por SERAFÍN PIETROFORTE*
Los versos de Leila son respuestas agudas y puntuales, lo suficientemente fuertes como para dar un nuevo significado al fluido orden de las cosas y de la poesía misma.
Conoce a Leila Míccolis
En 1984, la editorial Codecri lanzó el libro Antología / Arte porno, el primer volumen de la colección ARTESetCETERA; Además de Glauco Mattoso, Paulo Leminski y Bráulio Tavares, la selección de poetas incluye a Leila Míccolis, para quien, en el espíritu del libro, “viva la puta mierda, la vieja puta, la puta, la hija de puta, y a toda ramera que dio a luz”. Entonces, entre tantas putas y en las páginas de Antología, puedes encontrar este poema suyo:
De los males, el menor
Si te llamo perra
¡Soy sexista e indecente!
Sin embargo, si no llamo,
no disfrutas...
El arte porno no puede crearse sin el uso de malas palabras, esta es una forma de ser indecente; La poesía porno ciertamente aprecia la palabra censurada, pero no sólo en los sustos, tal vez, que provoca. Una vez que la poesía, las palabras y las malas palabras dan cuenta de magnitudes textuales más allá del vocabulario; en el poema de Leila Míccolis, sin duda, se puede notar la musicalidad prosódica que une las frases y las palabras, sin embargo, el ingenio poético no se limita a esto, y es mejor apreciar cómo, en los versos, se establece la cadena entre lo dicho. y como se hace para decirlo.
El poema es casi una cuarteta y, en este “casi”, precisamente, resulta ingenioso. En las cuartetas, los cuatro versos suelen expresarse en metros regulares, generalmente en redondilhas mayores o menores; La cuarteta de Leila sugiere estar formada por redondilhas más grandes, es decir, por siete sílabas poéticas, como en los tres primeros versos, sin embargo, el último tiene sólo cuatro sílabas, chocando con el ritmo de los demás.
De esta manera, la estabilidad prosódica, generada por la recurrencia métrica, cambia en el último verso, alterando significativamente el ritmo rítmico establecido entre los tonos tónicos iniciales y átonos; Escanear el poema ciertamente te permite visualizarlo mejor:
Si te llamo putita uu – uuu –
¡Soy sexista e indecente! uuu – uuu –
Sin embargo, si no llamo, uu – uuu –
no disfrutas... uuu-
Al mismo tiempo, en la narrativa del texto, dos amantes se encuentran con uno de ellos resistiendo el acoso verbal del otro, pero necesitándolos, paradójicamente, para disfrutar. Ante esto, si el supuesto acoso fluye a través de malas palabras, también fluye el goce, fluyendo también, en las dimensiones prosódicas, las redondilhas mayores y el ritmo establecido; sin embargo, si el acoso cesa, interrumpiendo el disfrute, el ritmo se rompe. La fluidez narrativa, por tanto, se correlaciona con la fluidez prosódica, lo que revela la complejidad del texto.
En estas circunstancias, ¿cómo leer a Leila Míccolis? En principio, bastaría con conocer la lengua portuguesa, sin embargo, entre la lengua y los innumerables discursos generados a través de ella, está la dimensión discursiva, que remite a diferentes tipos de discursos, cada uno con sus especificidades semióticas. En otras palabras, desde las potencialidades del lenguaje hasta los logros en el habla, existen géneros discursivos, que permiten, entre otras funciones, distinguir, en nuestra cultura, por ejemplo, discursos religiosos, políticos, periodísticos, literarios, etc.
Tales formaciones discursivas, una vez estabilizadas, se constituyen polémicamente; En el discurso literario, por tanto, surgen criterios para decir qué pertenece o no a su campo, o mejor aún, para decir qué es literario y qué no. Tales criterios reflejan, exactamente, los choques ideológicos de las muchas formas de hacer literatura; La pregunta inicial, por tanto, podría reformularse de la siguiente manera: en términos literarios, ¿cómo dirige Leila Míccolis su poética?
La semiótica de la ingeniería poética.
El gusto por la poesía, lejos de centrarse únicamente en la subjetividad, exige, de lectores sensibles –por tanto, atentos–, reflexiones dirigidas hacia la objetividad de la lengua y sus variados discursos; Utilizando esta objetividad, cuando se nos pregunta por nuestro poeta favorito, quizás sea prudente responder que depende, entre muchos criterios, del régimen discursivo evocado en el poema. De esta manera, además de dialogar con la poesía, el poeta tiende a elegir determinadas direcciones poéticas y las utiliza tanto para componer como para justificarse estéticamente; Una vez justificado el poema en el régimen poético de su composición, al elegir algunas formas discursivas y, en consecuencia, excluir otras, se sugieren distintos modos de apreciación.
Para continuar, asumiendo que la poesía se crea a través del trabajo con lenguajes verbales, resulta conveniente buscar, en la ingeniería poética, propuestas de sistematización de regímenes discursivos; Para ello se compara a Augusto de Campos con Roberto Piva.
Augusto de Campos, en varios poemas, enfatiza la deconstrucción del sistema lingüístico, invirtiendo: (1) en la segmentación de la oración en constituyentes léxicos –en el poema Corazón – Cabeza, la frase “mi cabeza comienza en mi corazón” aparece reescrita como color (en (come (ca (my)) beça) ça) mi) acción, mientras que la frase “mi corazón no cabe en mi cabeza”, se reescribe como cabe (en (ningún (color (mi) acción) encaja) mi) ça –;
(2) en la segmentación de la palabra en constituyentes morfológicos – el poema Ciudad se construye a partir del morfema -idade (sufijo que expresa una cualidad subjetiva en la forma de un sustantivo), acomodación fonológica en [sidade] y una serie de adjetivos con la palabra “ciudad” resonando en el sustantivo formado, como capaz -habilidad, locuaz-locuacidad etc.;
(3) en la segmentación del morfema en constituyentes fonológicos – en la Poetamenos, hay versos como “semen(t)emventre”, con frases sugeridas utilizando fonemas comunes, por ejemplo, “sêmen em ventre” o “semente em ventre”.
Roberto Piva, por el contrario, invierte más en el flujo intoactivo que en segmentaciones de los niveles de análisis del lenguaje; en el poema Los ángeles de Sodoma, basándose en el lema “Vi los ángeles de Sodoma”, el poeta desarrolla sus versos:
Vi a los ángeles de Sodoma subiendo
una montaña hacia el cielo
y sus alas destrozadas por el fuego
avivó el aire de la tarde
Vi a los ángeles de Sodoma sembrando
maravillas para la creación
pierde tu ritmo de arpas
Vi a los ángeles de Sodoma lamiendo
las heridas de los que murieron sin
alarde, de suplicantes, de suicidas
y los jóvenes muertos
Vi crecer a los ángeles de Sodoma.
con fuego y de sus bocas saltaron
medusa ciega
Vi a los ángeles de Sodoma desaliñados y
hombres violentos aniquilando a los comerciantes,
robando el sueño a las vírgenes,
creando palabras turbulentas
Vi a los ángeles de Sodoma inventando
La locura y el arrepentimiento de Dios.
En términos generales, mientras Augusto de Campos afirma la discontinuidad de la palabra, Roberto Piva afirma la continuidad. En otras palabras, uno corta el lenguaje en constituyentes formales y el otro, al insertar la palabra en el flujo entonativo, garantiza el flujo discursivo. En el último caso, el flujo no es sólo entonación; hay, sin embargo, un flujo semántico, ya que el enunciador, al relacionar significados comúnmente dispares, genera delirios léxicos, reuniendo campos semánticos comúnmente distintos, promoviendo así continuidades entre dominios tomados, en general. , por separado.
De esta manera, a partir de la definición de la categoría formal discontinuidad vs. Continuidad, aplicada al lenguaje verbal, se propone una sistematización de los regímenes de ingeniería poética, en virtud de, a través de ellos, describir, en principio, modos de hacer poesía. Por lo tanto, se definen dos regímenes: (1) el régimen del poeta que afirma la discontinuidad, el poeta lingüista – este poeta corta la lengua en constituyentes tal como los lingüistas, en sus análisis; (2) y el régimen del poeta que afirma la continuidad, el poeta visionario: este poeta actúa de manera similar a los visionarios religiosos, imbuido de inspiración mística y delirios léxicos.
De los dos regímenes opuestos se derivan otros dos regímenes. Por tanto, hay poetas que prefieren negar la discontinuidad verbal; Al acercarse al discurso coloquial, estos poetas no dividen el discurso en constituyentes lingüísticos ni invierten en flujos de entonación y contenidos delirantes; En sus versos abordan conversaciones más que mítines y sermones. En algunos poemas, Ferreira Gullar, por ejemplo, compone utilizando esta técnica; aquí están los versos de Dos poetas en la playa:
Es carnaval,
la tierra tiembla:
un par de poetas hablan
¡En la playa de Leme!
Ambos hablan de poesía.
y bañistas
que nunca han leído a Drummond o Mallarmé.
– ¿Y leerán mi poema?
ella pregunta.
– Alguien lo leerá.
– Incluso si no lo lees
no dejaré de decir
¿Qué veo en esta arena?
que pisan sin ver.
Y el poeta más viejo
sonríe reconfortado:
la poesia esta ahi
renacer a tu lado.
La palabra no está segmentada y no existen flujos intoactivos; la poesía aborda el habla a través del verso libre y la concentración semántica en las figuras de la playa, los bañistas y la pareja de poetas durante el Carnaval de Río. Al hacerlo, el poeta parece hablar con sus lectores; Este es el poeta conversacional. Todo sucede, por tanto, en gradaciones entre los términos opuestos discontinuidad vs. continuidad, delineando zonas de actividad poética:
discontinuidad / lingüista →
no discontinuo / conversacional →
continuidad / visionario
Finalmente, hay poetas que prefieren negar la continuidad, tomando el camino opuesto al del poeta conversacional. Estos poetas utilizan versos medidos, porque con la métrica, a través de reglas y convenciones, se imponen límites a las continuidades prosódicas y semánticas del visionario sin, por tanto, segmentar la palabra, como el lingüista. Así, al crear poesía utilizando reglas de composición bien definidas, se define al arquitecto poeta.
En la literatura brasileña, dos buenos ejemplos de poetas arquitectos son Glauco Mattoso, con sus 5555 sonetos (en decasílabos heroicos o sáficos), y Pedro Xisto, con sus más de 1500 haikus, todos según la propuesta de Guilherme de Almeida (es decir, versos de cinco, siete y cinco sílabas, con rimas al final de las redondilhas menores y el acento de la redondilha mayor rimando con el final del verso). He aquí algunos haiku de Pedro Xisto, respetando las reglas, a pesar de las innovaciones del poeta en esta estructura:
ritmo de atabaque
atabaque atabaque
atabaques:
ruidos sordos
iaiá iaiá ia
ahí: hola yo-yo: ahí
oh oh iaiá ia
mar santo (para ser llamado
lo bello) refleja y revela
ya: madre iemanjá
olinda: oh hermosa
hija de algo glauco sin fin
marim la marina
LÁJEA LÁJEA LÁJEA
LÁJEA LÁJEA LÁJEA LÁJEA
LÁJEA LÁJEA lágrima
Volviendo al razonamiento anterior, existen nuevas gradaciones entre los dos términos discontinuidad vs. continuidad, esta vez, sin embargo, en dirección opuesta:
continuidad / visionario →
no continuidad / arquitecto →
discontinuidad / lingüista
Desde este punto de vista –un punto de vista semiótico–, Leila Míccolis es una poeta conversacional, sus poemas, incluso con rima, están más cerca de la poesía coloquial, más cerca del habla que de las estructuras prosódico-fonológicas enfatizadas por Glauco Mattoso o Pedro Xisto. . Cabe preguntarse, a continuación, cómo Leila Míccolis desarrolla su conversación, es decir, buscando comprender su tema, sus maneras de decirlo, las relaciones entre el decir y lo dicho. Sin embargo, antes de continuar, conviene hacer algunas consideraciones sobre el método semiótico desarrollado y la literatura comparada.
Literatura, discurso y lengua como sistemas.
En el campo de los estudios lingüísticos y literarios, se recurre con frecuencia al concepto de sistema, explícita o implícitamente, exigiendo, en medio de la polisemia de cualesquiera conceptos, precisar la definición adoptada; En vista de esto, se designa al sistema como un conjunto organizado, en el que cada elemento se establece en relación con los demás.
De esta manera, según la lingüística moderna, en una determinada lengua, en términos de expresión, un fonema se define en relación con los demás, a través de rasgos fonológicos, propios de ese sistema lingüístico; en portugués, por ejemplo, la vocal /a/ se define en relación con las vocales /e/ y /o/ a través del grado de apertura, sin que la duración sea relevante en esta lengua, como sí lo es en latín. También en lingüística, a nivel de contenido, el léxico se forma de manera similar en oposiciones semánticas: (i) en inglés, las palabras carne e carne se definen, respectivamente, según la categoría muerte vs. vida, teniendo el primero el significado de carne que se come y, al segundo, carne formada por músculos y grasa en los seres vivos; (ii) en portugués, esta categoría, en cambio, no está incluida en el significado de la palabra “carne”.
En estas circunstancias, cuando la lingüística, transponiendo los dominios de la oración, se desarrolla en las teorías del discurso, tal metodología basada en sistemas, derivada directamente de las corrientes del pensamiento estructuralista, se lleva adelante en algunas propuestas, entre ellas, en la semiótica narrativa y discursivo.
Desde esta perspectiva, en un campo discursivo determinado, establecido en relación con otros campos, cada discurso se define en relación con los demás, esta vez, a través de categorías semióticas, involucrando tanto el plano de expresión como el plano de contenido; Dicho esto, los regímenes de ingeniería poética, demostrados anteriormente, se definen entre sí a través de la categoría formal discontinuidad vs. continuidad, aplicada ya sea a instancias prosódicas y fonológicas o a instancias semánticas y pragmáticas.
Desde este punto de vista, el sistema literario, según la famosa formulación de Antonio Candido en Formación de la Literatura Brasileña, deriva de concepciones equivalentes; En general, según el autor, la literatura se configura como un sistema, en el que autores, lectores y críticos se definen entre sí. Ante esto, se trata de saber en qué medida el lenguaje, fundamento semiótico de la literatura, media las relaciones entre los formantes del sistema literario.
En este tema, la concepción de regímenes de ingeniería poética –al describir las relaciones semióticas entre poetas, lengua y poesía– permite, entre las variadas formas del sistema literario a constituir, especificar la manera en que la crítica, a través del análisis, y la El público, guiado por el gusto, se ajusta al significado estrictamente verbal, a través del cual se expresan literariamente temas y contradicciones sociales y psicológicas.
Además, en las ideas de Antonio Cándido, al definir los roles discursivos responsables de la enunciación del sistema literario –es decir, el escritor, el crítico y el lector–, se establecen, a veces insertados, los coenunciadores de la escena enunciativa literaria. en la composición y a veces en el disfrute de los caminos de la poesía, lo que se produce como práctica, precisamente, en la semiótica de esos regímenes.
La ingeniería poética de Leila Míccolis
Si bien la poesía de Leila Míccolis enfatiza temas erótico-pornográficos –lo cual ya es bastante relevante, dado el carácter mojigato de gran parte de la poesía brasileña canonizada–, su obra abarca otros temas; su conversación, como la arquitectura de Glauco Mattoso, no se presta sólo a lo erótico, trata de casi todo; Incluso en el erotismo, desde lo femenino a lo sutil, hay gradaciones. Sólo para ilustrar esto:
Dosificar
¿Quieres saber qué pasa?
Nuestro amor, tan sobrio,
se convirtió en un desastre.
camara baja
Vendo cortadora de césped,
protestas y gritos de hormigas;
— ¡Apaga esa motosierra!
La geometría del mar
Sacar un cero en Matemáticas
Lo considero una afrenta:
y conseguir los ángulos de las olas correctos...
¿no cuenta?
circo
Reír por obligación
o al promedio
Es una tragedia.
pelea de gatos
Vivir como gatos,
ese nido
uno encima del otro,
y dormir en amistosa intimidad,
hasta la próxima pelea.
autodidacta
sofrí
la influencia de muchos poetas
que nunca he leído.
Nombres cambiados
La naturaleza es sabia
pero a veces se interpone en el camino.
Un ejemplo de este fracaso
léxico-gramatical,
vemos en el reino animal:
¿Quién debería llamarse Viuvinha?
¿No era esa la abeja reina?
Prueba
Da cola escribe el contenido.
en la pierna torneada;
y el colega, al verlo todo,
No puedo pegar nada.
Radar
En general,
mi normalidad
Es una estela analogica
y vete a dormir digitalmente.
Leila Míccolis, similar a Glauco Mattoso, aunque trata temas variados, ve el mundo mediado por el erotismo; sin embargo, mientras él elige el soneto para expresarse, ella se define a través de un estilo de conversación específico, caracterizado por la concisión de la palabra. Para leerla con precisión, por tanto, vale la pena buscar a Leila Míccolis más en sus maneras de decir que, estrictamente hablando, en sus temas favoritos.
Los poetas conversacionales, en general, optan por discursos largos; Debido a que en tal régimen la atención se desvía del aparato prosódico-fonológico – enfatizado por arquitectos y poetas visionarios – hacia los contenidos semánticos formados en la poesía, el régimen conversacional se presta, eficientemente, a discursos comprometidos, mientras el régimen, por sí mismo, favorece tematización, que es tan importante para justificar y afirmar cualquier ideología.
Para dar un ejemplo, basta recurrir a poetas en sintonía con causas políticas, como Ferreira Gullar, o de acciones afirmativas, como Paulo Colina u Horácio Costa, involucrados, respectivamente, con los movimientos negros y homoeróticos; todos ellos poetas, utilizando frecuentemente la llamada poesía coloquial. Leila Míccolis, sin embargo, aunque habla mucho, pues su obra es numerosa, escribe de manera concisa, alejándose de la prolijidad de los tres poetas anteriores, por lo que vale la pena comprobar qué efectos de significado se generan en su poesía, ya que la Las conversaciones de Ferreira Gullar, Paulo Colina y Horácio Costa garantizan una explicación exhaustiva de las causas defendidas.
Ciertamente existen correlaciones inmediatas entre la concisión y prolijidad de las formas poéticas y los cuatro regímenes poéticos determinados; los poetas lingüistas y los arquitectos tienden a la concisión, mientras que los poetas visionarios y los conversadores tienden a la prolijidad; después de todo, las conversaciones y la predicación conducen a poemas más largos que los sonetos, los haiku o la mayoría de los poemas concretos. Ante esto, para observar los largos textos resultantes de los lemas de los videntes, basta invocar la oración “Vi los ángeles de Sodoma” y la forma en que Roberto Piva la elabora en Los ángeles de Sodoma, o incluso las frases “Vi a los exponentes de mi generación (…) que (…)”, “Moloch” y “Estoy contigo en Rockland”, utilizadas por Allen Ginsberg para componer el largo poema. Aullido.
En cuanto a los conversadores, la cuarta esquina del poema. En la noche veloz, de Ferreira Gullar, en el que se narra el asesinato del líder revolucionario Ernesto Che Guevara, resulta ser un buen ejemplo de cómo, a partir del énfasis en una determinada línea temática, tales poetas componen largas conferencias cuando, comprometidos, buscan justificarse :
Las aguas de Yuro fluyen, el tiroteo ahora.
Es más intenso, el enemigo avanza.
y cierra el asedio.
los guerrilleros
en pequeños grupos divididos
esperar
la lucha, protege la retirada
de camaradas heridos.
En la cima,
grandes masas de nubes se mueven lentamente
volando sobre países
hacia el Pacífico, con pelo azul.
Una huelga en Santiago. Llueve
en Jamaica. En Buenos Aires hay sol.
En las avenidas arboladas, un general trama un golpe de estado.
Una familia celebra sus bodas de plata mientras se acerca un tren
de montevideo. Al costado del camino
muge un buey veloz. La Bolsa de Valores
en Río cierra en lo más alto
o bajo.
Inti Peredo, Benigno, Urbano, Eustáquio, Ñato
castigar el avance
dos guardabosques.
caídas urbanas,
Eustaquio,
Che Guevara sostiene
El fuego, una ráfaga lo golpea, lo lanza más lejos, lo soluciona.
la rodilla, con asombro
los compañeros regresan
para atraparlo. Es tarde. Ellos huyen.
La veloz noche se cierra sobre los rostros de los muertos.
De esta manera, si bien tales efectos de concisión y prolijidad se confirman en los regímenes de la ingeniería poética, también se adelantan otras correlaciones –entre ellas, la escueta conversación de Leila Míccolis–, que, antes de invalidar las correspondencias anteriores, terminan expresando el potencial de cada régimen, sugiriendo nuevos efectos de significado.
En general, los visionarios se presentan como poetas místicos, evocando ángeles, demonios y otras entidades religiosas, mientras que los conversadores, con versos coloquiales, casi en prosa, se vuelven más humanos; De esta manera, si el visionario, desde el púlpito en el que habla, se sitúa por encima del enunciado del poema, al conversador le bastan encuentros casuales para empezar a hablar. Sin embargo, en estas conversaciones casuales, a veces largas y serias, ¿cómo encajan las rápidas y tajantes intervenciones de Leila Míccolis?
Insertada en la conversación, su poesía remite a las llamadas formas breves, como los chistes o los juegos de palabras. El conocido estudio de Freud, El chiste y su relación con el inconsciente, responde a la eficacia de estas elecciones; En términos generales, Freud acerca los mecanismos del chiste a los del inconsciente; para él, a través del chiste se expresan contenidos reprimidos, diciendo con ellos cosas que no se podrían decir.
Se dice que dos hombres públicos, enriquecidos deshonestamente, encargaron retratos a un pintor de renombre; durante la fiesta de exposición de los cuadros, ambos preguntan a cierto crítico, entre los invitados, su opinión, cuando éste, sorprendentemente, se queja de la figura de Cristo ausente entre los dos cuadros; También se dice que, cuando se le preguntó sobre la visita a su primo rico, el primo pobre respondió que era una visita “familiar”.
Los ejemplos son del propio Freud: en el primero, ante la imposibilidad de ofender directamente a los hombres públicos, llamándolos corruptos, el crítico señala la ausencia de Cristo, crucificado entre dos ladrones; En el segundo chiste, el neologismo “familionária” surge de la combinación de las palabras “familia” y “millonario”, confundiendo los significados en la fusión de significantes, apuntando a relaciones personales definidas más en distinciones sociales que en vínculos familiares.
Colocados en contextos discursivos, los chistes implican un trabajo con el lenguaje, con él, en términos pragmáticos, cuestionando los flujos conversacionales en cuestión; Así, en el ejemplo de los cuadros, el chiste convierte a los anfitriones ilustres en bandidos y, en el de los primos, las relaciones familiares sucumben a las diferencias sociales.
Desde esta perspectiva, para desorientar la conversación, los chistes necesariamente presentan argumentos capaces de superar los valores enunciados en el habla fluida; Sin embargo, en términos de eficacia lingüística, los chistes no se prestan a respuestas largas, buscando contrarrestar el flujo actual con otro flujo, sino que lo hacen puntualmente, invirtiendo en la parada, actuando como un susto, en el transcurso de lo esperado. Como resultado, cuando la conversación se detiene, aparece el silencio, un momento de reflexión y vergüenza.
De manera similar, la poesía concisa de Leila Míccolis se revela como un acento tónico y agudo en la fluidez de los poetas conversacionales; Su poesía recuerda a los concisos poemas de EM de Melo e Castro, o mejor dicho, a su agudeza. Inventar géneros discursivos en los campos de la poesía, Melo y Castro, en el libro Poemas neopaganos, compone setenta nitidez, de las cuales se seleccionan las tres primeras:
1.
área mínima
punto máximo
arena
líquido
cuenta
laberinto
2.
cuerpo fálico
mar poco profundo
único
Español
aéreo
3.
sonido de siembra
entre aire
y arena
ola superior
lleno
Melo e Castro, al dedicarse a la discontinuidad de la palabra en poemas concretos y experimentales, o a formas fijas, como en los sonetos, se mueve entre los regímenes de los poetas lingüistas y arquitectos, haciendo de su agudeza nuevas formas fijas. Leila Míccolis, sin embargo, no depura formas preestablecidas; sus versos, aunque concisos y agudos, guían la poesía de manera diferente.
Para comprender mejor la ingeniería poética de Leila Míccolis y cómo transforma el chiste en poesía, vale la pena comparar, en términos de rimas, sus versos con los de Pedro Xisto, quien, al igual que Melo y Castro, se mueve entre los regímenes de poetas lingüísticos y arquitecto.
Tomando los cinco haiku mencionados anteriormente, aunque innovadores e ingeniosos, la prosodia y las rimas se mantienen constantes, con rimas al final de las redondilhas menores y el acento de las redondilhas mayores rimando con el final del verso; de esta manera se garantiza la estructura prosódico-fonológica que impone el género convocado por el poeta.
De esta manera, la métrica y las rimas están en función de las limitaciones del género; apreciarlas implica, en primer lugar, valorar las soluciones encontradas no sólo dentro del poema, sino también en relación con la forma canónica elegida.
En Leila Míccolis, por el contrario, esto no sucede; debido a que no hay reglas rígidas a seguir, las rimas y la métrica ocurren a lo largo del poema, sin condiciones preestablecidas, generando efectos de sensación de espontaneidad, desvinculando los versos de las tradiciones formales.
Las rimas, tal vez porque suenan más evidentes que las otras propiedades prosódicas del poema, parecen, a los lectores menos acostumbrados a la poesía, la única característica de los discursos poéticos; Esto sucede en poetas jóvenes e inexpertos, cuando no cuidan la métrica, o en visiones conservadoras, que no reconocen la poesía cuando se hace sin rima. Aprovechando estas circunstancias, Leila Míccolis crea, a base de rimas, un poema sin pretensiones pero no mal elaborado.
Un breve análisis del poema. De los males, el menor, hecha al principio, confirma estas observaciones; en este poema – Si te llamo perra / ¡soy sexista e indecente! / Sin embargo, si no llamo, / no disfrutas... –, la palabra “disfruta”, que rima con “indecoroso”, no aparece por casualidad, sólo para hacer que el texto suene a poesía a través de rimas; en los versos, la rima está ligada a la ruptura de la métrica y sus correlaciones con la narrativa, expuestas anteriormente.
Así, sin aparentemente afirmarse en arquitecturas lingüísticas complejas, la ingeniosa poesía de Leila, que suena espontánea y sin pretensiones, se encuentra, en conversaciones serias y extensas, con poetas conversacionales, pero, debido a la coloquialidad, sin dejar de tener lugar en este régimen poético. Aún queda por verificar la actitud performativa del poeta conversacional.
En el modelo teórico de los regímenes poéticos, además de una sistematización de los modos de hacer poesía, se infiere actuaciones, es decir, modos en que el poeta actúa en relación con su propia obra y sus coenunciadores. Entonces, poetas lingüistas, al afirmar la discontinuidad de las unidades lingüísticas, necesitan de la escritura para segmentar la palabra, que, expresada oralmente, por el flujo intoactivo, aparece siempre ligada a las demás palabras.
Sólo en el análisis las unidades lingüísticas se reconocen a sí mismas como unidades discretas; en consecuencia, tales poetas tienden hacia la poesía visual, creando estrechos vínculos con los soportes utilizados para escribir, cualesquiera que sean. Por el contrario, los poetas visionarios, cuando afirman la continuidad prosódica en lemas y variaciones, derivan hacia la oralidad, convirtiéndose en poetas de teatro más que de libros; al declamar, el poeta se convierte ejecutante más acorde con la praxis teatral que con las artes plásticas y tipográficas.
El poeta arquitecto, a su vez, utiliza constantemente la escritura para organizar las formas poéticas elegidas; el orden tipográfico de los sonetos o haiku ejemplifica esto. El poeta conversacional, finalmente, ejercita la Rendimiento construyendo escenas enunciativas aptas para el despliegue de una oralidad silenciosamente compartida entre coenunciadores y menos efusivas y centradas en el poeta enunciador, como hacen los poetas visionarios, mucho más enfáticos.
En estudios sobre la poesía de Ana Cristina César, muchas veces tan concisa como la de Leila Míccolis, Viviana Bosi hace algunas observaciones sobre las relaciones entre la actitud performativa y el estilo breve y sucinto; En términos generales, según la autora, Ana Cristina César, en conjunto con artistas del performance, hacían sonar algunos de sus poemas mientras actuaciones oral. De esta manera, el poema se convierte pasando; estos cuatro poemas de Ana Cristina sonarían como acontecimientos dentro de la oralidad, de manera similar a la inserción de pasando en la vida cotidiana:
Vivo de hora en hora, con mucho miedo.
Un día me saldré con la mía, poco a poco me saldré con la mía, empezaré un safari.
soy una mujer del siglo 19
disfrazado en el siglo 20
¿A qué se debe esta falta de concentración?
Si me amas, ¿por qué no te concentras?
Tengo celos de este cigarrillo que fumas
tan distraídamente
La poética de Leila Míccolis es equivalente; A partir de las conclusiones de Viviana Bosi se admiten las mismas observaciones sobre su práctica. En sus poemas-acontecimientos, entre los poetas de la literatura brasileña, Leila aparece como si nos hablara; En las conversaciones, a menudo serias, sus versos son respuestas agudas y puntuales, lo suficientemente fuertes como para dar un nuevo significado al fluido orden de las cosas y de la poesía misma.
*Serafín Pietroforte Es profesor titular de semiótica en la Universidad de São Paulo (USP). Autor, entre otros libros, de Semiótica visual: los caminos de la mirada (Contexto). Elhttps://amzn.to/4g05uWM]
Referencias
CAMPOS, Augusto. Antiguos poemas. São Paulo: Entretempo, 1985.
_____. Hurra abucheo. São Paulo: Taller, 2014.
CÁNDIDO, Antonio. Formación de la literatura brasileña: momentos decisivos. Belo Horizonte: Itatiaia, 2000.
CÉSAR, Ana Cristina. Poético. São Paulo: Companhia das Letras, 2013.
FREUD, Sigmundo. El chiste y su relación con el inconsciente. São Paulo: Companhia das Letras, 2017.
GINSBERG, Allen. Aullido. São Paulo; L&PM, 2005.
GÚLAR, Ferreira. toda la poesía. Río de Janeiro: José Olimpio, 2015.
KAC, Eduardo; TRINDADE, Caio Assis (org.). Antología/arte porno. Río de Janeiro: Codecri, 1984.
MELO E CASTRO, Ernesto Manuel de. Poemas neopaganos. São Paulo: Demonio Negro, 2010.
MICCOLIS, Leila; PIETROFORTE, Antonio Vicente (orgs.). Poesía desconocida/completa de Leila Míccolis 1965-2012. San Pablo: Annablume, 2013.
PIETROFORTE, Antonio Vicente. El lenguaje como sistema. En: FIORIN, José Luiz (org.). Introducción a la lingüística I – objetos y prácticas. São Paulo: Contexto, cap. 4, pág. 86, 2002.
_____. El discurso de la poesía concreta. Coimbra: Annablume & Imprensa da Universidade de Coimbra, 2012.
PIVA, Roberto. Un extranjero en la legión – obras completas volumen 1. Río de Janeiro: Globo, 2005.
Xisto, Pedro. Caminos. Río de Janeiro: Berlendis & Vertecchia, 1979.
la tierra es redonda hay gracias a nuestros lectores y seguidores.
Ayúdanos a mantener esta idea en marcha.
CONTRIBUIR