Lula no es infalible

Whatsapp
Facebook
Twitter
Instagram
Telegram

por VALERIO ARCARIO*

¿Cuándo y bajo qué circunstancias podría ser insustituible el papel del individuo?

“La defensa de la buena causa es innecesaria” (la sabiduría popular portuguesa).

La polémica sobre la posibilidad de que Geraldo Alckmin quedara segundo en un boleto con Lula precipitó otra discusión, igualmente importante, pero quizás más compleja. Se ha argumentado que toda la izquierda, incluso los que no están en el PT, deberían confiar en que “Lula sabe lo que hace”. De hecho, en rigor, y hasta ahora, no se sabe públicamente si esta hipótesis es seria, ni si Lula estaría dispuesto a defenderla o no. Pero, aun admitiendo que lo hace, su opinión no debe menoscabar ni, mucho menos, prohibir el debate. La eventual decisión de aceptar a Alckmin establece un perfil para la candidatura de Lula que condiciona, de muchas y variadas formas, el destino de la lucha contra Jair Bolsonaro, y la perspectiva de lo que sería, en caso de victoria, el gobierno en 2023, y lo hace no afecta solo al PT.

Debemos hablar, por tanto, del lugar del liderazgo. Lula, por tener una influencia excepcional, ¿no debería ser criticado? Sobre todo cuando nos encontramos ante el embrión de lo que puede considerarse un cierto “culto a la personalidad”. No es un fenómeno nuevo, y no debería sorprendernos. Evidentemente, la popularidad de Lula es inmensa y su papel es de importancia estratégica para derrotar a Bolsonaro, pero eso no lo hace infalible. Nadie tiene videncia.

Pero la terrible ansiedad por el peligro de un segundo mandato ha alimentado una pasión de "todo vale". Después de todo, yendo al meollo del asunto, ¿cuándo y bajo qué circunstancias podría ser insustituible el papel de los individuos, si estos momentos merecen ser considerados?

Las experiencias bárbaras de culto a la personalidad que se extendieron desde el proceso pionero en la ex URSS, donde Stalin, aún vivo, se hizo glorificar por una industria propagandística tan poderosa como la fuerza del aparato policial-militar que instituyó el terror como política de Estado, deben nutrir gran prudencia, cuando no modestia, en relación con el tema del lugar del individuo en la historia. El régimen dictatorial todavía presente en Corea del Norte que, al legitimar la transición del poder de padre a hijo durante tres generaciones, instituyó la primera “monarquía” que se dice “socialista”, invita tanto al desprecio como al sarcasmo. Pero esto no disminuye la importancia del problema teórico-histórico.

El papel del individuo en la historia es un tema particularmente espinoso para los marxistas. Y eso por dos razones. En primer lugar, porque la historiografía tradicional, las cronologías y los grandes acontecimientos subrayaban tanto el lugar de las personalidades que la historia se había convertido en una rama colateral de la narrativa biográfica. El marxismo se afirmó, como hemos visto, en una lucha irreconciliable contra estas concepciones, poniendo el énfasis de la explicación en las articulaciones “subterráneas” de las contradicciones socioeconómicas.

La historia tradicional de las “grandes narrativas” políticas había exacerbado hasta el límite la importancia de los partidos, y más superlativamente aún de las grandes personalidades. El lugar del azar y la casualidad era tal que la ausencia de algún personaje histórico supuestamente habría generado terribles paradojas: el ejemplo “clásico”, ad absurdum, sería “¿y si la nariz de Cleopatra fuera un poco más pequeña?”. Pero no siempre fue posible escapar del error simétrico, que sería pensar en la historia sólo como un proceso evolutivo/convulsivo anónimo de “estructuras sociales” cambiantes.

La reacción a estos excesos, ya la influencia “objetivista” del estructuralismo, no se hizo esperar, cuando varios exmarxistas se convirtieron en heraldos de las nuevas tesis que devaluaban las “grandes síntesis”, e insistían en la importancia de la incertidumbre y la aleatoriedad. El posmodernismo radicalizó, en otro extremo, la reinvención del subjetivismo y la historia como una forma más de narración.

Una de las objeciones más inquietantes al marxismo como teoría de la historia es la acusación que se le hace a Karl Marx de determinismo fatalista o economicismo simplista.. La devastadora “acusación final” sería su pretensión “arrogante” de descubrir una dirección perceptible que, de conocerse, podría ser alterada y reorientada. La furia posmodernista viene denunciando desde hace décadas: no es posible saber acerca de un sentido histórico inmanente.

Y desdeñan: ¿el “control de una obra de ingeniería” económico-social? El socialismo sería el reconocimiento de un sujeto social que “no existe”. Otro fatalismo milenario y apocalíptico precedido de una revolución escatológica. El marxismo sería una teleología igualitaria de la historia entendida como un devenir... que ya es, porque el destino del futuro ya habría sido revelado por el determinismo histórico.

Pero el marxismo no afirma que la historia esté preñada de significado. Por el contrario, el marxismo sostiene que la humanidad podrá ofrecer una dirección para su futuro, si logra superar los desenlaces ciegos de las luchas de clases que desgarran la vida social. Reconoce la incertidumbre, identifica la posibilidad, pero no anuncia lo imponderable. La ausencia de finalidad no debe confundirse con la ausencia de protagonismo.

El marxismo ayudó a buscar una explicación más razonable, no porque redujera la importancia de las personalidades a la condición de causalidades de “decimoquinto grado”, sino porque trató de demostrar que las opciones, en cada encrucijada histórica, se situaban entre unas pocas hipótesis, previamente condicionada, por innumerables factores, mucho más allá de la voluntad de los hombres y mujeres que comandaban.

¿Es una “ilusión óptica” política concluir que Lula sería insustituible para derrotar a Bolsonaro en las elecciones de 2022? Aún con menos talento, e imprimiendo “su estilo” a la lucha contra el neofascismo, ¿es plausible pensar que, desde las filas del PT o de la izquierda, pueda surgir otra dirección capaz de vencer? Lo cierto es que la presencia de la gran personalidad es en sí misma un factor de bloqueo para la irrupción de otros que podrían ocupar su lugar. No apareció. La dialéctica de la autoridad política se refiere al tiempo necesario de una experiencia política.

Aún así, es “irresistible” preguntarse si habría tiempo para que alguien obtuviera la autoridad necesaria para derrotar a Bolsonaro. Hace cuatro años no se pudo, a pesar de la actuación de Fernando Haddad. La coyuntura de 2022 es, afortunadamente, menos desfavorable que la de 2018. Tres años de gobierno de ultraderecha fueron devastadores y el desgaste de Bolsonaro, aunque lento, sigue siendo continuo, no se ha interrumpido. En todo caso, las lecciones de la historia recomiendan la máxima prudencia.

Nadie se hace solo. El “eclipse” de los otros, en los últimos cuarenta años, ¿no ocurrió también por el exceso de luz que rodeaba a Lula? ¿Habrían estado otros a la altura de las necesidades planteadas por la dirección de las huelgas de masas entre 1978 y 1981? ¿Habrían sido capaces de unir corrientes de izquierda tan diferentes para construir, por primera vez, un partido obrero con influencia de masas?

Incluso concediendo la fuerza del argumento de la "ilusión óptica", una cuestión sigue siendo insatisfactoria. Nuevamente, volvemos al mismo problema metodológico: ¿cuáles fueron las relaciones entre el sujeto político colectivo y los líderes individuales en el proceso? Sin la fuerza social que desencadenó el ascenso de las masas en los años ochenta, y sin la radicalización política impulsada por el PT en la lucha contra la dictadura y en oposición al Colegio Electoral que llevó a Sarney al poder, se hubiera constituido un partido que permitió a un trabajador del noreste llegar a la presidencia por elecciones?

O sea, el PT y la CUT, el MST y la UNE, las organizaciones sindicales, populares, campesinas y estudiantiles que ocuparon el lugar de sujetos políticos y sociales que desplazaron el lugar que les correspondía al MDB y Brizola, en el escenario de la lucha final contra la dictadura, ¿no fueron claves para entender el papel de Lula? La grandeza de la relación de confianza que Lula conserva en las amplias masas trabajadoras, en los sectores organizados y en las capas populares, se explica por su capacidad, pero también por una experiencia de lucha y organización colectiva.

Las interpretaciones unilaterales de "genio" favorecen puntos de vista "mesiánicos". Ellos no ayudan.

*Valerio Arcary es profesor jubilado de la IFSP. Autor, entre otros libros, de La revolución se encuentra con la historia (Chamán).

 

Ver todos los artículos de

10 LO MÁS LEÍDO EN LOS ÚLTIMOS 7 DÍAS

Crónica de Machado de Assis sobre Tiradentes
Por FILIPE DE FREITAS GONÇALVES: Un análisis al estilo Machado de la elevación de los nombres y la significación republicana
Umberto Eco – la biblioteca del mundo
Por CARLOS EDUARDO ARAÚJO: Consideraciones sobre la película dirigida por Davide Ferrario.
Dialéctica y valor en Marx y los clásicos del marxismo
Por JADIR ANTUNES: Presentación del libro recientemente publicado por Zaira Vieira
El complejo Arcadia de la literatura brasileña
Por LUIS EUSTÁQUIO SOARES: Introducción del autor al libro recientemente publicado
Cultura y filosofía de la praxis
Por EDUARDO GRANJA COUTINHO: Prólogo del organizador de la colección recientemente lanzada
Ecología marxista en China
Por CHEN YIWEN: De la ecología de Karl Marx a la teoría de la ecocivilización socialista
Papa Francisco – contra la idolatría del capital
Por MICHAEL LÖWY: Las próximas semanas decidirán si Jorge Bergoglio fue sólo un paréntesis o si abrió un nuevo capítulo en la larga historia del catolicismo.
La debilidad de Dios
Por MARILIA PACHECO FIORILLO: Se retiró del mundo, angustiado por la degradación de su Creación. Sólo la acción humana puede recuperarlo.
Jorge Mario Bergoglio (1936-2025)
Por TALES AB´SÁBER: Breves consideraciones sobre el recientemente fallecido Papa Francisco
El consenso neoliberal
Por GILBERTO MARINGONI: Hay mínimas posibilidades de que el gobierno de Lula asuma banderas claramente de izquierda en lo que resta de su mandato, después de casi 30 meses de opciones económicas neoliberales.
Ver todos los artículos de

BUSQUEDA

Buscar

Temas

NUEVAS PUBLICACIONES

¡UNETE A NOSOTROS!

¡Sea uno de nuestros seguidores que mantienen vivo este sitio!