Josephine Baker

Maurice Greiffenhagen, Amanecer, 1926
Whatsapp
Facebook
Twitter
Instagram
Telegram

por WALNICE NOGUEIRA GALVÃO

Consideraciones sobre la trayectoria artística y política de la cantante y actriz

En un movimiento insólito, Joséphine Baker (1906-1975) ha sido conducida triunfalmente al Panteón de París, donde no entran mujeres, ni negros y mucho menos actrices de revista. En la Era del Jazz, la década de 1920 también llamó la leer années folles, Joséphine se pavoneaba por el Charleston, sin nada más que un taparrabos de plátano alrededor de las caderas. Lleno de brío y malicia, fue algo caricaturizado, burlándose de las instituciones y criticando las convenciones burguesas.

Entonces, ¿cómo terminó en ¿Panteón? ¿Dónde no son bienvenidas personas como estas? Y las mujeres entonces, ¿solo media docena hasta la fecha?

Entre las pocas mujeres, dos son universalmente conocidas. La primera, la científica Marie Curie, descubridora del elemento radio que originó los rayos X de infinitas ventajas medicinales, polaca naturalizada francesa, ganó no sólo uno sino dos premios Nobel de Ciencias, uno de Física y otro de Química. En cuanto a Simone Veil, sobreviviente de Auschwitz, fue la ministra de Salud que despenalizó el aborto en Francia y luego se convertiría en la primera presidenta del recién creado Parlamento de la Unión Europea. Es en esta ilustre compañía donde ahora descansa Joséphine.

Entre sus logros, que son numerosos, están los doce hijos adoptados, de muchos colores, muchas nacionalidades y muchas religiones. Los crió en el castillo de Milandes (Dordoña), que compró tras convertirse en una de las mayores estrellas del mundo. Los llamó la “Tribu Arcoíris”: dijo que servirían de ejemplo de fraternidad entre los seres humanos, en una demostración de que, a pesar de ser todos diferentes, naturalmente vivían en paz. Ahora se ha presentado una petición en Francia reclamando su entrada en el Panteón, encabezado por uno de los doce y suscrito por unas 40 mil personas.

Joséphine era estadounidense. Nació en St-Louis, Missouri, en el estado sureño, un área donde la ignominia del trato dado a los negros no tenía paralelo. En la época de las “Leyes de Jim Crow”, la segregación era total y los negros podían ser linchados al menor pretexto, o incluso sin ningún pretexto. Huyendo del racismo, a los 19 años se traslada a París, donde comienza su vida como artista profesional. Quedan algunas películas, tanto mudas como habladas, en las que se balancea y baila, entre ellas el famoso taparrabos de plátano. También grabó discos, lo que hizo posible escuchar su voz en clásicos del cancionero francés como “La vie en rose”, “Sous les toits de Paris”, “Clopin-clopant”. Fue la estrella indiscutible del cabaret más renombrado del mundo, aún hoy en funcionamiento, el Locuras de la pastora.

Como en Francia se toleraba más la negritud, ese fue el motivo de que Joséphine desarrollara allí su carrera, como hizo el gran jazzista Sidney Bechet; o Paul Robeson, actor y cantante, cuyo legado es una magistral interpretación de “hola manriver” en su hermosa voz de bajo; o Nina Simone, cantante de jazz de primer nivel. Joséphine se enamoró de su país de acogida y finalmente se convirtió en ciudadana francesa. Es inolvidable su interpretación más famosa, aquella por la que vendría a ser identificado: “J'ai deux amours: mon pays et Paris”. Es su declaración de amor a la ciudad que la había adoptado, permitiéndole desarrollar sus talentos en paz, sin perseguirla por el color de su piel.

Por los extraordinarios servicios prestados al país durante la Segunda Guerra Mundial, recibió las más altas condecoraciones que otorga Francia: la Croix de Guerre, la legión de honor, la Medalla de la Resistencia. Y ganó un grado militar con derecho a usar el uniforme, como vemos en tantas fotos. Persistió en su militancia antirracista, viajando para hablar en la Marcha a Washington presidida por Martin Luther King, punto álgido de la campaña por los derechos civiles de los negros en Estados Unidos. Visitaría Hanoi bajo el bombardeo estadounidense, para mostrar su solidaridad con los vietnamitas durante la Guerra de Vietnam.

Ya se le ha dedicado una película estadounidense de ficción para televisión, titulada La historia de Josephine Baker (1991), en el que se romantiza su vida. Ahora, a causa de su entrada en el Panteón, TV 5 Monde emite un documental de dos horas, con preciosas imágenes de archivo y el bello y sugerente título de Joséphine Baker - La fleur au fusil. Buena oportunidad para volver a visitar a una gran artista, una gran mujer.

*Walnice Nogueira Galvão es profesor emérito de la FFLCH de la USP. Autor, entre otros libros, de leyendo y releyendo (Senac/Oro sobre azul).

 

Ver todos los artículos de

10 LO MÁS LEÍDO EN LOS ÚLTIMOS 7 DÍAS

Ver todos los artículos de

BUSQUEDA

Buscar

Temas

NUEVAS PUBLICACIONES

Suscríbete a nuestro boletín de noticias!
Recibe un resumen de artículos

directo a tu correo electrónico!