por CUENTOS AB'SÁBER*
Consideraciones sobre el escritor paulista recientemente fallecido
“Todo lo que escribí en los años 1980 y 1990 sería imposible hoy”
(Márcia Denser).
La obra de Márcia Denser me parece única en la vida de la literatura escrita por mujeres en Brasil. Y también por los hombres. Es único en sus implicaciones políticas y sexuales, en su comprensión de los juegos de poder entre una mujer moderna en busca de emancipación y un hombre genérico, pero que tampoco es genérico, es un sinvergüenza de la tradición brasileña, sexista y deseoso, ambos. colocan uno frente al otro el valor oscilante del sexo mismo, mediador de los múltiples significados, políticos o psíquicos, que pulsan en las vívidas pinturas en las que sitúa a sus personajes.
Márcia Denser nos dio el universo límite del feminismo deseoso y alegre, de la autonomía de las mujeres jóvenes de los años 1980, del feminismo existencial y político –pop superficial, cinematográfico en contenido y forma, envenenado por la mala ciudad y la propia clase media empobrecida–. de nueva melancolía irónica fresco, pero curioso y divertido, que se desarrolla en bares y moteles. Un feminismo, inventado en su literatura, que luchaba en la cama por tener voz propia.
En este marco histórico, descrito con la precisión de las huellas y las expresiones cristalizadas de la vida oral, esos cuentos invirtieron el falso poder del hombre, el poder presupuesto, en una farsa patética, una mascarada de poder deshecha. El sexo tenía el poder revelador, como una especie de acelerador de partículas, de hacer estallar los elementos sociales que rodean el encuentro de un hombre y una mujer: una luz determinada, una canción en la radio, un rastro de maquillaje, una grosería encarnada, una sumisión reconocida. , haciendo transparente, a la vez que envenenado, el infierno del deseo y de las diferencias históricas entre los sexos.
En sus pequeñas y brillantes historias, llenas de giros mínimos, como lo que está vivo en la vida, lo sexual revela en su más fina dialéctica –resolviendo todo como literatura crítica, humorística, asombrosa, pero sin dramatismo– es el feminismo político de la libertad, y su verdadero precio social. Un feminismo que fue irónicamente derrotado por el orden general de acusación y el constante intento de controlar el comportamiento tan desagradable de los hombres, propio del feminismo moral novia actual.
De hecho, Márcia Denser no tiene nada que ver con eso. Porque el sexo, tan refinado en sus imperfecciones, su kitsch y sus entornos parasociales, era concretamente inmoral y programáticamente amoral. Por tanto, fue político, como político fue su esfuerzo y lucha permanente por la literatura. Mirando a los hombres desde el punto de vista de la cama y del sexo, su falso poder se revelaba tan patético como el falso dominio de la mujer sobre ellos. Sujeto y objeto son desenmascarados, en el seno de lo sexual, como un doble disfraz, necesario para la vida de ambos. Si la mujer así lo desea, escribió insolentemente, “con sus fracturas”, retocándose el rímel, por donde casi se escapa algo casi como una lágrima, que no existe, La Denser.
El foco en el sexo, incluso en la relación sexual reinventada en el lenguaje, es un foco crítico y una pequeña dialéctica social. A través del lente del amor, todo el patético orden de poderes imaginarios, de hombres y mujeres, tiembla, en una sociedad de poderes grotescos, pero mantenidos con la buena o mala composición del espectáculo, y la vida se revela como algo entre la imagen alienada , qué carencia y artificio.
Pero al final, ¿qué alegría es ésta? El sexo, la vida y los poderes imaginarios, desnudando a los hombres y arruinándolos con su propio juicio crítico en medio de la cama, son líneas de fuerza reveladas de un sistema de crítica por experiencia. Ningún poder imaginario se sostiene, todo se revela y se disuelve, en la nada, frente al sexo de Márcia Denser.
Considerando las trayectorias del personaje narrador Diana, símbolo de la situación literaria e histórica general del escritor, leemos cuatro dimensiones siempre presentes en los relatos, sus fundamentos, su horizonte y su choque de poderes marcados por la diferencia anatómica social sexual:
(i) A Diana le gusta el sexo y a Diana le gustan los hombres. No existe ningún modelo de amor, de ningún tipo, salvo una gran ironía, que preceda a tu verdadera experiencia con los hombres. Una experiencia desordenada, como sus actores, en la que la idea del amor es una virtualidad, una nostalgia proyectada hacia un futuro insustancial. En estos términos, sólo el sexo es real.
(ii) Diana se mueve bien por la ciudad contemporánea, es también un mapa de la gran ciudad. Su erotismo es también cultural, aunque la cultura pueda ser un montón de citas desarraigadas. Se desplaza por apartamentos, cocinas, dormitorios, habitaciones de casas de huéspedes, habitaciones de hotel y habitaciones de motel.
(iii) Diana se enfrenta al mundo masculino y al deseo de la mujer por él, en la misma medida en que lo utiliza sexualmente. El sexo es disfrute e investigación. Entre el deseo y la violencia, el acto del deseo es también un acto de sumisión, y el lugar de la escritura es el de la resolución del conflicto. Diana no es víctima de nada. Tu sexo es un dispositivo social y crítico, y la literatura es tu arma definitiva para disfrutar.
(iv) Diana es una cazadora feminista y cazada. Autónoma, registrando el tiempo en su propio cuerpo, es en la medida de la experiencia, la ciudad, las habitaciones y el sexo, que afirma lo femenino. Lo femenino es la experiencia de esto. No existe equivalencia entre el deseo de una mujer, su forma de ser y el de un hombre. Pero hay igualdad en el deseo mismo. Diana nunca se queja. Conmueve, disfruta y revela.
Por lo demás, Márcia Denser es una escritora seria y vivaz. Sus formas de representar el deseo y el sexo de una mujer emancipada, capaz de transformar el juego del deseo cosificante del otro sobre sí misma en su propio deseo, crearon un verdadero repertorio contemporáneo de representación del mundo que aún no habíamos visto. Mujer sobre todo, hay en ella algo de la alegre excitación literaria de un Oswald de Andrade y, sobre todo, de la de Pagu, la escritora comunista de parque Industrial y, más aún, de la mujer, de la experiencia entre hombre y mujer, entre delirio y cuerpo, con Geraldo Ferraz, de la famosa revista.
Así como el cine literario de los inventores modernistas, sus cortes y montajes, se convirtieron en algo fino y magistral en Márcia Denser: las películas que leemos en sus cuentos, con las mismas técnicas, son buenas. Su única novela, muy extraña, que cambia vertiginosamente de estilo de capítulo en capítulo, busca dar una forma inventada a la densidad histórica, mística y familiar, junto a la división del odio, su excitación, al “romance psicológico”, tan insistente en Brasil .
La evolución de la denominación de la experiencia del sexo en sus cuentos es la evolución del deseo afirmado, pero no cumplido, en Clarice Lispector, y la realización del deseo, pero no social, en Hilda Hilst. Márcia Denser parece la síntesis, más consciente del deseo sexual como algo social, de los dos. Más la vida en la ciudad del fetichismo, del espectáculo y de las mercancías, al límite de su desencanto histórico, de la que dispone como un vestido, nuevo o viejo, que te pones y te quitas a tu antojo, o falsificado.
Hay una línea subterránea de experiencia del deseo, reconocida, negada, reafirmada, cosa social, que va desde “Missa do Galo”, de Machado de Assis, hasta “Vampiro da Alameda Casablanca”, de La Denser.
*Cuentos Ab´Sáber Es profesor del Departamento de Filosofía de la Unifesp. Autor, entre otros libros de El soldado antropófago: esclavitud y no-pensamiento en Brasil (n-1/ Hedra) [https://amzn.to/4ay2e2g]
Referencias
Marcia Denser. Diana Huntress & Ghost Tango: dos prosas reunidas. Cotia, Ateliê, 2008, 312 páginas. [https://amzn.to/3TRsZXM]
Marcia Denser. Toda la prosa. São Paulo, Nova Alejandría, 2002, 160 páginas. [https://amzn.to/3TUrCaR]
Marcia Denser. Toda la prosa II. Río de Janeiro, Récord, 2008, 256 páginas. [https://amzn.to/3xEm78U]
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