanente y su sustitución por el pueblo armado”.[iii]
Karl Marx sitúa la Comuna de París como parte del proceso político que se había estado desarrollando en las décadas anteriores. Con el golpe de Estado de Luis Bonaparte, el 02 de diciembre de 1851, las organizaciones proletarias fueron aniquiladas y llevadas a la clandestinidad. A finales de la década de 1860, con la crisis económica y el fortalecimiento del movimiento obrero, el régimen bonapartista estaba en decadencia. Marx afirma: “El Segundo Imperio había más que duplicado el déficit nacional y hundido a todas las grandes ciudades en pesadas deudas municipales. “La guerra había incrementado los pasivos de la nación de manera espantosa y había agotado sin piedad sus recursos”.[iv]
En agosto de 1870, como parte de la guerra franco-prusiana, las tropas de Napoleón III invadieron lo que pronto se convertiría en una Alemania unificada. El resultado no fue el que esperaba el gobierno francés. El 2 de septiembre, el emperador y 100 soldados fueron capturados por el ejército de Bismarck, primer ministro de Prusia. En Francia, el 04 de septiembre, la burguesía proclamó la República, instaurando un nuevo “Gobierno de Defensa Nacional”, con un ejército regular. Los obreros, apoyados por la Guardia Nacional, se mostraron dispuestos a defender París asediado por las tropas de Bismarck. Sin embargo, para la burguesía francesa, el pueblo en armas era mucho más peligroso que el propio ejército de Bismarck. En ese contexto, según Marx, “todas las facciones rivales de la clase dominante conspiraron juntas para aplastar al pueblo, y también conspiraron unas contra otras para restaurar cada una su propia monarquía”.[V]
Ante el asedio de París, que hacía cada vez más insostenibles las condiciones de vida de los obreros, el gobierno dejó clara su intención de capitular ante los alemanes, lo que se produjo oficialmente el 28 de enero de 1871. Adolphe Thiers, un viejo político francés, fue elegido por la asamblea como jefe del ejecutivo y solicitó una tregua a los prusianos, que fue concedida por Bismarck. El acuerdo de tregua incluía la elección de una asamblea nacional francesa, que tendría la autoridad para establecer una paz definitiva; Para los alemanes esto era sinónimo de rendición francesa, entrega de territorios y pago de elevadas indemnizaciones. La Asamblea Nacional francesa se reunió en Burdeos el 13 de febrero de 1871 y nombró a Thiers primer presidente de la Tercera República Francesa. Sin embargo, como señaló Marx, incluso frente a estas conspiraciones, “el París armado era el único obstáculo serio en el camino de la conspiración contrarrevolucionaria. Por lo tanto, era necesario desarmar París”.[VI]
El acuerdo, negociado por Adolphe Thiers, fue firmado el 26 de febrero y ratificado el 215 de marzo. Sin embargo, ante la rendición ante los alemanes y la amenaza de la restauración monárquica, la Guardia Nacional necesitaba transformarse: se eligió un “Comité Central de la Federación de Guardias Nacionales”, que representaba a 2 batallones, equipados con 450 cañones y XNUMX armas de fuego. Con los nuevos estatutos adoptados, los Guardias Nacionales tienen ahora el derecho absoluto de elegir a sus líderes y revocarlos en cualquier momento.
Karl Marx enfatizó: “No se podría defender París sin armar a su clase obrera, organizándola como una fuerza efectiva y entrenando sus filas para la guerra misma. Pero el París armado fue la revolución armada. Una victoria de París sobre el agresor prusiano habría sido una victoria de los trabajadores franceses sobre el capitalismo francés y sus parásitos estatales. En este conflicto entre el deber nacional y el interés de clase, el Gobierno de Defensa Nacional no dudó un momento en transformarse en un Gobierno de Defección Nacional”.[Vii]
Esta situación de “doble poder” era insostenible para el gobierno provisional, que había huido a Versalles. En respuesta, el 18 de marzo de 1871 se enviaron 20 tropas regulares a París para recuperar los cañones. Sin embargo, una multitud de trabajadores, entre ellos mujeres y niños, rodeó el operativo y poco después llegaron los Guardias Nacionales. El resultado fue una confraternización entre la multitud, los soldados regulares y la Guardia Nacional. Éste era efectivamente el gobierno de París.
Los peores temores de la burguesía parecían hacerse realidad: un gobierno obrero exigía una respuesta de los explotadores y sus ejércitos. Sin embargo, después de dos meses de duros combates, la Comuna de París fue aplastada, lo que dio lugar a lo que Marx llamó la “carnicería de París”.[Viii]
El ejército regular francés, ayudado por los alemanes, recuperó a más de 100 soldados que habían sido capturados en la guerra franco-prusiana. El 21 de mayo comenzó un brutal ataque en París. Las tropas de Versalles avanzaron barrio por barrio, mientras la Comuna levantaba cientos de barricadas con adoquines y sacos de arena. Tú comuneros Eran más numerosos, pero pocos tenían entrenamiento militar. En los días que siguieron a la caída de la última barricada, el 28 de mayo de 1871, más de 30 parisinos fueron ejecutados. En palabras de Bismarck, entonces, “se deleita con los cadáveres del proletariado de París”. Para él, esto significa no sólo el exterminio de la Revolución, sino también la aniquilación de Francia, ahora decapitada de hecho y por obra del propio gobierno francés”.[Ex]
Em guerra civil en francia, Marx enfatiza cómo la lucha de los trabajadores se relaciona con la situación de doble poder, donde un gobierno establecido por el Estado burgués se enfrentaba a los trabajadores organizados. Según Marx, la Comuna “era una forma política completamente flexible, mientras que todas las formas de gobierno anteriores habían sido fundamentalmente represivas”.[X] Marx muestra cómo el proletariado parisino defendió la ciudad contra los invasores, demostrando que la burguesía era incapaz de actuar consistentemente en este proceso.
La obra guerra civil en francia trae uno de los primeros ejercicios de análisis de una situación concreta de la estructura y acción del Estado, mostrando que los trabajadores no pueden limitarse a asumir posiciones dentro de la máquina estatal burguesa, sino que deben destruirla. Marx afirmó: “la clase obrera no puede simplemente tomar posesión de la maquinaria estatal tal como está y utilizarla para sus propios fines”.[Xi]
En esta obra, Marx demuestra también que para la burguesía siempre hay un enemigo mayor que otro gobierno o país, es decir, el proletariado. Siempre pueden existir diferencias y disputas de intereses personales entre países, que siempre se resolverán mediante la negociación o, si es necesario, incluso mediante conspiraciones.
Sin embargo, no existen diferencias entre la burguesía y el proletariado, sino más bien un antagonismo enraizado en el proceso de explotación de la fuerza de trabajo, que sólo puede resolverse con la posibilidad de la superación de la propiedad privada y el fin de la burguesía como clase. Según Marx, el secreto de la Comuna era que era “un gobierno de la clase obrera, producto de la lucha de la clase productora contra la clase apropiadora, la forma política finalmente descubierta para llevar a cabo la emancipación económica del trabajo”.[Xii]
Por eso las burguesías francesa y prusiana, a pesar de sus disputas momentáneas, necesitaban derrotar al enemigo común que ponía en el horizonte la destrucción del capitalismo. Este proceso muestra a los trabajadores la necesidad de colocar en el centro de la lucha el derrocamiento del capitalismo, sin que el horizonte sea la imposible reforma de la democracia burguesa, sino el derrocamiento completo de las instituciones que legitiman la explotación de los trabajadores. Cualquier estrategia que apunte a defender o incluso reconstruir el régimen será un desastre para los trabajadores.
Karl Marx termina su obra afirmando: “El París obrero, con su Comuna, será eternamente celebrado como el glorioso precursor de una nueva sociedad. Sus mártires están grabados en el gran corazón de la clase obrera. En cuanto a sus exterminadores, la historia ya los ha encadenado a esa picota eterna, de la que todas las oraciones de su clero no servirán para redimirlos.[Xiii] Más de un siglo después, un período marcado por tantas otras experiencias revolucionarias y muchas derrotas, la Comuna de París sigue siendo no sólo una inspiración, sino un ejemplo para la acción de los trabajadores contra el orden burgués y para la construcción de su propio poder.
*Michel Goulart da Silva Tiene un doctorado en historia por la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC) y un título técnico-administrativo del Instituto Federal de Santa Catarina (IFC)..
Notas
[i] Karl Marx La Guerra Civil en Francia. São Paulo: Boitempo, 2011, pág. 61
[ii] Karl Marx La Guerra Civil en Francia. São Paulo: Boitempo, 2011, pág. 54
[iii] Karl Marx La Guerra Civil en Francia. São Paulo: Boitempo, 2011, pág. 56
[iv] Karl Marx La Guerra Civil en Francia. São Paulo: Boitempo, 2011, pág. 44
[V] Karl Marx La Guerra Civil en Francia. São Paulo: Boitempo, 2011, pág. 41
[VI] Karl Marx La Guerra Civil en Francia. São Paulo: Boitempo, 2011, pág. 46
[Vii] Karl Marx La Guerra Civil en Francia. São Paulo: Boitempo, 2011, pág. 35
[Viii] Karl Marx La Guerra Civil en Francia. São Paulo: Boitempo, 2011, pág. 77
[Ex] Karl Marx La Guerra Civil en Francia. São Paulo: Boitempo, 2011, pág. 77
[X] Karl Marx La Guerra Civil en Francia. São Paulo: Boitempo, 2011, pág. 59
[Xi] Karl Marx La Guerra Civil en Francia. São Paulo: Boitempo, 2011, pág. 54
[Xii] Karl Marx La Guerra Civil en Francia. São Paulo: Boitempo, 2011, pág. 59
[Xiii] Karl Marx La Guerra Civil en Francia. São Paulo: Boitempo, 2011, pág. 79
la tierra es redonda hay gracias a nuestros lectores y seguidores.
Ayúdanos a mantener esta idea en marcha.
CONTRIBUIR