Lentitud sistémica y genocidio

Imagen: Paulinho Fluxuz_
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por EUGENIO TRIVINHO*

La lentitud en el ámbito del aparato estatal en la lucha contra la Covid-19 suma progresiva asepsia poblacional a la historia actual de Brasil

A Bader Burihan Sawaia

1.

La ola narrativa del salvacionismo vacunal, combinada con su discurso primo, el utopismo de la “inmunización de rebaño” desde sólo de uno o dos mordiscos consecutivos en la piel, puede ser tan letal socialmente como el incumplimiento colectivo de los hábitos de salud recomendados.

Este detalle, en la avalancha de hechos y versiones en medio de la pandemia de la COVID-19 en Brasil, constituyó el punto argumentativo de un artículo anterior sobre el drama de las decisiones institucionales difíciles y necesarias, un dilema inflado por la (comprensible) exasperación de las expectativas empresariales y la población en relación a la superación definitiva del flagelo pandémico. (Para acceder al texto, haga clic en aquí.)

Las tres vías procedimentales mencionadas -el salvacionismo vacunatorio, la utopía de la inmunización perfecta y el descuido sanitario- son superadas sólo por una cuarta corriente, estructuralmente sobredeterminada: la lentitud logística, administrativa y operativa, por ostensible incompetencia, del gobierno federal. Desfilando un monumental vacío de liderazgo, esta actuación burocrática (carosísima, por cierto) se sustenta en el desfase de una campaña institucional -absolutamente nula- de esclarecimiento oficial y público sobre la gravedad de la situación y sobre la planificación de la ansiada , solución gradual y segura.

Los magmas pulsionales invisibles de las sociedades de masas siempre han sido esencialmente cortados por tendencias endógenas aleatorias, indisciplinadas y pluridireccionales. La autonomía y espontaneidad de una explosión de vida, a veces manifestada sin control desde dentro del embalse galvanizado por la educación y por todas las formas de moral (familiar, religiosa, etc.), es constitutiva del modo de ser de estas sociedades. En condiciones de riesgo entrópico inminente (es decir, de muerte en cualquier momento), en medio de la saturación informativa y las burbujas seriales de noticias falsas, la ausencia de una instancia de gobierno y/o Estado acreditada, con probada y productiva capacidad multiarticulatoria, deja a la sociedad a la suerte de hábitos y procedimientos cotidianos involuntariamente desfavorables para la protección de la vida de los demás, hecho desencadenado ya en casa .

Investigaciones recientes del Instituto Lowy encontró a Brasil en el último lugar en el clasificación respuesta institucional para combatir el COVID-19. El instituto australiano comparó indicadores de 98 países. Brasil tuvo la peor respuesta: de cero a cien, recibió una puntuación de 4,3(1) – un escándalo internacional que se remonta a la década 1501-1510.

2.

La lectura estratégica no se deja atormentar por las dudas: la nulidad de la ética responsable equivalente a una forma de gobierno. El caso brasileño tiene características e ingredientes fácilmente aprehensibles. Se vuelven más claros cuando se invoca el recurso de la velocidad.

Junto con todos los objetos, relaciones y procesos, la velocidad siempre ha tenido muchas facetas. Como instrumento de injerencia política, económica y social, puede salvar o matar, según el momento, el contexto y el caso. La intencionalidad de su uso determina tanto el relleno axiológico (relacionado con los valores) como el punto de la meta involucrada.

En materia de salud pública, en plena pandemia, la negativa del gobierno a explotar, hasta las últimas consecuencias, la velocidad como recurso operativo condición sine qua non mata infinitamente más de lo que salva.

Aquí se reconfirma la imagen que circula: un genocidio que la necropolítica neofascista hoy quiere suave y silencioso –con responsables sonrientes, en cínicos círculos de barbacoa y cerveza al caviar y Perrier-Jouët, indiferente–, un genocidio osmótico, sin estridencias , para no perturbar la serenidad y la reputación de élite, ni los estados de ánimo sensibles de las próximas elecciones. La naturalización del proceso dejó la insolencia de esa ilegalidad fuera de los códigos constitucional, penal y civil brasileño e internacional: en el capítulo de crímenes contra la patria y contra la humanidad, los legisladores olvidaron tipificarla, en la especificidad requerida.

Aquí, desde otro ángulo, está la delincuencia gubernamental que, sin convulsionar el statu quo, se confunde con la del Estado: se expresa en la opción neofascista por la lentitud estratégica aparentemente propositiva, en lugar de la celeridad a favor de miles de vidas humanas. A estas alturas, incluso cualquier desfase “accidental” de dosis en la distribución nacional de vacunas acaba cayendo en el cálculo legítimo de la desconfianza estructural:(2) el retraso inmunitario banaliza la muerte al abarrotar miles de ataúdes, con este signo inaceptable: podrían evitarse.

El nuevo coronavirus y sus variantes han geometrizado la irradiación nuclear sobre las barbas insolentes de un estado extático; y el bolsonarismo (civil y militar) en el aparato estatal imita solemnemente los confiados pasos de caracol. En otra comparación elemental, el resultado resuena como una gigantesca escala cósmica diferente a un diapasón amebiano. Choque inapelable, en el seno de la mala praxis: la habilidad dromocrática del virus enfrenta, con deplorable -infinita- victoria, la increíble ineptitud político-vacunadora del gobierno federal. La irresponsabilidad arrogante del bolsonarismo oficial estableció una posición de por vida detrás de todas las tensiones. Copia la locura quijotesca sin la debida altura: para pretender “contagiarse” del virus, ordena un carruaje sin caballos.

A la sombra de una furtiva invisibilidad multimedia, la lentitud sistémica en el ámbito del aparato estatal suma progresiva asepsia poblacional a la historia actual del país. Como cuando diezmó culturas indígenas enteras, desde el inicio de la colonización, y luego siguió cometiendo perversidades durante la esclavización de los africanos, Brasil, en la estela hemófaga de la dictadura militar, hoy colabora con la historia de los horrores.

El deber de defender vidas nos autoriza a acariciar: bajo tal insolencia incivil, tan primitiva, el gobierno federal no compromete ninguna probidad para tener en el futuro ni siquiera una simple tumba. Con un amplio ejemplo público, reclama, más bien, un asiento opulento en la cúspide del infierno.

3.

Así es como la escabrosidad política –universal aquí, como en cualquier lugar– es aprehendida desde la perspectiva de la sociodromología fenomenológica, concebida por Paul Virilio, de memoria tardía, especialista francés en historia militar, cultura bélica y lógica de la guerra. La sociodromología fenomenológica, incondicional en relación a la connivencia, tajante desde los supuestos hasta el último párrafo, contribuye fundamentalmente al pensamiento de oposición a la statu quo presente en Brasil – “estado de absurdo”, borrado en el ajetreo perceptivo de los días.

¿Cómo philia leal, esta perspectiva teórica se encuentra, en el mismo círculo, el mismo día y a la misma hora, con otras visiones de contradicto: neomarxismo, sociopsicoanálisis politizado, posestructuralismo comprometido, biopolítica, neoanarquismo, neo- el frankfurtismo, las disecciones discursivas y hasta el nihilismo indignado, entre otros. Estos hilos, en la estela de sus tradiciones, comparten un principio condición sine qua non: la crítica teórica y social como instrumento de trabajo y de vida. No por otra razón, son, ante todo, antifascistas.

Con lupa y pinzas, la sociodromología fenomenológica llama la atención sobre este peculiar hecho: la tipificación exclusiva de los delitos de lentitud y velocidad escapaba al ojo jurídico en plena era de la aceleración. No es del todo erróneo afirmar que la letra de las cartas constitucionales y otros ordenamientos jurídicos resulta de una percepción jurídica correspondiente a las dinámicas sociopolíticas y culturales precapitalistas, cuando la vida cotidiana parecía tener un mayor índice de estabilidad en comparación con las dinámicas actuales. de metrópolis y ciudades medianas desarrolladas. La rueda-vida socio-tecnológica desde la primera revolución industrial, a finales del siglo XVIII, interceptó y destrozó este ritmo en mil caminos frenéticos e irreversibles, exacerbados tras la Segunda Guerra Mundial. La espiral se profundizó con la proliferación de tecnologías y redes digitales, a partir de la década de 1970. La continua renovación histórica de la violencia burocrática, que subyace a los delitos de ineptitud gubernamental, demuestra que la jurisprudencia necesitaría actualizar sus fundamentos.

En combate teórico conjunto, como en 1939 y siguientes., la sociodromología fenomenológica, la solidaridad, ayuda, hoy, a contar los muertos en Brasil; y, inclinado sobre listas funerarias, se esmera en fortalecer, con cada nombre pronunciado, el proceso de denuncia contra el limpieza de la población en curso -especialmente en los estratos más pobres, periféricos y negros- a los tribunales judiciales internacionales.

* Eugenio Trivinho es profesor del Programa de Posgrado en Comunicación y Semiótica de la Pontificia Universidad Católica de São Paulo (PUC-SP).

Referencias


1 – Noticias en https://www.bbc.com/portuguese/brasil-55870630.

Detalles sobre la búsqueda en https://interactives.lowyinstitute.org/features/covid-performance/.

2 – Cfr. https://www1.folha.uol.com.br/equilibrioesaude/2021/03/falta-de-doses-atrasou-vacinacao-de-400-mil-pessoas-na-semana-passada.shtml.

 

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