Maristela, Kino Filmes y Multifilmes

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por AFRANIO CATANÍ*

Comentario sobre el cine industrial de São Paulo en los años 1950

1.

El cine también participó de la efervescencia cultural y artística que se observó en la ciudad de São Paulo después de 1945, cuando vio nacer dos museos de arte, una compañía de teatro de alto nivel, la multiplicación de conciertos, escuelas de arte, conferencias, seminarios, exposiciones, revistas artísticas y culturales, la creación de una filmoteca, la construcción de una moderna sala de conciertos y la inauguración de una bienal internacional de bellas artes.

El surgimiento de la Compañía Cinematográfica Vera Cruz, en 1949, apoyada por la elite financiera paulista y contando con el interés de la intelectualidad de la época, llevó a la creación de otras dos grandes empresas, la Compañía Cinematográfica Maristela y Multifilmes (Kino Filmes , en su efímera vida, hizo uso de los estudios de Maristela), además de permitir y fomentar el surgimiento de varios productores llamados “independientes”.

Hay que sumar también la puesta en marcha, en los años cincuenta, de todo un aparato de legitimación y difusión cultural en el ámbito cinematográfico, destacando, entre otros, cineclubes, concursos, premios, festivales, congresos, legislación, comisiones y grupos de trabajo, publicaciones especializadas. , críticos y asociaciones comerciales.

2.

Liderada por la familia Audrá (industriales, terratenientes, empresas de transporte, etc.), la Companhia Cinematográfica Maristela (Ltda. y, posteriormente, SA) surgió en 1950 sobre los senderos abiertos por Vera Cruz poco menos de un año antes, intentando imitar allí . Se creó un gran aparato de producción y se gastaron casi 30 millones de cruceros.

Se instalaron grandes estudios en el lejano barrio de Jaçanã, se contrató un considerable personal permanente (alrededor de un centenar y medio de actores y técnicos, la mayoría de origen extranjero), se observó una intensa actividad social con periodistas, críticos, cineastas y productores (nacionales y extranjeros), se instaló una razonable maquinaria de propaganda y se produjeron cuatro o cinco películas: estas fueron las principales características de la primera fase del trabajo desarrollado por la familia Audrá y Mário Civelli (1923-1973) – evidentemente, con menos brillo, mundanidad, pompa y alboroto que Vera Cruz.

La rentabilidad del capital no fue la esperada y la situación se resolvió, por parte de la dirección de la empresa, con el despido de más de un centenar de empleados: la primera fase de las actividades de Maristela llegó a su fin (finales de 1950 a mediados de 1951), habiendo producido en sus estudios Presencia de Anita (1951) Suzana y el presidente (1951) El comprador de Granjas (1951) y Mi destino es pecar (1952), además de alquilar equipos a cineastas La carne (1952).

En la segunda fase (finales de 1951 y parte de 1952) sólo Simón el Tuerto (1952), dirigida por Alberto Cavalcanti, fue producida por Maristela. Además de él, Área (1952) y el bolso (1953) también se completó con equipos alquilados en los estudios de Jaçanã. A pesar de no haber tenido pérdidas, la taquilla logró con Simon estaba lejos del mínimo necesario para amortizar las pérdidas acumuladas en la primera fase.

Así, la familia Audrá decidió vender sus estudios y equipos a una nueva empresa, Kino Filmes, encabezada por el cineasta Alberto Cavalcanti y un grupo de capitalistas. Sin embargo, Kino tampoco llegó mucho más lejos: Cavalcanti sólo dirigió dos películas, La canción del mar (1953) y Mujer de verdad (1954), ambos fracasados ​​comercialmente. La gerencia de Kino, al no poder seguir pagando las cuotas estipuladas en el contrato firmado con los ex dueños de Maristela, devolvió el inmueble y sus demás bienes. Esta fase abarcó finales de 1952, todo 1953 y algunos meses de 1954.

1954: Marinho Audrá (1921-2004), el hijo menor de la familia Audrá y quien la lanzó al negocio del cine, finalmente logra gestionar Maristela sin la intromisión de sus familiares. Fue la fase más dinámica de la compañía, en la que se produjeron, o coprodujeron, siete películas en los años 1954, 1955 y 1956 – Magia Verde (1955) Carnaval en la mayor (1955) Manos Sangrentas (1955) ¿Quién mató a Anabela? (1956), Getúlio, Gloria y drama de un pueblo (1956) Pensión de D. Estela (1956) y Cinco canciones (1955), además de Leonora de los siete mares (1955) y Los tres buscadores (1955), de productores “independientes”.

Esta tercera fase constituyó un auténtico “todo vale”, pues las cintas fueron coproducidas internacionalmente, y en la mayoría de los casos Maristela no desembolsó dinero, participando con sus bienes y personal técnico. También se observó otro cambio significativo: Marinho se alió con Columbia, entregándole la distribución de sus películas, ya que las alternativas para que los productores llegaran a las salas de exhibición eran prácticamente inexistentes, ya que Columbia, Universal y UCB, esta última propiedad de Severiano Ribeiro hijo (también comprometido con los fideicomisos) dominaba el mercado.

Un contacto más estrecho con Columbia significó que en 1957 se firmara un contrato de coproducción para cuatro películas, de las cuales sólo dos – me casé con una xavante (1958) y te diré (1958) – llegó a buen término. Aparte de estos, Papagayo rojo (1957) Río, Zona norte (1957) y El gran momento (1958) contó con una pequeña participación de Maristela.

Maristela, que inicia sus actividades como sombra de Vera Cruz, poco a poco va siguiendo su propio camino, alcanzado plenamente en la tercera fase, a la que nos referimos en las líneas anteriores. Comedias rápidas y baratas, coproducciones nacionales e internacionales (estas últimas con mercado ya garantizado, por lo que se podrían recuperar costes en el corto o medio plazo), películas por encargo y alquiler de estudios y equipos pueden caracterizarse como la tónica de este camino determinado.

El negocio termina fracasando después de un determinado momento, entre otras razones, por la política que los consorcios cinematográficos desarrollaron en el país, luchando por congelar los precios de las entradas durante años, enviando sus ganancias al exterior al tipo de cambio oficial del dólar -cotizado en el hora a Cr$ 18,80, mientras que el dólar a tipo de cambio paralelo se acercaba a Cr$ 100,00.

Por lo tanto, era impensable que cualquier productora operara de manera “tradicional” (con estudios que mantener y mantener; emitir y técnicos exclusivos, que recibían salarios, trabajaran o no), sobreviven, dependiendo casi exclusivamente del mercado interno para obtener un rendimiento del capital empleado. Sintomáticamente, una “producción independiente”, como El gran momento, se implementó en 1958 (año en que Maristela cerró sus actividades) y Nélson Pereira dos Santos fue su principal productor, alquilando estudios, pagando a los actores en función de la participación en taquilla y arreglando, con otros, algunos equipos necesarios. Paradójicamente, Marinho Audrá fue uno de los productores de la película.

De hecho, la “pérdida” acumulada por Maristela a lo largo de los años fue mucho menor que las que enfrentaron Franco Zampari en Vera Cruz y Anthony Assunção en Multifilmes. En 1958, cuando rescindió el contrato de coproducción que lo vinculaba con Columbia, Marinho vendió el terreno de Jaçanã y continuó actuando como productor cultural: parte del equipo de sonido de su empresa fue utilizado en la creación, junto con algunos amigos, de Grava- Som, empresa pionera en el doblaje de películas para televisión; posteriormente, Grava-Som se unió a una filial de Columbia, cambiando su nombre a AIC. También instaló el primer laboratorio para trabajar con colores en Brasil, llamado Policrom, luego vendido a Líder. A principios de los años 1960 vivió en España con su mujer Ana Esmeralda, actriz y bailarina, intentando sin éxito la coproducción internacional de Yerma, de García Lorca.

3.

Multifilmes SA nació gracias a la seducción y la charla derramada por Mário Civelli, ex productor de la primera fase de Cinematográfica Maristela, sobre Anthony Assunção, a mediados de 1952. Assunção, en el momento de la creación de Multifilmes, tenía 51 años. agricultor, vicepresidente de una planta de ensamblaje de automóviles, propietario de una industria de radio y refrescos, de una cadena de tiendas de electrodomésticos y de un gran holding inmobiliario.

De 1952 a 1954, Multifilmes produjo las siguientes películas: Modelo 19 (1952) Destino en problemas (1953) Fatalidad (1953) El hombre loro (1953) Una vida para dos (1953) La grieta (1954) un sogra (1954) Llamas en el Cafezal (1954) y la coproducción con Atlântida, La otra cara del hombre (1954).

Aún en 1952, Multifilmes adquirió equipos de filmación, comenzó a producir películas cuya taquilla fue inferior a la inversión y, a partir de julio de 1952, inició la construcción de los estudios Mairiporã. A mediados de 1953, con un capital declarado de 15 millones de cruceros, la compañía ya había invertido casi el doble en instalaciones, equipamiento y producción. “A Grande Cidade do Cinema”, en julio de 1953, ya contaba con alrededor de 200 empleados, 25 edificios y se jactaba de ser “la única empresa en Brasil que contaba con maquinaria moderna para filmaciones en color”.

Al igual que Vera Cruz, Multifilmes pretende ser una “escuela de cineastas”, produciendo, además de largometrajes comerciales, “documentales culturales sin fines de lucro”, que servirán de introducción a los futuros cineastas brasileños, “constituyendo oportunidades para nuestros equipos continuamente”. mejorar sus capacidades técnicas”.

O emitir El cine reunió, entre otros, a Procópio Ferreira, Paulo Autran, Beatriz Consuelo, Hélio Souto, Orlando Vilar, Jaime Barcelos, Luigi Picchi, Ludy Veloso, Armando Couto, Elísio de Albuquerque e Inezita Barroso.

Acumulando sucesivos fracasos de taquilla, la situación financiera de Multifilmes era, a principios de 1954, delicada. La empresa pasa por sucesivas reformulaciones, pero el resultado sigue siendo desfavorable. En ese momento la empresa lanzó Llamas en el Cafezal, un drama dirigido por José Carlos Burle (elenco: Angelika Hauff, Guido Lazarini, Luigi Picchi, Áurea Cardoso). La producción se prolongó mucho más allá del plazo previsto, sin mejorar en nada la situación de Multifilmes.

Anthony Assunção asume personalmente todas las deudas de la empresa, a pesar de ser una sociedad limitada, vendiendo una finca, varios edificios en el centro de la ciudad y deshaciéndose de otros negocios. A partir de ese momento, Multifilmes abandonó la producción autónoma y, al igual que Maristela, intentó sobrevivir alquilando estudios y equipos y participando también en coproducciones que no implicaran desembolso de dinero. Así, se anuncian varias coproducciones, pero la única que se concreta es La otra cara del hombre (1954), coproducida con Atlântida de Río de Janeiro y dirigida por JB Tanko (elenco: Renato Restier, Eliana Macedo, John Herbert, Carlos Tovar).

Multifilmes está muriendo lentamente. No hay despidos colectivos, pero los artistas y técnicos son despedidos cuando sus contratos expiran. Los equipos se venden en pequeños lotes y las actividades de la empresa sufren largos períodos de inactividad, hasta el cierre total. Sin embargo, Anthony Assunção (así como los Audrá) tenían sus tierras en Mairiporã extremadamente valoradas.[ 1 ]

*Afranio Catani Es profesor jubilado de la Facultad de Educación de la USP y actualmente es profesor titular de la misma institución. Profesor invitado en la Facultad de Educación de la UERJ (campus Duque de Caxias).

Referencias


BERNARDET, Jean-Claude. Hermanos enemigos. Los años 50. In: GALVÃO, Maria Rita & BERNARDET, Jean-Claude. Cine. Repercusiones sobre el efectivo y el eco ideológico (las ideas de “nacional” y “popular” en el pensamiento cinematográfico brasileño). São Paulo-Río de Janeiro: Brasiliense/Embrafilme, 1983.

CATANI, Afrânio Mendes. La sombra del otro: Cinematográfica Maristela y el cine Industrial de São Paulo en los años 50. São Paulo: Panorama, 2002.

CATANI, Afrânio Mendes. Aventura industrial y cine paulista (1930-1955). In: RAMOS, Fernão (Org.). Historia del cine brasileño. São Paulo: Arte Editora, 1987, p. 189-297.

DUARTE, B.J. A la luz apagada del día naciente (v.1). Cazadores de imágenes (v. 2). Lámpara cialítica: coqueteos con la medicina (v. 3) – crónicas de la memoria. São Paulo: Massao Ohno/Roswitha Kempf Editores, 1982.

DUARTE, B.J. Cine en São Paulo (1946-1956). Mecanografiado, s/d.

GALVÃO, María Rita. Empresa Cinematográfica Vera Cruz: la fábrica de sueños (Un estudio sobre la producción cinematográfica industrial en São Paulo). (Tesis Doctoral). São Paulo, FFLCH/USP; 5v., 1975.

GALVÃO, María Rita. Burguesía y cine: el caso Vera Cruz. Río de Janeiro: Civilización Brasileña/Embrafilme, 1981.

VIANY, Álex. Introducción al cine brasileño.. Río de Janeiro: INL, 1959.

Nota


[1] Publicado originalmente en HACER lectura (São Paulo, Imprensa Oficial do Estado, 19 (111), agosto de 1991, p. 11. El texto es una recuperación de la conferencia presentada el 28 de julio de 1989 en el curso “Formação do Cinema Brasileiro”, promovido por la Secretaría de Estado da Cultura, bajo la coordinación de Cinemateca Brasileira. Quiero agradecer a Rudá de Andrade (1930-2009) por la invitación realizada en la ocasión. Historia del cine brasileño: 4 ensayos. São Paulo: Panorama, 2004, pág. 90-96.


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