Manifestaciones ambientales, por Hélio Oiticica

Imagen: Hélio Oiticica/ Grande Núcleo
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por CELSO FAVARETTO & PAULA BRAGA

Extracto, seleccionado por los autores, del libro publicado recientemente.

Hélio Oiticica siempre se refirió a su actividad como un programa en progreso. Desde su propuesta de “muerte de la pintura” hasta las manifestaciones “antiarte” y ecologistas,[i] su programa se espesó, en textos y proposiciones, desde sus años de vinculación con el neoconcretismo hasta su idea de un “más allá del arte”.

En la intensidad del impulso que impulsa sus experiencias después del “fin del cuadro” –como él dice, “en el sentido de que el cuadro-pintura se transforma en otra cosa”, de modo que “el cuadro tendría que salir a espacio, sea completo, no en la superficie, en apariencia, sino en su profunda integridad”[ii] –, la conceptualización de lo ambiental, ya señalada en escritos diarios desde principios de los años 1960, lo llevó a una secuencia de propuestas de apertura estructural a la proposición de “medio ambiente”.

Aunque un modelo de 1960 para el Proyecto de perros de caza es un precursor de las estructuras ambientales, es con el Manifestación Ambiental I, de 1966, en la Galería G4, de Río de Janeiro, lo que supone un cambio radical en la programación -que Mario Pedrosa situará bajo el signo de lo que llamó “arte posmoderno”. La manifestación ambiental Tropicalia, presentada en la exposición Nova Objetividade Brasileira, de 1967, implementa el programa ambiental, participando de uno de los momentos más críticos y creativos de la vanguardia brasileña, como un encuentro de experimentación artística y crítica cultural.

Tropicalia es la culminación del programa y la categoría fundamental de participación, con la que se articula la relación estructura-experiencia perseguida, es decir, la transmutación del arte en propuestas para ser vividas por el participante sin predeterminación alguna. Esta redefinición radical de lo que es arte justifica, en los escritos de Oiticica, el uso del término antiarte; el artista utiliza el texto de Décio Pignatari, “Teoría de la guerrilla artística”[iii], para establecer la relación entre lo experimental y la vida: “[…] el ejercicio experimental de la libertad evocado por Mário Pedrosa no consiste en la 'creación de obras' sino en la iniciativa de asumir lo experimental […] décio pignatari: el la visión de las estructuras conduce al antiarte y a la vida; la visión de los acontecimientos (obras) conduce al arte y al distanciamiento de la vida”[iv].

La creciente apertura de lo estructural hacia la estructura-comportamiento, el “más allá del entorno”, surgirá en la proposición de crelazer, un concepto clave que emerge en el pensamiento de Oiticica con la Edén, proyecto creado en Galería Whitechapel, en Londres, entre febrero y abril de 1969, en el que incorpora la concepción del arte-vida como una actividad no represiva.

En el programa ambiental de Hélio Oiticica, Edén es un punto de inflexión en el proceso de transmutación del arte, como lo formula en el texto del catálogo de la exposición: “para mí todo el arte viene a esto: la necesidad de un sentido suprasensorial de la vida, de transformar los procesos del arte en sensaciones de vida ". Transmutado, el arte en Oiticica será también político, al tiempo que se opondrá a toda forma de desublimación programada.

Toda la experimentación de Oiticica constituye un programa coherente que problematiza la situación brasileña e internacional de la creación, y se desarrolla como una versión de la producción contemporánea que explora la provisionalidad de lo estético y da un nuevo significado a la creación colectiva, la marginalidad del artista, la política. del arte. El objetivo básico del programa es la transformación del arte en algo más; en “ejercicios de conducta”, operados por participación. Ahora bien, la virtud de los comportamientos es que se manifiestan como poderes del vivir puro, explorando el movimiento de la vida como manifestación creativa.

No programa en progreso ambientalmente, los comportamientos liberan posibilidades reprimidas, aflojan la individualidad, confunden expectativas; poder manifiesto de transgresión. Desacreditando proyectos de largo alcance, concepciones históricas hechas de regularidades y afirmando el poder de la transgresión, Oiticica rompió, en esa situación, con las propuestas de resistencia que se desarrollaban en el país, apuntando a prácticas alternativas y clandestinas.[V]

Un impulso visionario para la transvaloración del arte, la experimentación de Hélio Oiticica se desarrolla como un programa abierto, desencadenado por el proyecto de transformar la pintura en una estructura ambiental. Operando desplazamientos, subordinando las rupturas a la continuidad, el programa avanza negando e incorporando proposiciones. En la evolución de esta experimentación, que no es fija, la música y la danza son intrínsecas a las proposiciones, operadores de pasajes y signos de transformabilidad, imagen de invención. Alusivamente, o por analogía, aparecen en experiencias predominantemente plástico-visuales; explícitamente, integrar el nuevo “orden ambiental”, desencadenado por el “descubrimiento del cuerpo” en parangolé.

La trayectoria experimental iniciada por Hélio Oiticica, basada en propuestas neoconcretas, como solución a los problemas y impasses provocados por la crisis de la pintura, lo llevó a la invención de estructuras espaciales en las que buscó resolver cuestiones de estructura, color, espacio y tiempo. , introduciendo ya la categoría de participación, que apuntaba al giro del arte hacia los comportamientos, con la valorización del cuerpo y de las experiencias vividas.

Al identificar una “tendencia constructiva” amplia y heterodoxa en el arte moderno y contemporáneo, rechazando las determinaciones “formalistas” de los desarrollos constructivos, Hélio Oiticica retoma las investigaciones de Malevitch, Kandinsky y Mondrian; por Schwitters y Duchamp; por Pollock, Wols, Yves Klein y Rothko; y por Lygia Clark y otros neoconcretistas, formulando un original “sentido de construcción” que, para él, “abre los caminos más positivos y variados a los que aspira toda sensibilidad del hombre moderno, es decir, los de transformar la propia experiencia existencial, la cotidiana”. la vida misma, en expresión”.[VI]

Desde esta perspectiva, se inicia una secuencia de experiencias encaminadas a la desintegración del cuadro y la superación del mismo a través de su liberación al “espacio real”: Metaesquemas, inventos e Relieves espaciales, Núcleos, penetrable, Bólides, Parangolés. Como desarrollo único, estas propuestas ofrecen una anamnesis de las investigaciones modernas sobre la transformación del espacio plástico y el acercamiento entre arte y vida, e inventan una nueva propuesta: Manifestaciones ambientales.

Con ellos, Oiticica propone otro espacio estético, que ya no remite a la individualidad de la creación y la recepción contemplativa. Espacio para acciones y comportamientos, esta novedad presupone la destrucción de las formas de divulgación de la pintura, manteniendo sólo la posibilidad de fundar relaciones estructurales que cobijen “nuevos significados del espacio y del tiempo”.

*Celso Favaretto es crítico de arte, profesor jubilado de la Facultad de Educación de la USP y autor, entre otros libros, de La invención de Helio Oiticica (Edusp).

paula braga Es profesor de Filosofía en la Universidad Federal del ABC (UFABC). Es autora, entre otros libros, de  Hélio Oiticica, singularidad, multiplicidad (Perspectiva).

referencia


Celso Favaretto y Paula Braga. Manifestaciones ambientales, por Hélio Oiticica. São Paulo, Edusp, 2024, 88 páginas.

Notas


[i] A lo largo del texto, palabras y expresiones aspéticas, sin citación del autor, pertenecen al léxico de Hélio Oiticica.

[ii] Hélio Oiticica, “16 de febrero de 1961”, en Aspira al Gran Laberinto, 1986, págs. 26-27. expediente HO 0187/61

[iii] Décio Pignatari, “Teoría de la guerrilla artística” [1967], en Contracomunicación. São Paulo, Perspectiva, 1971.

[iv] Hélio Oiticica, “Probando lo experimental”, 1974, p. 6; y César Oiticica Filho (org.), Hélio Oiticica: El museo es el mundo,2011. Ho expediente 0380/72.

[V] Hélio Oiticica, “Subterrânea 2”, en Aspira al Gran Laberinto, 1986, pág. 127. César Oiticica Filho (org.), op. cit., 2011. Expediente ho 0382/69.

[VI] Hélio Oiticica, “La transición del color de la imagen al espacio y el sentido de la constructividad”, en Aspira al Gran Laberinto, 1986, págs. 54 y sigs. Archivo Ho 1861/62.


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