por GUILHERME RODRIGUES*
El tema de la esclavitud en la novela de Machado
Para un lector medio, ya debería ser un lugar común saber que la obra de Machado de Assis dialoga con los temas más acuciantes de su tiempo, especialmente en Brasil, pero también en Europa y América. El autor no solo no rehuyó las discusiones públicas, sino que a menudo escribió sobre la esclavitud, sobre cuestiones diplomáticas, disputas políticas internas y, por supuesto, sobre el arte, el objeto más caro de su obra.
Tales debates (que se realizaban en las páginas de los periódicos de Río de Janeiro) entraron sistemáticamente en su producción literaria: un estudio sincrónico de su prosa, poesía y teatro junto con las crónicas lo demuestra (como es el caso de la investigación de Lúcia Granja[i] y Marcelo Lotufo[ii]). Es decir, cualquier acusación de algún tipo de silencio o poca consideración por parte del escritor por temas como la esclavitud parece fuera de tiempo, y podríamos recomendar los famosos cuentos “El caso de la vara” o “Padre contra madre”.
En la novela, todavía, la cuestión también es fuerte, ya sea en el aspecto más superficialmente temático (como, por ejemplo, es el caso del esclavo Prudêncio das Las memorias póstumas de Bras Cubas) o incluso estructural (como demuestra el ya clásico ensayo de Roberto Schwarz[iii]). Veamos, pues, el último libro publicado por el autor en vida, el memorial de aires (1908).
En él seguimos un caso típico de la novela de Machado: una trama enrarecida y furtiva, un estilo muy digresivo con un alto nivel de autorreferencialidad y una forma muy atrevida: la de un diario de un diplomático retirado entre los años 1888 y 1889. No es de extrañar que la novela tenga como trasfondo histórico la abolición de la esclavitud y el fin del Imperio (pese a que el diario no llega al 15 de noviembre), y, además, que personas de la clase de propietarios se eligen como protagonistas.esclavos con sus mezquinos intereses. La secuencia del diario que transita por la abolición, entonces, es de interés para notar en qué términos se desarrolló el debate sobre la manumisión entre esta clase y los intelectuales que la integraban –como es el caso de José Marcondes Aires, el editor del diario
En este momento, entre finales de marzo y principios de mayo, tenemos a un gran terrateniente, el barón de Santa-Pía, que, enfurecido por la proximidad de la liberación, decide manumitir a sus cautivos por sus propias fuerzas, como él “ condenó la idea atribuida al gobierno de decretar la abolición[iv], que justifica en los siguientes términos: “Quiero probar que considero despojo el acto del gobierno, por intervenir en el ejercicio de un derecho que sólo pertenece al dueño, y que uso a mi costa, porque eso es como quiero y puedo”[V].
El plan del barón es, en este sentido, liberar a sus esclavos antes de que lo haga el gobierno, acusando el acto de despojo: él, quien somete a las personas a la condición de cosa, sin nombre y sin historia; y, así, exige —como buena parte de los dueños del tiempo— una indemnización no por los cautivos que fueron secuestrados y destruidos por generaciones, sino por sí mismo, por haber sido usurpado de sus cosas, que, en realidad, son personas —una problema que Machado había tratado irónicamente en una crónica de 1888 de la serie ¡Buenos días![VI] publicado en Boletín de noticias, periódico abolicionista y republicano de finales del siglo XIX.
El plan de Santa-Pía, sin embargo, no se lleva a cabo, por la intervención de su hermano, quien le asegura que “con la manumisión inmediata, perjudica a su hija, su heredera”, y el barón no tendría intención de “negar el eventual derecho de la hija a los esclavos”[Vii]. La herencia de personas que tienen la vida saqueada hasta la muerte en una finca que atraviesa una serie de problemas de carácter productivo, esto es lo que aquí tenemos en mente; y el barón aún pesa que, aun liberados, los cautivos no saldrían de la finca, sino que se quedarían “ganando el salario que les voy a asignar, y algunos hasta sin nada”[Viii].
Cabe señalar, por lo tanto, que el barón de Santa-Pía se quedará de hecho con sus esclavos, como también sucede con Aires, cuyo cautivo José se queda consigo mismo después de la manumisión -con la llegada de la Lei Áurea, el propio Aires se no deja de señalar que, aun con ella, “no podremos poner fin a los actos, escrituras e inventarios privados, ni borrar la institución de la historia, ni siquiera de la poesía”[Ex], que sin duda intentaron hacer un número considerable de intelectuales brasileños en el siglo XX, época en que Machado de Assis escribía su novela.
El caso se desarrolla aún más cínicamente al final del diario-novela: después de la muerte del padre, la hija decide deshacerse de la finca – cabe señalar que la región de Paraíba do Sul, donde se encuentra la tierra, estaba en una crisis productiva muy importante en ese momento. En este sentido, su decisión, en un principio, sería venderlo, pero el novio la convence de donarlo a las esclavas después de que uno de los dos potenciales compradores se negara a pagar el precio de venta (¿debido a la crisis?); como habría dicho Tristão, el novio: “Puesto que los libertos guardan el azadón por amor a la joven, ¿qué le impidió tomar la propiedad y dársela a sus antiguos cautivos? Que trabajen por su cuenta”[X]. Cualquier parecido con discursos más contemporáneos que imputan libertad a los pobres a través del emprendimiento periférico o dichos similares no debe ser una coincidencia; simplemente se transmutaron en términos ideológicamente más cercanos a nosotros.
Se sabe cómo el proceso de manumisión en Brasil acabó indemnizando a los propietarios y no a las personas esclavizadas durante generaciones, que, más aún, quedaron a su suerte con discursos como este de Tristão. Estos jóvenes legados de la clase dirigente partieron luego de Brasil para Portugal, después de su matrimonio, dejando atrás Río de Janeiro en transformación, que vería en tiempos de Machado de Assis la limpieza de Rodrigues Alves, y, en la vieja metrópoli, el regicida del último monarca portugués; mientras tanto, ellos mismos, los jóvenes apasionados, ricos y ya prometidos a una vida de éxito político, insinúan a los brutalizados que el trabajo del campo los liberará.
Fidelia y Tristán buscan un idilio, un amor de campo como un cuadro de Teócrito, como lo menciona el consejero en su diario; sin embargo, debe recordarse que el campo y la tierra entre nosotros nunca fue un espacio de realización amorosa: fue, de hecho, el lugar de la más profunda brutalización de las personas y otros seres vivos que estaban allí.
Machado de Assis está escribiendo esta novela durante la primera década del siglo XX, esta belle-époque fluminense, que después de la Guerra, evocaba recuerdos idílicos de un hermoso pasado en el que se disfrutaba la vida sin preocupaciones. Cabe señalar, sin embargo, junto con el ojo astuto del escritor brasileño, que ese pasado está constituido por un fantasma, y fundado, sobre todo, en una explotación y una destrucción brutales, y los gobernantes siempre han buscado invertir esta historia. Sería el caso, entonces, de volver a la formulación de uno de los más poéticos pensadores modernos, coetáneo del viejo Machado:
Los que, hasta hoy, siempre han salido victoriosos forman parte del cortejo triunfal que conduce a los señores de hoy a pasar por encima de los que hoy muerden el polvo. El botín, como es costumbre, también se lleva en procesión. Se les suele dar el nombre de patrimonio cultural. Podrán contar, en el materialista histórico, con un observador distanciado, ya que lo que puede abarcar de ese acervo cultural proviene, en su globalidad, de una tradición que no puede pensar sin horrorizarse.
Porque debe su existencia no sólo al esfuerzo de los grandes genios que la crearon, sino también a la esclavitud anónima de sus contemporáneos. No hay documento de cultura que no sea también documento de barbarie.[Xi]
* Guilherme Rodrigues Doctor en Teoría de la Literatura por la IEL de la Unicamp.
Notas
[i] Para centrarme en sólo dos casos de su vasta producción: GRANJA, Lúcia. Machado de Assis: antes del libro, el diario. São Paulo: Ed. Unesp, 2018; y “De revistas a libros: Machado de Assis, Julio Verne y sus editores”. en: soletras, v. 40, 2021, págs. 131-43.
[ii] LOTUFO, Marcelo. “'Instinto de Nacionalidade' y los cuentos 'Aurora sem dia' y 'Un parásito azul': una propuesta de lectura sincrónica para Machado de Assis”. en: Hacha de Asís en Línea, v. 13, 2020, págs. 25-43.
[iii] SCHWARZ, Robert. Un maestro en la periferia del capitalismo: Machado de Assis. São Paulo: Editora 34, Dos Ciudades, 2012.
[iv] En la entrada del 10 de abril de 1888 (hacemos referencia únicamente a las fechas de las entradas del diario en el resto de este artículo).
[V] ibid.
[VI] Crónica del 19 de mayo de 1888, en la que la voz del cronista incorpora un dueño que liberó a su esclavo Pancrácio antes de la manumisión del 13 de mayo.
[Vii] memorial de aires, 10 de abril de 1888.
[Viii] ibid.
[Ex] memorial de aires, 13 de mayo de 1888.
[X] memorial de aires, 15 de abril de 1889.
[Xi] BENJAMÍN, Walter. “Sobre el concepto de historia”. en: El ángel de la historia. Org. y trans. Joao Barrento. Belo Horizonte: Auténtica, 2020, pp. 12-3.
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