por FILOMENA HIRATA*
Perfil Intelectual del Profesor y Traductor de Griego
El profesor José Cavalcante de Souza murió en São Paulo el 23 de mayo, a consecuencia de un derrame cerebral que lo había golpeado unos años antes y lo dejó prácticamente inmovilizado de brazos y piernas. Lo visité con JAA Torrano hace un par de años; era bastante frágil, pero su cabeza todavía estaba bien, recordaba todo y hablaba lentamente.
Me dijo en voz baja: “la enfermedad es una cosa muy molesta”, y recordé que, en los años que pasamos juntos, nunca había visto a la maestra enferma. Lo que retuve en la memoria de aquella reunión fue la mención de la publicación del Ilíada de Homero, cuya traducción fue haciendo, poco a poco, a lo largo de su vida y hacía tiempo que estaba terminada. Él, sin embargo, siempre muy estricto, dudó en hacerlo público. Creo que es un lujo inmenso morir dejando Ilíada traducido en el cajón.
A Ilíada Era el libro favorito del maestro. Quería que su traducción transmitiera la belleza y el sonido de los hexámetros y, en la medida de lo posible, se aproximara al original. Años atrás, cuando celebró sus bodas de oro, las hijas organizaron una fiesta para sus padres y entre los invitados se encontraban algunos profesores de griego y también Leon Kossovitch de filosofía. Al terminar la fiesta, el profesor Cavalcante nos pidió a León y a mí que lo acompañáramos a la sala, que ya estaba vacía, y él, tomando una cierta cantidad de hojas mecanografiadas, nos invitó a escuchar la lectura de su traducción del primera canción de la Ilíada. Regalo de los dioses: una experiencia difícil de describir.
El profesor Cavalcante comenzó su carrera docente en la Universidad de São Paulo en 1956, cuando el curso de griego era dirigido por el profesor francés Robert Aubreton. Recuerdo que, cuando entré en la Facultad, en 1963, noté cierto movimiento entre los profesores por dos motivos: por un lado, el regreso del profesor Aubreton a Francia, después de diez años en Brasil; por otro, la defensa de la tesis titular del profesor Cavalcante. Las dos razones se unieron porque el profesor Aubreton insistió en estar presente en el panel.
La tesis del profesor Cavalcante, titulada “La caracterización de los sofistas en los primeros diálogos platónicos”, fue publicada en el Boletín nº 308 de la entonces Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras de la USP, en 1969. Quizás sea oportuno aclarar que el Doctorado en “El banquete de Platón”, bajo la dirección del profesor francés, había sido defendido en 1961 y publicado en 1966. Ambos revelan, de entrada, la tendencia filosófica de la investigación del profesor Cavalcante. Si durante diez años el profesor Aubreton creó en la USP una tradición de trabajo universitario para los estudios clásicos, ahora le correspondía al profesor Cavalcante continuar este trabajo. Y así fue.
Posteriormente, al convertirse en profesor de griego, el profesor Cavalcante acumuló varias funciones administrativas relacionadas con los cursos de griego, literatura y facultad. En el caso específico del curso de griego, nunca faltó su carga lectiva, repartida equitativamente entre todos los profesores. En la división de clases, tenía cierta preferencia por las materias filosóficas, pero podía dedicarse a la lectura de cualquier texto. Fue un excelente maestro, no sólo por su amplio y profundo conocimiento o su experiencia docente, sino también por la fuerza interior que emanaba y estimulaba a sus alumnos. Creía que un buen trabajo docente garantizaría la supervivencia del curso, ya que, en ese momento, había que estar atento a las insinuaciones sobre la existencia de cursos con pocos alumnos. Los cursos de griego tenían pocos alumnos, pocos ingresaban al examen de ingreso y la estructura curricular no permitía vacantes.
En general, el curso de griego mantuvo la estructura básica de años anteriores. En ocasiones, el profesor proponía un cambio en el programa, lo que no siempre era aceptado por todos los profesores del área. Sin embargo, como era una cabeza abierta a las discusiones, escuchó argumentos opuestos y, conciliador, ganó la disputa con el argumento de que él implantaría la nueva disciplina y sería su primer maestro.
Recuerdo dos ocasiones en que esto sucedió. Una vez, hubo una propuesta para introducir una disciplina sobre los presocráticos; de nuevo sobre la lírica griega arcaica. Las críticas a las dos disciplinas se centraron en la dificultad de tratar con textos muy fragmentados y difíciles de traducir. Además, faltaron buenas traducciones de los poemas y fragmentos y de la bibliografía de apoyo. Al profesor le gustaban los presocráticos y las obras de los filósofos alemanes, que en su momento tuvieron buena repercusión, pero eran demasiado difíciles para un segundo año de griego.
En definitiva, las disciplinas fueron impartidas por él y los resultados fueron positivos. No hubo quien no gustara de los cursos, sobre todo, por la forma innovadora de presentar el material fragmentario que, al estar fragmentado, abría la posibilidad de otras interpretaciones. En ambos casos, el profesor organizó el material, buscando en la biblioteca todo lo que se podía consultar, y tradujo varios textos de los textos utilizados. Los resultados fueron positivos porque abrieron nuevas líneas de investigación en el área del griego, como lo confirmaron las monografías y tesis aparecidas posteriormente.
La colección de poemas de poetas líricos, que tradujo y utilizó en su curso de Letras, fue publicada en la revista Remate de Machos, 4, de la Unicamp, en 1984 [https://periodicos.sbu.unicamp.br/ojs/index.php/remate/article/view/8636374/4083]. Asimismo, el primer volumen de la Colección los pensadores sobre “Los presocráticos” (Abril Cultural, 1973), que organizó y tradujo con la colaboración de varios colegas, tiene su embrión en el curso de los presocráticos.
En 1970, el profesor Cavalcante amplía su actividad docente, pasando a impartir clases de filosofía antigua en la cátedra de Filosofía. Fue un momento difícil, en plena dictadura militar, cuando el departamento perdió varios profesores importantes: algunos privados de sus derechos políticos y otros exiliados. El departamento corría el riesgo de ser cerrado incluso por falta de profesores y, sobre todo, de profesores titulares. Por ello recurrieron al profesor Cavalcante, quien jamás se negaría a colaborar en una situación tan grave. Otros maestros también vinieron a ayudar a reconstruir la imagen. Desde entonces, comenzó a dar clases de filosofía antigua, y cuando la situación se resolvió, continuó hasta su retiro. Por si fuera poco, creo importante señalar que dejó uno de sus mejores artículos en la revista “Discurso”,2 editada por el Departamento de Filosofía: “A reminiscência em Plato” (1971) [http:/ /www.revistas.usp.br /discurso/article/view/37720], además de “Para una lectura de la Física de Aristóteles”, “Discurso”, 11, 1979 [http://www.revistas.usp.br/ discurso/articulo/vista/37867] .
A principios de 1988, el profesor Cavalcante se retiró de la Universidad de São Paulo. Recuerdo que su último curso de posgrado en Letras fue sobre la traducción y comentarios de los pitios de Píndaro, un poeta a quien admiraba mucho y disfrutaba traduciendo. Llegó a clases, con sus hojas mecanografiadas, que contenían sus preciosas traducciones. No sé si logró traducirlos todos, porque nunca los publicó, pero el Oda pítica VIII, apareció en la revista Almanaque, 8, en 1978, mucho antes de su curso.
Luego pasó a la Unicamp. No solo cambió de lugar de trabajo, sino también de casa: se fue a Valinhos, en el interior de São Paulo. Fue una separación total de colegas y amigos de la USP. Rara vez supimos de él. Cuando lo volví a ver, en São Paulo, había sufrido un derrame cerebral unos años antes, pero en 2016 logró publicar la traducción de fedro, con la ayuda de JAA Torrano, y reeditar el banquete, ambos de Editora 34. El día de la reunión, me llevé los dos libros de Platón para que los firmara, lo que hizo con mucha dificultad.
*Filomena Hirata es profesor jubilado de lengua y literatura griega de la USP.