por TANIA MARIA SARAIVA DE OLIVEIRA*
Toda la trama de Lava Jato fue un reduccionismo ficcional de la realidad, donde los hechos fueron descontextualizados y presentados en una perspectiva maniquea, como una lucha entre el bien y el mal.
Durante siete años, Brasil y el mundo fueron testigos de un espectáculo mediático digno de las películas de Hollywood con un guión fácil, en el que buenos y héroes, defensores de la ética y la moral pública, lucharon contra villanos corruptos. Una representación de la vida real. Un operativo de investigación criminal denominado Lava Jato creó una narrativa ficticia, reproducida en la prensa, estableciendo una estrategia de guerra no convencional contra determinados enemigos, utilizando el aparato de la justicia.
En esta guerra modelo indirecta, para usar libremente el término adoptado por Andrew Korybko en el libro “Guerras Híbridas – de las revoluciones de color a los golpes de estado”, sus actores contaron con el apoyo de diversos segmentos sociales y de los medios empresariales, socios en la difusión del mensaje. y fundamental en la construcción de popularidad, lo que hacía sustancialmente difícil cualquier intento de contener las ilegalidades y abusos en la operación, por más evidentes que fueran las pruebas y más intensas las denuncias.
Toda la trama de Lava Jato fue un reduccionismo ficcional de la realidad, donde los hechos fueron descontextualizados y presentados en una perspectiva maniquea, como una lucha entre el bien y el mal. En el mundo real, que se desarrollaba en los bajos fondos, el respeto a la legalidad ya las garantías del imputado era una broma, la ética no estaba ni cerca como parámetro de conducta a adoptar.
El factor psicológico en la popularidad de los integrantes del grupo de trabajo Lava Jato y del juez que lo dirigía fue el sentimiento de impunidad de la sociedad hacia los poderosos. El éxito de audiencia que se presentaba con las órdenes de aprehensión, las conduc- ciones coercitivas y de allanamiento, con las llamadas en vivo en los diarios televisivos, la creación de expectativas con los listados “desvelados” por los denunciantes, el tratamiento del proceso penal como un verdadero espectáculo, alimentado y cultivado. apoyo popular a Lava Jato, que solo se vería sacudido por las revelaciones del portal The Intercept Brasil y socios, a junio de 2019, con conversaciones entre fiscales y entre estos y el juez Sérgio Moro en una aplicación de celular.
Las condiciones político-jurídicas subjetivas y objetivas que generaron estas revelaciones permitieron un cambio de perspectiva sobre los hechos.
La sospecha de Moro declarada por el Supremo Tribunal Federal (STF) ya en 2021, también en una intensa disputa judicial interna, fue la respuesta jurídica y política a la implacable persecución que el juez operó contra el expresidente Lula, el villano elegido por la “Show” y a quienes se les negaron los más elementales derechos de defensa.
Si bien fue finalizada formalmente en febrero de 2021, y en los meses posteriores en otros estados, la operación Lava Jato, sus actores y consecuencias siguen siendo noticia y debate motivador en el país.
La sentencia de un Proceso Administrativo Disciplinario – PAD, dictada el 18 de octubre por el Consejo Nacional del Ministerio Público – CNMP, que determinó la destitución del ex integrante del Lava Jato Diogo Castor de Mattos, es un paso más en el camino de la racionalización de los hechos ocurridos y tratados como parte del entretenimiento, sin límites al ejercicio del poder. En este caso, la colocación de una valla publicitaria en la entrada de la ciudad de Curitiba con foto y autoelogios a los Procuradores Federales.
El despido, cabe aclarar, sólo será válido después de una decisión del Tribunal Federal. Para que surta efecto la remoción sin goce de haberes, es necesaria la interposición de la acción.
Paralelamente, la revelación de que Deltan Dallagnol y Athayde Ribeiro Costa falsificaron la delación premiada de Pedro Barusco, exdirectivo de Petrobras, con el objetivo de perjudicar al PT; la apertura de un Proceso Administrativo Disciplinario en la CNMP el 19 de octubre contra 11 exmiembros de Lava Jato en Río de Janeiro por filtración de información; y la votación de la PEC 5 en el Congreso Nacional, que cambia la composición y competencia de la CNMP, forman el conjunto de un debate actual fraguado en torno al carácter denominado operación Lava Jato. Al igual que el general de García Márquez, el operativo sufre crisis respiratorias y un cuerpo que va disminuyendo de tamaño con el paso de los días, ya no querido por todos, como antaño.
Investigar y juzgar todo lo ocurrido en el pasado reciente del país utilizando el aparato de justicia, rescatando su verdad y sacando a la luz sus hechos, con responsabilidad de los actores, son pasos fundamentales para recuperar la credibilidad del Ministerio Público y del Poder Judicial. poder y fortalecimiento de la democracia. Al mismo tiempo, debemos buscar nuevas conformaciones y fórmulas para el funcionamiento efectivo de las instituciones, con controles que cuenten con participación social.
*Tânia María Saraiva de Oliveira Es abogada e historiadora. Miembro de la Coordinación Ejecutiva de la Asociación Brasileña de Juristas por la Democracia – ABJD.
Publicado originalmente en el portal Brasil de traje.