por PAULO NOGUEIRA BATISTA JR.*
Cuando Conceição Tavares habló, brilló y dejó huellas inolvidables
La conmoción provocada por la muerte de Maria da Conceição Tavares es una demostración más de la fuerza incontrovertible de su personalidad volcánica. Impresionó no sólo por su conocimiento e inteligencia, sino también (y en esto fue insuperable) por su brío y elocuencia.
Brasil ha tenido dos grandes oradores en las últimas décadas: ella y Leonel Brizola. Cuando Conceição Tavares hablaba – y sobre todo cuando lograba contener un poco sus arrebatos – brillaba y dejaba huellas inolvidables. Todavía la recuerdo en un evento en Buenos Aires, en los años 1980, irritada por el radicalismo de los argentinos, exclamando: “¡Ustedes son románticos alemanes!” y luego desarrollar todo un argumento a favor de la moderación y el equilibrio. Una observación suya muy perspicaz. Cualquiera que conozca la Argentina y el romanticismo alemán estará de acuerdo en que existe, efectivamente, un parentesco que ayuda a comprender la atracción por el abismo de nuestros queridos vecinos.
En otra ocasión fui testigo de su debate con estudiantes de la Universidad Federal de Río de Janeiro. Presionada por las intervenciones hiperizquierdistas de la audiencia, explotó: “¡La ideología es una plataforma precaria!” Advertencia fundamental. Conceição todavía era una ideóloga, como es natural, pero nos enseñó que sin estudio, conocimiento y ciencia no se llega ni a la esquina.
Estos dos episodios revelan un rasgo de su carácter. Conceição Tavares fue una paradoja ambulante: defendió la cautela con la mayor exaltación y predicó la moderación en voz alta. Sólo quienes la conocían un poco más de cerca sabían que su furia retórica ocultaba una personalidad esencialmente moderada.
Les cuento otro episodio revelador. En 1987, formé parte de un pequeño equipo de asesores del Ministro de Finanzas, Dilson Funaro –otro gigante, por cierto– que preparó la moratoria de la deuda externa en el mayor secreto. A pesar de nuestros cuidados, a medida que se acercaba la fecha fijada para la suspensión de pagos, comenzaron a producirse algunas filtraciones.
Los rumores llegaron a oídos de ella, que en ese momento asesoraba al ministro de Planificación, João Sayad, dejándola preocupada, por no decir alarmada. Conceição Tavares fue en busca de información. Al llegar al Ministerio de Hacienda, se topa conmigo en el pasillo que conduce al despacho del ministro Dilson Funaro. Me agarra fuerte del brazo, casi derribándome, y dice: “Paulinho, no crees que vas a hacer una moratoria, ¿verdad?”. Y él me miró fijamente, mirando fijamente a los míos. No quería mentir, miré para otro lado e ignoré la conversación, diciendo algo así como: “No te preocupes, el tema de la deuda se está manejando con mucho cuidado”. Ella resopló y siguió adelante, caminando con paso firme, tal vez de camino a interrogar al propio Dilson Funaro.
Conceição Tavares era así: tronaba y destellaba, parecía loca por momentos, pero era cuidadosa y considerada en los momentos críticos. Por eso siempre digo: cuidado con los mansos, los discretos, los que rara vez alzan la voz. Estos son los que toman por asalto la Bastilla.
Me gustaría destacar otro aspecto destacable de su carrera. Recuerde, lector, que dos circunstancias limitaron enormemente su impacto público. Primero: nunca ocupó cargos importantes en el gobierno federal. En cierto momento, en los años 1990, creo que Conceição Tavares pretendía convertirse en presidente del Banco Central. “Hay que sacar el Banco Central de las manos de los bandidos”, gritó. No consiguió. Desde entonces, este puesto ha estado ocupado casi siempre por grandes nombres del mercado financiero. Conceição Tavares quedó fuera y nunca tuvo la proyección que automáticamente le confieren roles destacados en el área económica del gobierno.
Otra circunstancia adversa: los medios de comunicación tradicionales la enviaron a Siberia. Es para siempre. Sufrió una especie de exilio interior. Nunca regresó de las estepas heladas. Rara vez fue entrevistada, sus artículos casi nunca llegaron a las páginas de los periódicos, su voz no llegó a la radio y mucho menos a la televisión.
A pesar de esto, a pesar de la censura sistemática, a pesar de no ascender a cargos en el gobierno, la voz de Conceição Tavares resonó con fuerza en todo el país. Fue admirada, respetada y temida. ¡Ay de cualquiera que se descuidara en su presencia! Cualquier desliz o inconsistencia provocaba reacciones fulminantes. Yo mismo, cuando la conocí, tuve mucho cuidado de no decir nada remotamente controvertido que pudiera provocar una explosión.
Con la aparición de las redes sociales su proyección se ha ampliado. Los medios convencionales perdieron su monopolio y personas como Conceição Tavares pudieron participar más en el debate público. Muchos de los que aún no la conocían quedaron deslumbrados por su brillantez, capacidad controvertida y vasto conocimiento –no sólo de economía, sino de política, historia y cultura. Vieron su compromiso inquebrantable con Brasil. Y, al mismo tiempo, su indignación por las injusticias sociales y la extrema desigualdad en la distribución de la renta y la riqueza en nuestro país. Las grabaciones de sus clases y conferencias se volvieron virales.
En los últimos días ha sido intensa y merecidamente homenajeada. Sin embargo, muchos de los que hablan elogiosamente de Conceição Tavares, publican fotos con ella y lamentan su muerte tienen poco o nada que ver con sus pensamientos y predicaciones. Lagrimas de cocodrilo. Ella habría recibido estos homenajes a patadas.
Machado de Assis dijo de un recién fallecido, por boca de uno de sus personajes: “Está muerto, podemos honrarlo a voluntad”. Sólo lamento que Maria da Conceição Tavares no haya sido aún más reconocida y honrada durante su vida.
*Paulo Nogueira Batista Jr. es economista. Fue vicepresidente del Nuevo Banco de Desarrollo, establecido por los BRICS. Autor, entre otros libros, de Brasil no cabe en el patio trasero de nadie (LeYa)[https://amzn.to/44KpUfp]
Versión extendida del artículo publicado en la revista Carta Capital, el 14 de junio de 2024.
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