por ALEJANDRO JULIETE ROSA*
Comentario sobre la vida del escritor carioca
La convulsa vida de Lima Barreto, sus desengaños íntimos y familiares, las frustraciones personales, el desamor, el hastío del trabajo burocrático y la ansiada gloria literaria que parecía no querer llegar; autodestruirse en el alcohol, deambular por las calles de la ciudad como si fuera un vagabundo infeliz, sucio, harapiento, hablando solo, durmiendo en las alcantarillas; las hospitalizaciones en el manicomio, la jubilación anticipada por invalidez, el prejuicio racial que tanto le hizo sufrir y le empequeñeció ante sí mismo...
Quizá haya faltado uno que otro ingrediente, pero ahí está la receta para contar la biografía de un hombre malvado. a partir de ese guión la imagen del escritor carioca se fue construyendo, ya fuera a través de sus biografías oa través de los relatos ficcionales que se inspiraron en su atormentada vida; por último, pero no menos importante, para la crítica literaria y los estudios sobre su obra. Es necesario, en este centenario de su fallecimiento, intentar recuperar otra Lima Barreto, menos cargada de amargura, la bromista Lima, fina ironista de los círculos bohemios, amiga de los jóvenes, más ligera, menos triste, recuperante, en En resumen, un rasgo que la leyenda distorsionó.
1.
“Lima Barreto (un rasgo que la leyenda desvirtuó) fue muy divertido”, escribió Antonio Noronha Santos, el amigo más cercano del autor de Triste final de Policarpo Quaresma. Sin embargo, cuando vamos a investigar la biografía de nuestro gran escritor negro, uno de los más grandes de nuestras letras, ¿dónde está la gracia?
Hoy en día se entiende por subtítulos aquellas letras que aparecen en películas o series, generalmente traducidas de un idioma a otro; o el pie de foto de una imagen, pintura o fotografía, con información sobre autoría, fecha y técnica utilizada; en tiempos electorales se habla mucho de leyenda partidaria… En el “Prefacio” que escribió para el libro de correspondencia de Lima Barreto (Correspondencia Activa y Pasiva – 1º Tomo, editorial Brasiliense, 1956), Antonio Noronha Santos utiliza la palabra “leyenda” con otro significado.
Algunos diccionarios etimológicos muestran que esta palabra tiene un origen latino y que significa, genéricamente: “qué o qué se debe leer”. En los conventos medievales no se perdía el tiempo, pues todo debía dedicarse a la salvación del alma. A la hora de comer, por ejemplo, para continuar la edificación moral de los monjes, uno de ellos leía en voz alta, por lo general, un texto sobre la vida de un santo o mártir. Esta lectura fue llamada una leyenda.
Es a este sentido más primitivo del término al que nos referiremos en este artículo: leyenda – relato de la vida o martirio de un santo. Veamos qué dice el propio Noronha Santos al respecto: “Lima Barreto (rasgo que el pie de foto tergiversaba) era muy divertido. Los chistes salían de sus labios, sin preparación previa, pero, contrariamente a lo que pudiera suponerse, no tenían ese sello de sátira social y política. Estos los encontraremos en su obra. Lima Barreto no le dio la menor importancia a sus epigramas. Pero no creo que el Historia de la Literatura Brasileña de Sílvio Romero jamás podrá librarse de la flecha que el banderillero, con esa media sonrisa muy suya, le clavó un día en la monstruosa espalda, cuando, frente a él, lamentaban la situación en la que se encontraba el familia había dejado el distinguido Sergipe”.
“- Sí, asiente Lima Barreto, ni la biblioteca puede vender. Está todo cortado. Quien, con justo juicio, ha recorrido los gruesos volúmenes de la célebre Historia, no sabrá qué más admirar, si la sutileza o la seguridad de la crítica.[i] En aquella época era bien conocida la 'manía' por las citas largas que el crítico literario Sílvio Romero dejaba a lo largo de sus textos y libros. Podemos imaginar el impacto que causó en el círculo de amigos después de esta parrafada de Lima Barreto”.
Su amiga Noronha Santos se entusiasmó con la noticia de que una editorial de São Paulo estaría interesada en publicar la obra completa de Lima Barreto, esto en 1942. Sería el primer intento de rehabilitación del autor de Gonzaga de Sa, fallecido el 01 de noviembre de 1922. El editor el libro de bolsillo, con sede en São Paulo, anunció la buena nueva, junto al crítico literario y biógrafo Elói Pontes, encargado de prologar y organizar los volúmenes.
Tal noticia llevó al gran amigo de Lima a planear la publicación del “Anedotário de Lima Barreto”, el primero de los cuales apareció en la edición del 09 de octubre de 1942 del periódico Diario de la mañana (Niterói) y en la edición del 24 de octubre del mismo año, en el periódico Dom Casmurro.
Así anuncia Noronha Santos la intención: “Se anuncia que una edición –la primera– de la obra completa de Lima Barreto será lanzada próximamente por una editorial paulista. […] Será prologado por Elói Pontes [que es, sin duda, el “el hombre indicado” por la reintroducción, que después de veinte años –Lima Barreto murió en el 22– se vuelve imprescindible para la apreciación exacta del hombre y del escritor. A la memoria de Lima, que me dedicó su primer libro, deseo colaborar con esta obra de justicia literaria que se anuncia. Eso es lo que haré, aunque muy modestamente, espolvoreando en mi memoria unas “boutades” o (¿por qué no decir unas viñetas?) de la mulata brillante”.
entre los muchos boutades (anécdotas) de Lima Barreto, que Noronha Santos cultivó en su memoria, citemos una: “Al notar que jóvenes psiquiatras, antes de abordar el tranvía en Praia Vermelha, que los llevará a su destino, toman sus últimos tragos, Lima Barreto dijo : te diste cuenta? Dicen que el alcohol puebla los asilos. Y sin embargo, todos beben…”[ii]
Noronha Santos quizás esperaba que Elói Pontes (“el hombre indicado” para la reintroducción) escribiría una biografía de Lima Barreto y, como gran amigo y confidente del creador de Isaías camina, decidió publicar el archivo que guardaba, tanto en su residencia como en su memoria. El periodico Mañana, que mantenía un suplemento literario semanal denominado Autores y Libros, dedicó dos ediciones a Lima Barreto, el 18 de abril y el 25 de mayo de 1943.
Son documentos invaluables para comprender el legado memorialístico del gran novelista carioca. En la edición del 25 de mayo, Noronha Santos tuvo a su disposición dos páginas enteras del periódico, en las que publicó los “Inéditos de Lima Barreto”, con extractos de las cartas intercambiadas entre los dos amigos, y dos artículos más – el primero de los cuales ya habían sido publicados el año anterior, (el “Anedotário de Lima Barreto”), a los que aludíamos más arriba.
2.
El segundo artículo, llamado “Leyenda”, merece un poco más de atención: “¿Qué se está haciendo con Lima Barreto? Estuvo bien que el Sr. ¡Osório Borba se rebeló hace unos días contra esta avalancha de anécdotas cretinas y falsas! – que desfiguran poco a poco la verdadera fisonomía del gran novelista mulato. Alude claramente al Sr. Osório Borba a una crónica de Luiz Edmundo, aunque no menciona su nombre. No he leído esta crónica, ni sé dónde fue publicada. Pero para Río de Janeiro de mi tiempo,[iii] Ya había notado en él el más grave de todos los efectos para un escritor de memorias: lo confunde todo, le falta una visión cronológica de los tiempos recordados, en una palabra, ¡no tiene memoria!
“Sin embargo, esta traición voluntaria o no, no tendría mayor trascendencia si no influyera en las nuevas generaciones, que no conocieron a Lima Barreto. Le están dando, a través de tal información, malévola o frívola, una falsa representación. Una consecuencia de esta mala influencia que tenemos en el Historia de la Literatura Brasileña, del sr. Nelson Werneck Sodré. Sin duda es un libro de buena fe. Afirma el Sr. Werneck Sodré que en Lima Barreto tenemos un gran novelista”.
Pero la anécdota a la que aludíamos más arriba surtió efecto. La Lima Barreto del Sr. Werneck Sodré es, sin duda, un vagabundo, una criatura despreciada y, en cierta medida, despreciable. Citemos los extractos esenciales de esta fantasmagoría, chocante para todos aquellos que han tenido contacto con Lima Barreto, y que no lo conocen más que por vulgares chistes de taberna: ““Lima Barreto representa, en nuestra vida literaria, el hijo despreciado – el paria. De origen humilde, pobre y desconocido... no conocería la fama y la fortuna en vida. Quizá ni siquiera soñó con ellos... Siempre sería el aislado, el olvidado, el despreciado... No tenía amigos destacados, no tenía lectores numerosos, no tenía prensa que lo alabara. .. Cuando murió, lo enterraron en el cementerio suburbano de Inhaúma, cerca de donde residía. Pobre diablo de las letras, mendigo de las letras, paria de la prensa... La sociedad anónima de las letras no lo acepta... Los que escribieron en su tiempo fingieron ignorarlo. Sin embargo… es necesario saber que Brasil ha producido un gran novelista. Un pobre diablo de nombre vulgar: Afonso de Lima Barreto”.
¡Y así es como se forma una leyenda! Observamos preliminarmente que los dos únicos hechos materiales mencionados por el Sr. Werneck Sodré están equivocados. Lima Barreto no tenía un nombre común, todo lo contrario. Su nombre era Afonso Henriques de Lima Barreto, lo que dio motivo a que un veterano, al asistir al acto de su inscripción en la Escuela Politécnica, hiciera este insulto: ¡Miradlo! ¡Un mulato para tener la osadía de usar el nombre de un Rey de Portugal! No fue enterrado en el cementerio de Inhaúma, sino en el de São João Batista y tuvo un extraordinario acompañamiento a Walt Whitman, donde se mezclaron admiradores y amigos de todas las clases sociales. Estos comentarios solo valen la pena para mostrar cuán defectuosa es la documentación del crítico".[iv]
La cita es larga (como la de Silvio Romero…), pero demuestra muy bien los caminos tortuosos que toma la construcción histórica de una personalidad. Así podemos ver la “fama” que se apoderó del escritor, olvidado por los editores, pero siempre recordado en los diarios, unas veces como el gran genio que fue, otras veces como un borracho, marginal, resentido, amargado, loco. , entre muchos otros adjetivos negativos.
Todo esto tiene su dosis de verdad ahí. Solo lee el diario intimo ou El diario de asilo. Un texto como “Elogio de la muerte” ya sería suficiente para construir toda una biografía de un ser humano atormentado. Así, la “leyenda” distorsionada y las confesiones y arranques de escritos íntimos configuraron el rasgo melancólico y sufrido del escritor. La mayoría de las diatribas ingeniosas de Lima Barreto, que poblaron la imaginación de sus amigos y compañeros bohemios, se han perdido.
Todavía es Noronha Santos quien nos dice: “Los subtítulos, a su vez, injertaban chistes milenarios, caricaturas del inconformismo del escritor rebelándose contra las costumbres y reglas del buen vivir, y eso fue quizás lo que llevó a Assis Barbosa, un escrupuloso biógrafo, para hacer borrón y cuenta nueva de toda la anécdota, que contribuiría, sin embargo, a la entera aportación de este espíritu de tan sugerentes facetas”.
Lo más probable es que la “pizarra en blanco” de Assis Barbosa no pretendiera extirpar la anécdota del autor del pie de foto. Quizás el gran biógrafo se esforzó en mostrar otra Lima Barreto, sin la mancha deletérea que iba creciendo alrededor de su figura. En La vida de Lima Barreto Es muy clara la voluntad de Assis Barbosa de colocar otros referentes sobre la personalidad del escritor carioca. Parece que la figura de Lima Barreto, “la de la bohemia, de las anécdotas de café o de taberna, vulgarizada por el mal gusto de algunos de sus contemporáneos”[V], este pie de foto del escritor borracho, no agradó a su gran biógrafo.
Es tan cierto que Assis Barbosa cita el artículo del periodista Osório Borba, publicado en el diario Noticias, el 15 de abril de 1943, también mencionado por Noronha Santos: “Evidentemente, no está lejos del género de la historia pintoresca utilizar anécdotas, que a veces pueden no corresponder a la estricta verdad histórica, pero sirven para caracterizar una figura, un tiempo, un mesa de costumbres. Lo que, sin embargo, no me parece del todo simpático es la insistencia con que se habla de Lima Barreto, y casi exclusivamente, como héroe de casas de borrachos. Parece que, después de todo, nuestro segundo gran novelista de este siglo y uno de los más grandes de Brasil de todos los tiempos, es una figura que tiene aspectos a estudiar más allá de la desgracia, de la adicción que lo dominó en los últimos años de su existencia. No digo que una falsa noción de su memoria oculte en su biografía la vida desordenada que llevó. Pero lo cierto es que todo lo que se ha escrito sobre el magnífico novelista de la ciudad, el honesto y valiente intérprete de los sentimientos y angustias de su pueblo, se limita casi a anécdotas de discutible gusto, como la del “por qué tanto ¿Cuánto pan?”, cuya última versión antes mencionada, por cierto, se atribuye al muy sencillo Lima Barreto”.
3.
El artículo de Osório Borba trae una de las anécdotas que habría circulado por los labios de Lima Barreto. La infeliz crónica, que Noronha Santos atribuyó al autor de memorias Luiz Edmundo, cuenta que un tal Lima Cavalcante (“João Barafunda”) [VI] y Lima Barreto bebían en el famoso Bar Adolf, que estaba ubicado en la Rua da Associação (actual República del Perú) y que, después de 1927, se ubicó en Largo da Carioca. En cierto momento, los dos amigos se encontraron con la necesidad de comer algo. Lima Cavalcante se dirige a Lima Barreto y le dice: “- Barreto, tenemos que comer algo. – Tenemos que hacerlo, Cavalcanti. Pero, ¿y el dinero? ¡Apenas tenemos más y todavía necesitamos beber toda la noche! Lima Cavalcante saca entonces un billete de 2$000 (dos mil réis) y propone una solución: Podemos impregnar 1$900 (mil novecientos réis) en cachaça y un tostão de pan (un tostão era una moneda que valía $100, o sea, uno cien réis). A lo que Lima Barreto habría reaccionado: –¿Pero por qué tanto pan?
Otra versión de la anécdota apareció en forma de declaración del médico Reginaldo Fernandes al escritor Hélcio Pereira da Silva, uno de los biógrafos de Lima Barreto, quien escribió Lima Barreto: escritora maldita. Vayamos al extracto: “- Cuando aún era joven, era médico en el hospicio. Había una historia dentro que no olvidaré. Un tal João Barafunda había sido hospitalizado con el novelista. Pues bien. Una noche, Lima Barreto le dio diez centavos a este tipo para comprar algo de comer. En el hospicio todos contaron esta historia. Poco después, João Barafunda regresa con nueve centavos de cachaza y un centavo de pan. Sorprendida, Lima Barreto pregunta: '¿Por qué tanto pan?'”.[Vii]
Lo único innegable de toda esta historia es que los dos escritores, Lima Barreto y “João Barafunda”, entablaron una verdadera amistad y fueron vistos como carne y hueso en los círculos bohemios de Río de Janeiro. En cuanto a la segunda versión, la del manicomio, también me parece muy poco probable que tal encuentro entre los dos escritores se produjera en ese ambiente, ya que, como demostró Félix Lima Júnior, la hospitalización de João Barafunda se produjo en 1923, fecha en la que que Lima Barreto ya había muerto.
4.
Lo cierto es que en los primeros años de la década de 1940 el nombre de Lima Barreto volvió a aparecer en la prensa y no faltaron las historias que involucraban al gran novelista en los diarios. Otro revuelo que surgió en torno a la memoria del escritor sucedió después de que José Lins do Rêgo publicara, en la edición del 21/04/1943 del periódico Mañana, un artículo saludando la posibilidad de reeditar la obra completa de Lima Barreto. Reconociendo al creador de Policarpo Quaresma Como uno de los más grandes escritores que hemos tenido, José Lins también esbozó algunas características de Lima Barreto y su forma de vida, diciendo, entre otras cosas, que el escritor “vivía en las tabernas bebiendo cachaza, sucio, como un mendigo”.
A la semana siguiente, también en su columna periodística Mañana, José Lins vuelve al tema, ahora para comentar una carta que recibió del arquitecto José Mariano Filho, quien conoció y convivió con Lima Barreto durante mucho tiempo. Veamos un extracto: “José Mariano Filho me escribió una carta que transcribo a continuación para cuestionar mis notas publicadas aquí en Mañana, el pasado miércoles, sobre el gran Lima Barreto. José Mariano, que era amigo del novelista, se sintió incómodo con algunas expresiones que utilicé con referencia a hechos, que él cree que no son expresión de la verdad. Dejo constancia del dolor de José Mariano, y como 'limitista' que soy, coincido plenamente con lo que dice sobre la importancia del novelista. Sin embargo, no veo ninguna razón para ocultarle al público la vida de Lima Barreto. Si vivió en desgracia, fue más por culpa del mundo en que vivía y que deseaba que fuera diferente”.
“Pero escuchemos lo que José Mariano me dijo que dijera sobre su amigo muerto: “Mi querido José Lins. Quiero felicitarte por el artículo, pero no puedo hacerlo sin una corrección justa. Usted dice en cierto punto de su artículo: 'El socio Lima Barreto, el que vivía en las tabernas bebiendo cachaza, sucio como un mendigo, nos cuenta sus vicios, etc.'. La impresión que traes de Lima Barreto es totalmente falsa, y sería obra de pura perversidad si no estuviera seguro de que lo escuchaste de terceros. Lima Barreto había hecho un curso de humanidades y pensaba en ser ingeniero. Circunstancias que no quiero recordar, porque me las mencionó íntimamente él mismo, le hicieron renunciar al noble propósito de ejercer la profesión de ingeniero. Siempre lo vi en las mejores casas de la ciudad, Castelões, Café París, Colombo y otras, bebiendo como bebían los demás. Tampoco se puede decir que Lima Barreto se presentó en público sucio como un mendigo. Tenía horror a la vida fútil y, en consecuencia, a los hombres que se vestían con galas. Cuando intimamos, me dijo: 'Durante años te odié por tu sombrero de copa, y solo te perdoné porque nunca llegaste a usar polainas. Y gritó: ¿Sabes qué suerte le espera a un hombre que usa polainas? La gente dice en voz baja: es un diplomático...' Descuidado en su forma de vestir, no se puede decir que el gran artista estuviera sucio o andrajoso. En el fondo, con su infaltable ropa azul comprada confeccionada en la Rua Larga, se suponía más grande que los apuestos jóvenes que infestaban la puerta de la Livraria Garnier”.[Viii]
La intervención de José Mariano Filho muestra claramente la voluntad de quienes convivieron con Lima Barreto de no dejar cristalizar la memoria del escritor en la imagen del borracho que vivía sucio y bebía en la ciudad. Cierto es que en varias ocasiones el propio Lima escribió que había estado demasiado borracho, sucio, deambulando por la ciudad ya veces durmiendo en la cuneta, literalmente. Pero no observamos en ninguno de estos escritos la menor intención del escritor de jactarse de su embriaguez, sino todo lo contrario. Son textos que sufrieron, de los que se sintieron muy avergonzados por haberse pasado de la raya y haberse portado tan mal. La bebida fue una enfermedad en la vida de Lima Barreto.[Ex]
5.
Fue por esta época, en la segunda mitad de la década de 1940, que Francisco de Assis Barbosa comenzó a investigar y participar en los primeros trabajos editoriales destinados a rescatar la obra del gran novelista negro. Gracias a su compromiso y devoción tuvimos la publicación de La vida de Lima Barreto (1952) y más tarde el Obras completas de Lima Barreto, publicado por la Editora Brasiliense, en 1956. Debido a esta gran obra, el nombre y la obra de Lima Barreto salieron de un limbo de casi tres décadas.
A raíz del trabajo de Assis Barbosa surgieron otras biografías,[X] “semibiografías”,[Xi] además de la existencia de libros de ficción inspirados en la vida del escritor,[Xii] Piezas de teatro,[Xiii] Cuentos[Xiv] y un largometraje reciente.[Xv] Y la observación de Noronha Santos puede extenderse a esta gran y variada producción, en la que aparece muy poco de ese Lima Barreto divertido, bonachón, burlón, el Lima que alegraba a sus amigos con sus comentarios hilarantes y su siempre destacada presencia, que “espíritu de tan sugerentes facetas”.
Quizás haya cierta exageración, pero con algo de verdad, la presentación de Lima Barreto que encontramos en un diario de 1916, cuando se publicó en forma de libro de Triste final de Policarpo Quaresma:: “Sabiendo que en unos días Lima Barreto publicaría un libro, salimos a buscarlo. En Río de Janeiro, no hay nadie que no lo conozca. Vive en todos los barrios, barrios marginales, suburbios, y se le ve en todas partes. Pregúntale a cualquiera: “¿Has visto Lima?” Inmediatamente responderá: “Lo vi, en Campo Grande, esta mañana, jugando al billar”. El pequeño vive en casa, que sólo lo tiene para dormir, por lo que es motivo de curiosidad de todos saber dónde, cuándo, escribe y lee. Nadie discute su lectura, y todos asumen que lo hace en tranvías, ferries, trenes... La calle es su elemento. Todos sus libros, cuentos, pequeños escritos resumen su amor por la calle. Lo buscamos... Fuimos de taberna en taberna, de confitería en confitería, y lo fuimos a buscar en un brasserie en la Rua Sete de Setembro”.[Xvi]
Caminante por vocación, Lima Barreto hacía amigos dondequiera que iba. Fue un anecdotista, fiel al espíritu de la época, que periódicos y revistas reprodujeron abundantemente. Es difícil saber la fiabilidad autoral de toda aquella anécdota atribuida al creador de Clara dos Anjos y que encontramos dispersos en la prensa, pero eso no desmerece el rasgo de su personalidad al que nos dedicamos. Un montón de boutades apareció cuando el escritor aún vivía. Citemos dos, de las decenas que existen en las ediciones de la revista humorística. Don Quixote, creado y dirigido por Bastos Tigre, gran amigo de Lima Barreto: “No Garnier” – ¿Sabes? – observa un poeta cabotino; … apareció un libro en el que se menciona mi nombre! “Ya sé lo que es”, dijo Lima Barreto. Y, terrible: es la guía telefónica”.[Xvii]
“Como la Recepción prohibió la venta de “bebidas en torno”, solicitó al Boletín de noticias pídale a un funcionario que le diga qué significa esa expresión. Y explicó: “Bebida à lathe” es una denominación que se le da a la forma de vender cualquier bebida extraída del barril al vaso. – Hay, pues, remedio – comentó Lima Barreto. Y enseñó: – ¡El cliente chupa directamente del barril!”[Xviii]
Incluso después de su muerte, el nombre de Lima Barreto siguió apareciendo en muchas reminiscencias. sin fruncir el ceño Prensa en Brasil incluso encontramos una especie de 'jerga' utilizada por el escritor: “Lima Barreto, con ese carácter que le caracterizaba, siempre bohemio, mal vestido, con aire de rebeldía permanente, incluso en los momentos de más aguda crisis, tenía una frase alegre, una alusión punzante. Bueno, con una amabilidad que rayaba en la humildad, Lima, un hermoso talento, tan lamentablemente desperdiciado, no podía negarlo. Incluso había un círculo que sabía el día exacto del pago de la nómina de los jubilados del Ministerio de Guerra, lo que equivale a decir 'el momento en que uno se habilitaba'... Fue en una de estas ocasiones que, habiendo agotado su dinero, Lima Barreto se vio en la contingencia de recurrir a un amigo. - ¿Cuánto quieres? - Una sierra". - ¿Qué es? – Pues, uno plateado. Y desde entonces, en un amplio círculo, la platería ya no se llamaba de otra manera. Ahora que el espíritu magnifico se ha desvanecido, recordamos aquel episodio, ante la falta de cambio cada vez mayor, del que los despojos y los cubiertos –las “sierritas”– eran el exponente”.[Xix]
No menos curiosa es la historia que cuenta Armando Gonzaga, periodista y crítico de teatro, ya en la década de 1940: “Episodios que presencié o protagonicé hace muchos años. Pero, ¿cómo recordarlos, si no es por los salteados? Y por eso salto a la calma verdaderamente impresionante de Lima Barreto, el genial novelista, ante la situación más angustiosa en la que se ha visto atrapada nuestra querida ciudad. Fue durante la gripe española, calamidad que casi acaba con la población de Río en pocos días. Algunos periódicos suspendieron su publicación por falta de personal. en la escritura de La noticia, nos reducimos a tres personas: Narareth Menezes, Napoleão y yo. Solo dimos una página con la noticia de la catástrofe. La directiva de la ABI [Asociación Brasileña de la Prensa] se mantuvo en sesión permanente, encomendada por el gobierno a distribuir ayudas a la población. Formamos parte de la directiva, además de João Melo, Dario de Mendonça, Irineu Veloso, Noronha Santos y yo. Solo ABI perdió unos veinte socios en ese flagelo. Fue en ese momento que Lima Barreto entró en la asociación y, algo curiosa, pero completamente tranquila, nos preguntó a Noronha Santos ya mí: – ¿Qué pasa ahí, que ha muerto tanta gente? De todo esto no tengo ningún documento. Solo tengo el recuerdo”.[Xx]
6.
Termino este inventario con un relato publicado por la revista Mueca, donde Lima Barreto escribió la mayor parte de sus crónicas. Habían pasado más de treinta años desde la muerte del escritor y seguía evocando los recuerdos más extravagantes: “Gonzaga [Armando Gonzaga, crítico de teatro y periodista] desde muy joven pertenecía al grupo de intelectuales que incluía a Lima Barreto, Raúl Braga , Coelho Cavalcanti, etc. Principalmente había sido amigo íntimo de Lima Barreto. Un día, para no acompañar a Lima Barreto al bar, que ya estaba bastante bebido, Gonzaga lo arrastró hasta el Cine Palais. Allí se proyectaba una película sentimental, con un artista popular en la época, 1921. Lima Barreto accedió a ir, pero al salir se indignó. – ¿Pero no te gustó, Lima? - No. La película es de una brutalidad sin nombre. Tiene escenas innecesarias e incluso repugnantes. Entonces, en el momento en que el león devora a esa mujer... ¡Francamente, es demasiado! Lima Barreto había comenzado a ver la película y en cierto momento se había quedado dormido y tal vez soñaba con la escena que ahora le repugnaba. ¡No había un león devorando mujeres en la cinta!”.
En otra ocasión había venido Lima Barreto de Todos os Santos y se sentó en una taberna cerca de la Avenida Central, con unos amigos. Como le dolían los pies, le pidió a uno de ellos, Bandeira de Gouveia, que sacara un boleto y cobrara 50 milreis por sus artículos, en el padre. El amigo se quejó de que tenía un pie en una pantufla y el zapato estaba agujereado: ¡así no podía ir al centro! Lima cortó el nudo gordiano: se quitó los zapatos, que el otro no tardó en calzarse, y se quedó allí, sólo en calcetines, esperando que volviera el emisario. A medianoche aún no había regresado. El cantinero echó a todos a la calle y Lima Barreto todavía estaría allí esperando su dinero y sus zapatos, si no hubiera elegido irse a casa con los calcetines puestos.
Días después, estaba en un círculo, cuando pasa el otro: “- ¡Hola, Lima! – ¡Hola, Bandera! No había rencor en la voz de la calle. Los amigos, sin embargo, se indignaron: - ¿Entonces sigues hablando con ese traidor, después del proceder indigno que tuvo contigo? Y Lima, indulgente, tal vez irónica: - ¡Vamos! ¿Crees que debería perder a un amigo por unos centavos y un par de zapatos?[xxi]
Ya sean relatos, o hechos e historias que realmente sucedieron, cuando investigamos la vida de Lima Barreto desde el punto de vista de sus amigos y de quienes convivieron con él, encontramos otra emanación de su personalidad, distinta, diría incluso contraria, al acusado de disgusto y amargura. Al personaje literario de las novelas con acento autobiográfico o de los textos de intimidad, podemos aproximarnos a este personaje público, radiante de compañerismo, alegre, bromista, sociable.
La imagen que cristalizó en el estigma del revoltoso, loco, harapiento, melancólico, borracho, resentido, etc., que allá por los años 1920, 30, 40..., lleva consigo una enorme carga de racismo, que también estaba incrustada en los análisis, interpretaciones, juicios y veredictos que recibió la obra de Lima Barreto hasta por lo menos la década de 1970.
El gran mérito de Francisco de Assis Barbosa fue el de haberse rebelado contra la caricatura grotesca que se fraguó en las décadas posteriores al paso de Lima. Sin embargo, el gran biógrafo terminó dejando en la sombra al anecdotista, el banderillero de los chistes improvisados, el camarada que alegraba los círculos bohemios y los directores de diarios. Es necesario insistir en este punto para que la imagen de nuestro querido Lima Barreto no siga siendo fomentada únicamente por adjetivos que lo cristalizan en la figura del visionario triste, del escritor maldito, revoltoso, melancólico, etc., etc., etc. etc.
*Alejandro Juliete Rosa Magíster en Literatura del Instituto de Estudios Brasileños de la USP.
Notas
[i] Antonio Noronha Santos. "Prefacio". Emparejamiento activo y pasivo. 1er volumen – Obras completas de Lima Barreto – vol. XVI. San Pablo. Editora Brasiliense, 1956, p. 11 – 12.
[ii] Antonio Noronha Santos. Anécdota de Lima Barreto. Dom Casmurro, 24 de octubre de 1942, pág. 5
[iii] Referencia a la memoria El Río de Janeiro de mi tiempo, de Luis Edmundo.
[iv] Antonio Noronha Santos. Dos artículos sobre Lima Barreto. AUTORES Y LIBROS – Suplemento Literario de Mañana. Río de Janeiro, 23 de mayo de 1943.
[V] Francisco de Asís Barbosa. La vida de Lima Barreto. Río de Janeiro: Auténtica, 2017, pág. 370.
[VI] El único estudio completo que tenemos sobre la vida de João Barafunda fue escrito por el historiador alagoano Félix Lima Junior. Sabemos, por este trabajo, que “João Francisco Coelho Cavalcanti nació en São Luís do Quitunde, Alagoas, en 1874, y murió en Rio de Janeiro, en el Hospicio Nacional para los Dementes, en 1938. Fue juez en el estado de Rio Grande do Sul. Novelista, orador, periodista, poeta y panfletista, conocido por su seudónimo João Barafunda”. (Félix Lima Jr. João Barafunda. Alagoas: Edición del autor, 1976, p. 24.)
[Vii] Helcio Pereira da Silva. Lima Barreto: escritora maldita. Rio de Janeiro. Editora Civilização Brasileira, 1981, pág. 94.
[Viii] José Lins do Rego. Todavía sobre Lima Barreto. Mañana, 23 de abril de 1943, pág. 4.
[Ex] Lima Barreto. “Mi borrachera y mi locura”. En: Diario del hospicio / Cementerio de los vivos (Organización y notas de Augusto Massi y Murilo M. de Moura). São Paulo: Companhia das Letras, 2017, pág. 48-53.
[X] Moisés Gicovate. Lima Barreto: una vida atormentada. São Paulo: Edições Melhoramentos, 1952; Helcio Pereira da Silva. Lima Barreto: escritora maldita. Río de Janeiro: Civilización Brasileña, 1981; Regis de Moraes. lima barreto. São Paulo: Brasiliense, 1983; Lilia Schwarcz. Lima Barreto: triste visionaria. São Paulo: Companhia das Letras, 2017.
[Xi] Joao Antonio. Calvario y porres del colgante Afonso Henriques de Lima Barreto. Río de Janeiro: Civilización Brasileña, 1977; Antonio Arnoni Prado. Lima Barreto: una autobiografía literaria. San Pablo: EDUSP, 2012.
[Xii] Eneas Ferraz. Historia de Joao Crispín. Río de Janeiro: Librería Schettino, 1922; Luciana Hidalgo. El caminante. Río de Janeiro: Editora Rocco, 2011.
[Xiii] Helcio Pereira da Silva. Lima Barreto: Maldita de Todos los Santos. Río de Janeiro: Editora Divulgadora Nacional, 1881; Luis Alberto de Abreu. Lima Barreto en el tercer día. São Paulo: Editorial Calibán, 1996; Luiz Marfuz (Dramaturgia), Fernanda Júlia (Directora), Hilton Cobra (actuación) – Cia dos Comuns. Tráeme la cabeza de Lima Barreto, 2017. Enlace para ver el monólogo: https://www.youtube.com/watch?v=aK_awgCnrUE
[Xiv] Nei Lopes. "El oráculo". En: En las aguas de esta bahía durante mucho tiempo. Río de Janeiro: Editora Record, 2017, pp. 171 – 185.
[Xv] Luis Antonio Pilar (Director). Lima Barreto en el tercer día. Inspirada en la obra de Luís Alberto de Abreu. 2019. 1h44 min. Debutó en el circuito nacional en noviembre de 2022.
[Xvi] El nuevo libro de Lima Barreto. La epoca, 18 de febrero de 1916, pág. 01. Enlace para acceder al artículo:
https://memoria.bn.br/DocReader/DocReader.aspx?bib=720100&Pesq=Lima%20Barreto&pagfis=10456
[Xvii] Don Quixote, 06 de marzo de 1921.
[Xviii] Don Quixote, 17 de agosto de 1921.
[Xix] Una sierra… Prensa en Brasil, 26 de noviembre de 1922, pág. 06. Enlace para acceder al artículo:
[Xx] Memorias de Armando Gonzaga. La noche, 3 de diciembre de 1918. Enlace:
[xxi] cosas limeñas. mueca, 21 de marzo de 1953, pág. 05. Enlace:
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