por MARCELO GUIMARÃES LIMA*
Las obras de Martín Chambi capturan y representan momentos de convivencia entre el pasado y un presente en transición

A los 14 años, Martín Chambi (1891-1973) trabajó en las minas de oro que los británicos exploraban en su Perú natal. Aprendió los rudimentos de la fotografía de los mismos jefes extranjeros. Se convirtió en fotógrafo profesional trabajando por encargo, especialmente retratos, y también por su cuenta, fotografiando la tierra y su gente. Las obras encargadas sirvieron para financiar su pasión por documentar su tiempo, su tierra y su cultura.
En las obras de Martín Chambi, la fotografía es, al mismo tiempo, el medio y el índice, la herramienta y el registro de los acontecimientos modernos que afectaron a la nación peruana y a su pueblo en las primeras décadas del siglo XX. de convivencia entre el pasado y un presente en transición, es decir, un tiempo dividido internamente entre lo que fue y lo que vendrá. Dividido entre ser y devenir, el presente ya no es idéntico a sí mismo: es un tiempo de relativa no identidad. Y, sin embargo, entre hecho y representación, la vida continúa como una duración homogénea. La paradoja del tiempo vivido, como el propio tiempo fotográfico, es que, en muchos sentidos, es un tiempo que no pasa. El lugar de la fotografía está entre lo que ya ha desaparecido y lo que siempre está ahí.

Uno de los elementos destacables de la fotografía de Martín Chambi, podemos decir, es precisamente el poder de amalgamar en una misma mirada, en una misma visión y perspectiva, lo moderno y lo “ancestral”, la tecnología y el “alma” -es decir, la fotografía, la “imagen de máquina” y el espíritu o “aura” de un pueblo, un lugar y una cultura. Una cultura, es decir, una forma de vida específica, una forma única de humanidad visibilizada por el fotógrafo. El “aura”, es decir, una emanación de luz que enmarca un patrón formal único, una configuración momentánea y original, a la vez fugaz, instantánea y atemporal.

El fotógrafo Martín Chambi es él mismo portador de modernidad, de una nueva visión de y de su cultura. El fotógrafo es como un intruso o un invasor en su propia tierra. Y, sin embargo, la mirada, visión o mirada en sus obras es recíproca, una especie de diálogo entre el artista y sus modelos, un intercambio de lugares entre el observador y lo observado. En este caso, el fotógrafo es a la vez un observador externo e interno. La estética del género y lo pintoresco en la fotografía de Martín Chambi se convierten en un medio de inversión: la mirada “extranjera” puede servir como herramienta para la autorreflexión. Los personajes de las fotografías de Martín Chambi parecen mirar al fotógrafo con una mirada que se asemeja, podríamos decir, a la mirada o visión “mecánica” de la cámara: a la vez intensa, concentrada y “distraída”, indiferente o suspendida.
El fotógrafo indígena no se limita a “deconstruir” la fotografía, el romanticismo y los géneros: los utiliza para sus propios fines. Su perspectiva es, en aspectos esenciales, la de la lógica implacable del instrumento o medio fotográfico como tal. De hecho, la fotografía puede registrar el tiempo y la cultura de manera bastante objetiva, porque es en sí misma una empresa colectiva, un medio colectivo que implica en cada toma una multiplicidad de puntos de vista, incluido el del fotógrafo, sus sujetos y los espectadores. La mirada múltiple de la fotografía puede expresar las infinitas formas y modulaciones de la experiencia humana, todas únicas y al mismo tiempo equivalentes, es decir, eminentemente traducibles a la imagen. El tiempo mismo traduce sus múltiples dimensiones en las formas de la fotografía.

La obra de Martín Chambi es una gran colección de postales que documentan la gente y el paisaje del Perú. En esta vasta colección, el fotógrafo pasa sin esfuerzo de la exhibición pública, el trabajo comercial a las visualizaciones privadas. En la postal como forma, la imagen es un punto mediador entre la mirada del otro y la visión como huella, memoria, recuerdo subjetivo. La imagen fotográfica revela la visión humana como una relación de intercambio entre dos personas ausentes. Se entrega a un tercero ausente: la postal está dirigida al futuro.
Marcelo Guimaraes Lima es artista, investigadora, escritora y docente.
Traducción/revisión/adaptación del original publicado en el libro Heterocronía y miradas evanescentes, crónicas de arte y ensayos.. Disponible en acceso gratuito aquí.
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