por LUIS BUENO*
Sobre canciones de Chico Buarque y Johnny Hooker
En julio de 2017, se lanzaron dos canciones en YouTube con ocho días de diferencia. Veamos la letra -menos dos estrofas- de la que salió primero, el día 20:
¿Qué dirán de nosotros?
Tu patria, Dios y tal
Cuando ven rumores
de nuestro amor
Cariño, he terminado de esconderme
Entre miradas, susurros contigo
………………………………… ..
………………………………… ..
ellos no ganaran
nada tiene que ser en vano
Antes de que esta noche termine
¡Baila conmigo nuestra canción!
¡Y flota, flota!
nadie podrá
¿Quieres decirnos cómo amar?
¡Y flota, flota!
nadie podrá
¿Quieres decirnos cómo amar?
Entre conversaciones sueltas en el suelo
Tu cuerpo es rígido, duro, sano.
y tu olor
Que todavía se quedó en mi mano
Un nuevo tiempo tiene que ganar
Para que podamos florecer
Y bebé amor amor
audaz
ellos no ganaran
nada tiene que ser en vano
Antes de que esta noche termine
Cariño, escucha, ¡es nuestra canción!
¡Y flota, flota!
nadie podrá
¿Quieres decirnos cómo amar?
¿Como amar? ¿Como amar?
nadie podrá
¿Quieres decirnos cómo amar?
Pasemos ahora a la segunda letra, de una canción lanzada el 28 de julio, también expurgada, ésta con dos estrofas, la inicial (que aparece dos veces, al principio de cada una de las dos partes) y la final:
………………………………… ..
Si tu vigilante se excita
Y llevarte a la carretera
Solo sopla mi nombre
con tu perfume
para atraerme
si tus noches
no tiene final
Si una persona sin alma te hace llorar
dejar caer un pañuelo
que te alcanzo
Dondequiera
Cuando tu corazón suplica
O cuando tu capricho lo exige
mujer larga y niños
y de rodillas
Te voy a seguir
En nuestra casa
serás reina
Serás cruel, tal vez
vas a hacer mañana
cabrearme
Y yo, siempre más feliz
silenciosamente
te acostaré
En la cama que hice
pisando plumas
Toda la mañana
te despertaré
………………………………… ..
Si tu vigilante se excita
Y llevarte a la carretera
Solo sopla mi nombre
con tu perfume
para atraerme
entre suspiros
puede otro nombre
De tus labios se te escapa
Voy a estar celoso
incluso de mí
En el espejo abrazándote
Pero tu amante siempre seré
Más de lo que soy hoy
o estas rimas
No escribí
ni nadie ha amado nunca
Si tus noches nunca terminan
Si una persona sin alma te hace llorar
dejar caer un pañuelo
que te alcanzo
Dondequiera
............................................. ..
Aunque muy diferentes entre sí, una diferencia que se nota inmediatamente, revelada por el tono y la variante lingüística utilizada, estas dos letras tienen mucho en común. Ambos son poemas de amor y ambos están vinculados al mismo modelo, aunque se desdoble en dos de sus tendencias. Esta es la tradición inaugurada por la poesía cortesana que se convirtió en una verdadera fiebre en Europa entre los siglos XI y XIII, con origen en Provenza y extendiéndose por todo el continente, desde Alemania e Italia hasta Portugal, una poesía del sufrimiento amoroso, de un dolor de diversa índole. promulgada constantemente.
En ese caso, la fuente principal de este sufrimiento era el desprecio de la mujer por el pobre trovador, que se humillaba ante quien le hacía sufrir, algo que se ve claramente en nuestra segunda carta. Este modelo forja una visión del amor que atraviesa incólume los siglos siguientes, reelaborada por poetas como Shakespeare y Camões y contribuyendo fuertemente al concepto de amor de los románticos, que tenían predilección por un ingrediente muy visible en nuestra primera carta, que es el sufrimiento del amor.provocado no por el desprecio de uno de los amantes, sino por el choque entre el verdadero amor compartido entre los amantes y las prohibiciones sociales que impiden o dificultan su realización.
Pero volvamos a nuestras canciones. En el primero, el uso del cliché del amor incomprendido marca la pauta. Versos como “¿Qué dirán de nosotros?” en clave irónica, “No ganarán”, “Baila conmigo nuestra canción” y su variante “Nena, escucha, es nuestra canción”, “Y tu olor / Que aún se quedó en mi mano”, “Un tiempo nuevo habrá una victoria / Para que podamos florecer”, entre otros, están incluso en el límite de la autoría. Son ideas e incluso formulaciones enteras tan repetidas que difícilmente podrían ser atribuidas a nadie por ningún estudioso del futuro que hurgara en los escombros indefinidos de nuestro tiempo, como hicieron Manuel Bandeira y Rodrigues Lapa en relación con la letras chilenas, para identificar quién habría sido el autor desconocido que compuso esta canción. Y esto no excluye la palabra “bebé”, por ejemplo, que los románticos no usaron, pero que la tradición de la balada romántica moderna, ligada o no al rock, derivada de ellos, hizo un uso obsesivo, un elemento, dicho sea de paso, , que, junto a la informalidad general, ayuda a marcar el tono de que es una lírica de nuestro tiempo.
Compuesto enteramente de clichés, queda poco en él que podamos identificar como propiamente autoral. Quizás esa “Flutua”, que más sugiere que describe el amor libre que ensalza la letra, no es casualidad que compone el estribillo y da título a la canción. Nótese que no se trata de un juicio de valor: una de las atribuciones más bellas e intrincadas del lenguaje poético es precisamente la de repetir clichés para transformarlos, en el contexto de un poema, en elementos insólitos, capaces de adquirir nuevos significados, una intensidad insospechada. . .
Antes de hablar de los versos omitidos, echemos un vistazo a la carta 2, que muchos aquí ya saben de qué se trata, dada la polémica que acabó suscitando. En él también encontramos toda una colección de clichés de poesía amorosa. Sin embargo, son percibidos por quienes escuchan la canción hoy como algo más antiguo, lo que subraya el uso de la segunda persona insistentemente dentro de los estándares de la norma cultural, incluido el uso traicionero del imperativo. Sin mencionar el vocabulario: "sin corazón", "rogar", "en silencio".
Pero eso no es todo: el autor no se avergüenza de repetir ideas que tienen un innegable olor a humedad, como que a la dama se le cae el pañuelo para que el caballero tenga la oportunidad de demostrarle su atención y amabilidad; o que su dedicación es tal que tendrá celos incluso de sí mismo. La sumisión del letrista es del tamaño de la sumisión de los trovadores, y la dama vista como reina es una novedad importada directamente del siglo XII.
Es claro que el uso del cliché deriva de un proceso consciente –al menos eso es lo que indican algunos procedimientos poéticos específicos. Hablaré de tres de ellos. El primero, el más simple, es el uso directo de la cita. Los versos “O estas rimas que no escribí / Tampoco nadie / Nunca amé” son la traducción del último verso del soneto 116 de Shakespeare: “Yo nunca escribo, ni ningún hombre amó jamás”, literalmente algo así como “nunca escribí ni ningún hombre amó jamás”. La segunda es la invención de momentos de gran novedad, compatibles con el antiguo modelo elegido, pero inesperados, que se manifiestan en el simple uso de una palabra que hoy suena como procedente de la oralidad, aunque es antigua en la lengua culta, como “aperrear”, o en la sinestesia de los versos “Sólo sopla mi nombre / Con tu perfume”.
El tercero, el más importante para nosotros aquí, es la inclusión de elementos que suenan fuera de eje en relación con el modelo, lo que le da a toda la letra un sutil pero evidente trasfondo de ironía. Es así como este hombre, para demostrar su sumisión, incluirá entre sus acciones futuras las tareas del hogar, y se hará el amor en la cama que él ha hecho, al igual que al día siguiente, despertará antes que ella y la despertará, todo lo contrario. Todo lo contrario sucede en una canción clásica donde se dice “Todos los días ella hace todo igual / Me despierta a las seis de la mañana”. Esta estrofa genera un ruido muy interesante porque suena como una intención de actualización por parte de un yo lírico cuyos valores parecen ligados a otro mundo, el de los pañuelos que caen, y puede sonar como un anciano que intenta dar indicaciones. que sabe, sin saber exactamente cómo es el juego en el presente.
Es así también como, en una actitud inédita en la historia del amor cortés, el yo lírico causó polémica, pues, para demostrar el grado de sumisión al que estaría dispuesto, se propone dejar mujer e hijos para seguir a la amada. Frente a estos versos, Flavia Azevedo lo dijo en el Correo de Bahía:: “Pero esta vez, en el panel de emociones femeninas, Chico presionó un botón polémico. Esta mujer que él evoca, yo no soy, ella no es. Ni quiénes somos ni quiénes queremos ser. El que necesita ser salvado, el que sueña con el reino del hogar, el que disfruta escuchando “Dejo a mi mujer ya mis hijos”. Botón equivocado para mí. Botón equivocado para el amigo que dijo: "Pensé que estaba fechado". Botón equivocado para Andréia que escribió “este asunto de dejar al niño no bajó”. No funcionó. Y Tua Cantiga no es unanimidad”.
No se trata de patrullaje o militancia ruda. Pero, ¿quién controla el sentimiento, loco? Chico Buarque siempre se ha comunicado con nuestra subjetividad. Y es nuestra subjetividad la que ahora le habla. Y lo real es que ese mundo interno ha cambiado. De repente, para muchas mujeres, "Dejaré a los niños" sonaba tan romántico como un eructo a mitad de un beso. Una falta de elegancia, una zorra, una cosa fea e innecesaria. Nos aburrió la narrativa de un amor cobarde, con el sinvergüenza disfrazado de superhéroe, con ese amante infantil y antiguo, con ese tipo de amor… fechado. Este tipo, este personaje traído por Chico (y tan conocido entre nosotros) ya no tiene éxito. Porque hemos cambiado y hasta nuestro romanticismo está, eso sí, en otra onda.
La lectura de Flavia Azevedo es de gran interés para la discusión sobre cómo es necesario prestar atención al lenguaje sin supuestos muy fijos, so pena de producir, en el afán de construir una mirada libre de ortodoxia, un discurso profundamente ortodoxo. Sin contar que si es así, es cierto, que nadie controla los sentimientos, es el caso de quien siente comprende bien el sentimiento. En otras palabras, cómo no regalar nada cuando se trata de lenguaje.
El punto de partida de su texto es legítimo e inteligente: hay un yo lírico ligado a una visión tradicional del amor, no porque utilice la tradición trovadoresca para expresarse, sino por la forma un tanto torcida que elige para desmarcarse de esta. tradición, o para supuestamente adaptarla a nuestro tiempo, o en sus términos, a una nueva subjetividad femenina. Si no le sonaba raro “la cama que hice”, el “dejo a mi mujer ya mis hijos” se impuso como ruido y acabó convirtiéndose en toda la canción. De ahí la idea de que se trata de una canción anticuada, lo que, en este contexto, significa desfasada.
Bueno, toda la canción es una exploración de este deslizamiento, de ahí su eficacia. Creo que esto se nota incluso sin las estrofas final e inicial, pero con su consideración todo se vuelve más claro. Pero antes de ocuparnos de estas purgas intencionadas, fijémonos en las dos estrofas que faltaban en la primera canción porque es en ellas donde podemos encontrar todo el sentido buscado para ese cúmulo de clichés sobre el amor y la libertad. Esto es lo que dice toda la segunda estrofa:
Cariño, he terminado de esconderme
Entre miradas, susurros contigo
somos dos hombres
Y nada mas
En estos dos versos se manifiesta la actualidad de esta letra, es ahí donde reside la transformación de un canto de amor prohibido en manifiesto, en himno por una causa –para usar la descripción hecha en uno de los comentarios al respecto en Youtube. Ahí está la fuente de toda su intención y fuerza. Ese es el punto donde los clichés se convierten en otra cosa. Y esto lo confirman las otras capas de la canción y su promoción.
La melodía también remite a un cliché del pop comprometido, que me recuerda la gran época de Motown de los años 70. Lo cantan voces desgarradas, a veces roncas, como si gritaran, pero en ciertos momentos tiernos (sobre todo cuando entra Liniker, en la segunda parte). La batería seca, sin tratamiento de la introducción, casi sucia, ya anticipa este clima seco, directo, el piano, que viene justo después, también sin ningún tratamiento, lo confirma y la entrada de los demás instrumentos da volumen y va in crescendo. que amplifica el manifiesto, cuyo ápice sonoro está al final, en la reiteración de que nadie puede querer decir cómo amar. No tenemos un clip para ver, pero sí la portada del sencillo, que anticipó el lanzamiento del disco. Corazón, sostuvo durante toda la interpretación de la canción en el canal oficial de YouTube, muestra a Johnny Hooker, quien es el autor de la canción, y a Liniker, besándose en la boca, lo que ya le dice a cualquiera que vea de qué trata la canción incluso antes. ella comienza a jugar. Es, por tanto, un canto comprometido.
La segunda canción, los que no la sabían ya la habrán adivinado, es “Tua cantiga”, de Chico Buarque y Cristóvão Bastos. Su primera estrofa dice así:
Cuando te extraño
Cuando tu garganta se aprieta
solo toma un respiro
que voy rápido
consolarte
En esta apertura, que se ve reforzada por la repetición también al comienzo de la segunda parte, tenemos la posición del yo lírico. Ya ha habido una relación entre él y la dama, esa relación ha terminado y él quiere retomarla. Lleno de este deseo, se vuelve hacia una mujer que está ausente y que no ha expresado ningún anhelo ni ha sentido ningún nudo en la garganta, cosas que anhela y anticipa, y le dice cosas que encuentra interesantes y potencialmente atractivas. Todo el texto es un monólogo solitario, es la especulación de una persona abandonada, es la manifestación de un sueño de amor. La dama no está en una posición de superioridad, está totalmente ausente.
En la estrofa final emerge el más inesperado de los elementos líricos, de otro tema, éste aún más antiguo que la poesía cortesana, el de “largo arte, corta vida”. Para quedarnos con Shakespeare, veamos su soneto 18 traducido por Geraldo Carneiro:
¿Compararte con un día de verano?
Eres más templado y adorable.
En mayo el viento mece el capullo de la flor
Y el imperio de verano no es duradero.
El sol a veces brilla intensamente,
O tu tez dorada es más oscura;
Toda belleza finalmente pierde su esplendor,
Por casualidad o negligencia de Natura;
Pero tu verano nunca terminará,
Perdiendo la posesión de tu belleza,
Ni la muerte se reirá de hacerte sombra,
Si en versos inmortales te perpetúas.
Mientras uno respire y vea y viva,
Vive este poema, y sobrevive en él.
La idea, como se ve, es que la belleza de la amante se acaba, la muerte la alcanzará, pero vivirá para siempre porque los versos del poeta, al fin y al cabo inmortales, perpetuarán esa belleza y esa vida. En la letra de Chico Buarque lo que tenemos es lo siguiente:
Y cuando nuestro tiempo se acabe
Cuando ya no estoy aquí
Recuerda, mi negación
de esta canción
que hice por ti
Es la muerte del poeta la que se invoca, no la de la amada, y el canto no sirve para perpetuarla, sino para guardarla en su memoria. La sensación de impotencia en la estrofa inicial se completa y amplifica en esta estrofa final. Lo que la canción propone todo el tiempo es un juego de forma tradicional y de intervención en el debate del presente y, que puede parecer lo mismo, pero no lo es, la convivencia de diferentes discursos.
Al escuchar la música se refuerza esta impresión. La melodía de Cristóvão Bastos también tiene un aire antiguo. En un debate sobre la canción recogido en el blog de Túlio Vilaça, la definición de que sería una samba en ternario, como Clavo y canela, de Milton Nascimento y Ronaldo Bastos, con lo que discrepa Luis Felipe de Lima, quien lo caracteriza como una “especie de lundu en tres, un samba-reggae único”, clasificación a la que se acerca el propio Cristóvão Bastos al hacer un breve comentario: “Es ni una samba en tres. Está mucho más cerca de un lundu, no tiene nada que ver con Clavo y canela, groove y melodía con un significado muy diferente”. O sea, es lundu y es un vals, música antigua de otra época. La letra capta esta sugerencia y se integra inmediatamente en ella por el título, cuando se caracteriza como una canción, exactamente el nombre dado a la poesía por los trovadores medievales que escribieron en portugués.
La melancolía que deriva de la situación desesperada del yo lírico es clara en la interpretación de Chico Buarque que presenciamos en el acortar quien lanzó la canción. La intro ya suena cuando el cantante entra en escena. En una interpretación verdaderamente escénica, esta cantante canta toda la larga letra con una sonrisa melancólica, que encarna la pérdida de la que habla la canción. Al final, simplemente se retira, encarnando el “cuando ya no esté” mientras la música también continúa, pero solo un poquito, dejándonos la melancólica impresión de que no queda nada. Después de todo, todo, incluso la canción, tiene que cambiar.
Si todo esto tiene sentido, Cristóvão Bastos y Chico Buarque no hicieron “una cosa fea e innecesaria”. Tal vez hubieran hecho algo feo e innecesario si la canción, en su conjunto, dijera lo que Flavia Azevedo, precipitadamente, aislando un pasaje, apostando por una sensación, pensó que decía a partir de una especie de interpretación estándar de nuestro tiempo. Sí, con prisa porque no hace falta convocar a la poesía trovadoresca ni a Shakespeare para darse cuenta de que “Dejo a mi mujer y a mis hijos / Y de rodillas te seguiré” es una hipérbole, y quizá el yo lírico ni siquiera tenga mujer. e hijos que abandonar. Basta dejar de lado por unos segundos el compromiso de juzgar todo moralmente, dejar de lado por unos momentos la vigilancia ante la ofensa potencial para que el lenguaje hable con la complejidad que siempre habla.
En la ansiosa búsqueda del pensamiento conservador que quiere mantener inalterables los valores tradicionales, ¿no es curioso que la música de Johnny Hooker no haya causado polémica? Afortunadamente, ningún homófobo de turno se atrevió a repudiar la música, la letra o el beso entre dos personas que, al fin y al cabo, son “dos hombres/y nada más”.
Quien buscó la polémica fue el propio artista. El día antes del lanzamiento de su canción, la Folha de S. Pablo había publicado una entrevista con Ney Matogrosso quien, preguntado si “alguna vez se ha considerado un representante de una minoría”, dijo: “Presentarme como “el gay” sería muy cómodo para el sistema. Que jodidamente gay. Soy un ser humano, una persona. Lo que hago con mi sexualidad no es lo más importante en mi vida. Ese es un aspecto del tercer lugar". ¿Y qué es lo más importante en tu vida? – Tener carácter, ser una persona honesta, con principios, que trate bien a los demás. Ser una persona afectuosa, amorosa. Esto es más importante que a quién me follo.
Johnny Hooker reaccionó rápidamente en su perfil de Facebook: “Es inconcebible leer la frase 'Qué puto gay, soy un ser humano' en el país que mata a más personas LGBT en el MUNDO (!!). Viniendo de un artista cuya carrera fue sostenida en gran medida por la lucha de esta comunidad, de su propio público. Un genio artista que perdió el piso que el mundo ocupaba, se cristalizó, un canon. (...) Y en tiempos de 'Gay is the fuck' la única respuesta posible es que habrá gay as fuck, será gay as fuck sí, cada día más gay, cada día un nivel más como Pokémon”.
Hablando de viejo y nuevo, estoy a medio camino entre los dos: Ney Matogrosso nació en 1941, un año antes que mi madre, y Johnny Hooker nació en 1987, dos años después que mi hija mayor. Entiendo la preocupación de los más jóvenes y, al mismo tiempo, no entiendo por qué definirse como ser humano es una forma de rendirse y congelarse en el tiempo. De todos modos, estoy seguro de que Ney Matogrosso no apoya la violencia contra los homosexuales y tampoco se metió en el armario negando su condición de homosexual. Lo cual, a estas alturas del juego, dado su historial como figura pública, sería tan ridículo como inútil.
“Gay as fuck” y “gay as fuck” no son afirmaciones con significados opuestos. Son solo dos formas del mismo activismo. Uno, “gay as fuck”, indica que el camino es enfatizar las similitudes, por lo tanto, rechaza la etiqueta y destaca la igualdad; otro –“gay as fuck”– apuesta por la afirmación de la especificidad como forma de posicionarse y confrontar el discurso que se le opone. Salvo un craso error al analizar su uso del lenguaje, ambos quieren lo mismo: el fin de los prejuicios.
Este semestre tuve dos experiencias en el salón de clases que me preocuparon. En un debate sobre hora estrella, un estudiante y un estudiante discreparon sobre la interpretación de un aspecto del libro, y la niña terminó afirmando que su colega era un hombre y que, por lo tanto, nunca entendería a Clarice Lispector. En otra clase, un estudiante afirmó que el movimiento negro no tenía por qué escuchar ninguna crítica que viniera de fuera del movimiento mismo.
Una vez más, entiendo que posiciones como estas parten de una nueva forma de militancia, basada en la idea de afirmación, que se ha profundizado en la última década. Pero creo que conducen a una relación muy directa entre el lenguaje y el mundo. Me temo que tal actitud pueda conducir -si es que ya no conduce- al aislamiento de las mil formas de ver una sociedad más abierta y de las mil personas dispuestas a actuar para conquistar esa sociedad. Mientras tanto, este diciembre de 2017, las fuerzas que realmente se oponen a estas ideas se están reuniendo para ganar la presidencia y mantener su hegemonía en el parlamento, y no solo en Brasil.
Johnny Hooker y Chico Buarque son artistas muy diferentes, pero que, en general, están del mismo lado del espectro ideológico. Para bien o para mal, ninguno tiene la clave que conducirá a las soluciones a los problemas de nuestro tiempo, ni el otro está simplemente desfasado. Siempre es necesario debatir, pero con la disposición de ver en las manifestaciones del otro la complejidad -y la eventual afinidad- que tienen.
*Luis Bueno es profesor de la Universidad Federal de Paraná (UFPR). Autor, entre otros, de libros de Una historia del romance de los 30 (Edusp/Unicamp).
Referencias
Chico Buarque. tu canción.
Johnny Hooker. flotadores.