por VÍCTOR MANUEL RAMOS LEMUS*
Entrada del “Diccionario de marxismo en América”
Vida y praxis política
José Maximiliano Revueltas Sánchez (1914-1976) nació en el estado de Durango, en el noroeste de México. Se mudó a la Ciudad de México en 1920, a la edad de seis años, y se matriculó en colegio aleman, el mismo que había sido frecuentado por sus hermanos mayores. Sin embargo, con la muerte de su padre en 1923, los problemas económicos afectaron a la familia, lo que lo obligó a abandonar esta escuela de élite y pasarse a la educación pública, además de verse obligado a trabajar desde temprana edad para sostener el presupuesto familiar.
Era miembro de una familia de doce hermanos, tres de los cuales se destacaron en el ámbito cultural: Silvestre Revueltas (destacado músico y director de orquesta); Fermín Revueltas (quien junto a Diego Rivera, Siqueiros, Orozco y otros formó parte de la primera generación del muralismo posrevolucionario); y Rosaura Revueltas (bailarina y actriz, protagonista entre otras de la sal de la tierra, película de 1954 que destacó por su crítica social).
Si bien el propio José Revueltas afirmó que el impulso a su activismo político provino del contacto que tuvo, siendo niño, con la realidad de los barrios pobres cercanos a su colegio privado alemán (donde vio calles sin pavimentar, alcantarillas abiertas y niños flacos), la influencia de sus hermanos Silvestre y Fermín, fervientes activistas del Partido Comunista de México (PCM), también fue decisiva en este recorrido: Silvestre llegó a ser presidente de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios en 1936; y Fermín fue un militante activo del Sindicato de Trabajadores Técnicos, Pintores, Escultores de México (SOTPE).
Según José, recorrió las calles del mercado popular en La merced, en el centro de la capital mexicana (donde su familia tenía una tienda de comestibles), quien entabló contacto con diversas figuras de los sectores pobres y marginados de la sociedad mexicana, como curanderos, usureros, proxenetas, prostitutas y sinvergüenzas. Esta experiencia contribuyó a agudizar su sentido crítico frente a un país que, a pesar de salir de un período de lucha armada revolucionaria, aún mantenía las estructuras de desigualdad económica y política que históricamente lo caracterizaron.
A los 13 años dejó la escuela y se volvió autodidacta. Poco después empezó a trabajar en una ferretería, donde trabó amistad con Manuel Rodríguez, un niño apodado “Trotsky” porque leía mucho sobre el revolucionario ruso y organizaba discusiones sobre el socialismo con sus compañeros del establishment a finales del siglo XIX. día. Fue gracias a él que José Revueltas tuvo su primer contacto con muchos de los autores y temas vinculados al marxismo.
En noviembre de 1929 fue detenido en un acto del PCM –declarado ilegal ese año–, organización en la que sólo participaba como simpatizante. Estuvo en prisión durante seis meses. Fue allí donde, en las horas que le correspondía leer, estudió intensamente el pensamiento marxista, al que adhirió. Poco después de su liberación, en 1930, se unió oficialmente al partido.
Durante esos años se estaba produciendo en México la transición de la primera a la segunda generación del marxismo, y los postulados de la Tercera Internacional, abrazados por el núcleo duro del PCM, comenzaban a ser cuestionados por algunos de sus militantes, al igual que el caso de José Revueltas. Si durante la primera etapa el radio de influencia del PCM se extendió especialmente a los sindicatos y a las organizaciones obreras (como la de los artistas), en la segunda la política de “clase contra clase” fue cuestionada; después de todo, tal estrategia ya había sido cuestionada. condujo a la ruptura entre comunistas y socialdemócratas en Europa.
En su lugar, el partido adoptaría una política de amplia unidad que se conoció internacionalmente como el “Frente Popular”. Hay que decir que la postura crítica mantenida por José Revueltas hacia el PCM y la Unión Soviética (URSS) nunca afectó su lealtad al marxismo, lo que permite entender que, para él, existía una diferencia entre militancia e ideología.
En dos ocasiones, en 1932 y 1934, fue detenido y enviado al islas marias, una prisión de máxima seguridad ubicada en el Océano Pacífico. La primera vez había participado en una manifestación y, la segunda, estuvo involucrado en una huelga de trabajadores agrícolas en el estado de Nuevo León. De estas experiencias, casi una década después, surgió su novela las paredes de agua (1941), cuya trama trata sobre cinco jóvenes comunistas deportados a esta prisión; Relacionando la situación entre presos políticos y presos comunes, la obra da cuenta de las violaciones de los derechos humanos y la degradación a la que todos son sometidos.
En julio de 1935 fue enviado por el PCM como delegado al VI Congreso Internacional de la Juventud Comunista y al VII Congreso de la Internacional Comunista (CI), en los que participó junto a Vicente Lombardo Toledano, principal intelectual marxista mexicano del tiempo.
Sin embargo, en 1943, José Revueltas fue expulsado del PCM, acusado de mantener actividades “divisionistas”, junto con otros miembros de la célula José Carlos Mariátegui –que había fundado en honor al reconocido marxista peruano–. Su expulsión fue uno de los resultados de la larga crisis que atravesó el partido, motivada por diferencias respecto de resoluciones tomadas en el VII Congreso, ocho años antes; Su célula luego criticó duramente a la dirección del PCM, que, a su vez, respondió acusándola de ser “liquidacionista” (es decir, de querer acabar con el partido). Ese mismo año, tras un largo tiempo de activismo político y varios trabajos periodísticos (incluso en páginas policiales), publicó la novela El duelo humano.
En 1944, sin partido, José Revueltas participó en la creación del El Insurgente, un grupo marxista independiente del PCM. A partir de ese momento inició también su labor como guionista y dramaturgo.
En 1948 se afilió al Partido Popular (PP), recientemente fundado por Toledano. Al año siguiente publicó los dias terrenales, texto que ganó protagonismo en la literatura mexicana, generando también polémica entre los activistas del PCM. Afirmando estar “armado” con su propia “experiencia vivida”, el autor respondió a las críticas que, en la obra, su intención era reflexionar sobre “la vida, inquietudes, contradicciones y luchas de los comunistas mexicanos durante el período de la clandestinidad”.
En 1950 llevó su drama a los escenarios. El cuadrante de la soledad (escrito en 1945), cuya acogida fue negativa en los sectores socialistas. Pablo Neruda, por ejemplo, lo criticó por no seguir los postulados de la literatura comprometida y por haber sucumbido a “la filosofía más reaccionaria de la burguesía: el existencialismo”. Ante esta situación, José Revueltas retiró de circulación tanto la obra como la novela, y llevó a cabo -como era costumbre en la época- una severa autocrítica respecto de sus escritos; sobre el romance los dias terrenales, afirmó que se trataba de un texto “inconveniente, inadecuado y desmoralizante”.
A partir de ese momento se dedicó a escribir obras de teatro y guiones para cine, actividades que le aseguraron un lugar destacado dentro de la cultura mexicana.
En 1956 fue readmitido en la PCM y en 1957 escribió Los motivos de Caín, un texto que seguía la teoría del personaje “tipo”, defendida por el realismo socialista –lo que le llevó a ser duramente atacado por la crítica literaria, por supuestamente haberse dejado llevar por “estereotipos”, en un texto en el que “ Predominaba el “maniqueísmo negro”, blanco, bueno-malo, sin intermedios ni personajes complejos, como en otros de sus textos.
En 1960, fue nuevamente expulsado del PCM por nuevas críticas que hizo a la línea del partido, y luego se unió al Partido Obrero-Campesino Mexicano (POCM). Al año siguiente, fundó la Liga Leninista Spartacus (LLE). En 1962 publicó el Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, lo que también generó mucha polémica. Sus choques con algunas posiciones adoptadas por la PCM se incrementaron con la publicación de Los errores (1964), cuando expuso su tesis de la “inexistencia histórica” del PCM, argumentando que el partido no cumplió las funciones históricas que le correspondía realizar –por lo que sería severamente criticado–.
En 1968, año emblemático de fermento político en varias partes del planeta, se produjeron grandes manifestaciones organizadas por el movimiento estudiantil en la Ciudad de México. La movilización, que había comenzado como una lucha más entre jóvenes de diferentes establecimientos universitarios, pronto tomó fuerza debido a las demandas políticas y civilizadoras que unieron a los estudiantes, desafiando al gobierno que, en ese momento, estaba comprometido con la celebración de los Juegos Olímpicos (que tiene lugar el mismo año, después de que el ejército abriera fuego contra los estudiantes el día anterior, dejando cientos de muertos).
Invitado por el Consejo Nacional de Huelga, José Revueltas dictó, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, un discurso sobre autonomía universitaria y marxismo. A partir de ese momento se convirtió en una figura referente de la comunidad estudiantil participante del movimiento; En los distintos grupos trotskistas con los que mantuvo relaciones, criticó el burocratismo que, en su opinión, se había apoderado del movimiento comunista. Con el asesinato de estudiantes el 2 de octubre (conocido como el masacre de tlatelolco), el gobierno intensificó su actividad represiva. José Revueltas, quien se escondía en casa de un amigo, fue detenido el 16 de noviembre y trasladado a la prisión de Lecumberri.
Durante los años que permaneció encarcelado tuvo una vida intelectual muy activa, escribiendo cartas, ensayos e incluso haciendo huelga de hambre. Intelectuales como Pablo Neruda, Arthur Miller y Henri Lefebvre, entre otros, escribieron al gobierno mexicano pidiendo su libertad.
En mayo de 1971, José Revueltas salió de prisión y retomó su intensa agenda de actividades. Mientras estaba libre, participó en varios eventos y se consolidó como figura pública.
Con su salud debilitada en los últimos años, debido incluso a largos periodos de prisión (se estima que estuvo encarcelado un total de 54 meses), José Revueltas falleció el 14 de abril de 1976, víctima de un paro cardíaco.
Aportes al marxismo
Como pensador y artista, José Revueltas perteneció a la generación de marxistas mexicanos que, a mediados del siglo XX, hizo el tránsito de la “primera” a la “segunda” etapa –aunque, hasta su muerte, transitaba por Momentos posteriores del marxismo, reflexionando sobre nuevas perspectivas que llegaron a debatirse.
La llamada primera generación del marxismo mexicano tuvo como referente político la Revolución Rusa y adoptó el marxismo de la Internacional Comunista; no criticó el modelo soviético, sino que lo asimiló como una dirección deseable para superar el capitalismo y la condición semicolonial de los países atrasados. El horizonte histórico de esta generación está marcado por la lucha antifascista y el modelo político estalinista, así como por las etapas iniciales de la construcción del Estado posrevolucionario en México -habiendo brindado al público traducciones de las obras de Marx-. y otros clásicos de la filosofía y las ciencias humanas, proponiendo una interpretación de la historia reciente del país basada en los principios del materialismo histórico.
La siguiente generación, al principio, se mantuvo fiel a la línea de la Internacional Comunista, pero luego rompería con el estalinismo, como fue el caso de José Revueltas. La Revolución Cubana se convirtió entonces en el nuevo faro de la transformación socialista y del antiimperialismo, la línea que guió muchas de las posiciones adoptadas en ese momento.
En cuanto a su activismo y militancia, José Revueltas destacó como un intelectual orgánico; además de ser un importante –y controvertido– miembro del Partido Comunista de México y del Partido Popular), fundó la Liga Leninista Espartaco.
Los aportes teóricos del marxista mexicano al materialismo histórico pueden estudiarse en dos dimensiones: como ensayista, que no rehuyó intervenir en manifestaciones y debates; y como artista (narrador y dramaturgo). Lo que caracteriza tanto sus novelas como sus ensayos de interpretación nacional es, en general, el hecho de que puso en discusión los postulados de la Tercera Internacional; Temas como la obediencia y la disciplina partidista, el sectarismo y la praxis revolucionaria son objetos de cuestionamiento: modelos opuestos o dictados provenientes del exterior.
Con esto, José Revueltas buscó combatir cualquier intento de rigidizar el marxismo, estableciendo una reflexión que sería notable para las generaciones posteriores de marxistas en México. En su obra, el marxismo, además de convertirse en una filosofía vital para cualquier forma de acción concreta –revolucionaria y transformadora– es también una herramienta que permite cuestionar los propios errores y abusos que se pueden cometer en su nombre.
Gracias a su temprana lectura del Manuscritos económico-filosóficos (1844), publicado en la URSS en 1932 y leído por él en la década de 1930, Revueltas incorporó a su pensamiento la idea de “alienación”, un concepto filosófico tomado de los escritos del joven Marx. En sus textos, el marxista mexicano retomaría varias veces este tema de la alienación, no sólo con miras al debate teórico, sino como una concepción consistente que le sirvió para debatir sobre la Revolución Mexicana y el nacimiento de la ideología democrático-burguesa en el país. (que se consolidó durante las siguientes décadas). Tales preguntas contribuyeron a su tesis de la “inexistencia histórica” del PCM –una proposición que se basa en el argumento de que el partido fue incapaz de organizar a las masas trabajadoras para su constitución como un organismo revolucionario organizado, incumpliendo así su tesis de la “inexistencia histórica” del PCM. las tareas históricas para las que fue creado.
Otro de sus aportes, resultado de la era de compromiso y compromiso que vivió, fueron los diálogos que estableció con el “existencialismo”, filosofía que buscó asimilar al marxismo. Con ello, en sus textos literarios –en los que se embarca en el realismo crítico– logró crear personajes que enfrentan, angustiados, las encrucijadas de la vida, las decisiones existenciales a las que están sujetos.
Un rasgo fundamental y original en el pensamiento de José Revueltas fue realizar síntesis sobre la historia de México y la organización de la clase trabajadora, a partir de nociones y categorías marxistas. Sin embargo, vale insistir en que la significativa repercusión de sus tesis e ideas, además de sus textos teóricos y ensayos, se debe en gran medida a sus escritos literarios –novelas, novelas y obras de teatro–. Este es el caso, por ejemplo, de su libro. Los errores (1964), obra que agravó sus enfrentamientos con el PCM (partido del que había sido expulsado unos años antes).
En esta novela, resume sus posiciones como marxista y critica el legado de Stalin –exponiendo, en la voz de un personaje, la que es una de sus frases más conocidas: “sobre nosotros, los verdaderos comunistas –miembros del partido o no–. descansará su terrible y abrumadora tarea de ser ellos quienes antepongan la historia a la tarea de decidir si esta época, este siglo lleno de perplejidades, será designado como el siglo de los Juicios de Moscú o como el siglo de la Revolución de Octubre. "
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José Revueltas se dedicó diligentemente tanto a la escritura teórica como a la literatura. Aquí presentamos primero sus obras ensayísticas más relevantes –entre su extensa obra–, y luego, su producción literaria.
Vale la pena señalar que en sus ensayos, tanto breves como más extensos, siempre moviliza categorías marxistas, abordando el tema de la organización de la clase trabajadora en México y sus dificultades a lo largo del tiempo para articularse en un partido de clase.
En 1935, después de regresar de la prisión en islas marias (1932-1934), durante el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas (con su política de conciliación de clases), Revueltas publicó Joven trabajador: ¡Aquí está el camino! (Ciudad de México: Ediciones Espartaco, 1935), texto en el que, contrario a las interpretaciones dominantes de la época, veía en este gobierno aparentemente “socialista” la expresión de los intereses de los terratenientes, la burguesía mexicana y el imperialismo yanqui. En la concepción del autor, todos estarían legitimados por una ideología que consistía en un “refinado engaño de las masas”, ya que su objetivo era domesticar a la clase trabajadora mediante la creación de sindicatos gubernamentales destinados a suplantar la organización espontánea del proletariado.
En 1947, pocos años después de haber sido expulsado del PCM, habiéndose hecho cercano a Vicente Toledano, José Revueltas escribió El problema de la vanguardia proletaria y la “unificación” del marxismo en México (Cid. México: ERA, 1983), publicado póstumamente. La importancia de este ensayo radica en el balance histórico que hace del PCM. Critica a la dirección del partido que, según él, durante el período de 1929 a 1935 se separó de las masas y abrazó el “izquierdismo”. Luego, cuando el PCM se opuso a Toledano, no supo aprovechar el momento para convertirse en la verdadera vanguardia del proletariado en México; atribuyó el problema del partido a la dirigencia de Hernán Laborde, Valentín Campa y Miguel Ángel Velasco, argumentando que la línea justa era la de Toledano.
Posteriormente, en 1958, publicó México: una democracia bárbara (Cid. México: Ediciones Anteo, 1958), texto en el que abordó distintos problemas del régimen político instaurado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que garantizaba el predominio de la burguesía en el poder, haciendo que las preocupaciones sociales expresadas en la Constitución Carta escrita después de la Revolución de 1910. En esta obra de interpretación histórica, José Revueltas analizó el problema de la sucesión presidencial en una época en la que el PRI –el partido del orden– tenía la práctica de definir al sucesor a partir de una nominación hecha por el presidente. al final de su mandato.
El elemento polémico de este libro está relacionado con las críticas dirigidas a Toledano y su influencia en la política mexicana, marcada por la conciliación con el régimen dominante. Con esta obra, Revueltas dialogó con la tercera generación de marxistas mexicanos, cuando el marxismo ya estaba en el ámbito universitario -desarrollado en varios tratados sobre la formación social del país, como los publicados por Pablo González Casanova, Alonso Aguilar Monteverde, Adolfo Gilly, Ángel Bassols Batalla y Enrique Semo, entre otros.
Otro de sus textos inspiradores es Ensayo sobre un proletariado sin cabeza (Cid. México: Ed. Liga Leninista Espartaco, 1962), texto que generó considerable controversia, debido a su ya mencionada tesis de la “inexistencia histórica” del Partido Comunista de su país. En él, Revueltas ofrece un panorama histórico, desde el siglo XIX, de la formación de la clase trabajadora en México, así como de sus intentos de organización.
Ya en El conocimiento cinematográfico y sus problemas. (Cid. México: UNAM, 1965), defiende la idea de que el cine se diferencia de otras artes por su poder de síntesis: por poder presentar una manifestación artística en un tiempo relativamente corto.
En 1970 reunió los ensayos que conformarían Preguntas e intenciones (Cid. México: Ediciones Era, 1978), publicado apenas dos años después de su muerte. Para el libro seleccionó sus escritos más relevantes, escritos desde 1950, varios de ellos relacionados con cuestiones filosóficas de la estética, incluido un análisis de su propia obra, motivado por la polémica suscitada, dos décadas antes, por la novela los dias terrenales.
En 1975 concluyó Dialéctica de la conciencia (Cid. México: Ediciones Era, 1982), un conjunto de estudios escritos en la prisión de Lecumberri que también fueron publicados póstumamente, con prólogo de Henri Lefebvre (en el que el marxista francés acerca al mexicano a la obra del llamado Frankfurt Escuela). En este texto, José Revueltas muestra cómo las contradicciones actúan en la conciencia, en un conflicto “dialéctico” entre el sujeto y el objeto analizado (sea político, económico o cotidiano); En este camino, a partir de la relación entre la filosofía de Hegel y la de Marx, reflexiona sobre el tema de la alienación, que también impregna otras de sus obras.
Sin embargo, la principal repercusión de sus ideas está en sus obras de ficción, lo que le dio notoriedad como escritor y pensador marxista. Autor de múltiples habilidades, su producción literaria es amplia, abarcando desde novelas, telenovelas y cuentos hasta poemas y dramas, además de obras cinematográficas -con adaptaciones y producción de guiones cinematográficos-. Se puede comprobar en los textos literarios que a continuación se describen –elegidos entre los más relevantes– que José Revueltas ya demostraba la influencia que ejercían obras como Manuscritos económico-filosóficos, de Marx (cuya traducción al español se publicó en México en 1938, titulada Economía política y filosofía: relaciones de la economía política con el Estado, el derecho, la moral y la vida burguesa.
las paredes de agua (Cid. México: Talleres de la Sociedad Cooperativa Artes Gráficas Comerciales, 1941) es una novela en la que encuentra que el Estado autoritario no sólo ejerce violencia contra la disidencia marxista, sino que la hace coextensiva con el resto de la sociedad. Al centrarse en personajes de las clases bajas, se pregunta si podrían convertirse en sujetos de la praxis política o si simplemente constituirían el lumpenproletariado.
Posteriormente, en El duelo humano (Cid. México: Editorial México, 1943), basada en una serie de personajes que se ven inmersos, fatalmente, en el cruce de varios episodios de la historia de México (la Revolución Mexicana y la guerra religiosa conocida como Guerra Cristera), la novela aborda el tema de la atávica desigualdad social del país y los conflictos que genera. Escrito en tercera persona, su narrador está imbuido de un fuerte tono existencialista, hecho que lo convirtió en blanco de duras críticas por parte de algunos marxistas de la época.
Entre la galería de personajes de la novela destaca Natividad, un líder comunista que intenta organizar a las masas de trabajadores, muchos de ellos despolitizados, para realizar una huelga y luchar por hacer realidad los ideales revolucionarios de la reforma agraria. Este personaje (generoso, idealista y que cree en el carácter redentor de sus actos) acaba siendo asesinado por Adán, un hombre de confianza de los poderosos. Si bien la novela adquirió importancia en la tradición literaria mexicana, terminó generando críticas dentro del PCM por no ajustarse a los postulados del realismo socialista, vigente en ese momento.
El romance antes mencionado. los dias terrenales (Cid. México: Editorial Stylo, 1949) es otro de sus textos relevantes para la literatura mexicana – habiendo causado fuerte controversia entre los activistas del PCM. Afirmando estar "armado" con su propia "experiencia vivida", dijo que le gustaría reflexionar sobre "la vida, las preocupaciones, las contradicciones y las luchas de los comunistas mexicanos durante el período de ocultamiento".
José Revueltas fue duramente criticado por oponer, en esta obra, a un militante “crítico” (Gregorio) a uno supuestamente “puro” (Fidel), que confunde lealtad al Partido Comunista con fanatismo ideológico. Para él, se trataba de una crítica a una postura característica de muchos activistas, que llevaban la identidad del partido al cuello como si fuera un escapulario o que, de manera excesiva, equiparaban a sus opositores, ya fueran opositores socialistas (trotskistas, mencheviques) o enemigos fascistas. Por otro lado, al entablar un debate con el PCM, el personaje Gregorio cuestiona la política de clase contra clase adoptada en ese momento. El uso de referencias bíblicas y el tono existencialista que impregna la novela llevaron a que se la acusara de crear “una literatura del extravío”; También fue criticado por no adherirse a los postulados del realismo socialista, no mostrando el ascenso de la lucha de los marginados, sino sólo su situación alienada.
Ya en su polémico libro Los errores (Cid. México: Fondo de Cultura Económica, 1964), el autor cuenta las historias de dos grupos de personajes: el primero, unos miembros del PCM que organizan diversas acciones clandestinamente; y el segundo, personajes que pertenecen al mundo de la marginalidad. Sin embargo, ambas tramas, aparentemente independientes, sugieren cruces que las equiparan. Las dos historias se desarrollan al mismo tiempo durante 24 horas de dos días de diciembre de 1941, y los personajes, tanto comunistas como prostitutas, ladrones y fascistas, se mueven por la vida urbana, marginal y nocturna de la capital de esta década.
Al final de la narración, queda claro que ambos grupos son rehenes de la alienación que resulta de las circunstancias a las que están sometidos. Así, del lado del lumpen están un proxeneta, un enano asesino y prostitutas maltratadas, todos ellos afectados por la pobreza y la violencia. Del lado comunista, un profesor universitario y un arquitecto simpatizantes de la causa, atados a un ideal político inflexible que, libremente elegido por ellos mismos, suena aún peor. El relato de los hechos y los dilemas de los militantes comunistas en la narrativa (víctimas del acoso de estalinistas contra trotskistas y viejos militantes leninistas) son el telón de fondo en el que José Revueltas critica al Partido Comunista.
Esta novela –en la que equipara al proxeneta, la prostituta y el usurero con el activista del PCM– trabaja dentro de la estética del realismo crítico, incorporando, sin embargo, elementos del género policial. Según el crítico, lo que resultaba incómodo era el hecho de que “la estructura de dos tramas paralelas, que se confunden y al final acaban confluyendo, deja claro que los dirigentes del partido y el lumpen actúan de forma similar”. El paralelismo que existe en las dos historias sugiere que, al estar alienados los personajes del “inframundo” (por pobreza, prostitución u homosexualidad), se muestran como un espejo (de ahí la simultaneidad y contacto de las dos historias) de la alienación comunista. en sí mismo, lo cual es aún más grave y atroz porque no es económico – sino intelectual y voluntario.
Mientras estaba en prisión, también escribió su conocida novela. el apando (Cid. México: Ediciones Era, 1969), en el que los personajes son colocados en un contexto de degradación que los lleva a la vida carcelaria. En esta situación alienante, de la que los protagonistas no ven salida, José Revueltas elabora su crítica, haciendo de las condiciones carcelarias una metáfora de la sociedad. Este libro inspiró un largometraje de 1976 del mismo nombre, dirigido por el cineasta mexicano Felipe Cazals.
Poco antes de fallecer publicó material de sueños (Cid. México: Ediciones Era, 1974), una colección de cuentos en los que se centra en el humor, sin dejar de trabajar la marginalidad, la inquietud de sus personajes -viviendo cada uno de ellos una situación límite-.
Textos de José Revueltas se pueden encontrar gratuitamente en internet, en portales como Asociación de Escritores Mexicanos (https://asociaciondeescritoresmex.org) y el de Biblioteca Virtual Omegalfa (https://omegalfa.es).
*Víctor Manuel Ramos Lemus Es profesor de literatura y teoría literaria en la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). Autor, entre otros libros, de Estudios de literatura, crítica y sociedad (Azogue).
Publicado originalmente en el Núcleo de Praxis-USP.
Referencias
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